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Cap. 18 - Misiones y las pesadillas de Amity

— ¿Qué tal si lo explicas con manzanitas? —preguntó una muy confundida Eda, tratando de entender el complejo diagrama lleno de dibujos que la humana dibujó en el pizarrón para explicar su descabellado plan de rescate a Amity y los gemelos.

Igual que la mayoría de las ideas de Luz, la realización consistía de un secuestro, claro que por vienes mayores.

—No es una boba presentación para niños de preescolar —reprendió Luz, un poco ofendida que duden de sus capacidades—. Mi plan es perfecto. Está decidido, por mí, y lo llevaremos a cabo para rescatar a mi novia.

—Y a sus hermanos —agregó Camila de fondo.

—Solo digo que tu plan sería más fácil de comprender con dibujos... decentes —susurró Eda, lo suficiente como para que Luz afinara su oído.

— ¿Insinúas que dibujo feo? —cuestionó Luz—. Tampoco es que dibuje genial, pero lo intento.

—El arte es subjetivo... abstracto en tu caso —mofó la bruja, echando a reír al suelo con su clásica risilla de cerdo

— ¡Eda! —reclamó la menor, propinándole leves golpecitos en el hombro—. ¡Y así eres la primera en decir que tomemos el tema con seriedad!

—No creo que dibujes mal, mija. —Camila revolvió el cabello de su pequeña. Una madre siempre apoyando los gustos de su polluelo.

—Gracias, mami. Ahora, como no las veo tan convencidas con algunos puntos de mi plan, procederé a explicarlo... otra vez. —Tomó un puntero láser del cabello de Eda—. I.M.P.O.S.I.B.L.E —deletreó, apuntando a lo escrito en el pizarrón lleno de garabatos y dibujos—. "I" de imposible; "M" de mente.

— ¿Imposible-mente? —Puede que no haya terminado la escuela, pero Eda estaba segura que esas palabras se escribían juntas.

—"P"... de padre. —La intención de Luz era también encontrar al patriarca de la familia Blight y que tenga una grandiosa reunión con sus hijos—. "O" de Odalia "vieja mugrosa" Blight. "S" de salvar peliverdes. "I" de imposible.

— ¿Por qué se repite? —preguntó una enredada Lilith, solo para ser callada por un siseó de las morenas.

—B de bailar con Amity. L de "liarla parda" —Lo último la menor lo dijo con acento español—. Por último, "E" de Emira y Edric.

—...

—...

— ¿Se escribe Edric o Edric-k? —preguntó Camila, apuntando todo en un cuaderno.

— ¿Les gustaría escuchar mi plan? —propuso Eda, a la par que su hermana vitoreaba apoyando la idea—. Sáquese de aquí, pequeña.

— ¡Oh, vamos! Un poco de cooperación, Lilith. Sabes lo que te espera si no me apoyas —amenazó Luz, aunque no con la malicia que Lilith equivocadamente percibió en ella.

—Sería muy bajo de tu parte —murmuró la bruja, acercándosele a la niña. No la creía capaz, en parte porque la empieza a conocer y un rasgo distintivo de Luz es que de verdad no sería capaz—. Aun así, me arriesgo a decir que la idea de Edalyn será mejor.

— ¿Por qué no les gusta mi plan? —refunfuñó la menor, pisando fuerte el piso con un tierno puchero.

—Porqué es bobo —contestó Lilith de forma directa.

— ¿Por qué no tiene dibujos? —intentó adivinar Camila.

—Porqué en media hora de explicación solo has hablado de tu tonto acróstico, nada relacionado con un plan de ataque que nos sirva. —Fastidiada, Eda lanzó un botella de agua a la pizarra con los papeles y apuntes de la menor, derritiéndolos.

—Me demoré mucho creando este acróstico... —chilló Luz. Y no lo guardó en su pergamino, ya que la batería se le agotó luego de ver un video gracioso que le envió Amity—. Okey, okey. Solo diré que mi plan no estaba completo... solo era el prototipo del prototipo.

—Tú calladita —tranquilizó Eda, brindándole leves palmaditas cariñosas en su cabeza—, deja que la joven y hermosa bruja Eda se haga cargo.

—Diji qui li jivin Idi —remedó Luz en modo resonga, disgustada y con marcadas muecas—. La vieja bruja Eda, más bien.

Aquello fue el típico momento dónde Luz no sabe si lo dijo o lo pensó.

— ¿Cómo qué vieja? —Eda se acercó al rostro de la menor para gesticular dramáticamente con su labios—. Hu-ma-na.

Mientras mentora/madre adoptiva y alumna/hija adoptiva peleaban por algo trivial, las otras dos mujeres en el sofá charlaban sobre importantes cosas relacionadas al tema.

—Sabes... me sorprende lo calmada que estás, digo, pensé que a estas alturas habrías considerado tomar a Luz y escapar al mundo humano —comentó Lilith apegándose al asiento de Camila.

—Sí... —Camila desvió su vista de la libreta en sus manos, acomodando sus desgastados lentes—. La idea pasó un par de segundos por mi mente... pero no podría hacerlo. No sé si encariñarme con ustedes sea la palabra correcta... solo sé que debo quedarme y apoyar a mi hija —suspiró intranquila.

El tema de un nuevo hogar rápidamente se desbordó de la manos, al mismo tiempo que ella misma empezaba a acostumbrarse. De un momento a otro quedó fascinada, creó tal unión con su niña después de tantos años, y las cosas iban relativamente geniales gracias a la calidez de tener una familia más amplia.

Las Islas Hirvientes no solo fueron un nuevo renacer de Luz, sino también para su madre, que disfruta de su tiempo en vida como nunca.

Luz, quien seguía discutiendo con Eda, no pudo dejar pasar de lado esas palabras de su madre. Alcanzó a esbozar una tierna sonrisa.

—Tampoco es cómo que regresemos al mundo humano y diga: "¡Hey! Después de haberme fugado varios meses con mi hija, estoy lista para que me reintegren al trabajo con todo y bonos de medio año. Además, quiero que le regresen la vacante escolar junto con los talleres extracurriculares a mi hija... Así como quiero mi casa de vuelta. —Camila suponía que el banco o bienes raíces de seguro ya la vendió—. "Por cierto, no pagaré el exceso de mis tarjetas de crédito, mucho menos los impuestos correspondientes del seguro integral, laboral y el de vida" —dramatizó encolerizada.

Una de las cosas que Camila ama de haberse fugado a otra realidad con su pequeña, es el no pagar las deudas que arrastra desde que su esposo las dejó. Más de una vez tuvo que prender una velita y rezar por llegar bien cada fin de mes.

—A estas alturas seguro hemos salido en las noticias o en esos videos de terror que ve Luz. "Top cinco familias que desaparecieron sin dejar rastro". Puesto uno, familia Noceda —culminó la madre al aire, aún muy metida en sus ideas.

Analizando cada dato random que soltó la morena, Lilith fácilmente pudo darse cuenta de algo completamente obvio.

—Comprendo más las razones por las que a estas alturas volver a su mundo no es factible. Ya no tienen casa, trabajo, estudio... mucho menos dinero.

—Sí... —Camila reafirmó cabizbaja lo dicho por Liliht—. Además, las islas no son tan malas como pensé en un inicio.

Poco a poco, e inconscientemente, se fue acostumbrando al ambiente ameno de la zona. El tema de la comida aún se le es un poco pesado.

—Nunca imaginé estar metida en planes para salvar a mi nuera y sus tiernos hermanos de una tiranía... sin duda es más divertido que llenar fichas médicas y que tu jefe de unidad te grite y trate como basura todo el día por haberle rechazado una cita —renegó Camila a toda velocidad, dándose poco tiempo para respirar y soltando algunas molestias respecto a su vida interior—. Ese hijo e' la...

— ¿Hace cuánto lo rechazaste? —Lilith interrumpió el modo dominicano de la morena.

— ¿Cuántos años tiene Luz? —preguntó Camila sarcástica.

Muchos sacrificios para mantener a su linda hija. Un día normal en la vida de una madre soltera, o viuda, aún no lo tiene muy claro.

—Ay... me dejé llevar un poco. —Camila musitó una disculpa. No deseaba que su desahogo se le sea incómodo a la bruja.

—Qué idiota... —Lilith sabe de jefes idiotas que te pudren en el trabajo—. No entiendo muy bien su "español" pero por el tono en el que te refieres a él, puedo afirmar que es un completo hijo de...

—Hoot, hoot. —Como siempre, Hotty salvó la situación.

Una simple risita contenida fue lo que la morena dejó escapar. Pensándolo mejor, cuando ríe, Camila no es tan fea o rara como pensó Lilith la primera vez que la conoció. Se le hace demasiado simpática, aparte de que comparten el pasatiempo sobre arquitectura Muertadiana de hace siglos.

—Me hubiera gustado gritarle eso y más cosas en su cara.

Pero si lo hacía, adiós a la cuenta de Netflix, la luz, el agua, la comida y demás cosas que se compran con el dinero en casa de la familia Noceda.

—Tal vez no sea muy tarde. —Pícara mirada, señal de que Lilith tenía una maquiavélica idea de venganza—. Hermanita, ¿me prestas el portal del reino humano?

— ¡Por última vez, no miento al decir que tengo menos de 50 años! Biológicamente aún no entro a la vejez —renegó Eda, que seguía discutiendo con Luz, quien no daba su brazo a torcer en la discusión, aunque a ese punto solo la fastidiaba a propósito.

—Creo que no hay problema con tomarlo prestado. —Lilith alzó los hombros—. Sígueme, tengo una idea. —Camila asintió, dejando a las dos peleoneras de Eda y Luz discutiendo solas—. Usa tu cuaderno. Escribe, exprésate todo lo que quieras de ese bastardo.Enviaremos tu carta con ayuda de mi bastón, y como tú no estás en el reino humano, nadie podrá venir a reclamarte o demandarte.

—Suena a una gran broma pesada que haría Eda. —Pero Lilith era su hermana después de todo. "Debe estar en la sangre Clawthorne", pensó Camila—. Prepárate para un desagradable mensaje de despedida, jefecito.

Luego de que Camila dejara salir su odio reprimido en forma de carta por quince años de abuso laboral.

—Hermana, ¿dónde estuviste? —preguntó Eda viendo como Lilith entraba de forma "sigilosa" a la sala tras aparecer por la puerta al mundo humano.

—Fui a comprar pan —excusó vagamente.

—Pero nosotras hacemos pan en casa. —Eda sacó un largo baguette de su cabello.

Lilith olvidó ese pequeño detalle, pero no le diría que viajó al mundo humano para que si bastón entregue una carta de odio al ex jefe de Camila... se pondría celosa.

Menos mal que a Eda poco o nada le importan las cosas personales de su hermana.

—Como recién me doy cuenta que Lilith no estuvo con nosotras la última hora —comentó Eda—, repetiré mi maravilloso plan para sacar a los chicos Blight y darles una mejor vida a pesar que no tenemos... mucho dinero.

A veces Eda se arrepiente de tener un corazón tan grande y arriesgar tanto por mocosos que apenas conoce, pero que sin duda son parte esencial en la vida de la humana que le dio un mayor sentido a su existencia. Eso la motiva a ayudarlos.

— ¡Me encanta tu entusiasmo! —animó Luz lanzando un puñado de brillantina, porque se le acabó el confeti—. Perdón por decirte vieja, eres una audaz y hermosa señorita... de casi 50 años —susurró, muteando las ganas de reírse con una mano.

—Primero: Lilith, entrarás a la fiesta con la invitación que Amity falsificó —señaló Eda. La bruja mayor asintió, comprometida con ayudar a su ex aprendiz—. Segundo: una vez abran la puerta para que Lilith entre, Luz aprovechará y se colará con ayuda de la capa de invisibilidad que acabo de tejer.

—Como una abuela —musitó Luz en un tono burlón, aunque solo era un mecanismo de defensa al encontrarse bastante nerviosa en el fondo—. Solo una oportunidad para colarme... no puedo fallar.

—Tercero: ya adentro, Lilith usará una máscara mágica para que Odalia no la reconozca. Cuarto: Luz buscará a los chicos Blight y se cubrirán con la capa —continuó Eda.

—Necesito aprender a tejer eso —comentó Camila, apreciando la capa mágica recién tejida. Al ponérsela frente al espejo, jugaba con que no podía verse a sí misma—. Como en Potter Harry —soltó una risilla.

—Quinto: lo mejor que sabes hacer, hermana; Lilith causará un mega-desastre en la mansión... con explosiones y fuego —exclamó Eda—. Aprovecharán el caos, y como las puertas se abrirán para que la gente evacúe, escaparán de la mansión. Los esperaré cerca de Hexside con Owlbert. Nos iremos volando y llegaremos a casa donde Cami nos esperará con la cena.

— ¿Y el sexto paso? —preguntó Luz, señalando al último paso escrito en la pizarra de la bruja.

—Fácil. El paso seis es avisarle sobre el plan a tu noviecita —señaló Eda sin mayor rodeo.

— ¡Por qué rayos ese no es el primer paso! —reprendió Luz.

Tendría mucho mayor sentido para Luz, y ahorraría posibles futuros problemas de coordinación.

—No cuestiones mis métodos... solo los resultados. —Eda confiaba que las cosas saldrían bien.

Mansión Blight

Medianoche. Usualmente a esa hora, algunos miedos internos y angustiantes traumas de la menor de los Blight se manifiestan en terribles pesadillas.

Esa nublada noche era la excepción. Amity no podía pegar los párpados ni relajar la mente, tampoco es como que pudiera hacerlo tras los aberrantes sucesos previos relacionados con sus padres.

La extraña e incómoda sensación de ser observada seguía ahí, tensándola y generando un leve miedo por tener las luces apagadas. Pero Amity trataba de ignorarlo, aferrándose a la idea de que era mayor para sentir miedo por causas banales de bebé.

—Hechizo de sueño —murmuró. Intentó lanzarlo en su cara, pero le fue inútil, su cerebro estaba demasiado activo como para dormir.

*Sonido de florero cayendo y rompiéndose en el suelo*

—*Lesbian gasp* —Un agudo quejido entró por sus oídos, obligándola a cubrirse de pies a cabezas para sentirse más segura—. ¿Ed, Em? ¿Son ustedes? N-No me gusta la broma.

Desde pequeña, siempre procuraba dormir temprano debido al leve temor que tenía por los raros sonidos de la mansión. Aunque la mayoría de veces solo eran ecos producidos por el viento. Pero esta vez era distinto, definitivamente ese quejido no fue obra del viento, el pesado ambiente fácilmente lo podía relacionar con otra presencia cerca de ella.

—Bien, Amy, céntrate... —espabiló Mittens—. Hay algo o alguien que no te deja descansar. Sientes que algo no anda bien. Tengo que averiguarlo, por el bien de mi salud mental. —El punto en contra es que le daba cierto malestar abandonar su cama—. ¿Y-Y si es ese muñeco diabólico de la película de Luz que me quiere matar? —Luego recordó que ella poseía magia y el valor regresó a su ser.

Armándose con una chaqueta, regalada por su novia; y medias de conejito debido a la fría noche, Amity temerosa salió de su cómoda cama de sábanas rosa en búsqueda de ese "algo" que no le dejaba dormir tranquila.

Abrió su ropero, lentamente, para que el rechinar de la antigua madera no le ponga los nervios de punta. Nada de nada... por lo menos se aseguraba la no presencia de demonios en su habitación, literal. Otro intento, esta vez iría a revisar a la habitación de sus durmientes gemelos favoritos.

—Que no se levanten, que no se levanten —imploró la menor al titán entre susurros. Los gemelos tenían el sueño ligero, por lo que el menor chirrido provocado por la puerta sería suficiente para despertarlos.

¿Por qué no quería hacerlo? Fácil.

—Otra vez con eso... —musitó, viéndolos caminar dormidos y con los brazos extendidos como zombies, pero estos eran peliverdes y extremadamente molestosos.

Nunca es bueno levantar a un usuario de magia sonámbulo. Quien sabe los hechizos que podría invocar de forma inconsciente.

—Hazlo sencillo, Amy. No choques con ellos. —Daba palabras de aliento para sí misma—. Revisa sus muebles. Si no hay nada sospechoso, procede a retirarte con cautela.

Con agilidad y gracia, esquivó a los tambaleantes peliverdes. Amity llegó a su primer objetivo: el ropero de su hermano.

—Guau... tiene muchos perfumes. —Eso explicaba su particular olor a caramelo—. Ropa, ropa, revistas de... y más ropa. Nada sospechoso... Ugh. Esto es tonto, considerando que ni siquiera sé lo que busco.

Turno de revisar el ropero de Emira, cinco veces más grande.

— ¿Vacío? —Amity murmuró extrañada, tomando en cuenta lo fanática de la moda que era su hermana.

— ¿Otra vez quieres quemar mi ropa? —murmuró una voz detrás de ella. Amity, que de por sí ya estaba nerviosa, estuvo a punto de pegar un gran grito, sino fuera por la intervención de su hermana—. Shhh... Lo despertarás. —Calló Emira poniendo una mano en la boca de Amity.

— ¡¿Qué rayos?! ¡Casi me da un infarto! —reclamó la menor en un apagado tono—. C-Creí que estabas en modo sonámbula... ¿qué te pasa?

—No sé si estoy en el sueño donde eres un gato... o si eres la Mittens real —balbuceó Emira, burlona para molestia de su hermanita—. Nah... Solo juego contigo. Es decir, creo que sí soy sonámbula, sucede que algunas veces me despierto y me gusta seguirle el juego a Edric. No lo sé. Cosas de gemelos supongo. —No es como que tenga una mejor cosa que hacer a media noche—. ¿Necesitas ayuda con algo, hermanita?

—Bueno... —Amity tenía que encontrar las palabras adecuadas, no quería parecer una loca paranoica al decir que sentía como alguien la observaba—. Estoy buscando "algo".

—Te aseguro que ese "algo" no está entre mis cosas. —Cerró levemente las puertas de su ropero—. Dame detalles.

—Hay un problema... ni siquiera sé lo que busco. —Fue sincera, pero la explicación no convenció a Emira, que se lo hizo saber un gesto de disconformidad—. Desde que llegamos a casa, siento una vibra muy rara. Y... hace poco escuché como un jarrón se caía.

—Tal vez sean fantasmas —pensó Emira. Una posibilidad que no quería experimentar en casa, ya tenía suficiente con los espíritus del camerino de las chicas en Hexside—. O tal vez el viento.

—Créeme, no es el viento —discrepó Amity. Obviamente no lo era. Las ventanas de la mansión estaban selladas—. Es algo más... que me impide dormir.

—Owww... mi hermanita bebé tiene pesadillas —chilló Emira. Dio leves palmaditas en la cabeza de la menor—. Shhh... tu hermana mayor Emira te cuida —susurró cariñosa en su oído.

— ¡PARA! —exclamó Amity, esta vez como un tono tan alto que casi perturba al sonámbulo Edric.

—Casi —suspiró Emira. Un poco más y se vería en la obligación de noquear a su gemelo—. Si se despierta comenzará a gritar y atacarnos como lo...co.

— ¿Oyes eso? —detuvo a la parlanchina de su hermana mayor con un manazo en la cara—. Escucho... como un pitido agudo. Dime que también lo escuchas.

Amity quería asegurarse de que no se estaba volviendo loca.

—No. Ahora préstame tu pergamino.

Amity acató extrañada por la petición. Emira abrió la cámara y grabó la graciosa escena del peliverde bailando dormido para enviárselo a cierta humana.

— ¿Qué? Estoy en mi total derecho de mandarle cosas graciosas a mi cuñadita —argumentó tras ver los molestos gestos de la menor.

—Sígueme, creo saber de dónde proviene el ruido. —Como cuando entró, Amity tuvo la delicadeza de abrir la puerta con cuidado—. Ciérrala, pero sin hacer...

Muy tarde, su hermana dio un portazo que resonó en toda la vacía mansión.

— ¡Babosa! —refunfuñó la menor.

— ¡Cállate, Amity gato!

Medio cerebro de Emira seguía cargando, pensando aún en la posibilidad que estaba atrapada en el sueño dónde todos eran gatos.

—Sería mejor si prendemos las luces —sugirió la mayor, tomando a su hermanita de la mano—. Digo... puede que la oscuridad te dé miedo, y s-solo quiero protegerte de un ataque de pánico.

—La atmósfera es de una película de terror... —Pero con Emira a su lado, Amity ya no tenía tanto miedo, sino ahora la preocupación de cuidar de ambas—. ¡Por acá! —señaló. Jaló a la mayor, adentrándose cada vez más por los oscuros pasillos de la mansión—. Lo presiento... nos acercamos.

—Nunca me gustó pasear por la mansión de noche... —confesó nerviosa Emira—. Ouch... ¿ya llegamos? —preguntó tras chocar con su estática hermanita.

—Lo sabía... —Desde un principio, Amity sospechaba que tantas vueltas a la casa las llevarían finalmente hasta allí.

— ¿La habitación de nuestros padres? —Un sonidito agudizó sus sentidos. Emira posó sus largas orejas en la puerta para escuchar mejor lo de adentro—. Hey... ahora que lo mencionas, escucho el pitido del que hablas. Bip, bip... bip.

—Entremos. —Amity sujetó el picaporte con firmeza, esperanzada de que la habitación no esté sellada.

— ¡Aguanta! —Emira la detuvo jalando de su oreja—. M-Mejor despierto a Edric... espérame un momento.

—De acuerdo. —Amity soltó el picaporte, brindándole una sonrisa.

Asintiendo con la cabeza, le dio la señal a su hermana para que fuera por su gemelo; sin embargo, una vez la mayor dobló por el pasillo, la tranquila mirada de Amity dio un radical cambio.

—Lo siento, pero sea lo que sea que esté detrás de esta puerta, si lo detengo, hará que mi mente esté más tranquila... por lo menos hasta mi estúpido cumpleaños. —Decidida, la menor giró el fino picaporte de metal.

"Su padre está más cerca de lo que creen". Aquella frase de su madre cobró más sentido. No pensó que lo decía en serio. Lamentablemente, Amity no podía creer que aquel ser lleno de tubos y máquinas médicas era Alador Blight, su padre.

—Papá... —murmuró Amity en estado de shock, cayendo de rodillas al suelo.

Su sentidos se distorsionaron, apenas percatándose cómo es que sus hermanos la sacaron a rastras de la habitación tras ver aquella impactante escena que marcó algo terrible en su corazón.


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