Cap. 19 - ¡Infiltración en la fiesta!
— ¿Tienen sus glifos? —preguntó Lilith, asegurándose de que la morena tenga todo lo necesario para rescatar a los chicos Blight.
—Decenas y decenas de cada tipo —respondió Luz.
Una libreta de casi cincuenta hojas para cada glifo que tiene en su repertorio. Hechizos de Luz, planta, hielo, fuego; hechizo de protección, el que le enseñó Eda para protegerse de la lluvia hirviente y, por último, hechizo para invocar una pequeña abominación.
— ¿Capa de invisibilidad? —Ahora Eda era quien preguntaba por el artefacto esencial para que el plan salga bien—. ¿Luz?
— ¡Te tengo! —La morena abrazó a la pálida bruja por detrás, sorprendiéndola con su nueva habilidad de ser transparente—. Este es el mejor regalo de todo el universo universal.
Luz ya tenía en mente las cosas que podría hacer con su novia una vez que la rescate. Leer libros para mayores de dieciséis en la biblioteca sin que las atrapen, claro.
—Bien jugado, niña —comentó orgullosa Eda, dándole palmaditas en la cabeza al verla tan preparada y capaz—. Me alegra ver lo mucho que has progresado
—Tal vez se deba a que tuve una buena mentora —halagó Luz.
A pesar de la sarcástica mirada de Lilith, todas sabían que Luz estaba en lo correcto. Su gran avance se debe a las lecciones que toma con Eda, que a pesar de no poseer magia, sigue siendo la mejor en el campo.
—Mi mentora que ahora es mi mamá dos punto cero —agregó con intención de avergonzarla.
—Solo te falta la nariz para ser una payasa, el maquillaje ya lo tienes —mofó Eda. Tal vez Luz exageró mucho con el maquillaje que usaría, algo tonto si se lo pone a pensar, ya que será invisible para todos—. Te esperamos abajo. Ve al baño y esas cosas antes de irnos.
El par de brujas salió de la habitación, dejando sola a la pensativa humana.
—Porque siento que olvidaré algo importante... —murmuró la morena, repasando mentalmente, por décima vez, las cosas que debía llevar. Tomó su pergamino, abriendo el chat de Penstagram que tiene con su peliverde y visualizando el último mensaje que le dejó—. Espérame, Amy...
Última conexión de la Blight, hace más de un día.
—Cariño... te sacaré de ahí sana y salva —musitó Luz con un tierno tono, mientras repetía una y otra vez el audio con las palabras de su novia que llenaban su corazón de una infinita felicidad.
"Te amo", las palabras de su novia regocijaban su corazón.
—Prometo que juntas construiremos nuestro final feliz. —El pergamino se apagó, al mismo instante que Luz dio un beso a la foto de Amity que tenía de fondo de pantalla.
Llegó la duda del millón. Luz abrió su clóset, sacando del interior un rústico bastón de madera con el semi tallado taliamigo en forma de nutria que hizo por sí sola, tal y como una bruja debe hacerlo. Sus pobres manos astilladas demuestran el gran esfuerzo que le ha puesto.
Eda le dijo que un bastón a medias es muy peligroso debido a la inestable conexión con la magia. A su pesar, pero con ciertas dudas de que su bastón podría ayudarla en algún punto, tuvo que dejarlo donde estaba.
—Tal vez en otra ocasión —murmuró Luz.
—En marcha niña —llamó Eda desde las escaleras—. Si salimos antes, tendremos un mejor panorama de la mansión y sus alrededores.
—Suerte, mija —despidió la morena a su retoña con un tierno abrazo.
Gracias al titán, Camila no preguntó de las cosas que le harían a Luz y compañía si Odalia los capturaba. No ver a Amity sería un regalo en comparación al castigo máximo que existe en las islas.
Sentencia de petrificación era lo que Eda temía para su familia búho. Pero como toda buena familia, no dejarán a nadie atrás. Decidida, la bruja se armó con glifos que guarda en su largo cabello. No formará parte del equipo que sacará a Amity y los gemelos de la mansión, pero Eda siempre debe estar preparada para todo.
—Mami... —Luz apretó su puño con intensidad, aguantándose las ganas de revelarle lo que les pasará si fracasan—. Volveremos en un par de horas. Cuídate mucho. Recuerda, a partir de ahora habrá más bocas que alimentar —desvió el tema que quería confesar, ya era muy tarde como para poner paranoica a su madre.
—Si alguien llama —agregó Lilith señalando al teléfono al lado del sofá—, tiene que decir "operación búho", así sabrás si somos nosotras.
— ¿Y si no son ustedes? —preguntó curiosa Camila de no poder manejar tan bien la situación—. Esa versión mágica de Movistar no para de llamarnos.
—Si no llamamos antes de medianoche quiere decir que nos capturaron y nos enviarán al Conformatorium para... —Lilith intentó ser sincera y realista con su nueva amiga, pero una pequeña no compartía su misma intención
— ¡Te llamaremos para que pagues la fianza si fracasamos!
Luz intervino, cubriéndole la boca a Lilith con un glifo de hielo. Un segundo más y la morena podía ver como su madre la retenía para que se quedara y no corriera el riesgo de convertirse en piedra.
—Nos vamos mami... —despidió Luz.
El trío de brujas alzó vuelo, dejando preocupada a Luz por las últimas palabras que alcanzó a escuchar de Lilith.
—Sonará raro... pero sentí esto como si fuera un adiós —comentó la Noceda mayor al aire.
Un leve y punzante dolor invadió su pecho. Las palabras bonitas de despedida, el tono de voz de Luz y Eda; el ambiente vivido no le daba buena espina. Camila no tenía el mejor de los presentimientos.
—Tú tranquila. —King se subió en los muslos de la morena exigiendo cariño y rascadas en la pancita—. Esas tres son especialistas en meterse en problemas, pero por alguna rara razón siempre salen casi ilesas... casi.
—Cuídense... por favor —murmuró preocupada mientras obedecía por cariños al pequeño demonio durmiente en sus piernas—. ¡ACHÚ!
Residencia Blight
— ¿Mittens? —llamó Emira, con un desganado y triste tono, tras la puerta de la habitación de su hermanita.
Una, dos, tres veces tocó, pero la menor no respondía.
—El sastre ya dejó nuestros atuendos para la fiesta. Y aunque comprendo tu molestia por ver a madre, debemos apegarnos al plan que hiciste... por lo menos así tendremos una oportunidad de ser... escapar, supongo. Quiero decir, es algo simple, pero que nunca se verá venir. —Emira golpeó una vez más la puerta, pero nada—. De seguro se lanzó otra vez ese tonto hechizo de sueños —musitó.
Algo recurrente estas últimas semanas en una Amity que apenas puede pegar los párpados debido al constante pensamiento de las amenazas de Odalia.
Emira entró a la habitación después de cinco insistencias. Visualizó un bulto entre todos los peluches de la cama, y pensando que se trataba de su durmiente hermanita, lanzó un pequeño hechizo de rayo para despertarla.
Nada, ni una sola reacción.
—O estás muerta, o tu piel es de goma que resiste electricidad. —Emira sacó todo los peluches de la cama, solo para darse con la sorpresa de que su hermanita nunca estuvo en la habitación
Es decir...
— ¡He estado hablando como estúpida durante cinco minutos! —bramó la gemela, pero ese no era el principal problema—. ¡Edric, Mittens entró a la habitación de nuestros padres!
Tras su llamado, pudo escuchar como unas pisadas subían rápidamente hacia la habitación
—No de nuevo —comentó Edric, preocupado por su hermanita. Vestía un exagerado traje de protección contra radiación.
—T-Tal vez sea esto...
Con un deprimido tono, y constantes sollozos que se le juntaban con las inmensas ganas de volver a quebrarse, Amity subrayó una parte importante del libro de medicina que tenía entre manos.
A pesar de las advertencias de sus hermanos, Amity pasó la mayor parte del tiempo, durante los dos últimos días, al lado de su padre; leyendo libros y buscando algo que la lleve a revertir el deplorable estado en el que los tubos y máquinas de la habitación hacían una red que apenas lo mantenían con vida.
—Amity... —Los gemelos irrumpieron en la habitación, asustando a una pobre Amity que apenas durmió estos últimos días.
—Tienes que salir de aquí —pidió Edric, extendiendo su mano hacia la menor, con la esperanza que acceda de buena manera—. Vámonos... dejemos a papá descansar.
—No... —Se negó Amity, abrazando con recelo el libro de medicina y haciéndose bolita en la silla donde estaba—. Tengo que quedarme y cuidarlo.
—Es peligroso —sentenció Edric invocando una de mascarillas para ella— ¿Qué tal si te contagia algo extraño?
— ¡N-No es eso! —Confiaba de su búsqueda, la menor negó el objeto de tela que le ofrecieron—. He estado investigando y... la cosa que hace que papá esté infestado de máquinas y tubos no es para nada contagioso.
Mittens miró de reojo a la máquina principal, comenzaba a hartarse del constante "beep, beep" que emitía.
—Se llama... "estado vegetal" —reprodujo Amity. Leyó tal y como decía en el libro de medicina humana que alguna vez la señora Camila le prestó.
Los gemelos compartieron una mirada de preocupación
—Como tu hermana mayor, no correré el riesgo —sentenció Emira, que también vestía con un traje de protección, tomando los hombros de la triste menor para hablarle de una suave forma para hacerle entender su preocupación—. La anatomía, y enfermedades de los usuarios mágicos son muy diferentes a las humanas. El libro puede decir una cosa, pero lo que sufre papá tal vez sea otra.
— ¡Vamos! —protestó Amity molesta, separándose de Emira—. Ustedes deberían apoyarme. Ustedes deberían estar aquí... ayudándolo.
—Lo siento...
El gemelo tomó a su hermanita de la mano, guiándola lentamente hasta la salida. El libro lo dejó en la silla donde estaba, Amity ya no tenía fuerzas ni para llevárselo consigo.
—No podemos hacer nada por él, si es que nosotros mismos no podemos ayudarnos. —Amity asintió cabizbaja; su tonto hermana estaba en lo cierto.
—Quedan cuatro horas para la tu fiesta, Amity —comentó Emira, viendo la hora en pergamino—. Tu plan está en marcha... ¿Qué haces? —preguntó al ver como la menor pegaba el pergamino en su oreja.
—Tuve mucho tiempo para reflexionar las cosas. Nuestro plan acaba de sufrir modificaciones. Rayos —rechistó la menor. Nadie contestaba su llamada. Intentaría otra vez, o en todo caso, con otro número—. Nos iremos, TODOS.
Una última vez, Amity regresó su mirada a la habitación donde reposaba su padre. Podrá haber sido estoico y poco afectuoso, siempre centrado en los negocios e inventos antes que en sus hijos, pero en comparación de su madre, Alador se había ganado su cariño, respeto y amor... más durante los últimos meses.
—Dudo que podamos llevarlos con nosotros, no resistirá mucho tiempo sin esas cosas —comentó el gemelo con pesadez, refiriéndose a todos los aparatos conectados a su padre.
—Para eso necesitamos la ayuda de Luz, Eda... y Lilith —señaló Amity. El último nombre lo dijo con un marcado disgusto.
—Oh... —Lo dicho por su hermanita sorprendió a Emira—. Pensé que la querías lejos de esta situación.
—Sabes que es peligroso involucrarla —advirtió Edric—. ¿Sabes las cosas que madre le hará si la ve aquí y la atrapa?
Antes no era una gran preocupación que Luz se colara. Como máximo, tal vez Odalia la hubiera expulsado de su casa o amenazado con no querer verla al lado de Amity. Pero ahora como Emperatriz, cualquier castigo sería peor que el anterior.
—Lo sé... y créanme al decir que hubiera preferido alejarla de todo esto. ¡Caray! —renegó Amity. Una vez más, su llamada no fue recepcionada —. Pero es nuestra única ayuda del exterior. Sin ella estamos solos.
Aún no muy convencida de la ayuda humana, pero confiando en la idea que su hermanita está maquinando en su mente, Emira invocó una pequeña libreta para apuntar el nuevo plan.
—Dinos todo lo que tienes en tu grandiosa mente de Hexside, Manoplas
—Pero primero... —Edric invocó algunos objetos de aseo personal y se los lanzó a su hermanita—... báñate.
— ¡Qué no es contagioso! —reprendió la menor.
—Malditas aler... ¡Achú! —Camila no podía completar una frase completa sin que las escandalosas ganas de estornudar no la invadan debido al abundante pelo que cae de King—. N-Necesito los... ¡Achú! S-Stickeres curativos.
"Ring, ring", el chillido explotó en la sala.
— ¡Teléfono por novena vez! —gritó Hooty, advirtiendo desde la puerta.
—U-Un segun... —Camila abrió el sticker, al instante se lo pegó en la nariz—. Oh, me siento mucho... rayos, no de nuevo —se lamentó con una muy ronca voz, raro efecto secundario de apaciguar la alergia con magia.
En el teléfono no podían estar su hija y amigas, ya que apenas había pasado poco más de una hora de su partida; Lilith le dijo que volverían casi a media noche. Opción descartada.
— ¿Buenas? —saludó Camila, aún con su ronca voz, esperando que no sean los de Hacienda en busca del dinero de los impuestos.
— ¡Luz! —exclamó Amity del otro lado—. Espera un segundo, tú no eres...
La voz que le respondió era la más grave que haya escuchado en su corta vida
— ¿Quién es?
—Soy yo.
Eso no le ayudaba a Camila a descifrar quién era.
— ¿Quién?
— ¿Quién eres tú? —preguntó una preocupada Mittens, de que ni Luz o Eda le habían contestado.
—Soy yo.
— ¿Ah?
— ¿Qué?
Camila no podía estar más confundida.
— ¡Debe ser una maldita broma! —La peliverde no tenía tiempo para juegos. Se fijó en su pergamino, asegurándose de no haberse equivocado al marcar—. ¿Quién rayos eres?
— ¡Hey! —Podría ser una desconocida, pero cierto chillido emitido por la persona del otro lado le dio una idea de que peliverde se trataba—. Eres tú, ¿Mi...?
—Escúchame bien, tú maldito de hijo de grifo. —A Camila se le sale el corazón al escuchar semejantes palabrotas salir de una boca tan pequeña—. No sé quién eres o porque estás en la casa búho, pero si les has hecho algo malo a la señora Camila o Eda... o peor aún, si has tocado la más mínima fibra del hermoso cabello oscuro de mi linda novia Luz Noce...
— ¿Mity? —Pálida de recibir la amenaza de su vida, Camila balbuceó nerviosa el sobrenombre con que él se acostumbró a llamarla.
Solo había una persona en todo el universo que la llamaba de esa particular manera.
—Oh, Caramity. —Nerviosa y avergonzada de expresarse de esa manera frente a Camila, Amity trató de remediar el mayor error de su vida—. Señora Camila, suegrita linda... ¿p-por qué se escucha tan distinto?
—Alergias... ¡Achú! —Si Amity hubiera tenido el volumen alto y el pergamino pegado a su oreja, definitivamente se hubiera quedado sorda.
—...
—...
— ¿Podemos olvidar lo que acaba de pasar? S-Sabe que yo nunca me expresaría de esa forma... si es que no fuera necesario. —Y dada las circunstancias, si alguien extraño contestara el teléfono de la casa de su novia, Amity se sentía en el derecho de ponerse nerviosa, sumando al hecho de que pudo ser alguien enviado por tu madre para atraparlas.
— ¿Por qué no respondiste los mensajes de mi hija? —Camila desvió el tema, haciendo caso a la petición de la peliverde por olvidar el incidente—. Ha estado muy preocupada por ti, pero tranquila, muy pronto...
—Necesito hablar con Luz o Eda —apresuró la peliverde—. Intenté llamarlas, pero no me contestan.
—Uhmmm... —Camila sabía que su hija había dejado su pergamino cargando, Lilith lo llevó a reparar hace días... y Eda olvidó el suyo en el sofá—. Increíble que una persona que guarda bolas de boliche en su cabello olvide su pergamino. Lo siento, no creo que sea posible comunicarnos con ellas... ¡pero no te preocupes! En un rato las verás y podrás decirles lo que quieras cara a cara.
—Quiere decir que...
— ¡Han ido a sacarte de ahí, querida! —exclamó Camila—. Si el plan de Eda sale bien y destruyen tu casa-mansión... —Ahora que lo dice en voz alta y frente a la persona afectada, las cosas no parecían tan inofensivas—. En fin, si todo sale bien, lograrán que tú y tus hermanos escapen y vivan con nosotros en la Casa Búho.
Un "Oh, oh" por parte de los gemelos se pudo escuchar de fondo.
—Señora Camila, ¡no pueden destruir la casa! —Afectaría todas las cosas que planea hacer junto a sus hermanos—. Nuestro padre está con nosotros, y necesitamos que Luz nos ayude a sacarlo sin la necesidad de desconectarlo de algunas máquinas respiratorias. Tiene que advertirles —culminó casi tartamudeando. Le causaba un terrible dolor referirse a su padre de esa forma.
— ¿Máquinas? Ay la virgen. —Su radar de enfermera la alertaba al máximo—. Pero, Lilith, Eda y Luz tienen un plan en marcha... Y específicamente me dijeron que no saliera de la casa bajo ningún caso.
— ¡Por favor! —imploró Amity—. Tiene que ir y avisarles sobre lo de mi padre...
¿Ser rebelde y pasar por alto las órdenes de Eda? O, ¿ir a territorio desconocido para ayudar a la pequeña que salvó la vida de su hija, además de ser su nuera?
—Iré... —murmuró Camila, aún con ciertas dudas.
Cómo por ejemplo: ¿dónde rayos vivía la peliverde? ¿Debería ir con ropa formal? Ni siquiera se dio un baño.
—Gracias... —musitó Amity un poco más aliviada. Un par de segundos de silencio se hicieron presentes antes de que Amity vuelva a tomar la palabra—. Lamento todo... —Se disculpó, para extrañes de la morena—. No pensé que esto llegara a pasar... o por último que se saliera de control. Debe pensar que soy alguien muy peligrosa como para ser la novia de su hija.
—Mity... no digas eso —negó Camila, convencida del valor de la peliverde como persona, y le dedicó unas tiernas palabras—. Eres una bella persona dispuesta a sacrificarse por el amor que le tienes a mi Luz. Eres alguien "cool". Siempre estaré agradecida contigo, pequeña Amity. No es tu culpa que tu madre sea mala bruja.
—Señoritas, bajen del bastón —ordenó a Eda al par de acompañantes que iban detrás de ella—. Me quedaré aquí vigilando mientras entran. Luego, iré a Hexside donde las esperaré.
— ¿Qué sucede? —preguntó Lilith, al notar el pequeño tic nervioso de la pierna inquieta en Luz.
—N-Nada —tartamudeó al responder, revelando por accidente su verdadero estado de ánimo que las brujas no pasaron por alto—. Bien... si me pasa algo. Taaal vez me encuentre un poquis nerviosa.
Luz confiaba en el plan, lo que no confiaba era en su capacidad de manejar bien las cosas. Si bien es cierto, ganó experiencia por diversas aventuras mágicas, rudos juegos de Gruby y clases de Hexside, nunca se le quitará lo "torpe" que puede llegar a ser.
—Hey... —Lilith fue la primera en hablar, tomando el hombro de la menor—. Lo lograremos. Confía en ti tanto como nosotras confiamos en ti.
—Creo que eso está mal dicho. —Pero tampoco es que Luz sea profesora de lenguaje.
—Niña, lo lograremos —Eda extendió su mano a la cabeza de la menor.
—Juntas... —agregó Luz, ganando confianza.
—Ahora, ¿qué es lo que ves? —preguntó Lilith, entregándoles un wookie tookie que Luz encontró en la chatarra de Eda.
Eda comenzó a sobrevolar por encima de la mansión Blight con unos binoculares.
—Algunas personas ya están ingresando —avisó Eda—. Es raro, la celebración empezará en unas horas.
—Vaya que la gente si es puntual —comentó Luz, sorprendida de que las personas respeten el horario establecido, no como en el mundo humano—. Punto a favor para las Islas.
—No creo que sea eso —señaló Lilith—. Deben estar emocionados de conocer a la nueva emperatriz. Creo que Amity pasará desapercibida en su propia fiesta.
—Es mejor —comentó Eda dirigiéndose a los arbustos donde ocultaban su hermana y Luz.
—Significa que nosotros podemos hacerle una fiesta de XV años... Como mi reina, se merece lo mejor —proclamó Luz con un animado tono, digno de alguien sumamente enamorada—. Eda, ¿me prestas dinero para su fiesta? Te pagaré cuando PadWatt comience a monetizar mis historias.
—O sea, nunca —mofó Eda.
—Concentradas. —Lilith tomó la cabeza de ambas, para enfocarlas en la entrada principal de la residencia—. Ya va siendo hora, ponte la capa
—Luz ha evolucionado en... un camaleón que se mira en el espejo. —De una forma extravagante y llena de poses, la morena acató la orden de la mayor—. Estoy preparada, creo.
Aún temía desviarse del plan, o peor aún, no controlarse y abalanzarse contra Odalia ni bien se la cruce.
—Alerta con las explosiones que causaré, serán la señal para que prepares el transporte —comentó Lilith, invocando la máscara mágica que su hermana le entregó para cambiar de apariencia—. ¿Cómo me veo?
—Como una anciana —burló Eda sin despegar de los binoculares.
—Todavía no me pongo la máscara.
— ¿Entonces por qué preguntas? —molestó Eda.
Lilith, ahora sí, se colocó la máscara, que no hizo gran cosa, solo cambió el color de sus ojos, le dio más color a su pálida piel y le rejuveneció casi veinte años. Era irreconocible.
—Suerte —murmuró Eda alejándose con su bastón y viendo desde el aire como dos miembros de su querida familia entraban a la guarida de un poderoso demonio
— ¿Lilith? —llamó Luz.
—Olvidé que estabas conmigo. —La bruja estaba tan metida en sus pensamientos que olvidó a la invisible humana a su lado.
—Haces lo correcto —Y lo decía de forma no sarcástica o burlona. Se encontraba sumamente agradecida con la bruja por su ayuda—. Si todo sale bien, tal vez ya no te amenace tanto con el tema de la maldición.
—Nadie me cree al decir lo maquiavélica que eres —señaló Lilith con nervios.
Luz le daba cierto miedo cuando decía esas cosas son una sonrisa en su rostro, aunque en esa oportunidad no podía saber si la menor sonreía o le sacaba la lengua.
Ambas llegaron a la gran puerta principal.
—Buenas noches estimado... —Justo cuando Lilith iba a invocar su invitación para entregarla, el portero la interrumpió con algo que ni Luz esperaba.
— ¿Señorita Lilith? —preguntó extrañado, examinando a la bruja de pies a cabeza. Notó varios cambios en su rostro, pero reconocería esa voz donde sea.
— ¿Steve? // ¿Quién es ese? —Lilith levantó ambas cejas, sorprendida de ver a su antiguo subordinado como vigilante en la fiesta. Luz también habló, lo que creó un doble sonido.
—Espere, si usted, señorita Lilith, no dijo eso... —El guardia escuchó una pequeña voz, pero no sabía su lugar de procedencia—. ¿Quién dijo eso?
"Rápido Luz, dí algo ingenioso que ponga en riesgo tu invisibilidad", exigió el cerebro de la morena.
—Otro gato. ¡Digo! ¡Wof, wof!
—Mira, Steve... lo siento —murmuró Lilith invocando su bastón para propinarle un gran golpe en la cabeza. Steve quedó tumbado boca abajo en el suelo.
— ¡¿Qué rayos te pasa?! —exclamó una asustada Luz, dando vueltas por todos lados para asegurarse que nadie la haya visto.
—Me reconoció a pesar de llevar esta máscara. —Extrañada del hecho, tomó al guardia entre brazos—. Pudo advertirle a Odalia de nuestra presencia, comprometiendo la misión... no tuve elección.
—Pobre Steve... creo saber porque te reconoció —comentó una triste Luz, al ver el inconsciente cuerpo del eterno hombre enamorado de su ex jefa de aquelarre—. El poder del amor hizo que lograra reconocer al amor de su vida
Con ayuda de Luz, la bruja escondió al noqueado guardia en los arbustos aledaños.
—Este plan no podría haber iniciado mejor, ¿eh? —Casi lo echa todo a perder, menos mal son de las últimas en ingresar, por lo que no había nadie afuera que las delatara.
—Fase uno, completada —señaló Luz. Ya habían entrado a la mansión, para ser más exactos, a la sala previa al salón principal. En el entendimiento de Lilith, y porque casi todo se va al tacho, han logrado lo imposible—. Ahora la fase dos, ¡buscar a Amity!
— ¡Deja de hablar tan alto! —exclamó Lilith en un apagado tono, tras ver como algunos invitados se extrañaron al escuchar una voz, pero no saber su procedencia—. Podrás ser invisible, pero los demás pueden escuchar tu chillona voz. Cállate o te descubrirán.
—Bien... —aceptó Luz a regañadientes. Estar concentrada y mantenerse callada no eran lo suyo, pero sí necesario—. ¿Dónde crees que puedan estar Amity y sus hermanos?
—Tal vez alistándose para la ceremonia. —Era lo más lógico para Lilith—. Tu novia nunca tuvo la decencia de darme un tour por la casa... así que deberás encontrar sus habitaciones.
"¿Qué tan difícil debe ser encontrar algunas habitaciones?", preguntó Luz interiormente.
—Adelántate mientras me mezclo con la gente para no parecer sospechosa. Intentaré dar con Odalia—. Lilith le tenía un regalito especial. Algo que juró nunca volver a usar. Pero dadas las circunstancias...
— ¡Está bien, búho uno! —Luz hizo una seña de soldado, que Lilith no pudo ver, llamándola con el nombre clave que le asignó—. Mantente en un lugar donde puedas verte.
—Has silencio, "dominicana uno" —reprendió Lilith. Era el nombre clave entregado a Luz.
—Ay la virgen.
Luz se quedó embobada al ver lo grande y lujosa que era el salón principal de la mansión por dentro. Caminó unos metros intentando no chocar con ningún invitado. Inspeccionó una por una las finas habitaciones del primer piso, pero ningún rastro de Amity o sus hermanos... pero sí de alguien específico que provocaba mucha rabia.
—Odalia Blight... fue fácil encontrarla.
La humana tomó un pequeño glifo de bolsillo aprovechando que la bruja se encontraba con la defensa baja mientras recibía halagos por su nuevo puesto en las islas. Con paso en puntillas, se acercó más a la mesa principal con todos esos ricachones que hablaban con Odalia. Le enojaba mucho verla sonreír... siendo consciente del calvario que le causó a sus hijos y esposo.
—Me alegra ver que varios muchachos están dispuestos a cortejar a su querida Amity. —Unas tétricas palabras se dijeron en el grupo de personas donde se encontraba la tirana bruja.
— ¿C-Cómo? —La morena se acercó un poco, tomando mayor atención a los invitados que hablaban con Odalia. Hombres y mujeres de gala que traían consigo a lo que parecía ser sus distinguidos hijos, tan elegantemente vestidos como sus padres.
—El matrimonio es la mejor manera de formar lazos, emperatriz Odalia. —Un sudoroso hombre se coló en la multitud, haciendo espacio para que sus dos hijos se presenten—. E-Espero que mi amados retoños sean candidatos idóneos para que se comprometan con su hijas en el menor tiempo posible.
— ¿C-Compromiso? —El corazón de Luz dio un brinco tras escuchar esas repulsivas palabras. Dirigió sus cristalinos ojos al anillo que su amada le regaló hace semanas por su cumpleaños. Esas palabras tan bellas que le dedicó... nunca podrá olvidarlas.
"Este anillo tiene dos utilidades. Protegerte de fuertes hechizo, y recordarte que afuera hay una bruja a la cual amas... y que te ama de la misma manera". Las palabras de la peliverde tomaron mayor significado.
—No coma ansias, señor líder del aquelarre de pociones, sus hijos no son los únicos caballeros dispuestos a luchar por la mano de mis querida Emira y Amity... Mi hijo por otro lado... —Odalia rió escandalosamente, acompañada de las personas a su alrededor.
Luz no podía estar más molesta con alguien, le hervía la sangre al solo pensar que Amity sería obligada a casarse con unos de estos hipócritas ricachones para conveniencia de sus padres. Es más, podría jurar en la mirada de los hijos, la desilusión de ser obligados a casarse con alguien que realmente no quieren.
Ellos también tienen a alguien importante que les da sentido a su vida
—No en mi guardia... —Limpiando sus ojos para evitar la caída de las lágrimas, Luz salió del salón.
Desobedeció sus emociones. Hizo caso a su lado lógico. No era momento para pensar en atacar de una forma desprevenida, para empezar, no tendría la menor posibilidad de ganarle.
Era momento de saber dónde estaba su amada.
—Es momento de sacarte de aquí, Amy.
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