Capítulo 3: Fulgor Inquietante.
Todas las familias felices, no importa el prestigio o sus riquezas, siempre contarán con costumbres y enseñanzas propias, qué, si sois lo suficientemente observador, querido Pochi, entenderèis un poco de la intrincada genealogía de aquellos desconocidos u olvidados ancestros; lecciones interesantes, y puede que algunas más extrañas que otras; mientras unas toman el látigo de la obediencia y otros os mostráis felices, pudiera ser que no tanto en ser atados a estos, o bien en algún punto rompiendo las cadenas, aplastando craneos, incluso haberos desbordado por vuestras pasiones, bebido en compañía de vuestros propios hermanos del propio seno putrefacto y sanguinario, dejando que ese mismo liquido fluya dentro de su mismo grupo, haciendo que este creciese, adquiriendo como verdad aquello que les han inculcado. Motivo claro, de maravilla u horror.
Algo grabado en la mente y alma de cada grupo, familia, poblado, incluso reino, reglas tanto escritas como habladas de como se deben realizar las cosas del día a día, de la noche, incluso de como convivir con otros grupos, aunque deseen acabarse los unos a los otros, todo con tal de proteger aquello que consideren tradición o ritos necesarios para poder subsistir. Es curioso, Pochi, porque muchos no lo entienden, pero si os tomáis el tiempo de examinar minuciosamente las palabras y desvaríos de un loco, es posible que hallèis mejor dirección y sabiduría. Porque muchos leen las estrellas y en su soledad han escuchado los cánticos del viento y del aullido de las bestias no tienen tanto miedo, porque han aprendido de los zorros y su instinto se vuelve uno con la misma madre que los escupió.
Ahora, decidme qué ocurre si aparece otro más en la manada, excluido por su singular característica o despreciado por los altos, pues a la dispariedad temen y siguen temiendo, o bien alguien extraño que simplemente aparezca ahí y diciendo que hacer o no hacer, uno difícilmente creería que al ser el lider, deberían acatar cada pensamiento de éste, pero lo más natural, es que en el mejor momento que encuentren, se lanzaran al cuello de este forastero, o si este es listo y el sol lo bendice con fulgor y el hechizo de su fuego y calor, heredando, si no la elocuencia, al menos la suficiente gracia a algún habitante de esta tierra que de su suerte se regocije y compadezca, hallando en ello la engañosa esperanza, guiados por la mentira del altruismo, sumièndose juntos en la oscuridad, retando a las alturas o bien, ocasionando consigo discordia, confusión y conflictos internos. Experiencia personal, Pochi. No preguntèis que pasó... Si bien, es cierto que en la dispariedad también hay historias de viajeros provenientes de lugares distantes, o traídos, narran leyendas antiguas, del firmamento,capaces de unificar los corazones en pos de un propósito, inspirando valor y gallardía, dando forma a los grandes reinos, ganando renombre cómo partícipes y arquitectos, dignos de las magnificencias del cielo, he de deciros que son vistos cómo arpías, usurpadores, ultrajadores de los principios que los forjaron, sólo porque sus ideales, por más raquíticas que parezcan al juicio de los neófitos y necios sin entendimiento y voluntad, y es porque ninguno se plantea analizar el panorama completo de las cosas. Sí, acaban horriblemente corrompidos al abrirse paso dentro de ese gran y muy putrefacto concepto que conocebís cómo el mar eterno, he ahí el principio de los héroes caídos, corrompidos o bien, ese elegido puede tornarse en adversario, siendo culpado muchas veces de las deficiencias del mismo grupo o la descición de sus aliados. Atribuyendose atroces apelativos...
Hablando de reyes, os contaré la historia de Nim-Rhod... El primero de los hombres, gran guerrero y orgulloso cazador... Buen estratega también; nunca ha habido ni habrá alguien cómo él, Asmos podrá recitar versos a cerca de su amado Alessandro y Ragvald de Agder... Pero yo hablarè de la primera gran afrenta, porque también fue primero de todos y alto entre los reyes mortales. Por cuánto, también era singular, atrevido e insolente al creer que podría jugar y sentarse a negociar con los inmortales. Lo confieso, esa osadía me cautivó, no era mal muchacho, sólo muy agresivo y temperamental, pero nunca menos prometedor...
Supongo que le hubiese gustado mayor reconocimiento, sentirse más valorado o especial, no es que desestimasen sus esfuerzos, pero... Era un hombre, Poochi y por lo tanto, blandengue y mortal, estúpido... Pese a seguir siendo el más listo, porque temía al vacío, la muerte y el olvido. Y la angustia le precedía, podría decirse que lo comprendo... Es por eso que ninguno guardó con él contienda innecesaria, puesto que su existencia no era más que un suspiro... Así que decidieron seguirle el juego y hacerle creer que seguía siendo especial, cuándo muy en el fondo incluso él comandante más orgulloso y altivo conoce su lugar, y el de este hombre reducido a una marioneta con corona cuyo único valor era lo que vestía, un esbirro más... ninguno de los logros fue suyo en realidad, debido a que dejó el frente y de luchar, dejó de alimentar a los hambrientos, a los que ya nunca más faltó el libertinaje y entretenimiento, se volvieron perezosos e inútiles y gracias a las indulgencias de Nim-Rhod dejaron de cazar y arar, porque todo el tiempo, aunque le era difícil aceptar... Seguía órdenes de alguien más, o pudiera ser que más de uno, operando de entre las sombras. Escuchad esto, Poochi; los amos nunca reconocerán a otro cómo su semejante.. Y fue lo que todos siempre hallaron ocasión para mofarse de tan efímera presencia que representaba para nosotros....
Resulta, por el contrario irónica la manera en la que profesan las virtudes y hazañas de los hèroes y los reyes, ya sea relatos y canciones. No me mal entendáis, que más de una vez me he deleitado recitando las extensas epopeyas a Gilgamesh, o incluso atraverme hace muchos ayeres haber compuesto con Asmos una para Inana, pero la única realmente capaz de haberse robado una parte de mi corazón fueron los versos de La Eneida, sin duda maravillosa. Realmente les gusta seguir ponièndolos en pedestales y estatuas, como si los más banales instintos fueran desconocidos para estos, simplemente inalcanzables, deseados y alabados, pero no importa el brillo o las ínfulas que os pongáis, si al final de todo, si los observáis demasiado, comprenderèis sus anhelos, sus temores, sus más profundos y escabrosos deseos, pero también sus virtudes y fortalezas, que bien podèis medir con vuestras propias facultades y poder formular, en el silencio de vuestra soledad estrategias. Y así cómo debèis conoceros a vos mismo, también debèis apreciar vuestra soledad, pues nada es más destructivo y a la vez reconfortante que el poder de vuestra sombra, ya os lo dije antes; no le temáis, abrazadla, por más tortuoso que os parezca, es normal que os odie y también quiera mataros, por haberla sin razón encarcelado, pero si no os la encaráis y os volvèis uno con ella, nunca podrás hacer frente a lo que yace en el pozo de la desesperación. Si me lo preguntái, Poochi, incluso a mí me costó contenerla, y a diferencia de muchos, yo carecí por completo de guía o siquiera del fulgor del sol, en la penumbra, privado por completo del calor, muerto en vida, refundido con nada más que mí cuerpo despellejado, incapaz de contener los sollozos de un alma agonizando y un leproso, cuyo cadáver sirvió de alimento a las larvas y bestias que retaron de los ríos subterráneos, único medio de entretenimiento, y en verdad... llegó a resultar interesante el movimiento de los gusanos, en cómo estos avanzaban, o la manera en que los tejidos se torbaban negros y estallaba, a casusa de la hinchazón. Larga historia, Poochi. Algún día puede que la escuchèis. A lo que me refiero, es que estos pueden terminar cayendo en tentaciones igual a un campesino o un viajero. Es por eso que debèis, no sólo conocerlos a todos, sino examinar bien los terrenos, para idear posibles estrategias dependiendo de estos. Si estáis cerca, debèis hacerle creer que estás lejos y viceversa, si os váis, buscar que crea que venís de vuelta. Es gracioso cuándo los invade la angustia y poco a poco empiezan a volverse locos.
¿Por qué me río? Recordaba cuando hace tiempo, un antiguo viajero, un humilde y reservado "adivino", o puede que curador... niño prodigio, visionario de la tierra y del porvenir, discípulo de Gaela, su fallecida maestra, había visitado varios reinos, con sumo cuidado había visto como vivían, como viajaban, como se comportaban entre sí, y como antes estaban en disputas y las maneras de resolver los acuerdos, pero las pequeñas brasas de la incomodidad y la incertidumbre, pequeño Poochi, nunca los abandonaron, permanecían allí. Creo que me estoy adelantando.
Fue de este modo como un sencillo "adivino" se había ganado la confianza de los pobladores, poco a poco vislumbrando su conocimiento, para así protegerlos de posibles pestes, invasores y fuerzas oscuras , prevenía la hambruna con el provechamiento de la tierra y evitar alguna manifestacion poco fortuita del ambiente, iluminado con la luz de las estrellas guiando su camino. Esto hizo llegar a oidos de los más altos, sus gobernantes sus reyes. Lo habia logrado. Ahora estaba por "igual" ante ellos.
¡Ja! Si tan solo supieran que ya bailaban poco a poco en sus manos. Pero ninguno pudo evitar pensar que nunca se daba el credito adecuado a las cosas, era la "sabiduria" de esos reyes los que evitaban cualquier mal, cuando realmente era del adivino. No le resultó complicado pensar en cómo manejarlos. Un rumor por aqui, un ataque preventivo por aca. No era necesario hacer mucho más para que las llamas de la guerra se esparcieran nuevamente, buscando poner un nuevo salvador. Porque se dio cuenta que los mortales, con su hambre de poder, embriagados por la sed de sangre que los caracteriza, llegaron a niveles que no podrían haber sido predichos tan facilmente, dejando solo miseros vestigios de tan grandes poblados.
Puedo ver ahora como otros seres, bañados en gloria de luz o proclamandose aquellos resurgidos por el llamado de la oscuridad, empiezan a mover sus fichas sobre las cenizas de una tierra que apenas ha podido mantenerse, es por eso que es mejor observar, y cuando sea preciso, poner vuestras piezas en el tablero cuando ambos lados esten flaqueando.
Algo similar pasó en el reino de los elfos, sin embargo, hubiera sido interesante que las ideas de aquel ser pudieran haber sido plasmadas de mejor manera si se le hubiera dado más control o no hubieran sido tan limitadas, quizas estos seres se hubieran movido e forma distinta.
Era el sol que emergía del horizonte, abrièndose paso entre la espesa niebla y las penumbras, anunciando consigo el retorno del alba. Trayendo consigo la distintiva paleta de colores ultramarinos, tinturas violáceas, mismas que al difuminar se en el manto celeste tendían a tornarse rojizas, o incluso doradas y amarillas, irradiando hermosura y encanto del lucero de la mañana.
No obstante, pese al final del invierno y la esperanza con el rebrote de las flores y las bayas, con la próxima llegada de la primavera en Anuvin, la tempestad era cruel, porque no importaban en realidad vuestras fuerzas y sabiduría, la mucha o poca preparación para el advenimiento de la borrasca, porque nadie es completamente inmortal y de nada os sirve regodearnos en vuestra propia vanidad cuándo la muerte asecha. Es importante aplacar un poco vuestro orgullo. Porque así cómo hacen las busconas, la muerte no distingue, pues de todas los vulgos la mal llamaron la más grande de las perras.
Era común el silencio y la melancolía, vital para despertar sentimientos de solidaridad y supervivencia de la más bella y altiva de todas las razas, pues la taza de natalidad era corta, comparado por supuesto con el incremento de la mortalidad, debido más que nada a sus extrañas costumbres y al extendido periodo de fertilidad de sus damas, superior al de cualquier hija de los hombres, enanos o goblins, normal tendían a ser sus largos periodos de celibato y desinterés, aún de los varones. Motivo por la que tendía a ser extraño el exceso de libertinaje o matrimonios precipitados. Eso no significaba que tampoco hubiese parejas sin hijos o demasiado fructíferas, pero contadas resultaron las excepciones. Común resultaba observas los cielos con desasosiego e incertidumbre, y abrazar la dicha y esperanza con la llegada de nuevas estaciones, dando pauta al final de las agonías y el cese del llanto, porque común llegaba a ser, las madres que perdían a sus recién nacidos hijos. Asombroso siguió siendo el logro de alcanzar los seis años si sois hombre, y digno de celebración de llegar a dar los primeros pasos si sois de la cuna de los elfos, por causa de la hambruna y la debilidad. Cómo común, para los altos dormir en celdas selladas de hierro, encima del brazero.
Es por eso que despertó singular atención el estilo de vida, aún para las cortes más permisivas el estilo de vida del difunto rey Maglör II, cuándo surgieron rumores de la colección de hembras pertenecientes a su harem, rechazando en su mayoría contacto con altas cortesanas y concubinas nobles, no siendole ninguna suficiente, empezó a interesarse, primeramente por las elfas oscuras traídas de las minas en Zagros, por cuánto eran distintas... o bien, por driadas y mestizas, producto de la unión de humanos con elfos, e hijas de los Thuhir. Otros hablaron sobre el amorío con Lothara de Kavala, esposa de Aegor, señor de Carathur. Teniendo en cuenta que ella es una sátira y su marido un fauno... Y de los múltiples regalos otorgados, retenidos, por disgusto de su esposo.
Ahora, bien. Era el repiqueteo de los cascos de los caballos, así cómo el arrastre de las ruedas de los carros, junto con el impacto y la turbulencia generada al impactar con una roca o los baches del camino. Y no hubo más, que el graznido del cuervo mensajero alertando al guardia de la torre del castillo, obligándolo a llamar consigo a los suyos, yendo por el y atraparlo. Una vez obtenido el mensaje, notando la inscripción en lenguaje de runas, ajeno a la lengua común, o al Qüenya, idioma de los altos elfos. Se por un instante miraron las caras y aún más palidecieron, de las pocas veces que uno podría sentir un genuino temor, a la par que desasosiego y consternación. Por cuánto la noticia los paralizó. Entonces y sudando frío dieron grandes voces y tocaron la trompeta.
Entre tanto, la reina Medusa dio la orden de a sus criadas de vestirla y ataviarla para desayunar, ordenando preparar sus mejores viandas, estofado y venado para empezar, y pese al derroche y abundancia, el otoño bañaba las praderas y en el fresco ambiente ya se sentía el aura típica de la pesadez invernal. Un pequeño séquito de damas, algunos soldados y más cercanos de sus allegados la seguía siempre desde la hora de levantarse hasta la que se tenía que acostar, no llevaba mucho tiempo desde su coronación y ya se le hacía extraño el hecho de tan sólo caminar.
Y mientras andaba por los pasillos no hacía nada más que ponerse en silencio a reflexionar. Y pese a la calidez de las fogatas, o lo grueso del peso de sus batas, un escalofrío, atribuido al frescor de la mañana, pues pronto sería invierno, al contemplar las miradas, viendo de soslayo a sus súbditos, sin saber la razón le llegaba los huesos a calar, trataba de no darle importancia y avanzar, pero inevitable siempre fue para ella pensar. No obstante, fue el sonido de las trompetas, seguido del aviso del vigilante de las torres se hizo llegar y era que a lo lejos una grande comitiva acercándose a lo lejos se alcanzaba a atisbar.
-Mi reina...- Momentos después, uno de los guardias, de respiración agitada y pasos vacilantes, pero tratando de ocultar el cansancio, pues había llegado corriendo por todo el atrio del palacio para informarle de inesperadas vistas se hizo llegar.
-¿Que sucede, acaso son problemas? - preguntó la reina. El guardia tan sólo le entregó una carta, dirigida a ella, alcanzaba a pensar. Su nombre era Lion, joven entusiasta, cortada melena y mejillas sonrosadas y uno de los nuevos y más entregados mensajeros de la caballería, esclavo nacido bajo la casa de Heifwyn. -La reina de Bretania ha llegado con sus guardia. -informaba. A su vez que se reincorporaba, luego de entregar el documento. Tanta era la tensión y cosas muy presurosa e inesperada que muy tarde, para sus adentros se dio cuenta que olvidó mostrar respetos y hacer la reverencia. Fue en ese instante que un escalofrío recorrió su espalda y los párpados, ocultos debajo de su ondulado cabellos, sbitamente abrió. - La princesa y otros importantes señores vienen con ellos, y hablan acerca de lo que podría ser un arreglo matrimonial.
-No sabemos cómo proceder - dijo otro de los subditos que le acompañó - En estas circunstancias el rey o algunos se sus concejales se encargaría de estas cosas pero...
-Entiendo- dijo la reina. - Por lo pronto, permitid la entrada de sus hombres y dad de pastar a los caballos, conducidla a la villa de Vorn Gost y reservadle a la reina dignos aposentos aposentos, mientras... vemos que haremos al respecto - A pesar de las dudas, lo permitió. De este modo, una conferencia de emergencia con los sabios convocó, así como también el salón para el recibimiento de los invitados preparó.
Era plausible su impropia forma de actuar, ya que en todo su breve mandato, era la primera visita de alguno de los reinos humanos que recibió.
-¡Esto es inaudito! - la monarca exclamó. Fuertemente golpeó la mesa del concejo de reunión. Un soldado a los invitados había escoltado, mientras que en otra de las cámaras se suscitaba una fuerte discusión; hacía más de un año que matrimonio previamente establecido con el hijo del anterior regente se arregló, y de esta confusión nadie podía darle razón. Hacía tiempo que por ella y el hijo que entonces esperaba que lo derrocaron, al acusarlo del delito de felonía. Así pues, cinco de los elfos más venerables del concejo estaban con ella, así como la guardia que los acompañó; Heifwvn, Aryathin, Morphyas, Chandryean y Iowayn eran los nombres de sus casas y largas túnicas con guirnaldas en forma de olivo y flores de muérdago en sus cabezas, sobre sus melenas ataviaban. Y al igual que la reina, revestidos estaban en oro, plata y las más bellas esmeraldas, bastante alejados de la imagen de mesura y sobriedad que se esperaría de antaño.
Se encontraban casi siempre silenciosos, conocidos por ser grandes guías en tiempos de duda para la realeza, brindando gran apoyo en tiempos de posibles guerras y de desastres, los cuales se jactaban de haber evitado tantas veces. Así mismo, decíanse fieles a la corona, pero, en estás épocas tan turbias para el reino, de ellos mismos se dudaría, al verse humillados teniendo una mujer humana como cabeza de la patria. De aquello discutieron muchas veces antes y entre la corte misma se contrariaba, podría decirse que los partidos tambaleaban, pero acordaron ser cautelosos y servir, mostrándose leales hasta el momento adecuado.
-¡Esta carta venía dirigida para mí, yo tengo que estar presente...debo...- entonces , se cayó. Mejor dicho, fue de nuevo interrumpida, está vez por la voz Vannya, que pese a sus características androginos y de cierta forma mayormente femeninas, aún para propios estándares èlficos, porque vanidoso siguió siendo, pese a sus nueve pies de estatura e imponente porte, pues secreto a voces aún entre sus seguidores la manera en la que hacía enrollarse los cabellos en el atizador de su madre para tener los rizos perfectos. Ella apretó los puños. No le quedó más que rechinar los dientes viéndose otra vez también impotente en tan incómoda situación.
-Si me permite, mi lady, es cierto, como reina debe estar presente, lo que Mallehn quería decir es que este matrimonio podría abrir paso a nuevos comercios, por lo que es un asunto delicado, y al ser nueva en esto, puede estar presente, pero es nuestro solemne deber instruirla en ser prudente y tomar las mejores desiciones. -Fulminó el sabio de Aryathin. Y pese al modo en que le hablaron, no fue eso lo que en sus estribos desbordaron
-¡¿Por qué nadie de esto me habían informado antes?! ¡Esto no puede ser! - la monarca exclamó. Al tiempo que nuevamente dio otro fuerte golpe a la madera de la gran mesa de del círculo de reunión. Entonces, iracunda, apoyándose con las manos se reincorporó, apunto estuvo de gritar, pedir refuerzos o llamar a grandes voces y fueron sus bucles rojizos que cayeron cómo cascadas por sus pechos, sobre la mesa.
-Reina Medusa, debe mantener compostura - comentó otro de los concejales. Sin embargo, la propia gobernante tristemente recordó que de poco le hubiese servido, pues fuera de Lion y Vannya, realmente nunca tuvo a nadie. - Los asuntos con otros reinados no son algo nuevo y deben manejarse con la prudencia posible. -prosiguió. Y la mujer no le quedó más que fruncir el seño, tragándose consigo la inmensa cólera y calló...
Entonces la puerta se abrió, los opacos ojos castaños de Lion se dibujó el contorno de una figura femenina, bajo el enrojecido pelo tan frondoso y largo, cual grueso manto, con los puños en alto. A punto de atestar estuvo cuando girando la cabeza se volvió. Los preparativos estaban listos y todo puesto en el lugar provisto.
-Mil disculpas por la tardanza, su majestad - habló Wing, sabio de la casa de Chandryen, agraciado aún era su rostro y rubios los largos blancos cabellos que le llegaban sobrepasando la altura de los hombros, y pese a su joven rostro, no es la apariencia por la que se define la edad de esos elfos más hermosos - Hemos tenido dificultades con la nueva mandataria con algunas cosas, ya que se han vuelto algo... complicadas, lamentamos la tardanza.
-Es deber del mandatario hablar por uno mismo, sin escudarse y dar la cara en lugar de alguno de sus lacayos, podría hablar por ella misma en lugar de sus lacayos. - reprochó Boudicea, sobran las palabras para describir lo que en un momento le fue advertido a Cedeick y posteriormente al fallecido rey Prastagus a cerca de su vehemencia, en su juventud rasgos bien interpretados cómo orgullo o insolencia y vestigios de ese mal carácter, propios de la infancia y adolescencia.
-Tiempos duros estamos pasando y recientemente a me han llegado las cartas sobre los detalles, pero como ve, no hay rey, sino una reina y suficientes hijos no parido mi cimiente. ¿Qué podría daros yo, reina Boudica? ¿Y qué podría hacer mi reino para satisfaceros, señora de hombres? -Inquirió lo Medusa, situada, quién precisamente se paseaba por lo alto de los palcos del aposento alto, en dirección a las escaleras de caracol. - Oyendo Boudicea enfureció y su rostro se sonrojó, ofendida y casi por desenfundar su espada exclamó:
-Me habèis engañado, lug-thaur !-y en su propio lenguaje los insultó. -Pretendíais burlaros de vosostros, el hijo del anterior regente y vuestro propio consejo acordó una alianza matrimonial con mi hija Brigitte.
-Lord Ion Khelk ha muerto, fue ejecutado recientemente por traición, de dicho pacto nadie nos avisó. - y antes de que Tari respondiese, fue Rût, maestro de la casa Morphyas quién nuevamente por ella habló. Mayor en edad y experiencia que el resto de los sabios y junto con Vannya los más reacios protectores a la causa de la nueva monarca. Verde de era el color de la tintura de sus ropas, tal y cómo las esmeraldas, o puede que también el limo o los escarabajos.
-Vosotros habéis dicho que habría un matrimonio - vociferó esto, de cierta forma, pese a la reacción violenta que ella expulso de sus ser, como si una fiera contenida, mantuvo con firmeza el mango de su espada, dispuesta a todo para desenfundarla en cualquier momento, ya sea por la ofensa o burla a su honor. Medusa, algo sorprendida, pensó, aunque era cierto que le habían contado vagamente del tema, que había algo raro en todo eso, ya que, siendo un asunto importante, ninguno de su consejo le informó de un tema de esa magnitud, casi como si quisieran verla fracasar o algo más grave como la traición.
-Guardad vuestra espada y sentaos, esto se acabó. - Con nueva firmeza la de cabellos castaños sentenció. - Si una alianza deseáis, se os otorgará. Por esta noche, vuestras tropas y acompañantes serán tratados como se deben. -antes de despedirse, dándose media vuelta a los criados avisó- dadles comida y serviros de las viandas de mi reino -Ordenó Medusa, de mirada firme y expresión severa observó a su sèquito con extrañeza y consternación: -Soy la reina - para sus adentros se decía, y sin embargo... Hubo algo en las caras de los soldados y los sabios que la llenó de consternación, sí. Nuevamente de sí misma dudó. -Si esta noche así lo querèis...
Si hablamos de Boudicea, ella simplemente se limitó a alzar una ceja y observarla con extrañeza, una mezcla de estoicismo e incredulidad, porque había cruzado los brazos y volteado de reojo a varios de los elfos... Entonces se dirigió al más agraciado, de los mismos que la escoltaron y sonrièndole con arrogancia, agachar la cabeza le ordenó y este se inclinó.
-Buen, mozo... Me diviertes, te haré mi paje... - entonces, se dió la vuelta y el resto de la tropa en silencio la siguió... Tan sólo se vió la imponente figura de la reina Boudicea mientras se alejaba, enfundada en pesadas pieles de tejón y cuero de bisontes, soberbia y vanidosa, pues no recogía sus rizados y tupidos cabellos, rojos y enmarañados cuál melena de león, de ojos verdes y linajes bárbaros, pese a una ser hija de hombres, siguió siendo bastante alta, con sus seis pies y medio de estatura, igual o superior a la de muchos varones. ime, querido... ¿Sabèis cantar?
-Sí, my Lady. -respondió.
-¡TOCAD UNA TROVA! -Vociferó. Entonces, tanto elfos como los pocos humanos que le siguieron se dieron prisa por llamar a una doncella para que tocará el harpa - ¡CANTAD TODOS!
Mientras tanto, Vasá sobre los cielos se alzaba con gallardía y entre delicados sus delicados rayos impregnaba, en compañía de Arien, pese al avance de las estaciones del año, la espesura de los bosques, pues con el soplido del norte se movían entre los arbustos y las altas copas, muy pronto despojadas por el otoño del verde de sus hojas, porque se marchitarían y de color al de la sangre que múltiples veces sin motivo se derrama y el sarro del acero que se oxida, haciendo que estas cómo todo ser viviente también murieran, dejando entrever el esqueleto y la frondosidad de sus ramas.
Hacía no más de trescientos años la última gran guerra había pasado, y cien años del último periodo prolongado de crisis, por causa de las líneas suscesorias, cuándo aconteció que el último desciendiente de Maël, el sabio fue igualmente obligado a renunciar al lugar que por derecho les pertenecía, más por prudencia que por realmente estar conforme con el pequeño feudo que quisieron obsequiarles en compensación, adjudicándoles a ellos la bastardía... Curioso es el destino y también la desvergüenza e hipocresía...
Entre tanto, era el arrastre de las ruedas, así cómo el crujido que al impactar sobre las rocas y hierba seca del camino, junto con las voces de los jinetes, las voces de los vigías y el repoqueteo de los caballos anunciaban esa innegable presencia, para quién es consiente de que nunca se estará lo suficientemente sólo... Si bien, debido a la frondosidad del bosque y a disturbios, puede que no tan recientes, los caminos aledaños al noreste de Iscëloth habían dejado de resultar la mejor opción para transitar, sobre todo si agenos resultan los rumbos o estáis sólo...
Ahora bien, el transporte de mercancías siguió siendo algo usual entre pueblos y aldeas colindantes, así cómo el de recaudadores de impuestos, todos custodiados por guardias, mercenarios o algún tipo de seguridad, todavía podía ser común mirar los carroajes de la reina o las hijas de los teleri y los altos elfos recogièndo orquídeas y frutos silvestres, o bien dedicadas a la danza o al arte del asecho y la caza. Está no fue la excepción, sin embargo era diferente, pues se daban prisa para entregar provisiones y otros elementos necesarios para la proxima boda que se suscitaria en próximos días. Y pese a la naturaleza de semejante celebración, Äurel Ráhna, o Avathael cómo habría de heredar de su decrepito padre, había acordado en la realización de una ceremonia modesta y sencilla, por cuánto de adversarios temía, no obstante, se fijaron con dicha unión altas espectativas.
Se hallaban de esta manera las wënderm, en su mayoría servidoras del sèquito de lord Vanya y Aryathin, se hallaban en compañía de algunas criadas, obedeciendo las órdenes de preparar y divertir los acompañantes de la novia, de este modo y a pesar de las prisas, fue usual hacer al cochero detenerse, ya sea para merendar o bien, seguir instruyeron a los invitados de su huèspeda, pues se hallaban exhaustos y desgastados por el largo viaje... Motivo por el cual optaron por no abrumar tanto a la princesa Briggit y buscar que tomase algo de aire...
Y mientras el frío se disipaba, junto con la bruma que la luz del medio día difuminaba, era la mirada perdida de los ojos azules de la princesa Brigget, primera de su nombre, graciosa a la vista cómo su madre, y sin embargo... Tierno seguía su añiñado rostro y recogidos en una trenza de siete cabos sus cabellos, muy usual para las doncellas en el sur; sosegada y blandengue cómo muchas veces dijeron que era su padre. Se hallaba temerosa y con la cabeza gacha, aferrada a los dobleces de su vestido de terciopelo violeta, por cuánto también estaba por el viaje muy exhausta.
- El matrimonio con Lord Ráhna permitirá una mayor conexión y dominio de las rutas de comercio y reestructuración de los impuestos con los mercaderes que vienen de Callen Ollin y las estancias de Ríkruisce -Volvió a explicar Megara, en compañía de un sabio. - Así cómo la unión de ambas familias y vuestra dicha, my Lady... - sin embargo, obligación era lo único que ella podía entender. -
-Serè buena y dulce, Megara...
-No creo que mi lord considere eso tan importante, majestad -Interrumpió consigo la doncella que junto a su tutor los acompañaba. - Es bastante simple, no es meramente malo, sólo debèis darle un heredero... aunque sólo fuese uno, mi señora...
-Entiendo... -Le hubiese gustado responder algo mejor estructurado, pero el terror la paralizaba, intentó recordar las palabras de su madre, o el consejo de su fallecido padre, si tan sólo pudiese estar ahí... al principio llegaba para contraer nupcias con uno, luego se enteró del súbdito cambio de opinión y los acuerdos a puertas cerradas de su madre y eso la consternó todavía más.
-El control de las rutas favorecerá un mayor movimiento de mercancías, lo que ayudara tanto a nuestra milicia tener mayor territorio de control, así como tener la ayuda de los elfos, ya que su magia y conocimientos antiguos podría ayudar de mejor manera a nuestro reino. -Continuó el sabio Esgal.
-¿Que tipo de conocimientos podría ayudarnos? - pregunto Briggit en un intento por buscar aliviar un poco la presión, tratando de parecer interesada en los cuestionamientos políticos.
-Querida, al ser consorte de una casta elfica, es probable que podamos saber más de sus ciencias y conocimientos. Vuestra señora madre os aconseja ganaros su confianza... Es por eso que contrató a Älma ... -Dijo. Refirièndose a la elfa de largo cabello rubio y ojos verdes que los acompañaba. -Y os ha dado por sierva para que aprendáis todo lo que enseñe.
Mientras la joven princesa meditaba en silencio a cerca de lo que le decían, observaba con nostalgia el anillo de esmeraldas con el sello de la casa de su padre, lo único que entrelazaba entre sus dedos, algo a lo que realmente se aferraba a su ser, pues era el ultimo recuerdo que tenia de él. A diferencia de su menor hermana Seren, ella si pudo pasar tiempo con su padre; muerto a causa de una terrible fiebre hemorrágica, postrado semanas atrás causado por la caída de un caballo, y qué, al contrario que la reina, una todavía más joven Brigget lamentó amargamente su pérdida, pues verdaderamente le quería. A veces desearía poder mostrarse fuerte cómo lo hubiera esperado su madre, pero es que amaba más a su padre, porque le encantaba acompañarlo en las excursiones o seguirlo en sus comitivas, también las veces en que la instruía... Con su madre simplemente fue distinto. Apenas a sus trece años y el terror la carcomía, pues la idea del matrimonio arreglado la había dejado muy asustada, sudaba frío pese al clima y con dedos temblorosos, tomaba consigo el relicario, también herencia de Prastagus, con las runas de Ainè, a su vez que susurrando recitaba sus plegarias y que ésta fuera convertida en un ruiseñor o una gacela como siempre imploraba... Juró esforzarse, sin comprender del todo la importancia de su papel o la situación en la cual se encontraba, tampoco podría negarse, "Alejadme de aquí Dioses, salvadme" en silencio rezaba. Una plegaria para que cualquier cosa ocurriera.
-¿Què pasa si no soy de su agrado, Lady Älma?
-El amor es un lujo que podèis comprensar con muchos amantes, princesa... -.Interrumpió Glen, hijo de Oscar, sabio y sirviente del gremio de magos.
Le hubiese gustado sentir verdadero entusiasmo por el tema del matrimonio, más la incertidumbre la apremiaba... No obstante, sus pensamientos fueron interrumpidos por la violenta sacudida, producto de la repentina interrupción de su viaje, puesto que, de un segundo a otro el crujir de la madera, a la par que el no tan lejano grito del cochero, secundado por la turbulencia y violentas exclamaciones. Lo que pasó fue que el carruaje que iba adelante de ellos había sido detenido, quizá por algún agujero o haber atascado las ruedas, pero dichas conjeturas rápidamente fueron descartadas cuándo vieron, tras haberse asomado el trozo de tela levantado por el conductor, informando que estaban bajo ataque, sin embargo, rápidamente su diestra fue alcanzada por una flecha, pese a todo lo que uno podría pronosticar, consiguió ser lo suficientemente rápido para el resto...
-Ginger,Clessi... - fue entonces que a lady Brigget abrumó una creciente preocupación, debido a que, por funciones estratègicas, siempre ponían al señuelo adelante, está vez contenía a las damas de honor. -!Abrid la puerta, soy la..!- y en un súbito arrebato, una desesperada niña se abalanzaba, dando inútilmente fuertes golpes a la puerta, pero Älma intervino:
-¡Räd! - tomándola por la espalda, del cuello con una mano la abrazó y con la otra buscaba cubrirle la boca. He ahí qué, perfatándose del movimiento, dejó de resistirse y los ojos marrones de la princesa desbordaron en lágrimas... Y sucumbió, la elfa la soltó y carraspeando de rodillas cayó, la tiara de diamantes se cayó, ella amargamente lloró...
Mientras tanto, Megara, con sus oscuros cabellos y desaociego en su semblante, con la ventana entreabierta observaba a la creciente lejanía con preocupación; ninguno pudo percatarse a tiempo de las figuras que se asomaban entre la maleza, ocultas tras las ramas, observándolos desde lo alto de la copa de los arboles. Cualquier persona, bien podría haberlos confundido con ardillas, aves y tejones. Pero no quien ha visto a los elfos y montaraces que viven en el bosque; varias flechas impactaron a los vehiculos. Los cocheros, aunque alcanzados por estas, no sufrieron más que simples cortes, daños menores, pero dejándolos lo suficientemente alterados para soltar las cuerdas de sus caballos. Los demás que pudieron visualizar la señal, empezaron a prepararse para la retirada.
En medio de la fronda y lo profundo del boscaje, el terror se hizo presente, así cómo los agudos sollozos y quejidos de las doncellas. Siendo callados súbitamente por el sonido de una fuerte palmada.
-¡Räd! - ordenaba uno de ellos, a la par qué, y armado con una espada corta tiraba del pelo de una de las doncellas, obligándola a avanzar. Lo que pasó fue qué, los gritos lo alteraron y el llanto de las mujeres lo desesperó, a parte ella se resistía y la abofetó, no pudo hacer mucho para defenderse o pensar en algo, pues aún se trataba de una niña. Se tambaleó, pero no cayó al suelo, debido a que el elfo de la cabeza le sostuvo, tirándole del velo y luego de los rizos. No obstante, se trataban de saqueadores, seres que más tarde fueron vistos cómo viles rufianes y vulgares ladrones. Dos de ellos armados con sables. Mientras los otros diez restantes buscaban apuntar a distancia, con ayuda de los arcos. Habían matado a varios soldados de la comitiva, pero dejado vivo a unos cuantos, los cuales yacía dispersos y desmoralizados.
Las damas de honor, imaginaron lo peor cuándo les fue ordenado desvestirse también. Mas si os preguntáis a los hijos del bosque. Seguían de cuándo en cuando mirándose las caras, esperando que cualquiera dijera algo o recibir órdenes de Miriel, pues era quien los lideraba.
Los guardias que quedaron, unos fueron por refuerzos, otros simplemente se dedicaron a observar en silencio y con horror limitarse a mirar, pues nunca dejaron de ser muy cobardes. Tenían claro que también debían empezar a moverse, hacer retirada, marcharse de ahí lo antes posible, pero las flechas eran como trampas que impedieron que hicieran algun otro movimiento. Fue cuando se hicieron presente, aquellos ojos sesgados y finos se hacian presente, se trataba de elfos; cubiertos en mantas con placas y deslucidas, cómo el color de de la tierra y las estaciones para cubrirse entre las ramas de los árboles, moviéndose lentamente hacia ellos como animales que habían alcanzado a a su presa. A pesar de sus miradas filosas e intimidantes, los elfos se movieron con un ritmo constante, tan exactos, sus pasos eran seguros, en dirección alos carruajes, un grupo de estos doce individuos se dirigío a tomar cada cofre, bolsa, arcón, caja o urna que estuviera presente, ya sea llena de provisiones, joyas, ropa o vestidos. Tomaron de esta forma también a las personas, dejandolos todos en un solo lugar, rodeandolos y apuntandoles con sus espadas, dagas y flechas, haciendo presente ese pesado ambiente de incertidumbre y miedo que sentian los afectados.
Una vez asegurados los objetos, se debatieron si tomar o no a la princesa de rehen, mas su identidad o una vaga idea de su aspecto,es era desconocido, no teníendo idea de que hacer, tomado en cuenta de que las niñas presentes vestían de manera identica, cubriendo sus rostros con velos pero aun mostrando un semblante temeroso ante la situación.
Uno de los elfos apunto directamente su daga a una de las chicas, con ademán de lanzarla, esperando evaluar de los guardias o de las propias féminas ante el peligro que se cernía sobre alguna de ellas, mientras les fue ordenado quitar el velo de sus rostros. Muchas de ellas cerraban los ojos, otras, llorando, bajaban su cabeza, y otras sólo desviaban la mirada.
He ahí cuándo la voz de nishie se hizo presente, obligàndolos a todos voltear.
- Deteneos- exclamó. -¡Parad! - Su nombre era Irimë, nombre común en las comunidades colindantes con Ango Amond. Situado más al sur, cercano al paso con Razhug Nakal. - ¿Os habèis vuelto locos? - imaginad la extrañes a de las rehenes al observarla emerger del fondo, entre la espesura de la niebla, avanzando. Y era la desgastada capa que cubría los largos cabellos de su cabeza, a la par de aquellos cristalinos ojos verdes-¿Es que acaso no habèis visto que otros carros se fueron? - hizo una pausa. Estaba igualmente vestida que los soldados, pero a la vez diferente, porque la falda que portaba era ligeramente más larga. Prosiguió ; - Es posible que la princesa haya escapado con ellos
-O pidan refuerzos. -Intervino Aegir, nombrado así por causa de su barba rubia y su semejanza con los habitantes en el norte.
-Vos no sois así Miriel...-Dijo. en cuánto al comandante, este tan sólo le dedicó una mirada de desaprobación, claros eran sus cabellos, dando en ocasiones la impresión de ser blanco, pues era albino, y cómo el topacio el color de ojos. Inferior en estatura, pero mejor vestido y de aspecto menos desgastado que el de sus subordinados. Y sin embargo, pese a su juvenil apariencia.. su semblante denotaba la crudeza de los tiempos y la amargura de su miseria. Este apretó los dientes y el seño frunció, no pudo evitar soltar un bufido de molestia, al tiempo que de un empujón buscó apartar a la mujer cuándo esta a él se dirigió y tocarlo intentó. Sin embargo, eso no la frenó -¿Dónde quedó la sabiduría? - y más que una recrminación, las palabras de la elfa fueron semejantes a súplicas o puede que a las plegarias de las almas perdidas.-Tened piedad. No sois así... Se que tenèis honor. Sólo son unas niñas, no dejan de ser nobles bajo la protección del reino. Pienso es vuestra seguridad, pienso también en vuestros planes y vuestra eficacia. Sólo tomemos todo lo que podamos antes de que venga los refuerzos.
En cuánto al comandante, poniendo los ojos en blanco, a regañadientes por esa vez aceptó, no por caballerosidad o clemencia, o el afecto de su amante, porque temía ser capturado. Había pasado a considerarla incluso un estorbo o una molestia el siquiera oírla o hacer caso a sus ruegos.
He ahí qué paso presuroso, empezaron a despojar a las doncellas y el resto de sus cuidadores de sus ropas, más por causa de irimë les fueron otorgadás cortinas y permiso de conservar sus cubirse del frío y la vergüenza de su desnudez.
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Notas de autor.
Vasá o Anar, dios de la mitología elfica que encarna al sol. Custodiado por Arien, guardiana de su barca celestial, otro ente luminoso puro de fuego.
Räd o Rat, en elfico es más una orden directa para comunicar que se avance.
Wen o Wendel, quiere decir "Doncella"
Nishie, pronunciación literal de Nissie, que en lenguas elfícas significa "Mujer" (o en este caso, un término genérico para denominar a cualquier especie de hembra).
El nombre de Aegir hace referencia a la raza de dioses de la mitología vikinga. Hijo del gigante de Fornjot, hermano de Loki (antítesis de Odín)
Aegir es el nombre del dios del océano de la mitología vikinga. También representado cómo un símbolo de fuerza y virilidad.
*** Curiosidades, los elfos generalmente son imberbes, se han reportado casos de elfos con barba, aunque no suelen ser demasiados, es más un tipo de mutación o anomalía genética entre ellos. Lo cual podría atraer casos de rechazo o discriminación o simplemente aversión entre ellos. Motivo por lo cual se resalta está peculiaridad en el caso de Aegir.
El sountrack se llama: Memories of Lucifer.
https://youtu.be/Dub-I6kB0FE
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