21. Quizá
Angelo (Death Mask) di' Lota Cancri
Shura Al Giedi
Afrodita Alrisha
Shaka Heze
Mu Arietis
Saga/Kanon Polux
Camus Labelle
Milo Gliese
Airoia Chertan
Aioros Rukbat
Dohko He
Shion Teegarden
Aldebaran Alcyone
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Y pronto mis temores fueron disipados, Alcyone y su gran corazón me dio los ánimos que necesitaba en ese momento para no rendirme, para buscar una solución a mis problemas, para no dejarme llevar por la oscuridad de las desgracias y sinceramente comence a pensar en dejar atrás el dolor que mi familia me había causado junto a las palabras de Heze, lo decidí, quizá viajaría a España y comenzaría de nuevo.
Despertaba en su habitación en una soledad que no le molesta en absoluto más bien le sirvió para reflexionar un poco las palabras de Alcyone quién se marchó a la primera hora del día dejando en la mesita de noche una nota para Al Giedi, ciertamente aquella nota contenía algo no obstante no supo que hasta que le abrió, número de teléfono junto a un nombre extraño, pensó por un momento que aquella nota se le había olvidado y sólo le había dejado ahí y que en algún punto regresaría por ella, se deshizo de esa idea cuando al pie de la hoja halló su nombre y un "él te ayudará", se preguntaba ¿quién era ese tal Dohko He?
Por un instante quiso tirar el papel a la basura pero algo le decía que tenía que llamar a ese número cuanto antes, quizá y aquel hombre en verdad podría ayudarle, suspiró y lo meditó unos instantes, tomó entonces su teléfono y comenzó a digitar el número que había en el papel esperando a que la voz detrás del otro lado de la línea le contestara, espero sólo un par de minutos cuando del otro lado del altavoz le respondieron con un clásico "diga", aquella voz le hizo sentir una calma indescriptible quizá era el indicado para ayudar.
-¿Dohko He? - preguntó con la esperanza de que hubiese marcado el número equivocado y que aquel que le contestaba no fuese la persona que estaba buscando.
"Si, dígame en qué le puedo ayudar" la voz calmada de aquel hombre le dijo que a lo mejor y estaba en lo correcto y aquello era la solución a todas sus desgracias.
- ¿Podemos hablar personalmente?- preguntó, era cierto, Al Giedi se sentía más cómodo hablando cara a cara.
"por supuesto, puedes ir a verme en la estación de policía que está en el centro de la ciudad" respondió con aquella amabilidad con la que había contestado en un principio.
- estaré allí por la tarde, agradezco que haya atendido mi llamado - dicho esto colgó el teléfono, se metió a la ducha y después de un rato salió.
Era una de las primeras veces en tanto tiempo que salía por la mañana y no sólo a un bar en busca de un compañero, sino que esta vez iba a otro lugar, quizá al lugar de su salvación, se preguntaba porque la estación de policía, pudo haber sido cualquier lugar: quizá un parque, un café, el bar u otro lugar que se le ocurriese, pero no, tenia que ser la estación policiaca; caminaba con las manos en los bolsillos del jean azul marino, ignorando el bullicio de los carros que pasaban a su lado y los susurros del agente que se oían a lo lejos cuando él pasaba.
Luego de un par de calles después de los 4 bares que frecuentaba llegó a la estación de policía, había demasiado ajetreo y pensó que eso era normal, después de todo el lugar era apropiado para tener mucha gente, entró suspirando buscando con la mirada a Alcyone, supuso por un momento que lo encontraría ahí, pero no había rastro de él; sintió una mano en su hombro y giró la vista, un par de ojos verdes le miraban con una sonrisa, esa piel canela y aquel castaño cabello, por alguna razón le llevaron al pasado, sacudió la cabeza deshaciendose de aquellos pensamientos.
-¿En que puedo ayudarte? - preguntó aquel hombre, esa voz la reconoció al instante.
- busco a Dohko He - preguntó aún sin saber que a quien buscaba estaba enfrente.
- mucho gusto - dijo extendiendole una mano al español - ¿quién te ayudó a contactarme? y por cierto ¿en qué te puedo ayudar?.
- Aldebaran Alcyone me dio tu número y en realidad no sé en qué me puedes ayudar sólo necesito hablar con alguien.
- muy bien, no te preocupes sígueme - hizo un ademán comenzaron a caminar con dirección a una oficina.
No dijo nada simplemente le siguió el paso hasta llegar a la oficina del fondo, al entrar no puedo creer lo que veía, Alcyone estaba ahí sentado en compañía de un chico pelirrojo que si sus cálculos no le fallaban debería tener 15 años pero ya portada con orgullo el uniforme de un oficial, por alguna extraña razón vio a Arietis en aquel muchacho, quizá porque físicamente se le parecía demasiado, al otro lado vio a un muchacho de cabello celeste, su mirada por alguna razón le recordaba así mismo y a aquellas veces en las que se miraba al espejo viendo como las ojeras debajo de sus ojos crecían cada vez más, ese muchacho que estaba ahí de seguro y también había vivido desgracia tras desgracia igual que él y por ello sintío empatía.
Sus ojos se posaron también en otro lado de la habitación donde para su sorpresa vio a Rukbat sentado con una cara de pocos amigos y al parecer buscaba a alguien pues su pierna derecha no dejaba de golpear el suelo con nerviosismo, nunca creyó encontrarse con alguien que ya conocía, solo esperaba que todo saliera bien y que el hecho de que estuviese ahí fuese lo correcto.
🐐🐐
¡Aaaaaaaaah! La Rosa y la Cabra se han encontrado.
Dan R.
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