
Cap. 12 - La maldición de Eda
— ¡Estoy despierta! ¡Estoy despierta!
Gritó una asustada Lilith, levantándose de golpe en la silla de la cocina donde supuestamente debía de vigilar a Luz y Amity, pero cuando ellas comenzaron a hablar de sus cosas, se aburrió hasta el punto de dormirse.
— ¿Qué demonios? —masculló. Un estruendo se escuchó en el segundo piso, alertándola a invocar su bastón.
— ¿Me llamabas? —preguntó King desde el suelo, ya que se había quedado dormido en el regazo de Lilith.
— ¡Niñas! —El par estaba subiendo las escaleras a toda velocidad, la mayor las siguió y logró detenerlas a medio subir—, ¿qué sucedió? ¿Qué es todo este escándalo?
—La señora Camila gritó y se escucharon cosas romperse en la habitación de Eda —explicó Amity vagamente, antes de que otro estruendo se escuchara, el más ruidoso hasta ahora.
Lilith temía lo peor, ya que si la maldición se manifestaba en Eda, no tardaría mucho en hacerlo en su propio cuerpo. Esa idea la asustaba, no imaginaba la sensación de ser un monstruo que destruye todo a su paso, pero así fue la vida de su hermana después de todo. Eso la sentía cada vez más culpable y la llenaba de estrés.
— ¡Mija! —llamó Camila, bajando rápidamente por las escaleras y chocando con la parejita, provocando que caigan unos escalones, pero sale ilesa gracias a un abominable que invocó la peliverde.
— ¡Mamá! —exclamó Luz, reincorporándose y yendo a abrazarla con mucha fuerza—. ¿E-Estás bien? Escuchamos muchas cosas rompiéndose y...
—Señora Camila, ¿dónde está Eda? —interrumpió la peliverde, tomando el brazo de la mayor, que deformó su rostro en una ligera mueca de dolor al contacto—. Oh, no. Su brazo está lastimado. —El antebrazo de Camila tenía un gran moretón, producto seguro de una caída o ataque.
—Mity... tu labio —comentó Camila asustada, creyendo que era su culpa por hacerlas caer de las escaleras.
—Ou... E-Eso no es importante ahora —desvió la peliverde el tema, cubriéndose el labio con una mano—. Curaremos su brazo, pero primero hay que encontrar a...
— ¡Monstruo! —Señaló Camila las escaleras con miedo. Era Eda, convertida en la bestia búho.
El monstruo al verlas intentó atacarlas, pero de una rápida acción Lilith las empujó para protegerlas, llevándose todo el impacto como consecuencia.
— ¡LILITH! —exclamaron todas al unísono, siento testigos de cómo la más poderosa del grupo era noqueada de un solo golpe contra la pared.
— ¡Abominaciones, deténganla!
Amity dibujó varios círculos en el suelo de donde emergieron las criaturas. Ocho fueron las necesarias para formar una barrera de lodo sólido que se interpondría momentáneamente entre ellas y el monstruo. Esa gran acción les dio suficiente tiempo como para llevar arrastras a una inconsciente Lilith hacia un lugar más amplio para tratarla.
—Luz, ayúdame a cargarla. No puedo invocar otra abominación, he llegado a mi máximo simultáneo —añadió Amity, forzándose actualmente, en su cansado estado, a mantener la barrera hecha de abominables.
—Dame un segundo...
Luz tomó una decena de glifos escondidos en una maceta, servían en caso de emergencia, y los colocó en el suelo debajo de la alfombra— ¡Lo tengo! Cuando Eda atraviese ese muro, pisará la alfombra y activará los hechizos que la cegarán unos minutos.
— ¡Bien hecho! —felicitó a su novia, pisando accidentalmente el cabello de Lilith—. Señora Camila, ayúdenos a cargarla. —Camila, que estaba sentada en posición fetal a un lado, se incorporó temerosamente, dando pasito y agachándose un poco para que echen a la bruja en su espalda.
—No pensé que Lilith pesara tanto... —exhaló Luz con dificultad, colorándose por el anormal peso de la delgada bruja.
— ¿Qué yo, qué? Estoy en mi peso ideal, —Entre refunfuños, Lilith recuperó la conciencia debido al "insulto" de la morena—. Uhg... Mi cabeza da vueltas y... ¡Mi bastón! —exclamó, zafando del agarre de Luz para encontrarlo.
Desde que comparte la maldición con su hermana, la magia generada por su cuerpo ha disminuido hasta casi la nulidad. Puede invocar pequeñas cosas, pero no sería posible invocar hechizos más poderosos sin su taliamigo, un cuervo blanco al que no se dignó en darle un nombre.
—Muy tarde, está del otro lado del muro que nos separa de Eda —explicó Amity—. Lilith, aunque nuestra magia esté debilitada, juntas tal vez podamos hacerle frente —comentó decidida—. Hay que buscar un lugar dónde no nos encuentre y elaborar un plan. En cualquier momento romperá la barrera de lodo.
— ¡Sé dónde podemos ocultarnos! —exclamó Luz con optimismo, guiándose con señas hasta la parte trasera del sofá central de la sala—. Lilith, trae a King y el botiquín para tratar la herida de mamá.
La bruja asintió, yendo raudamente junto con el demonio hasta la cocina para traer lo necesario. De repente, a medio camino, comenzó a sentir un leve dolor en el torso, que paulatinamente fue contagiándose hasta su cabeza. En medio de la adrenalina, ignoró el hecho. Pero si de algo estaba segura, es que se trataba de la otra mitad de la maldición, que amenazaba con brotar en una situación tan delicada bajo mucho estrés.
Con ayuda de King, Luz sacó el cuadro principal detrás del sofá: Dónde antes estaba colgado la orden de captura de Eda, ahora era la foto de Luz comiendo tentáculos en una competencia. Una vez el cuadro retirado, se reveló un pequeño conducto en forma de tobogán que conectaba a una habitación secreta.
—La construimos en caso algún día vengan a cobrar impuestos —comentó Luz, apenada tras ver la mirada confundida de todas, sobre todo de su madre.
Un rugido ensordecedor sacudió la casa y tensó hasta los oídos de las residentes. El monstruo, luego de varios minutos golpeando, perforó el muro de lodo y cayó en las trampas de luz que puso... Luz. Se mantendría cegada por un rato, pero de igual forma la bestia contaba con un excepcional sentido del olfato. Esconderse en un lugar bajo casa era la mejor opción.
— ¡Entren rápido! Una tras una, entraron por la pequeña ventana. Luz fue la última en entrar y ocultar de nuevo la entrada con el cuadro.
El cuarto era uno muy pequeño, visiblemente creado para dos o tres personas como máximo. Tenía varios ductos muy angostos que conducían hasta las rejillas de diversas partes de la casa, máximo una persona podría entrar al mismo tiempo.
—No se mueva, este glifo médico está hecho para aliviar los moretones. Sentirá un leve cosquilleo. —La peliverde abrió el sticker del aquelarre de sanadores y lo puso en el brazo de su suegra, que se sintió bien casi de inmediato. El dolor que le mencionó era similar como ponerse una vacuna.
—Gracias —agradeció revolviendo su cabello—. Ahora, creo que es buen momento para preguntar...
—Señora Noceda, recuerde respirar y cuidar su tono —añadió la peliverde, conociendo aquella cara atomatada de la mayor, similar a cómo hacía su novia. A pesar de la situación apremiante, y casi traumática que vivió, Camila no se guardaría nada de nada.
— ¡¿Qué rayos le sucedió a Eda?! —gritó, curvando los reclamos en preguntas exaltadas—. Oh, Dios... creo que me va a dar algo.
El corazón iba a mil por hora, tanto o más rápido que después de correr un maratón. Su respiración era entrecortada y asfixiante por el nudo en su pecho; le costaba regularse y realizar las respiraciones controladas que le sugirió Mity. ¿Y cómo no? Si vio la muerte en los negros ojos del monstruo búho. Tuvo suerte de que, en su último segundo de lucidez y antes de completar la transformación, Eda la empujó fuera de la habitación y cerró la puerta.
—Mami, baja la voz —pidió la menor, forzando a la calma, ya que había mucho eco por los ductos y eso no las favorecía en su intento de esconderse.
—Les dije... que debíamos de contárselo desde un principio.
Amity se sentía culpable. Usualmente era la voz de la razón en la casa búho, y era la única en contra sobre no decirle nada a su suegra humana con respecto a la maldición de su suegra búho.
— ¡¿Contarme qué?! ¡Qué Eda se convierte en un maldito monstruo emplumado! —exclamó, dejando escapar algo de lenguaje picado.
No podía medir sus palabras, menos controlarse y querer salir al bosque por algo de aire, pero debía hacerlo rápido si es que no querían un inesperado encuentro con la bestia búho. King comprendió rápidamente la situación y, cómo le enseñó Luz alguna vez, se sentó en el regazo de Camila para que esta comenzara a usarlo como una bolita de pelos antiestrés.
—Mamá... —balbuceó Luz preocupada. Es la primera vez que la ve en ese estado de pánico extremo. Omitió detalles importantes para lograr convencer de su mudanza, ahora está pagando por ello—. Siempre tuve miedo de confesarte lo de Eda, porque sabía el impacto que tendría en la decisión de mudarnos aquí. En serio lo siento, pero no es algo que ella pueda controlar, es una maldición que algún... despreciable y malvado le puso cuando era joven.
Lilith no podía sentirse peor tras aquellos adjetivos de la humana a la que empezaba a ver cómo miembro de su particular familia.
—Está enferma... —concluyó Amity, poniendo el contexto en algo que Camila pueda entender fácilmente—. Antes era mucho peor, pero Lilith se ofreció a llevar la mitad de la maldición; eso ocasionó que Eda no pueda usar magia por indefinido tiempo, pero aligeraba la carga de cierta forma y pensábamos que evitaría la transformación a la bestia búho.
—P-Por ese equivocado pensamiento, Eda dejó de tomar su elixir —murmuró Luz, frustrada, viéndose cómo responsable por no exigirle más a que compren aquellas pócimas.
—Edalyn solía tomar una pócima que la ayudaba a controlar la maldición. Si logramos dárselo, volverá a la normalidad, de mal humor, pero a la normalidad al fin y al cabo —explicó Amity.
Camila desvió la mirada, no sabía cómo sentirse. Molesta porque su hija no le contó algo tan importante y se lo guardó para que no interfiriera en su misión de vivir en la Casa Búho; triste porque su nueva amiga bruja sufría de una grave enfermedad. Por último, cierto temor porque un enorme monstruo las está acechando fuera del cuarto.
—Mami... En serio siento no poder habértelo contado antes. Tenía miedo... No quería separarme de mis amigos, novia... y de mi otra mamá —murmuró Luz lo último. Eso le llegó hasta el alma; Camila luego reflexionará cómo aquel sentimiento de su hija puede cambiar su relación con ella.
—Mija... —La mayor, cariñosamente, envolvió a su pequeña en un abrazo—. Lo único que ahora importa es mantenernos a salvo. Luego lo discutiremos seriamen...
—Es mi culpa —interrumpió Lilith entre balbuceos, con sus manos cubriendo su rostro y leve temblor que aumentaba el pánico entre las demás chicas—. Todo esto es mi culpa...
—N-No, tía —Luz calmó; sin embargo, cayó en cuenta lo que dijo y solo optó por darse una bofetada mental mientras trataba de acercarse a la bruja—. Es decir, L-Lilith. No es tu culpa, ¿cómo podías saber que la maldición volvería? Nadie lo sabía y por eso no tomamos otras medidas que...
—Así es, Eda no presentaba síntomas de cansancio o las plumas que usualmente aparecen en su cuerpo —comentó Amity, añadiendo a la idea de su novia—. No te culpes, mejor ayúdanos a...
—Yo lo hice —admitió deprimida, y el ligero sollozo que brotaba de ella que apagaba sus palabras—. E-Es mi culpa, yo hice esto...
— ¿Q-Qué? —Luz no quería creer lo que acababa de escuchar, necesitaba una segunda confirmación.
—Yo... —Un nudo en su garganta evitaba que hablara, pero la mirada de todos fija en ella la mataron—Yo... maldije a Eda.
Ahora sabe que el dolor de su pecho no era porque se podía transformar en una bestia... Era la culpa. Ni bien terminó de pronunciar las palabras que quebraron el corazón de Luz, se escuchó un gran rugido. El monstruo aún no los encontraba, tampoco se le escuchaba muy cerca. Perfecta situación para que Luz pierda por completo los papeles.
— ¿Por qué...? —Luz preguntó, más en reclamo que en duda. Estaban todas muy apretadas en el espacio, así que no tuvo que esforzarse mucho para comenzar a jalarle el cabello—. ¡¿Por qué hiciste eso?! —exclamó, y la frustración de saber que su misma hermana le hizo eso a Eda, la bruja que tanto ama, hizo que sus ojos se adornaran de un cristalino lloro.
— ¡Luz! —La peliverde dio un grito enmudecido con una mano, tomando de los hombros a su novia para evitar que se abalance contra Lilith— ¡Detente o sino...!
Los reclamos de Amity fueron silenciados por un rugido poderoso, muy cerca de dónde estaban ellas. A ese ritmo de griteríos, Edalyn las encontraría en poco tiempo.
— ¡Mija! —llamó en alto, un poco más calmada e igualmente evitando que Luz le haga algo peor a la Clawthorne en plena crisis.
— ¡¿Por qué hiciste eso?! —bramó Luz, sin importarle el ruido que pueda ocasionar—. ¡Monstruo, no sabes el dolor que les has causado a Eda! —recriminó con odio. Era la primera vez que las presentes veían a Luz en ese estado, pero tiene sentido al saber cómo ha sido su día.
Recapitulando: echó las cosas a perder con Eda y su mamá; su novia posiblemente sufra de violencia en casa y todavía no se lo ha podido decir para hallar una solución. La bruja a la que acaba de abrir su corazón, Lilith, hasta el punto de considerarla como una tía, es la causante de la peor desgracia en la vida de su mamá bruja, y ahora, esa misma mamá bruja se transformó en un monstruo acechador que las quiere matar.
Tiene todo el derecho a estar molesta y preocupada.
—E-Estás en lo correcto, Luz —admitió Lilith—. N-No sabía cuánto dolor traía mi hermana. Fui estúpida y muy egoísta de joven, pero ahora...
Se tocó la gema del pecho y el mechón blanco de su cabello. Los cambios no han sido solo físicos, sino que también psicológicos ya que cada día, cada hora, a cada maldito segundo... lo escuchaba... esa voz, ese grito desgarrador de la bestia tratando de huir de tu cuerpo, que solo se calla a duras penas cuando va a dormir.
—Ahora lo comprendo. Todo lo causé debido a mis inseguridades, deseos de poder y ser siempre la mejor. Esas cosas... son la perdición para cualquier bruja —proclamó Lilith. Amity tragó saliva, ese era el camino que su madre quería que ella siguiera, a buena hora agradece que alguien cómo Luz y su familia se quieran interponer ante ello—. Por favor... Les pido que no se lo digan a Edalyn. Yo misma lo haré, pero ahora necesitamos un plan para traerla de regreso —imploró de rodillas, tomando a la humana menor de los hombros.
—Lo que necesito es golpearte con un bate lleno de glifos —habló tosca. Luz cruzó los brazos y le dio la espalda, aguantando las ganas de frustrarse más y soltar injurias frente a tal traición.
—L-Luz —balbuceó su madre, preocupada por la grosera actitud que podría tomar contra la bruja.
—Es que... no lo entienden. Lo que Eda no me contó... —Una traición de sangre, así ella puede resumirlo—. Todo lo que ha sufrido, todo lo que esa maldición le ha negado a Eda.
"Soy infértil", confesó la mamá bruja que más ama. Nunca se podrá sacar esas palabras de la cabeza.
—Escúchame... —llamó Amity, tomándola de los hombros, sacudiéndola levemente para que se concentre en lo más importante—. Luego tendrás tiempo para arreglar las cosas y probablemente darle su merecido, pero tenemos que ocuparnos de "mamá búho monstruo" en estos momentos.
Se rindió ante los ojos miel de su novia, aquella mirada tranquilizadora que la cautivó con el añadido de un tierno abrazo y un susurro: "Todo estará bien".
—Tienes razón, cariño —comentó con una mirada gacha—. Encarguémonos y pongamos toda nuestras fuerzas de Eda; sin embargo, eso no quiere decir que hemos terminado contigo... Lilith. —La bruja sabe que no, ya que este podría ser el principio del fin de la relación con su hermana, justo ahora que empezaban a mirarse nuevamente a la cara—. ¿Tienes alguna idea, Amy?
—De hecho, sí —pensativa, Amity tomó su mentón. Su mente trabajó rápido durante ese mal rato en el que Lilith misma se expuso—. Señora Camila, mientras Lilith, Luz y yo distraemos a Eda e intentamos atraparla con la poca magia que nos queda, usted se escabullirá en su habitación y buscará el elixir que necesitamos. La traerá hacia nosotros y se la daremos, así regresará a la normalidad.
— ¿E-Escabullirme? —balbuceó asustada, preguntando que la hayan puesto en un lugar sensible y primordial de la misión, siendo ella la más asustada.
—Algo arriesgado, pero es lo mejor que tenemos a la mano —analizó Luz, tomando a su novia y madre de la mano, decidida a solucionar las cosas; no obstante, casi no se percató del tembloroso estado de su mamá—. A la cuenta de tres. Uno...
"¿Estar expuesta a un monstruo que me puede comer de un bocado?"
—Dos... —continúo la peliverde.
"¿Regresar a la habitación dónde la bestia me atacó?"
— ¡Tres! —exclamaron las novias al unísono.
— ¡Esperen, esperen! —interrumpió Camila, zafando del agarre del Luz para irse al otro rincón, que es dónde Lilith trataba de obtener fuerzas—. Yo... no puedo... Tengo mucho miedo —murmuró apenada, cubriéndose los labios para que su niña no la vea en ese estado debilitado, muy bajo; nunca se permitiría que su Luz la vea tan derrumbada.
—Mami... —Hasta para ella era una aterradora situación. No quiere obligarla a hacer algo que no quiere, no está preparada para algo tan peligroso—. Yo lo haré —sentenció, dándole un abrazo a su madre.
— ¡Pero...! —Amity intentó objetar, pero la mano de Lilith en su hombro la detiene—. Necesitamos tu ayuda. Estamos muy cansadas y requerimos de tu habilidad con los glifos de luz.
—Necesitamos y requerimos el elixir. Confío en ti, cariño. Eres fuerte y sé que podrás controlarla sin muchos problemas —sentenció Luz seria, alzando un poco su tono. Podría considerarse la primera vez que le gana una discusión a su novia—. Me colaré en su habitación mientras ustedes la distraen. Mami, quédate aquí y usa esto por si pasa algo malo. —De su cabello, Luz entregó su último glifo poderoso de luz, doblado varias veces—. Presiónalo si el monstruo se acerca, te dará tiempo a escapar. King, vigila a mamá.
El demonio asintió, acostándose nuevamente en el regazo de la morena.
— ¡Tres! —gritó la parejita al mismo tiempo, frunciendo el ceño y arrastrando a Lilith, que apenas y sus fuerzas daban para una confrontación contra la maldición de su hermana.
—Suerte... —susurró Camila, viendo con miedo cómo las demás chicas salen del escondite.
—No te preocupes, no es la primera vez que Eda nos quiere comer —comentó King con total normalidad, mientras una mucho más preocupada Camila seguía rascándole su pancita.
— ¡¿Qué?!
—Lo siento... —murmuró Lilith, siendo la última en salir del escondite detrás de las menores—. Luz, lamento romper tu confianza de esta forma y en un momento tan inoportuno. Y-Ya no podía mantenerlo oculto, si seguía probablemente iba a explotar o...
—No es conmigo con quien debes disculparte —interrumpió la morena con una gran incomodidad y escondiéndose bajo la mesa—. No sé cómo es que Eda pueda reaccionar contigo... pero si la empiezo a conocer, querrá golpearte primero y preguntar después.
Luz soltó un pesado suspiro, antes de avisarle a Hooty la parte que él haría, ya que ella no será parte del escuadrón que distraerá a la bestia búho. No había necesidad de hablarle frente a su pico. Hace poco Luz se enteró que el excéntrico búho escuchaba hasta el más mínimo detalle de todo lo que pasa en su interior, o sea, toda la casa.
Aterrador, pero útil en estas circunstancias.
—Shhh —siseó bajo la peliverde, algunos pasos se escuchaban a escasos metros—. Preparadas, aquí viene...
Como lo planearon, Luz se escondió bajo la mesa, mientras Lilith y Amity se llevaban a Eda en dirección contraria a las escaleras del segundo piso.
— ¡Hey! —exclamó la peliverde, llamando la atención de la bestia—. ¡Síguenos! ¡Tú, tonto búho lindo y esponjoso! —Tras el griterío, la bestia en cuestión apareció creando un mega desorden al rebotar bruscamente contra las paredes y techo, dejando plumas y marcas de garras alrededor.
El par Lilith - Amity empezó a correr en direcciones contrarias para marearlas, y cuando Hooty les dé la señal, deberán juntar sus hechizos de abominación para atrapar a Eda en una red y llevarla a Eda a su habitación, donde Luz las esperará con el elixir.
—Es mi oportunidad —se arrastró Luz para salir de la mesa.
El monstruo empezó a perseguirlas por toda la casa. A duras penas lograban mantener su distancia con algunos abominables o hechizos de luz que la aturdía unos segundos. Por el lado de Luz, ella rápidamente llegó a la habitación de Eda y fue a su armario donde guardaba los elixires.
— ¡Rayos! —bramó desesperada. Estaba vacío, solo quedaba revisar la parte alta, a la cual Luz no llegaba—. Demonios, genes latinos, ¡soy muy pequeña!
Luz tuvo que traer una silla y subirse en ella, para su suerte, había un elixir muy al fondo, para su mala suerte, su brazos eran muy cortos para alcanzarlo.
—Ya casi... —En un último esfuerzo, y lastimándose levemente su hombro, logró tomarlo con la última fibra de sus dedos—. ¡Lo tengo! ¡Hooty, ahora! —llamó gritando, y el búho apareció por una de las ventanas de la habitación.
—No me pagan lo suficiente. Hoot, hoot —ululó molesto.
El búho hizo fuerzas e intensificó todas las lámparas y velas de la casa a su máximo. Era la señal para que Lilith y Amity atrapen al monstruo, aprovechando su aturdimiento por el alumbramiento máximo de la casa.
Unos segundos de puro silencio asustaron a Luz. La acción de encender todo al máximo agotó a Hooty, que cayó rendido al sueño, causando un apagón en toda la casa. La morena estaba a punto de ir a investigar, cuando de repente...
— ¡Rápido, Luz, no podremos sostenerla más! —clamó Amity, entrando a la habitación junto con Lilith y Eda, a quien ya tenían maniatada con unas cadenas hechas de magia y abominación.
—Mi... mi magia se está acabando —balbuceó Lilith del cansancio, manteniendo la concentración en su casi nula magia para que su hermana no escape—. ¡Dale el elixir!
—Eda... —Luz se acercó lentamente, procurando no hacer movimientos bruscos para no alterarla más—. Siento no poder hallar una cura hasta ahora... Lamento también las palabras de antes, eres una verdadera mamá para mí. Te amo...
Algunas lágrimas quisieron brotar, pero se aguantó apretando sus labios. Acarició las mejillas emplumadas de la bestia, y puso la botella de elixir en su boca, cuidando que no se atragante y tome hasta la última gota.
Pasados los segundos, las chicas se relajaron y aflojaron el agarre mágico contra Eda, puesto que en unos segundos se liberaría; lo último que deseaban era que entre en pánico por despertar maniatada. Sin embargo, pese que Luz ya se veía abrazándola y colgándose de su cuello... el elixir no funcionó.
— ¡Rápido, creen otro hechizo de luz para aturdirla mientras busco más elixir! —exclamó Luz, rebuscando entre los cajones de Eda, estrechándose.
Aquellas energías negativas y bruscos movimientos de las presentes volvieron a alterar a la bestia, que de nueva cuenta vociferaba al mismo tiempo que trataba de arañar las redes.
—No podemos... estamos agotadas —jadeó Amity con dificultad. Lilith no respondió, su concentración estaba a punto de acabarse, al igual que su magia—. Usa algún glifo de... luz.
— ¡Se me acabaron! —respondió Luz con otro grito. Vació sus vacíos bolsillos. Intentó buscar algo con que dibujar un glifo en la pared o suelo, pero era muy tarde, Eda aprovechó el cansancio de su hermana para liberarse y acechar lentamente a la persona más cercana a ella: Luz—. ¡Eda, no!
— ¡Hey! —gritó alguien desde el marco de la puerta. Tenía un glifo en su mano, lentes y una mirada decidida—. ¡Cómete el glifo, torpe! —Apurada, Camila lanzó el papelito garabateado sobre la cabeza de Eda. Al hacer el mínimo contacto, una violenta bola de luz irradió la habitación, cegando a todos en la escena y dando la estocada final para que el monstruo sea controlado.
—Eso fue intenso... —balbuceó una despeinada Camila, saliendo del closet donde se había escondido tras el gran destello de luz.
—Y que lo diga —respondió Amity a duras penas, sentada y apoyada en el mismo clóset y levantando el pulgar en señal de: "estoy bien".
— ¿Edalyn? —preguntó Lilith, que se había ocultado detrás de la puerta junto con Luz, que desapercibida le sacó del dedo medio.
—Ella está bien... —Luz fue la primera en actuar luego de que la vencieran, arrastrándola hasta posarla en su nido—. Despertará en unos minutos, mientras, ordenemos la casa...
Un suave tacto interrumpió sus palabras. Algo tomó su mano, era la bruja, que la miraba con una tierna mirada desde su nido.
— ¡EDA! —exclamó la morena, abalanzándose sobre la desorientada y despeinada bruja de cansado estado. Para Luz, primero era prioridad volver a hablar del tema pendiente con ella—. ¡Perdóname, fui una tonta! ¡Eres y siempre serás la mejor mamá búho del mundo mundial!
Sacándose todo el arrepentimiento del pecho. Las lágrimas; en una mezcla de alivio, felicidad y arrepentimiento, no tardaron en aparecer.
— ¡No me odies, por favor!
— ¿Odiarte? —cuestionó Eda extrañada, pasando momentáneamente por alto el hecho de que se volvió una bestia, pero fue ahí que vio la mirada preocupada de todas las demás.
Estaba a punto de preguntar qué fue lo que pasó, pero su cabeza comenzó a doler, y todos los recuerdos de su transformación llegaron en forma de avalancha.
—Oh, no. Dime que... —murmuró Eda preocupada, apartándose un poco de la morena. Amity le entregó la botella vacía de elixir, todo había salido relativamente bien—. Gracias... Gracias por ayudarme. Y lo siento, debí contarles que me sentía mal desde hace ya unos días.
Amity juntó a Luz nuevamente con la bruja, uniéndose al abrazo. Después de todo, Edalyn la consideraba parte de su familia por la relación que tiene con su hija humana.
—Uhmmm... Yo... —Lilith quiso hablar, pero fue interrumpida por el acercamiento que tuvo la humana mayor con su hermana.
—Camila... —Edalyn llamó avergonzada. Estiró su mano en dirección a la mayor. Siente que lo arruinó todo, justo cuando pensó poder dar un siguiente paso, claro que primero tendría que charlar con Luz—. Siento haberte ocultado todo esto...
—Edalyn... —habló seriamente, alejándose un poco de ella.
Aún tenía miedo. ¿Y cómo no? Casi la mata. Temía encontrarse con el monstruo más aterrador que ha visto en su vida en los ojos de la bruja.
—Lo siento... dame algo de tiempo para procesar lo que acaba de pasar —se disculpó, dándole la espalda y dirigiéndose a la salida.
No estaba en condiciones para conversar. Tomó a Luz de la mano y la arrastró con ella. La menor no opuso resistencia, sabía lo que se avecinaba.
—Mija... tenemos que hablar.
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