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CAP XVI - DECLARACIONES, DISPUTAS Y RECONCILIACIONES.

− ¿Quién tuvo la fantástica idea?

Apoyado en el mostrador, JongIn presenciaba con diversión como ChanYeol, estupefacto, pasaba por todos los tonos de piel humanamente posibles al ver a su esposo pavonearse por todo el salón con un vestido que no dejaba nada a la imaginación.

Aunque ese no era el meollo de la cuestión. Para el alto, Baek parecía haber salido de una de sus más dulces fantasías, el verdadero problema estaba en las decenas de hombres que observaban a SU ESPOSO como él mismo lo hacía. Y ese era un privilegio que solo estaba permitido para él.

−Cómo si no intuyeras la respuesta...− MinSeok elevó sus hombros señalando con la mirada al pequeño esposo mientras limpiaba el polvo del mueble y atendía a las personas que pedían para llevar. –Te ves muy tranquilo JongIn ¿estás seguro de que no pasaras por lo mismo cuando KyungSoo haga acto de presencia?

Ante la pregunta, JongIn habló confiado –A diferencia de Yeol yo no soy un celoso empedernido. Es más, pienso presumir al maravilloso chico que ellos verán y solo yo puedo tocar.

−Si tú lo dices...− el más bajo elevó sus hombros antes de centrar su atención en un cliente.

JongIn dejó a su viejo amigo trabajar y se dispuso a recorrer el lugar con la mirada intentando predecir por donde entraría su amado escritor, una tarea que fue interrumpida cuando un retumbo en las mesas hizo centrar la atención en su amigo.

Yeol soportó, de mala gana, las miradas pervertidas y aquella constante denominación, porque era SU "princesa" ¡y nadie tenía el derecho de llamarlo así más que él! Sin dudas, el descarado manoseo de un cliente al perfecto trasero de su maridito fue la gota que rebosó el vaso.

Más que molesto, ChanYeol se acercó y tomó de la muñeca a su esposo llevándoselo fuera del salón para no hacer un escándalo más grande.

Lo sé, ustedes querían más pelea o uno que otro golpe para especiar los celos que se acumulaban cual vapor en una olla a presión. Su autora también, pero nuestro gigante es educado y sabe ser agradecido*^* obviamente no haría un escándalo en el negocio de su ex jefecito

− ¡¿Qué crees que haces ChanYeol?! ¿Te volviste loco? ¡No puedes solo irrumpir en el trabajo de alguien cuando se te da la gana! ¿o acaso piensas que por ser tu esposo no tengo derecho a hacer las cosas por mi cuenta? Deberías ser más...

ChanYeol golpeó con fuerza la pared a mano abierta justo a un lado de la cabeza del más bajo causando que cortara abruptamente con su parlamento. Los orbes de Baek se abrieron a más no poder, producto de la sorpresa, su esposo no acostumbraba a actuar de esa manera, tan brusca, casi agresiva.

−Yeolie... − claro que el susto le duró escasos segundos, el pelirrojo era lo suficientemente observador para notar, a pesar de la sorpresa, que el alto se lo estaba comiendo con la mirada, delatándose con lo dilatadas de sus pupilas, su respiración pesada y su agitado corazón. –Mi Yeolie...− ronroneó el bajito elevando sus comisuras en una coqueta sonrisa.

Su adorado esposo estaba más excitado que enfadado y en el momento que Baek se dio cuenta, game over.

− ¿Cómo pretendes que esté tranquilo si todos te ven...?

− ¿Cómo lo estás haciendo ahora?− interrumpió ladeando la cabeza simulando confusión.

−Es diferente.

− ¿Qué es distinto?

−Yo soy tu esposo, tengo derecho a estar celoso.

−No quieres siquiera que me vean...− un travieso puchero se formó en sus labios mientras se acercaba aún más, aunque el angosto espacio dentro de aquel cuarto de limpieza ya los tenía bastante juntos. − ¿...pero tú si puedes desviar los ojos por ahí? ¿No estas siendo muy mezquino conmigo? –ronroneó cerca de su oído, casi gimiendo sus palabras.

Un escalofrió recorrió la espada del castaño, porque su voz se tornó malditamente sexy y por la pierna ajena que se rozaba descaradamente con la propia logrando que, por puro instinto, le dé el impulso necesario para alzarse como koala sobre él.

− ¿Cuándo hice algo así...?−

Fue cuando ChanYeol junto las piezas: sus cambios de humor tan repentinos, el que esté vestido de esa forma, el simple hecho de que este trabajando a pesar de sus constantes declaraciones: "no necesito trabajar" el dinero se mueve solo para mí. − ¿es por... eso?−

<<Un hecho que no se había mencionado antes, cuando Baek dejó su hogar, por sus preferencias sexuales, su prejuiciosa familia le compensó con una importante suma de dinero. Capital que invirtió en una empresa importante que le rinde mensualmente, el ex-rubio era rico sin tener que mover un dedo. >>

− ¿Acaso no soy suficiente para ti?− el bajito abulto sus labios disfrutando como su esposo se estremecía ante sus actos.

− Amor... eso...- en vano se esforzaba por explicarlo, Baek no tenía intenciones de escuchar, ni siquiera pretendía dejarlo hablar.

− Dime que solo seré yo, dime que no verás a nadie más que a mí.

−Solo a ti...

Baek sonrió victorioso.

– ¿Qué prosigue... mi señor?

***

JongIn tamborileaba los dedos en la mesa, impaciente por ver a su adorado escritor en aquel traje. MinSeok le había señalado el lugar en el que debía sentarse para que el bajito pudiera atenderlo, puesto que cada chico tenía asignado un sector.

− "Debe de estar aquí en cualquier momento" le dijo, pero pasaron veinte minutos y nada, diez minutos más y nada. ¿Qué tanto podría estar haciendo? Si fuera por él ya estaría husmeando entre los vestidores, pero la mirada diligente del propietario lo tenía atado de pies.

No podía más que imaginarse a KyungSoo en el rol de Maid, tan lejos de su zona de confort ¿forzaría una sonrisa o quizás le saldría natural? Solo en ese momento pensó en las palabras de Min ¿Cómo reaccionaría? ¿Estaría celoso?

Pensaba seguirle el juego, viéndose tan genial como podía mientras el menor, inmerso en su papel le citaba el menú pidiéndole luego, con esa preciosa sonrisa en forma de corazón, que le permita servirle. Quizás luego se sentaría en su regazo, y lo ayudaría a comer, acercándole los dulces a la boca, trozo por trozo.

Pero claro, la mente de nuestro protagonista, cuando se trataba de Soo, solía divagar de fantasía en fantasía.

− ¿Jong...In?

Esa voz aterciopelada, tan anhelada logró bajarlo de su novena nube, permitiéndose posar los ojos en KyungSoo.

El vestido que traía era un tanto más largo que el de Baek pero eso no le restaba sensualidad, claro que eso no le importaba al moreno, el escritor podía estar vestido con una bolsa de papas y seguiría siendo el más sexy a sus ojos.

− ¿Quiere...?− el ahora mozo carraspeó la garganta antes de seguir hablando. − ¿...ordenar algo, emmm... mí... mi señor?

JongIn no respondió.

Tanto imaginarlo y aun así no estaba preparado. Quedo atónito, con la boca entre abierta ante la imagen que tenía frente a sus ojos. Sus orbes estaban fijas en el rostro del chico: sus rosadas mejillas delataban nerviosismo y mordía sus labios como toda vez que debía pasar por alguna situación a la que no estaba acostumbrado.

¿Por qué tenía que ser tan perfecto?

−Jong... ¡¿estás bien?!

− ¿Eh?− no fue hasta que el más bajo se acercó con preocupación que sintió un líquido correrse por sus labios y mentón, quiso limpiarse con sus manos notando ese carmín terroso característico.

Asustado, se valió de una servilleta para ayudar a parar la hemorragia tomando una de las manos del alto para que hiciera un poco de presión.

−Creo haber visto un botiquín hacia atrás, ven conmigo... − indicó antes de ir con el hasta el tocador donde tenían un botiquín de primeros auxilios.


Y así fue como ambos dejaron el trabajo tirado, como los buenos amigos que son.


***

−Ya lo veía venir...−

Xiumin soltó un suspiro viéndose solo y con mesas llenas.

Pero como quejarse de sus amigos, solo aceptó la idea por las constantes llamadas de Baek y el mundo sabe cuál era la razón detrás de ella, y Soo, bueno, al menos terminó lo prometido en la cocina antes de marcharse.

−Disculpa ¿MinSeok?

El propietario fijo la mirada en quien acababa de llegar, el chico estaba parado frente a él, sonriéndole.

−Sí, ¿Qué puedo hacer por ti?− a Min le gustaban los gatos y el recién llegado tenía ciertos rasgos que asemejaban uno.

−Yo quiero hacer algo por ti.− declaró al apoyarse en el mostrador. –mi nombre es JongDae, ChanYeol habló por mí para ocupar su puesto ¿Cuándo puedo empezar?

−Oh, bueno... si quieres ahora mismo, me quedé sin mozos...− el más bajo remordió sus labios, solo hay un... detalle que quizás quieras discutir.

El alto ladeó la cabeza. − ¿Cuál detalle?

***

− ¿Qué... qué miras tanto?

El hecho de que JongIn lo estuviera viendo tan fijamente, casi hipnotizado causaba gran nerviosismo en el bajito delatándose con un fino temblor en sus manos cuando lo ayudaba a limpiar los rastros de sangre.

De todas las reacciones que el moreno había imaginado, quedarse en modo tonto definitivamente no era una de ellas y, por supuesto, ninguna involucraba una hemorragia nasal.

Claro, no hay razón para sentir pena por el alto, ya que estaba siendo muy bien atendido por su adorado KyungSoo. Todo salió bien después de todo, ¿no les parece?

− ¡Dios! ¡Estoy tan enamorado de ti!

− ¿Es por esto? − preguntó señalando el traje –no te acostumbres, no pienso volver a usar algo así... no es mi estilo... -masculló bajando la mirada, aún estaba muy avergonzado por dejarse ver con esas prendas encima.

− ¿Eso? Solo es un montón de tela− respondió con sencillez. –Es por ti... estás tan nervioso y aun así actúas tan genial...− JongIn agradeció estar sentado en aquella banca ya que lo dejaba a la altura perfecta para descansar el rostro en el blandito abdomen de Soo a la par que lo abrazaba delicadamente.

− ¿Qué... que cosas dices...? − respondió tras remorder sus labios, mentiría si dijera que esas palabras no llegaron a emocionarlo. – ¿...te sientes mejor?

−Ahora mismo... perfectamente...

−Entonces será mejor que salgamos, hay mucha gente y...

El bajito se alejó para retomar el trabajo que había prometido hacer, hasta que el alto sujetó una de sus muñecas deteniendo tanto su marcha como su parlamento.

−Cambie de opinión, creo que no poder soportar que otros te vean así.

Kyung se estremeció ante su confesión. –Oh, pero... bueno, quizás pueda hacerlo usando mi ropa.

La expresión del moreno terminó de relajarse en ese momento. Esperó por él mientras se cambiaba y fueron juntos hasta el salón donde MinSeok, diligente, servía a los clientes de la barra y cobraba el dinero por los servicios.

El par de esposos, por su parte, hicieron su aparición casi al mismo tiempo que ellos dos, Baek también optó por cambiarse portando ya sus prendas regulares.

−Lo sentimos Min...− Baek se disculpó por ambos. –mmm pero veo que ya no nos necesitas.

Baek sonrió con diversión al notar al chico nuevo, vestido con nada más que esos pantaloncillos y el delantal blanco del que hablamos en el capítulo anterior.

<<¿Pausa para imaginarse a JongDae, lindo no?7w7>>

MinSeok se echó a reír al ver a sus amigos: Yeol cubriendo los ojos de su esposito, a un sorprendido KyungSoo que no sabía para donde mirar y a JongIn aguantándose las ganas de reír.

−Bueno, me robaré a KyungSoo.− declaró el moreno dirigiéndose Min. –Te dejamos en buenas manos.

Xiumin notó la forma en que se despidió y negó con la cabeza respondiendo con un simple ademán de mano.

−Bien, nosotros tenemos que retomar algo que dejamos pendiente- soltó Baek viendo a su esposo con complicidad cuando ambas parejas se vieron fuera del café.

−Ya, ya, no quiero saber más.− soltó KyungSoo antes de que su primo pensara siquiera en agregar detalles.

Baek rio con diversión ante la expresión del escritor antes de ir junto a su esposo quien aprovecho aquella corta conversación para acercar su auto a la entrada –nos vemos luego primito, te... dejo en buenas manos.− concluyó, mostrándole a JongIn, por primera vez, una sonrisa de aprobación.

El moreno no pudo estar más feliz, pensó que quizás algún ángel intercedió por el en el cielo para que su cuñado le dé al fin su bendición.

Y así, aquel largo día llegó a su fin. Soo no podía esperar para a que todo volviera a la normalidad, sentarse en su viejo sofá con la computadora sobre sus piernas. Ya extrañaba su pequeña burbuja de comodidad.

−Kyung...− frente a la puerta de su hogar, JongIn lo llamó segundos antes de que la cruzara. – tú... ¿me amas?

El joven escritor no esperaba esa pregunta y no sabía porque las palabras se atoraban en su garganta, enmudeciéndolo. Su corazón se sintió pequeño ante la mirada triste en los ojos ajenos, a pesar de que volviese a mirarlo con una animada sonrisa.

−Todavía quedan dos meses más, y para cuando acabe, yo se que vas a estar enamorado de mí, KyungSoo.

Con esas palabras haciendo eco en su cabeza y con el corazón latiéndole a mil por hora, simplemente lo vio alejarse.

En dos meses el trato terminaría, sería el fin del juego... y entonces...

¿Qué pasaría después de eso?

¿Quien me extraño?\*^*/ 

¿alguien?;^;

!Al fin! un nuevo capítulo*o* tenia escrito una parte pero luego llego el bajón;-; y como no quería entregar cualquier cosa me esperé a estar con ánimos>< 

gracias a Laquidoscopio  por las correcciones*-* espero darte mas capítulos pronto XD

Hasta prontito mis amores♥ 



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