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Cap. 16 - Emperatriz Odalia Blight

— ¡Es un anillo de compromiso! —repitió Luz por doceava vez, solo que en esta ocasión, Camila tuvo la decencia de quedarse callada para que su hija defendiera a Amity de algún malentendido.

—Oh... —balbuceó la mayor.

Tenía mucho más sentido para ella. Por lo menos se aseguraba unos tres años más al lado de su pequeña antes de que se fuera de la casa a vivir con la peliverde.

—O sea, ¿no te vas a casar? —Una pequeña confirmación extra aliviaría su espíritu.

—Por el momento supongo que no —suspiró Luz, agotada de la discusión.

Y aunque vaya en contra de sus principios románticos e idealistas, Amity tenía razón, aún no están en la edad. Pero eso cambiaría en unos tres años.

—Es un alivio.

Fue a abrazar a su tierna pequeña antes de irse a la cama, ya en la mañana ayudaría a ordenar y limpiar la casa. Era más de medianoche, y ser organizadora de quinceaños gastó completamente sus energías.

—Pero en serio, ¡no vuelvan a asustarme así! Ya estoy mayor y me puede dar un ataque al corazón —molestó Camila. Luz no pudo evitar soltar una mullida risilla—. Hazle recordar también a tu novia que primero planean hacer ese tipo de cosas en un futuro, muy remoto, debe tener mi bendición. —Ya la tiene desde hace semanas, pero que se lo pida sería algo lindo—. Y... ¿Mity ya se durmió?

— ¿Amy? —Dirigió su mirada a la cama detrás de ella.

"¿Estaba dormida? Y si lo estaba, ¿cómo se durmió tan rápido?", pensó extrañada la morena. Luz la meció levemente para verificar si seguía con vida.

—Su cara tiene brillitos... —comentó curiosa al acercarse para darle un beso de buenas noches—. Está demasiado dormida, despertarla sería muy grosero de nuestra parte.

Aprendió a diferenciar un hechizo de sueño de las veces que Eda se lo tiró a ella misma para evitar seguir escuchando a Luz hablar sobre sus libros preferidos de Azura. La pregunta que se planteaba Luz era: "¿Amity lo habría hecho para evitar la vergüenza de hablar con su madre?".

—Deberías avisarle a sus hermanos que se quedará a dormir —sugirió Camila.

—Tienes mucha razón. —Tomó su pergamino del cajón de su mesita de noche—. Rayos, olvidé que no tiene batería.

Y Eda siempre acaparaba el cargador. Seguro ya estaba dormida, y no la quería molestar por una tontería.

Sin otra opción más rápida, optó, algo dudosa, pedir prestado el pergamino de la peliverde, enrollado a su lado. Se lo pensó unos segundos, ya que no quería invadir su privacidad por casualidad.

—Concéntrate, Luz, solo es enviar un mensaje, no chismear sus conversaciones... —Justo cuando estaba a escasos centímetros de agarrarlo, el pergamino empezó a vibrar.

— ¿Va a explotar? —preguntó temerosa Camila, escondiéndose detrás de la menor. Eda ya le había explicado que podía esperarse cualquier cosa de un objeto mágico; desde inofensivos brillitos a una violenta explosión

—No creo... —alivió Luz.

La verdad es que no lo sabía con certeza, pero no quería asustar a su mamá

Ring, ring.

Las notificaciones no paraban de bombardear el pergamino de la peliverde. Ciertos extraños sentimientos afloraron y removieron los interiores de Luz, en una mezcla de curiosidad y temor por encontrarse con algo indebido... o que le rompa el corazón.

—Tranquila, Luz, debe haber algún motivo lógico como para que alguien le esté mandando cientos de mensajes a tu novia. No puedes desconfiar de ella después de todo lo que han pasado, pero... —murmuró, para que su madre no la regañara. La curiosidad rebasaba por mucho su pensamiento lógico en ese instante—. ¡Al diablo! Debo ver quien molesta a mi novia, por lo menos el nom... —se detuvo avergonzada. Emitió una avergonzada risilla al sentir como fue una mera confusión—. Oh, solo sus hermanos.

—Seguro están preocupados por su hermanita bebé —añadió Camila de fondo. No sabía qué tan peligroso eran las islas de noche, pero si algo le enseñó el mundo humano, es mejor quedarse en casita a esas horas.

—Bueno, les avisaré que esta hermanita bebé dormirá con nosotros... Uh, no paran de mandar mensajes. —Como eran sus hermanos y les iba a dejar comunicado, Luz por fin se decidió en leer las cosas que los gemelos le escribían en lugar de solo deslizar el dedo, ignorándolos—. Espera un segundo... ¿su madre? —leyó extrañada. Los mensajes hacían mucho énfasis en ella, pero eso no era lo único que llamó su atención—. ¿Belos? ¿Castillo? ¿Odalia y...?

Seguía leyendo con temor, ya que esas palabras definitivamente nunca irían bien en una oración, peor si usan verbos conectores y adjetivos que para nada daban buena espina.

— ¿Mija? —Camila la tomó del hombro, preocupada por su repentino cambio de actitud— .¿Algo le pasó a la mamá de Mity?

Un último mensaje le heló la sangre

—Oh no... —No podía seguir leyendo tal terrible noticia. Luz no pudo evitar las caídas de un par de lágrimas sobre el pergamino, desviando la vista hacia su novia, que descansaba con la mirada preocupada.

Era tan, pero tan triste que le pase eso a alguien que se portó amable con ella. No era justo, y Mittens ni siquiera lo sabría hasta la mañana, tras pensar que el constante llamado de sus hermanos era para molestarla. Luz no sabe cómo explicárselo sin sentirse terrible por ser ella la que se enteró primero.

"¿Debería despertarla y llevarla a su casa? ¿Qué tal si llamo a los gemelos y que vengan por ella?", miles de dudas quebraban su mente. Luz no sabía cómo reaccionar en esa situación... pero sabía de alguien que podría ayudarla

— ¡EDAAA!

A la mañana siguiente.

—Y esa fue la vez de como le expliqué a Luz el proceso reproductivo de las brujas. —Terminó de narrar Eda para el trauma de Camila, que no pensó que esas cosas fueran posibles—. Magia, algo muy bello, pero sin duda te tomará tiempo poder entenderla

—Debo replantearme muchas cosas en mi vida —murmuró algo impactada por la imagen mental. A veces se preguntaba si dejar la educación sexual de su hija en manos de Eda era la mejor opción—. Bah, necesito quitarme esta cara larga. Cocinaré algo mientras esperamos a Lilith y... limpio mi mente.

—Se lo tomó mejor de lo que esperaba —comentó Eda despreocupada, sentada en el sofá junto a una cabizbaja Luz, mientras la bruja tomaba otro sonoro sorbo a su mañanera taza llena de sangre de manzana.

—Eda... —llamó Luz con cierto tono de molestia en sus palabras por la despreocupación de la bruja—. ¿No estás un poquito preocupada por tu hermana?

Lilith había salido ya hace un par de horas por información. Esa misma mañana, las noticias fueron un reventar de información por todos lados. Algo grande había pasado en las esferas más altas de poder, que por obviedad negaban dar informes o declaraciones para el pueblo hasta que las cosas se tornen a su favor.

Aunque Luz aún le guarde cierto resentimiento, estaba muy preocupada por la demora de Lilith. ¿Ahora sería la tía Lilith?, Luz recapacitara las cosas más tarde, existe otra prioridad que la tiene con el corazón en el pecho.

— ¿Y tú no estás preocupada por tu noviecita? —contraatacó Eda con la misma despreocupación que molestaba a la morena.

— ¡Claro que lo estoy! No sé nada de ella desde que fue a casa... —Era notoria la inquietud que brotaba de la morena y sus raras muecas. Eda lo admitió internamente, sus actitud poco ayudaban a que la menor se sienta mejor—. Leyó lo que sus hermanos le dijeron, y se molestó conmigo por invadir su privacidad... —añadió.

Sin embargo, Luz lo comprendía. Amity lo hizo porque no deseaba que ella se inmiscuya con problemas familiares de los Blight. Insistió, varias veces de hecho que le explique lo que pasó, pero la peliverde simplemente agachaba la cabeza y le susurraba: "Todavía no es el momento".

"¿Cuándo lo sería entonces?", renegó Luz en su interior. Si ella no sabía en qué problemas estaba metida el amor de su vida, poco podría hacer para ayudarla.

—Hey... ¿Si te digo un secreto estarás más tranquila? —preguntó la bruja. Luz no afirmó ni negó con la cabeza, solo levantó los hombros con indiferencia—. Igual te lo diré, por lo menos zanjemos tu intranquilidad por la no presencia de mi hermana. Los contactos de Lilith son guardias del aquelarre del emperador que trabajaron para ella. Ya sabes, subordinados mal pagados. ¡Ja! Esos tontos la adoran como una diosa, es más, a veces cuando estás dormida, una que otro intenta llegar a la casa para pedirle una cita.

Esa no era la información que Luz necesitaba saber en ese momento, pero se sintió un poco aliviada al saber que Lilith estaba con gente de confianza.

—Ellos le soltarán toda la información que sepan sobre este nuevo... relevo de poder. —Aunque la situación era impactante, sobre todo porqué en un contexto correcto, significaba cómo se llevarían a cabo los siguientes años de su vida; no obstante, Edalyn Clawthorne no pudo evitar esbozar una sonrisa maliciosa—. Jódete, Belos —murmuró, pidiéndole a la magia y estrellas que se cumpla su deseo.

La forma en cómo sucedió, poco le importa. Solo no verlo como máxima figura de autoridad aliviaba su espíritu.

—Yo no entiendo nada —comentó Camila, saliendo a duras penas del hoyo donde había caído hace minutos sin que las demás se dieran cuenta—. Tampoco entiendo la necesidad de construir este "búnker" bajo tierra.

Aunque más que búnker parecía la entrada al infierno, o una trampa para ratas.

—Remodelaciones —burló Eda, ayudando a la morena a incorporarse con ayuda de su bastón—. Te lo explicaremos más adelante.

—Ya llevan varias horas diciéndome eso —refunfuñó Camila. No le gustaba que le oculten cosas aprovechándose de su ignorancia en los temas de las islas—. Mija, será mejor que me digas la verdad o no habrá postre.

Para su mala fortuna, Luz ya no era la hijita que hacía lo que sea por un poco de chocolate. Pero aún tenía un truco bajo la manga, algo que vio en novelas y algunos libros de cómo tratar adolescentes.

— Mija, mírame a los ojos y respóndeme con la mayor seriedad del mundo mientras inconscientemente hago una cara graciosa. Lo que no me quieren decir, ¿es algo grave?

—N-No. No creo que sea tan grave como... caramba. —Sofocada, Luz rodó los ojos ante el nerviosismo del contacto visual que tenía con los marrones ojos de su madre—. Mami, yo...

— ¡Hoot! ¡Lilith llegó!

Salvada por la campana, la bruja mayor entró raudamente a la casa, dando un rápido vistazo por la ventana, cerrando la cortina, asegurándose que nadie la siguiera.

— ¡Hermana! —Eda la recibió con los brazos abiertos. Sin duda, su relación volvió a ser tan fuerte como cuando eran niñas—. Rápido, dino qué pudiste averiguar.

Aún hay detalles que son un completo misterio.

—Solo pude sacar un poco de información —comentó Lilith, notablemente molesta por su rechistar. Dio un pesado suspiro de resignación al, según ella, fallar casi completamente en su misión de búsqueda de información—. La mayoría de los guardias que conozco desaparecieron misteriosamente, y la otra mitad tiene un hechizo que les impide hablar sobre el tema de un.... aparente cambio de poder. Solo pude elaborar una hipótesis.

— ¿C-Cambio de poder? —Luz arqueó una ceja. La única figura que conocía con esa clase de autoridad en las Islas se trataba del tal Belos. Emperador desconocido totalmente para ella en su nulo interés político, más allá de los problemas con aquelarres y que él trataba de atrapar a su bruja tutora—. Creo que es un gran momento para tus famosas clases, Lilith.

—Verás, Luz...

Un gran chillido interrumpió la explicación de Lilith. Era la tetera que Camila había puesto

— ¿Y si lo discutimos en la cena? —sugirió Camila. Todas asintieron, excepto por cierta morena que acababa de recibir una esperada llamada.

Luz salió corriendo de la sala para encerrarse en su habitación y tener algo más de privacidad con la bruja al otro lado de la línea. Escuchar su voz la llenaría de una inmensa felicidad.

— ¡Amy! Gracias al titán, pensé que algo malo te había pasado —exclamó alegre; antítesis completa a la de su peliverde. Luz no pudo oír a nadie del otro lado, solo un leve sollozo que significaba todo; menos cosas buenas—. ¿A-Amy?

Paralelamente en la mansión Blight.

— ¡Mittens! —Los gemelos recibieron, afectuosamente, en la puerta principal de la mansión, a una exhausta Amity que llegó corriendo lo más rápido que pudo

—Gracias, titán —susurró Emira, abrazando su hermanita e inspeccionando por si tenía alguna herida.

— ¿¡Por qué no nos respondiste!? —increpó el mayor, poniéndole su pergamino en la cara. Más de trescientos mensajes y setenta llamadas perdidas. De razón Camila pensaba que el pergamino iba a explotar—. ¡Casi no da un ataque!

— ¿D-Dónde está papá? —ignoró Amity los reclamos de sus hermanos, para ir de frente con lo que era más importante para ella en ese momento—. N-Necesitamos ayudarlo...

Los gemelos compartieron una triste mirada. No auguraba nada bueno.

—Amity... —Emira fue la primera en romper el hielo y posar una mano en el hombro de la menor—. La situación es que...

— ¡¿Dónde está?! —volvió a reclamar Amity, esta vez con un alto tono de voz que quebraba el corazón de sus hermanos.

—Cálmate, Amity... —Emira intentó consolar a su hermanita, que visiblemente era la más sensible con las noticias que amenazaban a sus seres queridos—. P-Por favor... cálmate.

La tuvo que abrazar fuertemente para que la menor deje salir, en forma de lágrimas, todo lo que la abrumaba en ese momento.

Unas horas después.

—Genial, los noticieros tampoco tienen idea de lo que pasa —comentó un preocupado Edric, mientras intentaba sintonizar algo en la bola de cristal—. Así nunca podremos saber en qué centro de sanadores tienen a papá.

— ¡Iremos uno por uno si es necesario! —exclamó la menor con una taza de hierbas en sus manos que calma los nervios, cortesía de Emira, que ya iba por la quinta taza preparada—. Él no tiene a nadie más en el mundo...

Solo a ellos, sus hijos que lo quieren a pesar de lo frío o distante que pudo ser alguna vez.

—Debemos ayudarlo, o por lo menos estar con él si lo de su condición es tan grave como dicen.

"El señor Alador Blight sufre de una extraña condición muy pocas veces vistas en las islas", era como se describe vagamente a su padre en la nota que Amity leyó la noche anterior en las noticias de su pergamino. "¿Qué extraña condición?", todo el camino a casa se mató pensando en las cosas que un adulto saludable como su padre podría sufrir. Nada. No se le podía ocurrir nada.

—Desde la semana de lluvia hirviente se abrieron decenas de nuevos centros de sanación, jamás lo encontraremos si buscamos uno por uno. —Emira estaba muy poco optimista—. Además, todavía tenemos otro problema. Uno mucho más grande si me lo preguntan a mí.

Su madre. Radical giro de su status en un momento tan poco sospechado por los menores, sobre todo porque Odalia, durante los últimos meses, se enfrascó en ir a "reuniones de negocio" junto a su esposo, excluyendo a sus hijos de todo aspecto político. A los hermanos Blight tampoco es que les interesara mucho esos temas, Amity por su lado estuvo muy ocupada con Luz y la escuela.

—Desearía saber cómo es que lo logró... —susurró Emira frustrada para ella misma.

Esto afectaba sus planes de escaparse para darle una mejor vida a su hermanita. Ahora, jamás podrían escapar de la aterradora mirada de Odalia Blight... nueva gobernante.

—No importa que sean miles de lugares a buscar. Mittens tiene razón, nosotros como hijos debemos brindarle apoyo. —El gemelo regaló una determinada mirada a su hermanita—. Será mejor empezar de una buena vez, esos centros de sanación tendrán que soportar a los hermanos Blight por un buen rato...

Ni bien intentó abrir el portón principal de la mansión, salió volando, lastimado por la activación de un poderoso hechizo eléctrico.

— ¡Edric! —gritaron las hermanas al unísono, yendo a auxiliar al dolido hermano tirado en el suelo.

Fue una suerte que tenga la cabeza dura y el golpe contra el suelo solo lo haya desorientado,

— ¿¡Qué rayos le pasa a esa maldita puerta!?

—Eso es nuevo... déjame intentarlo. —Emira fue a inspeccionar de más cerca, recibiendo el mismo castigo que su hermano.

— ¡Emira! —La puerta dañó a dos de las personas que más ama en el mundo, o por lo menos dentro de la mansión. Ahora esto se tornaba personal—. ¡Abominación, destroza esa puerta! —

Amity dibujó un gran círculo en el suelo, de donde salió un gran monstruo de lodo morado. La abominación intentó unas cuántas veces, pero el resultado siempre era el mismo inútil. Una tras una, las abominaciones caen, pero Amity no se daba por vencida.

— ¡Otra vez! —exclamó notoriamente cansada. Era su décimo intento sin resultado positivo.

—M-Mittens... —llamó a duras penas Emira, mientras se incorporaba con ayuda de su hermano—. Es inútil. Lo de la puerta es magia demasiado avanzada para nosotros.

— ¿Qué tal si intentamos por las ventanas? —Edric intentó abrir la que estaba al lado de la puerta, pero con el mismo resultado eléctrico que lo mandó al suelo—. Creo... que me desmayaré un momento.

— ¡Oh, por el Titán! —Amity ya estaba harta de la situación. Dejó de lado la puerta e invocó un par de abominaciones para realizar un ataque en conjunto—. Aparta a Edric, haré un pequeño hoyo en la pared para escapar. —ordenó; la gemela asintió, arrastrando al inconsciente hermano mientras Amity lanzaba su máximo de abominaciones simultáneas, juntándose en uno sola con forma de puño.

No funcionó, una vez más, la pared quedó completamente intacta, solo levantando miles de partículas de polvo y chispas que amenazaban con electrocutarse si continuaba de ese modo.

—Estamos atrapados —murmuró Emira cargando a su hermano en su espalda para llevarlo a su habitación.

Luz, su madre, Eda; cada habitante de la Casa Búho. Su integridad, ahora que ya no podía ayudarlos, peligraba, y Amity se sentiría horrible si algo malo, que involucra a su madre, les llegara a pasar.

—No... ¡claro que no! —Si debía rendirse y quedarse encerrada como demonio de feria, prefería hacerlo no sin antes acabar con todas sus opciones—. Intenta abrir las ventanas del tercer piso, yo me encargó del segundo, de paso, aprovecharé para cargar mi pergamino.

Debía hablar urgentemente con Luz

—Vamos... prende rápido —refunfuñó Amity, dando vueltas y vueltas en su habitación, esperando que su pergamino cargara lo suficiente como para poder hablar con su novia.

Por mientras, intentó de todo; magia de abominaciones, hechizos de fuego, hasta insultarla o golpearla con sus peluches, pero era en vano, la ventana de su habitación no cedió de ninguna manera.

Desde pequeña siempre se sintió atrapada en esa inmensa y solitaria mansión, nunca pensó que esas pesadillas, literalmente, se tornarían realidad.

— ¡Esto es una porquería! —Se rindió, momentáneamente, hundiendo su rostro en la almohada buscando un pequeño descanso, pero un leve pitido le hizo recobrar los sentidos—. ¡Por fin! —exclamó al ver como su pergamino por fin se prendía.

Sin dudar, lo primero que hizo fue dirigirse a sus contactos para llamar a la humana con la que quería pasar el resto de su vida

— ¡Amy! Gracias al titán, pensé que algo malo te había pasado.

Esa vocecita. Esa tierna vocecita que Amity juró proteger a como dé lugar. Su familia, la amabilidad con lo que la tratan y admiran, la calidez con el apodo MIty que le pusieron. Amity se siente parte de algo, de una familia. Y sus hermanos, desearía que escaparan juntos para ser cobijados por ellas.

— ¿A-Amy?...

Casa búho.

—Cada día es más difícil conseguir estos... ojos para cocinar —masculló.

A Camila no le desagradaba el sabor de esa particular comida, todo lo contrario, le agarró un poco el gusto, aunque al principio se sentía mal por disfrutarlo. Nunca superará que la comida le guiñe de vez en cuando.

—Es lo único que podemos comprar con lo poco que gana Edalyn en su puesto. —Mentalmente, Lilith se cuestionó si debieron gastar tanto en la fiesta de Luz—. Si solo cierta humana ejerciera su labor como enfermera tal y como me sacó en cara hace unas semanas...

No pudo pasar la ocasión para hacer un comentario sarcástico de la vez que Camila llegó a la casa vitoreando por haber conseguido un trabajo; puesto que todavía le llevará unas cuántas semanas más para ejercer.

—No me gusta tu actitud —refunfuñó Luz de fondo. Que tolere más a Lilith no quiere decir que aguantará su engreída mirada contra su madre.

—Lo sé, lo sé —respondió Camila un tanto avergonzada por la mala suerte que tuvo—. Quisiera ayudar, pero la escuela estará cerrada por unas semanas.

—No solo Hexside; la biblioteca y la mayoría de plazas públicas se mantendrán cerradas debido al cambio de gobierno —añadió Edaly—. Cami, tú tranquila, yo nerviosa. Solo preocúpate de mantenerte linda, yo y mi hermana nos encargamos del resto —consoló, poniendo su mano sobre la de Camila, acto que ruborizó levemente el rostro de la morena.

—Ejem... —Incómoda, Luz no pudo evitar interrumpir la escena. No le molestaba, en absoluto. Comenzó a emparejarlas en secreto, pero había cosas más importantes que discutir en esa mesa—. Lilith, podrías explicarnos... ¿cómo rayos la mamá de mi Amy le quitó el puesto a ese tal Belos?

—Te dije que Odalia Blight era malvada —susurró Eda a su hermana por lo bajo.

—Primero tú responde mi pregunta, Luz —reprendió Lilith—. ¿Recuerdas la vez que te expliqué sobre la nobleza y su casi extinción en las islas?

—Uhmmm... Claro que recuerdo. ¿Cómo olvidarlo? Lo explicaste muy bien, tanto que aún lo tengo en mi cabeza. —Con un nerviosismo que se hacía presente en forma de sudor en su frente, intentó ponerse firme para que esas palabras convenzan a las demás. Obviamente eso no pasó—. ¡Pe-pero es una gran oportunidad para volver a hablar del tema! Mami también debe de saberlo y no creo que yo pueda explicárselo taaan bien como tú, Lilith.

—Por favor, también quiero saber —apoyó Camila—. No sé qué tan malo pueda ser que la madre de la novia de mi hija sea una tirana de un reino mágico.

No convencida por la actitud de Luz, pero dispuesta a sí explicárselo detalladamente a Camila; Lilith dio un largo suspiro antes de comenzar a iniciar.

—Todo empezó cuando atraparon a E... —Su primera oración no fue la mejor.

No pudo continuar tras recibir un codazo por parte de su hermana. Olvidó la promesa que se hicieron cuando Camila llegó a las islas: "Nada de historias donde Luz o yo hayamos estado cerca de la muerte". Asimismo, Eda todavía no encuentra el momento adecuado para confesarle a Luz sobre dónde estuvo la semana en la que la lluvia hirviente cayó como diluvio.

—Como iba diciendo... —continuó Lilith—, hace unas cuantas semanas hubo un "percance" en el castillo del emperador. Dicho incidente, provocó que el emperador perdiera credibilidad respecto a su habilidad única de hablar con el Titán. La gente en sí ya comenzaba a tener sus dudas, una mentira de tal magnitud no podía ser ocultada por más tiempo. Frente a eso, las familias nobles iniciaron un movimiento en el cual desligarse de él, porque no querían seguir sometidas bajo el yugo de un charlatán que habla con el corazón y los huesos de las islas.

"¿Titán? ¿Huesos?", la Noceda mayor arqueó una ceja. Nadie se había tomado la molestia de decirle a Camila que, literalmente, están viviendo en un gigantesco cadáver.

—Fue un muy duro golpe, pero una jugada arriesgada de su parte. Se separaron del emperador, perdieron sus títulos de "nobleza", pero como buena noticia, se quedaron con todos sus lujos ya que el aquelarre del emperador no podía quitarle sus propiedades a todos los ex-nobles —siguió narrando la peli azul.

—Típicas cosas de gente rica —maldijo Eda en voz alta. Siempre fue su sueño vivir de esa manera, o darle a Luz esa clase de lujos.

—Lo siento... es todo lo que pude averiguar —dijo una apenada Lilith—. Los Blight fueron la única familia de las islas en querer mantener su título a como dé lugar, en pocas palabras, son los únicos nobles de las islas. Acá es creo donde los puntos se unen. La ley dicta que una vez Belos sea sacado del cargo, el poder será trasladado al líder del aquelarre del emperador, pero...

—Pero cierta bruja destruyó la credibilidad del nombre de ese puesto para siempre —comentó burlona Eda al mencionar, lo que, para ella, fue la primera vez que su hermana hizo algo bueno—. No conozco a esa hábil bruja, pero por lo que describen, debe ser horrorosa.

Tanto ella como Luz se aguantaban las ganas de reír al máximo, frente a la confundida mirada de Camila que una vez más se sentía mal por no entender nada

—Correcto. —Con su talismán, Lilith tuvo que lanzarles un hechizo al par de burlonas para que se detuvieran y la dejaran continuar—. Sin la líder del aquelarre del emperador como segunda al mando, el siguiente emperador se decidió entre los miembros más importantes de los principales aquelarres.

Odalia en oráculo y Alador en abominaciones.

—Por eso los padres de Amity han estado ausentes por tantas semanas. No iban a simples reuniones de negocios... ¡iban a reuniones para dominar el mundo! —Luz se salió un poco del tema, pero en síntesis tenía razón.

—Puede que suene un poco obvio. Para ser emperador, debes pertenecer a la nobleza —comentó una pensativa Lilith. Todo empezaba a tener sentido y armarse como un rompecabezas—. Los líderes de los aquelarres también son brujos que se desligaron de sus títulos de nobles. Eso dejó la vía libre a Odalia, ya que los Blight son la única familia noble con miembros importantes en sus respectivos aquelarres.

Astuto, malvado, pero muy astuto de su parte. Aprovecharse la decadencia de tus compañeros nobles para hacerse con el poder en las islas.

¿Qué pasó con Belos? Solo Odalia y unos cuantos lo saben. Lilith aseguró que en las próximas semanas vendría mayor información de lo que realmente sucedió.

— ¡Maldita bruja! —Lilith no pudo evitar lanzar toda su frustración golpeando la mesa, asustando a las demás—. ¡Quién sabe las salvajadas de leyes que dictará para que todo pase por su perfecto filtro!

Mansión Blight.

—Debo salir de aquí, no permitiré que esa bruja le ponga una mano encima. —Decidida, Amity salió de su habitación en dirección a los cuartos de invitados por si alguna ventana pudiera abrirse.

Diez cuartos, incluido los tres baños, fueron inspeccionados antes de empezar a darse por vencida. Aún faltaba una habitación. La peor de todas.

La pequeña peliverde recorrió el largo y pesado pasillo que llevaba hasta la habitación donde su madre la encerraba, si se portaba mal frente a las visitas cuando era una asustada niñita. La habitación de los padres Blight; la única que le faltaba revisar.

Dubitativa, tomó el fino picaporte, apretándolo con odio. Cuando estaba a punto de girarlo, sintió un leve escalofrío recorriendo su espalda. Alguien la observaba. Podía sentir los fríos ojos de alguien que le quemaban la nuca, pero no podía saber de dónde.

La presencia de ese tenso momento la obligó a dar un paso atrás, total, una habitación más, una habitación menos. Estaba segura que sería lo mismo; ventanas cerradas y muros irrompibles. Se dirigió al baño a enjuagarse la cara. Amity decidió ignorar el mal presentimiento que la recorría, y fue a reunirse con sus hermanos...

— ¡AMITY, CORRE!


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