1. Vinda II Dumbledore
Aquella era una chica por el eco generaban sus zapatos, que eran de tacón seguramente. Se sacó la capa dejando ver a una hermosa chica de pelo rubio platinado corto por debajo de los hombros y con ondas, teniendo los ojos grises claros.
-Eres igual a Ariana- dijo el camarero del caldero chorreante con la boca abierta, esa mujer era igual a ella.
-Lo que me lo dicen- dijo la rubia con una sonrisa hacia su tío.
-Tenés ropa muggle- dijo Harry
-Jeje, olvidé que en este tiempo no se usa-dijo la chica con una gran sonrisa.
Llevaba un body blanco ajustado al cuerpo, aporta una sensación de frescura y sofisticación con el detalle cruzado en el busto; una chaqueta de cuero negra, el cinturón en la cintura resaltaba la flaca silueta de la rubia; una minifalda de jean balanceando la intensidad de las botas y la chaqueta; las botas de tacón negro elegantes y estilizadas; un bolso negro clásico; unos lentes de sol dorados y unos aros de oro con perlas.
-En verdad sos igual a Ariana- dijo Gellert Grindelwald.
-Lo sé, me lo dicen mucho- ella reflejaba una mirada triste-, pero es mi turno de presentarme. Me llamo Vinda.
El director y McGonagall sonrieron, la niña que conocían habían crecido hasta convertirse en una hermosa mujer.
-Mi nombre completo es Vinda Ariana Minerva Porpentina Dumbledore Grindelwald, si, sí. Soy la hija de Albus Percival Wulfric Bryan Dumbledore y Gellert Grindelwald- dijo la chica.
Todos se la quedaron viendo con cara de sorpresa. Y después pasaban su mirada al director. Y otra vez a Vinda.
-Bueno, la historia de mis padres es larga. No los quiero aburrir, básicamente nací mediante un pacto de sangre- dijo sacandolo.
-Pero Albus lo había destruido ¿Cómo lo tienes tú?- preguntó Leeta.
-No lo destruyó- dijo la rubia antes de explicarse-. Papá siempre pudo luchar contra mi padre, ese no era el pacto real. Era solo una copia en la que habían jurado no pelear, el que ustedes conocen.
El grupito de Newt se quedó viendo al director.
-A mi hermana menor le corresponde contar la historia de nuestros padres asique no pregunten- dijo la chica rubia algo aburrida-. Hasta mi tercer año asistí a Durmstrang como mi padre, pero a partir de ahí fui a Ravenclaw.
A pesar de la sorpresa, todos aplaudían. Despues de todo era la hija de su director, pero los aplausos más entruendorosos eran los de la casa de las serpientes y los amigos de su papá.
-Les alegrará saber que fui buscadora en mi casa desde mi segundo año- todos los aficionados aplaudieron.
-Me pregunto de quien lo aprendiste- dijo Milicent analizandola detenidamente-, ni el abuelo Albus ni Grindelwald juegan o jugaron Quiditch. Y Adhara tampoco lo juega ya que prefiere los deportes marinos.
-Me lo enseñó una persona que en el futuro es muy cercana a mi, pero que por ahora no puedo decir su nombre- dijo la Grindelwald, provocando la decepción de la castaña.
<<Me gustaban todas las materias, pero como hija de mi papá me destaqué en DCAO y Transformaciones>>
-Eso es obvio- dijo Flitwick.
-Bueno, dejenme decirles que estoy comprometida y tengo una hija a espera de otra- dijo la rubia-, va a ser un niño.
-No pareces estar embarazada- observó Ana.
-¿Justo tu me lo dices?- se rio Vinda-, yo nunca dije que estuviese embarazada.
-Ohhh- entendió la Black-, lo siento-se disculpó la chica.
-No te preocupes- dijo la rubia-, bueno. Yo tengo 32 años y soy cantante y alquimista. Sigo los pasos de Nicolas Flamel, quién me heredó sus investigaciones.
Albus sonrió sabiendo que alguien seguiría los pasos de sus viejos amigos.
-Bueno, se despide Vinda Dumbledore.
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