14 La tía Alba
Lo dejo a él en la cocina y voy hasta dónde esta Hailey sentada sola en el sillón frente al tele y mirando el televisor apagado, supongo que quiere prenderlo, cómo tantas otras veces que ha venido a la casa de sus tías, pero ahora estoy yo y quizás se siente algo cohibida.
—¿Quieres que te prenda el televisor? —me siento dejando una distancia entre ambas, ella niega con la cabeza.
—Mi tía Maddy ¿Ya no será más mi tía? —dice casi en un susurro triste casi imperceptible.
—En realidad ella seguirá siendo tu tía, solo que ahora tendrás tres tías. Yo no ocuparé nunca el lugar de la tía Maddy.
—Ella levanta la mirada con los ojos brillantes.
—¿Entonces, tía Aida, tendrá dos esposas? —Suspiro.
—Algo así. Tu tía me dijo que te gustan los animales, yo estudié veterinaria unos años y me gusta hacer origamis ¿Quieres que hagamos un zoológico de origamis?
—No sé que es eso, Origamis —sonrío y me acerco acercando mi teléfono para enseñarle.
—Es esto —le muestro fotos y su rostro se ilumina— ¿Quieres que los hagamos? —ella asiente tímida— cariño —Maddy frena de repente y tengo su total atención— ¿Nos traerías hojas de la impresora unas 20? Vamos a hacer un zoológico de animales de origamis, también una tijera, regla, y un lápiz y/o bolígrafo.
—Claro.
Ella corre escaleras arriba a la oficina y baja con todo lo que le he pedido, Aida se acerca a mi espalda ya que ve a sus dos sobrinas a mi lado, apoyada una en cada brazo mientras decidimos sentadas en el suelo cerca de la mesita del living que animales hacer. Ella sonríe buscándome y la beso, cuándo Maddy baja y se sienta a mi lado, también la beso, Aida va a ayudarle a su hermano en la cocina y con Maddy nos ponemos a doblar papel de animales para que las niñas lo pinten. El zoológico tiene insectos, serpientes, dragones, delfines, tiburones y ranas, Maddy los dobla perfectos, no pasa mucho tiempo que Hailey termina entre mis piernas mientras le muestro cómo hacer una mariposa, Aida sonríe viéndonos desde la cocina, Maddy tiene entre sus piernas a Briget mostrándole cómo hacer pajarito.
—Ya está la comida a lavarse las manos —dice Aida y nos levantamos—, el que llega último es un huevo podrido —las niñas y Maddy corren al baño.
Llego al último así que soy el huevo podrido. Maddy les ayuda a lavarse las manos y a secárselas, la miro y me pregunto si algún día podríamos ser las tres buenas mamás. Las niñas salen corriendo y yo entro a lavarme las manos, Maddy cierra la puerta haciéndome entrar y me besa, nos besamos con algo de hambre, luego la abre y entra Aida, quién gira mi rostro hacía ella y vuelve a devorarme la boca cómo lo hizo la rubia, después es el turno de ellas.
—Ahora sí, vamos.
Llegamos al comedor y las niñas me han guardado un lugar en medio de ellas, Carter está en la cabecera, Maddy y Aida sentadas frente a mí con Caden en medio, se turnan para darles de comer. Dios, la postal de ellas con un bebé, me da demasiada ternura y las miro con amor, ambas levantan la vista al mismo tiempo para verme, me regalan una sonrisa.
—Yo quiero que la tía Alba se quede —dice Briget— ¿Se va quedar para siempre? —todas la miradas se enfocan en mí.
—Eso espero pequeña —digo y sigo comiendo.
—¿De verdad? —pregunta Maddy— ¿Te quedarás más del tiempo que acordamos? Para siempre es más de 9 meses, es una vida junto a nosotras y nosotras si queremos una vida junto a ti. De hecho si la teoría de la reencarnación es cierta, quisiéramos estar contigo hasta las vidas futuras a tu lado, Alba.
Es una declaración hermosa, y algo dentro de mí, se hace agua. Trago y sonrió, sin saber que responder muy bien, Aida me ve y sabe que estoy en un aprieto, así que interviene, cómo siempre para sacarme del pozo en que un comentario inocente me acaba de meter.
—Luego lo hablamos cariño. Pero la tía Alba, se va a quedar por ahora, aparte si mal no recuerdo queda una competencia de aviones después de comer ¿No es así? —su hermano me mira y me sonríe.
—Sí, con la tía Maddy vamos a hacer el avión más veloz de la historia, y lo llamaremos el unicornio rosa, con llamas a los costados.
Terminamos de almorzar y cada uno prepara su propio avión, hasta Aida se pone a doblar papel junto a nosotras, mientras Carter hace dormir al pequeño Caden. Deja al bebé en el cochecito y nos vamos afuera con cinco aviones, tenemos a unicornio rosa, AAM 3 que es el avión de Maddy bautizado con las iniciales de nuestros nombres, tornado veloz de Hailey, Almas gemelas es el de Aida y el mío es Tríada perfecta.
Carter es nuestro relator oficial, primero compiten el de las niñas y gana Hailey, luego nosotras tres y gana el mío, finalmente llego a la final con la pequeña y la dejo ganar, no me hace falta la victoria y ella parece muy feliz de haberle ganado a su nueva tía, festeja con su hermana el triunfo quien se olvida que ha perdido. Luego llega la hora de irme a trabajar ¿intento huir de lo inevitable? Claro que sí, casi medió al todo que terminamos teniendo relaciones en el sillón antes de que llegara su hermano, y si me quedo lo suficiente quizás se termine realizando.
Nos despedimos afuera de su hermano y los niños, él me mira y riéndose me susurra.
—Ahora te vas a quedar en la boca de las lobas a arreglar lo que les quedó pendiente. Suerte nueva cuñada.
—¿No puedes llevarme a trabajar?
—No —se ríe—, sin miedo al éxito —señala hacía ellas que me esperan en la puerta—. Ve que te esperan.
Se sube al auto y se va saludándonos con la mano. Sería infantil de mi parte subir corriendo, las escaleras apenas entre a la casa, entonces hago cómo si nada, pero estoy alerta, recogiendo los papeles de la mesita del living y mi corazón latiendo desbocado.
—¿De qué tan nerviosa cariño? —pregunta Aida, le hace señas a la rubia y me rodean ambas por cada extremo— aún quedan 45 minutos para que te vayas.
—¿Qué hacen? —miro el sillón para cruzar por encima, pero la mesita es otro obstáculo.
—Retomaremos el tema desde dónde lo dejamos esta mañana ¿Qué dices amor? —le cuestiona la pelinegra a la rubia.
—Me parece lo correcto. Nadie se irá de esta casa hasta que la duda quede despejada, creo que dos meses y medio es tiempo suficiente para pensarlo. Se siente la cama fría cuando se duerme sola, por eso fuimos haciendo la transición de a poco.
Ambas me sonríen y se acercan rápido, intento saltar el sillón por encima, pero solo soy una ilusa, no tengo muchos lugares a dónde ir, así que me rindo antes de siquiera continuar con el juego del gato y el ratón. Maddy me toma de la cintura y entre risas caigo encima de ella, Aida se coloca encima mío y otra vez estoy atrapada entre ellas.
—¿Comenzarás a dormir con nosotras? —me besa y me mira fijo con sus ojos verdes que parece que van a traspasarme.
—¿O necesitas un incentivo cómo el de esta mañana? —Maddy se acomoda besando el costado de mi cuello y comienza a bajar su manos por mi estómago, abriendo mis piernas para darle un mejor acceso a la pelinegra que se acomoda rápidamente— podemos convencerte si es lo que hace falta.
—Sí, trabajando en equipo, ambas podemos ser muy persuasivas —ambas atacan a cada lado mi cuello, y se me escapan varios suspiros—. Llegarás tarde a trabajar si no nos das una respuesta ahora, cariño —dice Aida—, o te dará un infarto, porque tus latidos están descontrolados.
—Sí, está bien, sí —exhalo en un suspiro.
Ambas se separan de mí, me van a volver loca, relajo mi cuerpo exhausta, tenerlas estimulándome por cada flanco me deja sin poder pensar o hilvanar las ideas.
—Genial entonces —Aida se quita y besa a la rubia que aún me sostiene en sus brazos. Mira la hora— te quedan 15 minutos para estar lista así te llevamos a trabajar.
Me quito de encima de la rubia que sigue aferrada a mis caderas y se para frente a mí.
—Solo dormir —digo dirigiéndome hacía las escaleras, mientras ellas están juntas a los pies del sillón.
—Por ahora —sentencia Madeleine mientras voy subiendo y yo solo sonrió, por que claramente sé que es solo por ahora.
Me dejan en el trabajo y estoy con una gran sonrisa y demasiado buen humor, en parte es mío y en parte es lo que me transmiten ellas, me subo al auto cuándo me buscan, pero antes de despedirme de mis compañeros que están parados en la puerta esperando que también los busquen me acerco al auto.
—¿Pueden bajar un momento?
Ellas se miran y bajan, se toman de las manos y yo tomo la mano de Maddy. Las presento a ambas con ellos cómo mis parejas, siempre las nombro es hora de que ellos las conozcan y lejos de juzgar, las saludan cómo harían con cualquier pareja que acaban de conocer, luego volvemos al auto, Maddy nos abre a ambas la puerta y se sienta atrás.
—Gracias —dice feliz desde el asiento trasero— al fin podemos conocerlos. Yo pensé que tal vez tenías vergüenza y por eso quizás no nos presentabas frente a ellos cómo tus parejas y por eso nos hacías dejarte en la puerta sin dejarnos bajar del auto y acompañarte a la acera al menos.
Me quedo un momento callada y pienso antes de responder, no siento vergüenza de ellas.
—No es por eso, es solo que quiero cuidar esto que tenemos. La gente puede y mucha veces es mal intencionada y no quiero que nada nos dañe o nos haga sentir mal —Maddy apoya su rostro en mi hombro, abrazándome desde atrás y Aida me toma de la mano.
—No van a dañarnos cariño —me dice Aida—. Con Maddy ya pasamos por eso y seguimos juntas, seguro que lo has pasado sola, pero nos tienes a nosotras ahora y digan lo que digan, estaremos las tres juntas.
Maddy asiente en mi hombro y me besa, yo sonrió. Tienen razón somos las tres, si estamos unidas, nada puede ser tan malo.
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