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Parte 1: Exclusión

Que sus dos mejores amigos estuvieran saliendo cambiaba algunas cosas en la rutina que antes compartían los tres. Jungkook lo extrañaba, a veces quería ser un poco egoísta y volver el tiempo atrás, a esas tardes después de la escuela en las que agotaban la vista frente a la pantalla jugando videojuegos en lugar de estudiar —más bien Taehyung y Jungkook dándole la paliza de la vida a Jimin y su escasa coordinación mano-ojo, quien se quejaba de la injusta situación porque los otros dos era muy buenos— o las noches maratónicas de series y películas. Noches en las que terminaban durmiendo en la misma cama casi al amanecer entre un enredo de piernas y brazos.

Echaba de menos formar parte de un pequeño clan. Ahora se sentía un poco ajeno. Al menos aún almorzaban los tres.

—Abre la boca Tae-Tae —dijo Jimin con una porción de carne entre los palillos.

Para Jungkook la situación superaba los límites de la cursilería, especialmente cuando Taehyung emitió un "Ah~" al abrir la boca.

El menor soltó un bufido y se metió más comida para no hablar, para no decir algún comentario resentido.

—¿Quieres también Kookie? —ofreció con una sonrisa de ojitos cerrados.

Jungkook pensó en negarse, pero no quería que ese montón de emociones negativas —suyas, de las que se tenía que hacer cargo porque nadie más era responsable de ellas—, terminaran por surcar las amistades más importantes que tenía. Luchaba por tomarse las cosas con madurez.

Asintió y abrió la boca para recibir la comida. No quería sentirse excluido. Sabía que sus amigos trataban de mantener unidos a los tres, incluso evitaban besarse frente a él cuando notaron que Jungkook se veía incómodo.

—¿Qué harás mañana por la tarde? —preguntó Taehyung acostándose en las piernas de Jimin.

—Tengo que entregar un trabajo de historia y no llevo nada hecho.

—Mañana con Tae-Tae iremos a una exposición de fotografía, ¿quieres venir?

—No puedo.

—Para una próxima será —susurró Tae con voz somnolienta cerrando los ojos, dejándose envolver por las suaves caricias en el pelo.

¿Mañana? ¿No podían postergarlo un día más? A Jungkook le encantaba la fotografía y se preguntaba por qué no le pudieron avisar antes, planificarlo juntos, incluirlo, y no a última hora como si fuera casi una obligación.

En esos momentos se sentía fuera, en una isla diferente a la de sus dos amigos, por más que trataba de convencerse era él quien se aislaba.

—A la próxima lo planificamos con más tiempo —dijo Jimin como si le hubiera leído la mente.

—Solo no olviden avisarme.

Jimin asintió y Jungkook se percató de la mirada triste. Suspiró resignado y buscó un pequeño desquite inofensivo. Acababa de restar puntos de madurez.

—¿Me dejas dibujarle un bigote con marcador a tu novio?

—Claro.

Y volvió a sonreír, así estaba mejor, el mayor tiene una sonrisa muy bonita, fue lo primero en lo que se fijó cuando se conocieron siendo unos niños y también una de las primeras que le provocó un hormigueo en el estómago, al cual no quiso otorgarle mayor atención y significado. Tampoco al efecto de sus otras caricias. Ni cuando se quedaba observando su cuerpo tonificado —producto del baile y las horas en el gimnasio— en los momentos que se cambiaban juntos de ropa. Solo curiosidad, se autoconvencía.

Había un sinfín de cosas relacionadas con Jimin que veía con los ojos entrecerrados, de esas que estaban en los límites de que existían y que no. De intuir saber hacia dónde apuntaba y a la vez pecar de ingenuo, siguiendo el curso de acciones de un desentendido.

Continuó manchando de negro sobre los labios y Taehyung despertó cuando el bigote estaba a medio dibujar.

—Soy tu novio, deberías protegerme de nuestro diabólico dongsaeng —se acurrucó, ocultando su rostro en el regazo ajeno.

—Te ayudaré a limpiarlo antes de volver a clases —los dedos trazaron caminos por sus mejillas.

Jungkook miró la pequeña mano de Jimin, rellenita y suave. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, regalaba caricias confortantes. Se negaba con más fuerza a admitir que quería mimos de parte de Jimin y sus manos delicadas en ese instante, de ganarse en sus piernas al igual que Taehyung.

"Estás siendo un crío caprichoso", se regañó. Porque ahora que era más difícil, quería todo. Atenciones y cariño.

Guardó el marcador negro y cuando levantó la vista se topó con la mirada de Jimin cargada con cierta intensidad que no sabía cómo definir. Le estremecía.

—Hay que volver a clases —anunció con pequeñas palmaditas sobre la mejilla de Taehyung, quién se quejaba y estiraba con pereza.

Que Jimin lo mirara así, hacía todo complejo. Que mesara su cabello de forma cariñosa con sus dedos cortitos lo hacía todavía más.

La parejita partió primero y Jungkook se quedó unos minutos más, forzándose a no pensar en el mayor del grupo. Después de todo él los juntó, no tenía sentido considerar que ahora tenía algo sin resolver, sentimientos confusos con Jimin y deseos mal enfocados. No era justo para ninguno de los tres.

Jungkook más que nunca no quería ser egoísta. No con ellos.

Todavía recordaba como movió las fichas para juntarlos. Cuando partió por hacerle confesar a Taehyung a través de una seguidilla de preguntas antes que tuviera tiempo de llamarlo "celoso" e intentar besarle la mejilla.

—...Entonces creo que el nuevo ligue de Jimin podría ser este chico del equipo de basquetbol, se miran mucho y... —comentó como si fuera un pequeño chisme más, dejando las segundas intenciones lo más ocultas posibles.

—¿El nuevo ligue de Jimin es un hombre?

De a poco Taehyung y su expresión de sorpresa le dieron a entender que mordió el anzuelo.

—No lo sé, creo que todavía no —dijo sincero esta vez—. Solo planteo la posibilidad que a nuestro Jimin además de gustarle las chicas, también se interesa por los chicos —alzó los hombros.

—¿Jimin te lo confirmó?

—¿Qué cosa?

—Todo lo que me estás diciendo.

—¿Qué parte exactamente? ¿Que le gustan los chicos? ¿Lo del ligue?

—Todo —respondió tajante.

—¿Por qué tanto interés en el tema?

—Me interesa lo que pasa con Jimin.

—¿Te interesa Jimin?

—Por supuesto que sí —respondió con convicción, mano hecha un puño.

Jungkook comenzó a reír y Taehyung lo miraba sin entender qué le pasaba al menor.

—Eso era lo que quería escuchar, hasta que por fin lo admites.

—¡Me estás malinterpretado! —se quejó con calor en el rostro—. C-claro que me interesa, es uno de mis mejores amigos.

—¿Y por qué estás tan rojo?

—Eres un dongsaeng manipulador —se tapó las mejillas calientes—. Te quieres reír de mí.

—Quiero ayudarte.

Eso bastó para que Tae, lloriqueando y sonrojado como nunca, soltará todo lo que tenía guardado. De cómo quería a Jimin y cómo le frustraba albergar sentimientos así por su mejor amigo y querer algo que no le correspondía pedir, pero que aún así, si se le presentaba la oportunidad querría ser uno de sus ligues. Quería mucho más, aunque se conformaría con poco.

—Estoy perdido, Kookie.

—Dije que te ayudaría, además no estás mal encaminado —dio suaves golpecitos en su hombro como señal de ánimo.

Había sido bastante información para el castaño en tan pocos minutos, reservaría sus fichas para otro momento, tenía que hacer sus jugadas con calma.

Fue un viento favorable que el mayor les confirmara que era bisexual. "¿Acaso no lo habían notado? Nunca lo oculté tampoco", comentó despreocupado.

Hablar de su sexualidad no era un tema en el profundizaran. Hasta lo de Jimin, Tae nunca se había mostrado interesado en alguien.

Debía proseguir moviendo las piezas con Jimin. Y sabía justo donde apuntar. Debía tocar un poquito su ego y los halagos funcionaban muy bien con él.

—Te queda bien el cabello rubio —comentó revisando las fotografías en su cámara. Tenía que sonar casual.

—Gracias —sonrió con los ojitos desapareciendo bajo las pestañas—. A la directora no le gustó.

Le encantaba en demasía esa sonrisa.

—A Tae también le gustó —movió la primera ficha.

—No me ha dicho nada hasta ahora —rezongó con un puchero—. Son mis mejores amigos, deberían decirme qué piensan, ¿con quiénes más puedo contar para que me adviertan cuando me veo ridículo?

—Taehyung te miró con una cara de bobo cuando llegaste.

—Qué dices —rio nervioso.

—Sé reconocer su cara de tonto normal y la de tonto cautivado.

De momento omitiría esa ocasión en que descubrió a Taehyung mirando el culo de Jimin mientras estaba agachado buscando su pendiente en el pasto. Jungkook también se quedó mirando la forma curva y sin contenerse propinó una nalgada bajo la atenta mirada con ceño fruncido de Tae.  

—No hay nada de mí que cautive a Tae-Tae —dijo entre risas jugando con sus dedos.

—Taehyung piensa que eres guapo.

—Eso no es verdad, la última vez que hicimos una lista de los más atractivos de la escuela con los chicos y chicas que conocemos tú fuiste el primero y yo quedé con suerte en el medio de la lista.

—Tae no quería ponerse en evidencia, le encantas.

Esa lista hizo que Jimin anduviera con puchero, cara triste y dos semanas de dieta, sintiéndose no atractivo. Por parte de Taehyung fue una especie de venganza no consciente, porque esa tarde Jimin habló por horas de una chica bonita de la otra clase y del chico guapo del club de básquet. "Par de tontos", había pensado.

—No le cuentes a Tae que te lo dije.

Jimin rio con las mejillas abultadas teñidas de rosado, asintiendo. Otro turno jugado de manera exitosa.

Así continuó moviendo sus piezas, acomodando, coordinando salidas para los tres y cancelando a último minuto. Excluirse momentáneamente era en pos de un bien mayor. Podía hacer el sacrificio, o por lo menos eso creía.

Supo que una de las salidas fue un triunfo cuando Jimin lo llamó hiperventilado y carcajeando para contarle que Taehyung lo besó, con lujo y detalle. El beso más perfecto de su vida, describiendo como las manos grandes de Tae se amoldaban tan bien en su cintura y como su madre los descubrió al abrir la puerta.

Jungkook se sorprendió de su maldita naturaleza competitiva y de lo caprichoso que podía llegar a ser cuando un pensamiento saltó de forma fugaz: "¿Perfecto? Yo podría...". Lo reprimió con fuerzas apenas apareció. Tratando de reenfocarse en el orgullo que le producía como su plan funcionó, de su habilidad para mover fichas y tener el resultado perfecto. Sumado, por otra parte, a la alegría que sentía por las dos personas que más quería.

Los sentimientos y las emociones eran contradictorias. Consideraba que a la fecha lo seguía siendo.
 
 
Tae-Tae:

"De nuevo, Kookie, lo sentimos por no coordinar antes los tres. Ánimo en tu trabajo de historia. Fighting!"
 
 
 
Chimchim:

"Hay una cafetería nueva cerca de la galería de artes, debes venir con nosotros la próxima vez <3 Te queremos, Kookie"
 
  
 
No sabía si molestarse por los mensajes o agradecer siquiera un poco que se acordaron de él en medio de su cita. Dejó el libro a un lado pensando en responder, pero se arrepintió. Antes de bloquear la pantalla de su celular, vibró emitiendo un sonido de nuevo mensaje. Taehyung acababa de adjuntar una foto de un conejito dibujado en la espuma del café junto al texto "nos recordó a ti <3".

 
 
 
Sonrió con tristeza, esos dos insistían en incluirlo en los momentos que no debieran o cuando ya era tarde.

Lo incluían justo en las instancias que lo hacían sentir como el mal tercio. "Ya sabes, dos son compañía, tres son multitud", había escuchado una vez, no recordaba dónde y de quién. 

Se sentía como un extra cuando los veía intercambiar caricias a escondidas bajo la mesa, la mano de Tae se ceñía sobre el muslo de Jimin y subía, alcanzando a detenerse en los límites de la decencia, que bordeaba entre lo incómodo y lo pervertido en un espacio público. Jungkook se debatía entre mirarlos o mirar la superficie de madera barnizada y las servilletas. Taehyung se daba cuenta de su expresión turbada y se detenía, subiendo ambas manos a la mesa.

A Jungkook le parecían atractivas las manos de Taehyung, palmas grandes, dedos finos y largos. Recordaba la primera vez que el tacto de esas manos provocaron un escalofrío bajar por su espalda. No fue con las múltiples caricias casuales que eran habituales entre ellos, palmadas, revolver el cabello. Fue una vez que los dedos sujetaron su mentón.

No fue solo por la mano sujetando firme y alzando su cara. Fue la experiencia completa de haber visto la expresión decidida de Tae con sus rostros a escasa distancia y el aliento rozando sus labios cuando se acercó a morder el pepero que luchaba por mantener entre sus dientes sin temblar, sin romperlo.

Ridículos juegos de adolescentes hormonales que no dudaban en replicar pruebas a las que sometían a los idols en programas de variedades.

Si al panorama con ojos entrecerrados que tenía junto a Jimin, le agregaba lo que pasaba con Taehyung el enredo mental se convertía en un desastre de proporciones.

Era innegable que Tae también había provocado cosas. Las veces que lo rodeaba con sus amplias extremidades o cuando miraba su rostro de facciones fuertes y proporcionadas había cosquillas en el vientre. No podía mentir y decir que no deseó besarlo esa noche que los separaba menos de dos centímetros de galletas.

A veces se preguntaba si Jimin se sintió excluido entre ellos, aunque nunca lo haya manifestado, porque junto a Taehyung compartían varios gustos en común y se perdían en conversaciones respecto a videojuegos, personajes, estrategias y trucos. Conversaciones en las que el mayor se limitaba a mirarlos y permanecer en silencio. Al darse cuenta, ambos intentaban meterlo a la fuerza, que debía estar atento porque también tendría que jugar.

Entonces Taehyung extendía sus brazos largos y los envolvía. Jimin se dejaba hacer y Jungkook rezongaba por un rato y luego se rendía, apegándose al cuerpo de ambos. Los abrazaba como si con ello estuviera curando el sentimiento de ser excluido. Era cálido y le transmitía que estaba justo donde tenía que estar, donde pertenecía.

Quizá de ahí la molestia cuando veía a la pareja abrazándose. ¿Era tan infantil como para enojarse por no estar ahí? Se tragaba los sentimientos amargos y censuraba los pensamientos egoístas constantemente, aunque a veces su rostro comunicaba más de lo que quería y lo delataba. No por nada dejaron de besarse frente a él. ¿Acaso también quería probar los labios de Jimin y Tae?

"¿Qué mierda pasa conmigo?" se atrevió a preguntar, al menos en su mente nadie lo regañaba por el vocabulario como lo hacían sus mayores cada vez que soltaba palabrotas.

Trataba de convivir pacíficamente haciendo vista gorda a todo el desorden y confusión, hasta que era mucho y aparecía con un peso aplastante por todo lo acumulado.

Y ahí se encontraba el peso oprimiendo su pecho mientras se suponía que su concentración debería estar puesta en leer, procesar y elaborar la información para completar su maldito trabajo de historia. Lástima que para su cabeza con los fusibles fundidos era más interesante cuestionarse ¿de quién demonios estaba celoso cuando los veía o imaginaba tocarse? ¿Por Jimin, sus sonrisas y manos pequeñas y cálidas? ¿Por Taehyung y su mirada profunda y dedos largos?

Porque el pecho le dolía por igual con ambos. 
  
  
  
  
  
  
  
  
 
  
  
  
***
Gracias por leer <3
Pronto estaré subiendo el par de partes que faltan.
Cualquier comentario, voto, amor, se agradece infinitamente >u<.

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