Capítulo 17
-Deja de moverte.- gruñó contra su boca, había caído, había cedido a los besos pero estaba tentado a más y ella no hacía nada por detenerlo.
Moría por enterrar sus manos en su humedad, en cambio tomó sus piernas y las apretó tratando con eso de contenerse. Quería arrancarle lo poco que le quedaba de sus vestidos y llenarse de ella hasta el amanecer.
-Nadie va a saberlo.- gimió siendo de tentación para el, y aquello fue su ruina. Pues diciendo aquello la mano inexperta de la princesa fue a su cuello y lo atrajo a ella para que la besara. Aquello lo hizo enloquecer.
Rompió su vestido de dormir por completo y aquello la hizo chillar con gusto, la giró mientras apretaba su pecho y mordía su espalda, se colocó entre sus piernas cuales temblaban con anticipación y rozó deliciosamente gruñendo de deseo.
La princesa estaba ansiosa, deseosa. Lo húmeda que estaba era un deleite. Cuando se deslizó entre sus pliegues en lugar de sentir ardor o dolor un gemido placentero salió de la más joven. Ansiosa por sentir todo aquello.
No estaba contento con eso, quería sentir su cuerpo completo, acabó saliendo de ella y girándola para entrar nuevamente mientras besaba esos rojos e hinchados labios. -¿Esto querías?- preguntó golpeando duro dentro de ella y aquello le encantaba, se aferraba a su ancha espalda y arañaba con ganas.
Este tocó sus muslos internos y aquello fue como un afrodisíaco, acabó apretándolo y viviéndose a su alrededor con fuerza. Su respiración era errática y entonces notaron que ambos estaban envueltos en una burbuja de agua cual desapareció sobre sus cuerpos apenas esta alcanzó su liberación.
Salió de ella y se alejó, quería ver el desastre que humedad que sentía, lo hinchado y rojo que estaba, sus pechos se encontraban marcados por sus manos y deseó dejar mordidas en su cuello.
Se sentó sobre la cama y la subió hasta entrar en ella y entonces la hizo moverse para que lo cabalgara. Esta estaba mareada por su pasado orgasmo y aquellos movimientos volvieron a despertar el deseo en ella.
Sus pezones se endurecieron a la vez que decía incoherencias cuales eran tragadas por los besos del guerrero. Apresó sus brazos y la movió con más fuerza, en esa posición sentía cada parte de su cuerpo, cada vello erizado, cada jadeo silencioso.
-Mira lo preciosa que te ves a punto de venirte.- halagó a punto de su propio orgasmo y cuando la sintió apretarlo nuevamente giró ambos cuerpos y salió de ella llenando sus pechos redondos y dejándolos llenos de él.
...
-¿Aún estas excitada?- ambos estaban en la tina, el guerrero había puesto el agua para limpiarla, aquello era más de lo que había hecho por cualquier otra. La pregunta venía porque al este encontrarse lavándola la más joven se restregaba contra su mano cuando tocaba sus zonas prohibidas. -Debes morir de sueño.
-No soy tan frágil como cree- se quejó con un puchero.
-¿No?- aquella voz cargada de excitación la hizo tragar grueso.
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La princesa heredera se sentía mucho mejor, tenían un día de trayecto y luego de caída la noche fue al río a lavarse, portaba pantalones limpios y armadura, alejó todo aquello de su cuerpo quedando solo con la camisa cual quedaba casi en sus rodillas y se adentró al agua.
Logró sumergirse y humedecer su cabello, aquello la deleitaba. Sentía ganas de entrenar, su adrenalina estaba a tope pues ver a un par de dragones desde tan cerca la hizo maravillar.
Los observó descansar algo retirados, podría jurar que eran hembra y macho, que estaban emparejados. -¿Te gustan? Podrás montarlos al regresar.- la voz ronca del heredero estaba tras ella y por tanto su cuerpo fuerte y grueso también.
La mano firme de este se posó sobre su cintura y humedeció sus labios, mentiría si dijera lo mucho que la tentaba aquel troll, exudaba fuerza y vigor, poder y elegancia. Aquella enorme cicatriz le parecía lo más sexy del mundo.
-¿Que haces?- el troll deslizaba aquel camisón sobre su cuerpo ya húmedo por el agua.
-Lo justo es que ambos estemos desnudos- aquellas palabras la hicieron arder, pues aquello significaba que él también lo estaba, y estaba tan junto a ella que de no ser por la diferencia de altura podría sentir algo más que su mano. -Quieres esto- dijo seguro, pues esta trataba de ocultarlo pero su cuerpo le mandaba señales, todo el día así fue.
Lo observaba con descaro y morbo, mordía su labio y tocaba su propio cuello encontrándose acalorada con solo verlo y aquello no pasó de ser percibido por él.
Él también la deseaba, mucho. Aquella fiereza con la que fue criada, esa belleza poco común, su cuerpo lleno y hermoso, su lengua viperina que desea domar. Provocar.
-Nos verán- pronunció con temor cuando la hizo girar para alzarla, no se dejó hacer, en cambio miraba a los lados tratando de ver si alguien los observaba.
Los besos del troll fueron a su cuello lechoso dejando lametones en el y encendiendo su cuerpo. -¡No!- el troll planeaba llevarla hasta la tienda pero aquella estaba en el centro de los demás soldados y ellos estaban demasiado expuestos. -Los árboles- dijo entre suspiros, podía sentir lo duro contra ella y aquello la llenó de deseo. -Solo una vez, solo hoy.- su boca se encargaba de comer su cuello mientras sus manos abarcaban sus pechos llenos.
-Claro, después de todo estás unida ¿no?
-Lo estoy.
-¿Lo estás? Lo estás pero aún así me miras de esa forma. Con esos ojos llenos de fuego, con ese rostro suplicante por ser tomada.- sus besos no paraban, ahora estaban en su mandíbula -¿Quieres esto?
-Lo quiero
Las An no invitan oye 😩
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