Estuve pensando muchas veces en Heze y en cómo me había ilusionado de más, como resistía su indiferencia y su frialdad, cómo me decía a mí mismo que algún día cambiaría, ¡hay! Que equivocado estaba, a lo mejor y eso del amor no es para mí, solo me queda buscar siempre alguien de una noche y ya, aliviar poco a poco este corazón que ha sido maltratado de más y quizá, solo quizá encontraré la paz que tanto he buscado.

Se adentraba a un bar distinto del de aquella vez, solo quería un par de tragos y justo como lo había dicho alguien que estuviese dispuesto o quizá dispuesta a pasar una sola noche con él, en su imaginario aun podía escuchar aquella risa, ese par de ojos le seguía a todas partes, se sentía atrapado entre el mundo irreal de quererse saber amado y aceptado, y el mundo real que le decía constantemente la clase de persona que era: un imbécil que se había engañado por lo que el corazón le había dicho alguna vez.

Y tal vez eso era, más de una vez pensó en buscar a Heze, volver a verlo y quizá volver a escuchar su voz, incluso si solo era para burlarse de él, pero su mente le decía que aquello seria todo menos bueno; todo lo que alguna vez pensó, ahora parecía solo como un simple berrinche hecho por un pequeño; el ambiente en aquel bar era como de costumbre, el olor a alcohol inundaba sus fosas nasales y las personas iban y venían a lo largo de aquella estancia, tomo asiento en la mesa del fondo y espero, en su mente aun podía ver la cara de Mu, esa inocente sonrisa que le había reconfortado.

Apoyo en una de sus manos su rostro y lo ladeo solo un poco, frente a él reposaba el tarro espumeante de cerveza que lo incitaba a beber de él pero a la vez le decía que aquello que estaba a punto de hacer no era lo correcto, estaba lejos de serlo y más cerca de significar algo insano y lleno de los males del mundo, sin embargo quería olvidarse de lo que alguna vez pasó por su cuerpo, aunque pensará en no hacerlo.

El primer trago de aquel líquido descendió porsu garganta quemando cada célula, una mueca de disgusto se formó en su rostro,aquel líquido sabía distinto, como si algo o alguien hubiese alterado el amargo pero soportable sabor de antes, aquella graciosa mueca atrajo a un par de muchachos, los dos pares de ojos verdes se posaron en él y poco a poco sefueron acercando un poco más.

— ¿Primera vez? — pregunto uno de ellos creyendo de manera inocente que era la primera ocasión en la que el español probaba aquella bebida.

—Me temo que no — respondió Al Giedi, sus ojos se posaron en aquellos que ahora yacían sentados frente suyo, era como ver dos figuras idénticas, ambos con esa mirada desafiante y esos rasgo varoniles. — ¿A que debo su compañía?

Intercambiaron miradas y una descarada sonrisa ladeada, luego volvieron a mirarlo con lujuria, esa piel pálida que poseía aquel español les llamaba a gritos, sin más soltaron sus intenciones, Shura se sorprendió por aquello, era lo mismo que él buscaba, compañía de una noche, sin rencores, sin compromiso alguno más que solo disfrutar un par de horas.

— ¿sabes? — comenzó a decir — tu mirada me recuerda a alguien, pero a diferencia de él, tu eres más resistente, lo sé porque me he fijado bien en tus ojos.

—Gracias, supongo — dijo siguiéndoles hasta la salida del bar.

—Estas destrozado por dentro, puedo darme cuenta de ello — dijo

—Eso no importa, el pasado es solo eso, pasado — respondió Shura fingiendo una tenue sonrisa.

—Sí, eso es verdad, pero eso no quita que duela, por cierto, Saga Pólux y él mi hermano menor, Kanon Pólux — dijo y le extendió una mano a la par del menor

—Un gusto, Shura Al Giedi — dijo estrechando ambas manos con algo parecido a la confianza.

Aunque aquel saludo hubiese sido algo formal, no quitaba de su ser la terrible sensación de sentirse extraño y hasta nervioso, podría ser solo paranoia suya pero aquel par de miradas sobre su persona eran la causa de su nerviosismo, caminaban lentamente bajo las farolas de las lámparas en la acera, en silencio, un silencio que se hacía más tortuoso a cada paso que daban, pronto se veía siendo besado y tocado por el par de hermanos gemelos que había conocido hace un par de horas.

Pronto tenía el torso desnudo, las muñecas atadas a su espalda, una mordaza en la boca y una venda en los ojos, se dedicaba a sentir esas manos a lo largo de su espalda y pecho, quizá el menor había tenido razón y era un poco más resistente al dolor pero quien sabe y solo estaba fingiendo todo aquello, pronto se sintió invadido, primero uno y despues el otro, ambos en conjunto, un conjunto tortuoso y nada amable, lleno de esa sensación dolorosamente placentera, cada estocada justo en su punto, una y otra vez, sintiendo su piel arder y su garganta desgarrarse sin poder ser escuchada, sintiendo muy cerca de sus oídos las respiraciones entrecortadas de los gemelos Pólux.

Aquella mezcla de sensaciones: el salvajismo mezclado con la pasión que recorría cada uno de sus poros, el dolor del recuerdo mezclado con el deleite que su mente no se cansaba de sentir, aquella tortura que le provocaba aquel nudo que le impedía moverse en unión con las traviesas manos que se deslizaban por su piel, marcándola, dejándola de un tono rojizo; esa insoportable incomodidad en su interior en conjunto con su respiración agitada y las ganas de seguir así; muy en el fondo se preguntaba si ese par dejarían tras de sí algo bueno.

Pero sus esperanzas murieron cuando sintió que todo había acabado, solo sintió como aquella mordaza se desprendía de su boca, como el nudo era disipado y como su vista era restaurada, y luego, la soledad invadió aquella habitación dejando un sabor amargo y una herida punzante, el rojizo tono de la sangre descendiendo por sus lastimadas muñecas manchando las blancas sabanas y el olor del sudor mezclado con lo salado de sus descendientes lágrimas en conjunto con su corazón anhelante de caricias pero... ¿Cómo puede olvidar un corazón que ha sido herido de la misma manera una vez más?

🐐🐐

Los gemelitos se pasaron.

aun no los maten, guarden todas las armas. 

Dan R