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Parte 4: Sinergia 2/2

Al día siguiente no hubo consecuencias, los profesores ni siquiera notaron la ausencia, salvo en el caso de Jungkook, quien inventó con carita triste —de las que convencían al mundo que era un buen niño víctima de las injusticias de la vida— que se sintió enfermo esa mañana. Los prestigiosos estudiantes como él siempre tenían mayor atención encima y el beneficio de la duda.

Jimin sabía que su inteligencia estaba puesta en lo artístico, lo corporal, un mayor desarrollo en lo viso espacial, por lo que los profesores reconociéndolo, no presionaban en exceso, solamente lo necesario para calificaciones buenas y lo eran, pero sus aspiraciones se alejaban de carreras universitarias tradicionales. 

Su talento estaba en la danza y el canto, al menos eso último lo escuchaba a menudo cuando participó en el coro hasta que bailar terminó absorbiendo gran parte de su vida. Se había entregado con todo el gusto del mundo. De la misma forma que lo hacía a los brazos de sus novios/amigos/compañeros de vida recientemente.

Aunque apasionarse y destinar su futuro a su sueño requería sacrificios, era consciente de ello cuando su cuerpo reclamaba un poco de descanso después de repetir la rutina, había perdido la cuenta de la cantidad. "Una más". Secó el sudor de su frente con una toalla de One Piece —regalo de Taehyung—, bebió agua, recuperó el aire y se dispuso a continuar.

También agregó como nota mental trabajar más cardio en el gimnasio. Quería y necesitaba más resistencia.

Estaba tan concentrado que fue una de sus profesoras que insistió que parara, había sido mucho y que no quería que su "bailarín prodigio", terminara con los músculos fatigados y en el peor de los casos lesionado.

Obedeció, volvió a secarse con la toalla y se cambió por una camiseta seca, deseando más que nunca una ducha caliente y llegar a su cama. Después le escribiría a sus menores.

No fue necesaria la parte de enviar mensajes. Se topó con ellos a la salida de la academia, haciéndole brincar de la sorpresa cuando Taehyung gritó "Jiminnie~" con esa voz grave que le encantaba.

—Te hemos esperado casi por una hora, pensábamos que terminabas más temprano —comentó Jungkook acariciando una de las mejillas calientes—. ¿Estás muy cansado?

—Estoy bien...si me hubieran dicho que vendrían me habría desocupado antes, se suponía que no nos veríamos los tres.

—De haberte avisado habríamos arruinado toda la sorpresa —explicó Tae sonriendo.

—¿Sorpresa?

Jungkook codeó a Taehyung para que no siguiera hablando.

—Nos desocupamos antes y pensamos en pasar por ti —dijo despreocupado.

—¿Quieren hacer algo en particular? Aunque primero quiero pasar a dejar las cosas a mi casa y darme un baño...

—Hazlo en la mía.

Jimin asintió extrañado ante el tono exigente. Más aún cuando Taehyung le quitó el bolso deportivo para cargarlo en su lugar y Jungkook la mochila.

—Tanta amabilidad me está asustando.

Los dos menores se miraron de manera cómplice e ignoraron el "¿qué?" murmurado por Jimin. Actuaban demasiado raro y siempre que Jungkook estaba involucrado en algo así implicaba un plan ligeramente perverso.

Al entrar a la casa todo se veía normal y silencioso. Casa vacía y Jimin ya sabía que significaba. No iba quejarse, pasar una buena noche con sus dos novios preciosos siempre era un buen panorama. Una hora de descanso, ducha y recuperaría las energías.

—¿Y cuándo pensabas contarnos que fuiste seleccionado el mejor estudiante de la academia de tu generación? —cuestionó Jungkook empujando al rubio hacia la mesa.

Jimin se sonrojó y la emoción apretó su pecho cuando vio un pastel que decía "felicidades" con letras de chocolate. Quería agradecer, pero las palabras no salían. Casi se sintió culpable por anteponerse pensando que Jungkook había elaborado alguna especie de travesura —no sería la primera vez tampoco—, pero ahí estaban dos de las personas más importantes en su vida celebrando un logro que aún no se había atrevido a contarles, debido a que ni siquiera él mismo estaba convencido que fuera así.

—Tu madre nos contó —aclaró el menor.

—También nos dijo que habría una presentación el otro mes...

—¿No nos pensabas invitar?

—Lo dejamos mudo...

El rubio extendió los brazos para rodear a sus amigos y besar fugaz sobre los labios de ambos. Sentirse feliz era poco.

—Por supuesto que los pienso invitar, aunque quería perfeccionar la coreografía antes de hacerlo.

—Vas a brillar, Jiminnie —Taehyung besó su frente.

—Me molesta cuando dudas de tu trabajo —Jungkook pinchó en sus costillas con dos de sus dedos.

Jimin sabía que la inseguridad y la  ansiedad podían jugarle en contra, eran sus defectos. Le aturdía el reconocimiento, era embriagador y gratificante. Difícil de conseguir y más aún de mantener.

Entonces aparecían dos chicos maravillosos a darle un soporte y ayudarle a regular sus niveles de autoexigencia. Los apretó con más fuerza contra su cuerpo hasta que recordó que necesitaba un baño después de las horas de práctica.

—Necesito una ducha...

—¿Si comemos pastel y después te ayudamos con el baño? —sugirió Taehyung abrazándolo por la espalda.

Jungkook se adelantó a la respuesta y fue a preparar té, preguntando desde la cocina de qué tipo querían. "¡Verde!" había exclamado Jimin, quien se sentía turbado, pero al mismo tiempo muy bien al ser mimado por los dos.

Pastel, té y varios besos dulces. Imposible no estar satisfecho.

Aunque fue el principio, porque apenas terminaron de comer y dejaron la tetera vacía, Jungkook lo guio al baño, permitió que fueran quitándole una a una las prendas y disfrutó de la suavidad de las manos que esparcían y limpiaban el jabón.

No era muy cómodo intentar un baño entre los tres, el espacio era ajustado y siempre dejaban el suelo con agua y espuma, pero las pieles mojadas en fricción era lo que hacía agradable la experiencia.

—Me siento como un niño —rio ligero cuando Jungkook secaba su cabello con la toalla—. Tendré que pedirte ropa prestada.

—No la necesitarás por ahora.

—¿Qué planeas, Kookie?

—Nada que no vaya a gustarte.

—Confía en nosotros —agregó Tae, terminando de secar su espalda.

Y lo hacía, porque no puso resistencia cuando Taehyung vendó sus ojos y Jungkook riendo lo cargó sobre uno de sus hombros con facilidad, dejándole caer con cuidado en la cama. También dejó que ataran sus muñecas, recordando la ocasión que Tae lo sometió de manera similar.

Literalmente se entregaba a ellos con ojos cerrados, sin embargo, su instinto de buen hyung lo alertaba respecto a un pequeño detalle.

—Jungkook, no me digas que estamos sobre la cama de tus padres —se alarmó al percibir que el espacio era amplio considerando como se hundía el colchón y las dimensiones de la cama de su dongsaeng que ya conocía a la perfección.

Supo la respuesta de inmediato cuando escuchó un par de risas.

—¿Cómo se supone que miraré a tus padres sin avergonzarme por mancillar su habitación?

—Después cambiamos la ropa y no se darán cuenta.

Jimin suspiró resignado y no del todo convencido, aunque no podía mentirse, muy en el fondo era de las situaciones que disfrutaba cuando rayaban en el borde de lo inmoral, como toquetearse en espacios públicos y pasar desapercibidos. Exquisita adrenalina agitando su pecho.

—Tenemos un pequeño juego, tendrás que adivinar cuál de los dos te está tocando —explicó Jungkook deleitándose con la imagen de su novio sometido en total confianza a ellos.

—Si te equivocas habrá un pequeño castigo —agregó Taehyung con la voz ronca que enviaban escalofríos agradables bajando por la espalda de Jimin.

—¿Comenzamos?

Gimió expectante cuando sintió un cuerpo tibio aproximarse a su lado, tomar su rostro y atrapar sus labios. El aroma, la forma en que presionaba y jugaba con su lengua era indiscutiblemente de Jungkook. En eso no podía equivocarse, distinguía la manera de besar de cada uno.

—¿Kookie?

Supo que acertó cuando su erección ansiosa de atención fue envuelta en el calor húmedo que recorrió la extensión y se apartó, dejándolo con ganas de más. Jadeó entre complacido y frustrado cuando alzó las caderas buscando contacto.

Labios contra su cuello, trazando un camino hasta su clavícula. Concordaba que los ojos vendados aumentaba la excitabilidad al tacto.

—Taehyung.

Escuchó un par de risitas. Error. Lo confirmó cuando le hicieron voltear y recibió un fuerte golpe de palma abierta sobre uno de sus glúteos. Soltó un quejido por el ardor hormigueando y extendiéndose en el área. Definitivamente Jungkook.

Manos calientes se deslizaron por su espalda junto a un par de besos en la nuca. Las caricias amplias y firmes amasando la piel eran comunes de Taehyung.

—Tae.

Acertó dado que una descarga placentera lo sacudió cuando su pene fue atrapado por los dedos largos, apretando con la fuerza justa, subiendo y bajando un par de veces. Solo eso. Una recompensa muy corta. Pidió más, pero fue ignorado.

Lo siguiente que percibió fue una boca envolviendo uno de sus pezones, lengua empujando, labios apretando. ¿Taehyung? ¿Jungkook? Trató de agudizar sus sentidos restantes, de distinguir el aroma, eso podría ser una buena pista, pero estos se entremezclaban y la fragancia lo aturdía tanto como el efecto de las caricias que no podía observar.

—¿Jungkook?

Error nuevamente. Taehyung separó sus piernas y mordió la piel delicada al interior de sus muslos. Soltó un quejido e involuntariamente retrocedió.

—No tan fuerte.

—Si no hay un poco de dolor no es un castigo —recordó Tae.

Siguieron unas manos recorriendo sus costados y besos que viajaron desde el pecho hasta su vientre. Ahora sí era Jungkook. Diferenció las notas sutiles, el aroma y la forma de hacer presión no eran las de Tae.

—Kookie —ronroneó esperando su premio breve.

El menor se ganó entre sus piernas, empujando con movimientos sólidos. Fricción directa en su erección caliente que molestaba y exigía.

Instintivamente forzó sus muñecas a zafarse de la amarra sin éxito, deseando poder sujetarlo e impedirle que se alejara. Las malditas recompensas bordeaban el castigo, ya que lo dejaban con unas ganas terribles que le hacían resoplar derrotado.

Otra vez las manos masajeaban, ahora sus muslos. Tacto consistente que dibujó la forma que marcaban los cuádriceps. Sabía que a Jungkook le gustaban sus piernas, recordaba que se lo dijo un día que se quejaba por lo estrecho de un pantalón que apenas subió. "Es uno de tus mayores atractivos, no sé por qué reclamas", incluso había admitido que querría trabajar para tener unos muslos más gruesos y definidos como esos.

—Kookie.

A Taehyung también le encantaban sus piernas, manoseaba sus muslos con ímpetu cada vez que podía. Un pequeño pinchazo causado por los dedos del castaño pellizcando un pezón le hizo gemir agudo.

Sus novios querían matarlo ahí mismo, eso era seguro. Su corazón latía desesperado y su respiración estaba agitada, incluso igual o más que en una sesión intensa de práctica.

Las caricias continuaron, Jimin afirmaba con total certeza que no había espacio de su cuerpo que no hubiera sido explorado. Varias veces acertó y era una tortura en sí misma estar al filo de un orgasmo gracias a los dedos y las bocas estimulando zonas sensibles para luego detenerse abruptamente.

Cuando se equivocaba había nalgadas, succión que dejaba marcas y mordidas que oscilaban entre el dolor y el goce.

Por favor.

A tales alturas sollozaba y rogaba que lo acariciaran un poco más, que estaban agotando su resistencia.

Uno de ellos soltó sus muñecas y extendió el brazo para intentar tocarlo sin conseguirlo. Sujetó su mano, besándola antes de llevar los dedos a su boca. Lamiendo, dando mordiscos cortitos, percibiendo la suavidad mojada deslizarse por sus yemas. No tenía idea, en ese momento estaba rendido y receptivo, dejándose palpar, pronunciando sus nombres por mera intuición.

Lo siguiente que supo fue que su mano era guiada y sus dedos estaban atrapados en el tibio interior de uno de sus compañeros, no dudó en empujar y tantear, quizás haciéndole gemir sabría a cuál de los dos estaba tocando.

Su plan no tuvo el resultado esperado; los ruidos ahogados no le dejaban diferenciar. Menos capacidad de armar puzzles con pocas piezas tuvo luego de percibir la sensación fría del lubricante y dedos entrando, saliendo, dilatando.

Arqueó la espalda y estaba convencido que acabaría en cualquier segundo, bastaba algo de presión en su próstata sensible y listo, la tensión caliente bajo su vientre sería liberada.

Se debatía entre dejarse ir o aguantar.

Tuvo que tomar la poca fuerza que le quedaba para concentrarse y no hacerlo cuando su pene fue apretado por esas paredes estrechas. Llevó las manos, por fin libres, para delinear la piel, sintiéndola como el terciopelo cubriendo músculos definidos. Era Kookie. Bajó por su abdomen para sujetar la erección palpitante y que ardía tanto como la propia. Ellos también habían estado aguantando y prolongando el juego.

Juego que para Jimin sería una experiencia inolvidable. Demandaría una repetición, pero desde otra posición a futuro.

Cuando finalmente quitaron la venda de sus ojos pudo verificar que era Jungkook quien estaba sentado en su regazo, hundiéndose profundo y Taehyung que se abría paso en su interior, llenándolo por completo.

No le quedaban fuerzas, pero la mayor parte del trabajo no la realizaba él, balanceaba las caderas por reflejo, imitando el ritmo que imponían los dos chicos que querían arrastrarlo a la locura. Los besos desordenados y las uñas cortas arañando sus hombros no contribuían a que retornara la cordura. Se limitaba a gemir, gruñir y pronunciar sus nombres entrecortados hasta temblar cuando el interior caliente se contrajo brusca y repetidamente. Pudo terminar. Lo hizo abrazando al menor y apoyando la cabeza contra su pecho, ahogándose en su aroma mezclado con la sal.

Un par de estocadas más y Taehyung acabó dentro de Jimin, quién se había desplomado con la espalda sobre la cama.

Los tres cuerpos quedaron casi inertes, respiraciones pesada y extremidades laxas. No había energía para incorporarse.

El raciocinio volvió a Jimin.

—Olvidaron los condones...

Entonces la voz de la madre de Taehyung resonaba en su mente diciendo "cuídense" y sentía el reproche de su suegra a la distancia.

—Pareja única —intentó justificarlo Jungkook.

Tae utilizó el resto de energía que le quedaba para arrastrarse hasta Jimin y Jungkook tomándose su tiempo para besarles lento y perezoso.

—No te preocupes por eso ahora, ni por la ropa de cama que cambiaremos mañana —se adelantó conociendo de antemano las preocupaciones del mayor de sus novios.

—¿Satisfecho? —Jungkook preguntó sonriendo cansado.

—Mucho.

Y en verdad lo estaba. Pensaba cuando Taehyung decía que hizo algo muy bueno en la vida pasada para tenerlos en la actual y Jimin creía que algo similar aplicaba a él.

Debió haber sido una persona abnegada o un héroe anónimo para ser recompensado con la compañía de dos chicos increíbles que se esmeraban en complacerlo. Los amaba tanto que creía que no le cabía en el pecho el sentimiento.

—Te amamos, Jiminnie.

—Demuéstranos tu amor ocupándote de nosotros, no tenemos energía y eres al único que no le partieron el culo hoy.

Jimin lo miró con reproche, tanto por el vocabulario como por quebrar la atmósfera dulce.

—¿Qué? Te gusta que hable sucio y acabamos de follar, después me regañas.

Hizo un puchero y Jimin no se resistió, eran una debilidad y Jungkook sabía muy bien cómo ocuparlas. El mayor tiró de él para exigir un beso pausado.

Taehyung llegó cargando toallas húmedas y con movimientos lánguidos se ocupó de tallar sin fuerzas sus cuerpos. No tenía quejas, disfrutaba de cada detalle y recorría cada lunar.

Las expresiones risueñas y agotadas de sus novios eran una de las mejores imágenes del mundo. Debería tomarles una foto. Jimin tenía una de los tres como fondo de pantalla —no posterior al acto sexual, sino de la salida a la playa—. Tae quería una con ojos entrecerrados, mejillas rosadas y labios hinchados. Justo como estaban ahora.

—Son los mejores —dijo el mayor con voz cansada, acurrucándose entre ambos.

—¿Puedo tomarles una foto?

—En otro momento, Tae —respondió el menor con el sueño pesando en los ojos.

Dormir juntos tenía un efecto tranquilizante y era potenciado después de una actividad agitada. ¿El problema? El sueño profundo que no dejaba escuchar las alarmas. El problema mayor: Jungkook mirando su móvil y sacudiendo a los otros dos avisando que sus padres llegarían en una hora. 

Aún no limpiaban la evidencia y Jimin de un salto, olvidando cualquier dolor en su cuerpo fatigado, pasó toscamente por encima de Tae y corrió a abrir las ventanas.

La torpeza era otro elemento compartido. Ni siquiera Jungkook estaba exento. Su rostro palideció cuando sus padres preguntaron por qué había un edredón diferente en la cama, siendo salvado por Taehyung y su buena capacidad para mentir cuando se lo proponía:—Queríamos ayudar a Jungkook en el aseo de la casa. 

 Jimin asintió, además tenía un paño de limpieza en la mano que aportó credibilidad. Los adultos sonrieron satisfechos.

Coordinar y potenciarse era la esencia misma de su relación.
 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
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Si llegaste hasta acá, gracias por leer <3

Les mando cariño infinito a las personas que le han dado amor a esto ;A; contribuyen en aportar un poco de felicidad en mi cotidianeidad.

Solo quedan dos extras que trataré de subir pronto >u<

Gracias de nuevo~
Dejo una foto de las lindas piernas de Jimin 💕

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