Angelo (Death Mask) di' Lota Cancri
Shura Al Giedi
Afrodita Alrisha
Shaka Heze 
Mu Arietis 
Saga/Kanon Polux 
Camus Labelle 
Milo Gliese 
Airoia Chertan 
Aioros Rukbat 
Dohko He
Shion Teegarden
Aldebaran Alcyone

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Arto era poco comparado con lo que sentía, estaba hasta la madre de siempre la misma cosa, salir al bar, tomar unas cuantas copas, encontrar a alguien, pasar un buen rato, recordad a Helena y seguir siendo el desgraciado imbécil de siempre, me pregunto a menudo cuando será la última vez que me sienta así de miserable, aunque quisiera que pasara en este preciso momento, me parece, que el destino quiere verme sufrir un poco más.

— ¿Quién diablos eres? — pregunto enojado, sus ojos rojos se posaron en la piel bronceada de aquel chico.

— Lamento que nuestro encuentro fuese de esta forma, te vi en el bar y no pude pasar desapercibido tu nombre — dijo con una sonrisa ladina.

— Eso no responde a mi pregunta — expresó aún más enojado.

— Lo lamento, pero solo quiero saber si eres tú

— Si, así me llamo, ahora ¡Hijo de perra! Dime quién demonios eres — volvió a decir perdiendo los estribos.

— Milo Gliese, ¿contento? — recibió una afirmación — ahora supongo que sabes lo que quiero — solo asintió — bien, entonces vamos

Comenzaron a caminar rumbo a aquella casa, la noche solitaria le decía que quizá, si no hubiese pasado lo que pasó en el bar, seguramente y ahora estaría en la cama durmiendo a sus anchas sin ser acompañado por ese joven quien no le soltaba el brazo, quizá por miedo a que escapase o algo, o simplemente era pura costumbre, sin darle mucha importancia abrió la puerta y ambos ingresaron, la noche era un poco fría y la ventisca gélida se colaba de a poco por las pequeñas ranuras de la puerta, sin decir nada comenzaron a desnudarse el uno al otro intercambiando besos húmedos.

Ahora se encontraba debajo de Gliese aguantando las lágrimas que se esmeraban en salir de aquel par de ojos rojos, mordiendo su labio inferior para perder un poco el dolor que sentía a causa de la brusca intromisión, sus manos apretaban las sabanas en un intento desesperado por reprimir la incómoda sensación en su interior, quizá e iba a ser la última vez o al menos eso era lo que di' Lota Cancri esperaba, recordaba en ese instante las palabras de Teegarden, quizá y si le hacía caso todo acabaría de una vez por todas, quizá y si dejaba atrás a Helena todo iría bien; sus pensamientos fueron interrumpidos por la semilla de Gliese en su interior.

Sintió como salía y se recostaba a su lado atrayendo su cuerpo desnudo hacía él en un abrazo demandante pero a la vez tan necesitado, sin embargo se removió incómodo entre los brazos de Gliese quien al comprender lo que ocurría le soltó de inmediato con la esperanza de que algo cambiara, sin embargo se limitó a levantarse, a vestirse y a dejarlo solo, solo con sus desgracias, como siempre, con todo y los pedazos de su roto corazón, con aquella tormenta en los ojos y con algo, que, al parecer, era decepción.

El sueño termino por vencerle y acogido entre los brazos de Morfeo pudo descansar un poco de todo lo que su mente le llego a recordar; el sol se asomaba por la ventana y reloj de pared se había descompuesto, dejando como marca principal las 8 con 4 minutos, los ojos rojizos de Ángelo se posaron en la, ahora, solitaria habitación, no le quedaba más que aceptar su triste desgracia, quizá y si le hacía caso a su conciencia podría ser una mejor opción salir de casa, aunque fuese de mañana, aunque su corazón estuviese más que roto, aunque el ambiente le recordase sus vivencias; ahí estaba de nuevo, la constante de siempre, el dolor y la puñalada que aún se sentía fresca en su pecho, se levantó de la cama decidido, podía haber algo interesante también por las mañanas.

Ahora no era alumbrado por las luces de la acera, el sol a su cenit le quitaba la sombra en el suelo y tal pareciera que le había abandonado también, aunque la calidez de aquellos luminosos rayos impregnaran en su piel, di' Lota Cancri se sentía frio, como si fuese un muerto viviente caminando por el mundo con un corazón que late solo por necesidad, con unos pulmones que toman aire solo por costumbre, con unos ojos que miran pero no observan, con una mente que ha olvidado lo que significa estar en el mundo, con un alma que pareciera haber salido de aquella cárcel de huesos para volar más allá de lo imaginable, con un cuerpo demacrado por las palabras y golpeado por las acciones de personas sin escrúpulo alguno.

Pero sus pasos eran seguros, como si estuviese completamente decidido en lo que tenía que hacer, y de hecho, así era o al menos eso daba a entender, se dirigía a la estación de autobuses, Italia no quedaba lejos, y por lo visto, di' Lota Cancri extrañaba su patria, en cuanto vio las puertas, sonrió con nostalgia, a lo lejos dos pares de ojos le miraban expectantes de sus acciones, suspirando porque uno de ellos le reconoció al instante, entonces, aquellos dos hombres se acercaron a él con la intención de saludar y posiblemente de conversar un poco, ese par de orbes rojos llevaban por dentro una enorme carga que en lugar de aminorarse, tal parecía que se hacía cada vez más grande.

— ¡Ángelo! — escucho su nombre a lo lejos y se dio vuelta de inmediato, sus orbes se toparon con aquel rostro que ya había visto una vez en aquel bar.

Le vio acercarse más a él y como si fuese oportuno se quedó esperándole ahí, de pe bajo un gran árbol de follaje verdoso, estaba un poco nervioso, eso lo tenía que admitir, todo lo que había pasado aquella noche lo hizo pensar en regresar a Italia solo para buscar a Helena, solo para verla una vez más y así por fin, poder olvidarse de todo lo que pasó, para dejar ir el pasado para no perderse el presente y no arruinar su futuro.

🦀🦀
ahora si, ya pueden ir a exterminar a un bicho, estan en su completa libertad y derecho de proceder contra Milo, si así lo desean.

Minos, Pharao y yo, no estamos disponibles para cualquier reclamo con respecto a este asunto.

forse è l'ultima = quizá sea la última

criaturas bellas hechas por los dioses, como ya lo habrán notado, ya hay paz en la vida de nuestros bebes, por lo tanto, esta cosa rara que salió de mi cabeza se esta acercando a su final, pero no se preocupen, tengo un par de sorpresas para ustedes.

Dan R