Los labios demandantes del guerrero se hicieron de los suyos y aquello amenazó con matarla. Se sentía tan bien que se encontraba sin habla. Tampoco era que podía hablar mucho, es decir, su boca era comida, literalmente.

La lengua traviesa del alto la tomó y lamió todo el interior de su boca. Por puro instinto sus manos amasaron la carne tersa de su trasero y se sintió malditamente bien, como si ambos hubieran nacido para eso, uno para tocar y el otro para ser tocado.

Chupó sus labios y cuando aquel gemido tierno salió de los labios virgenes de la princesa, repitió, porque le encantó escucharla. Apretó contra el su cuerpo y suspiró deseoso de comérsela entera, pero no podía, cuando lo creyó suficiente separó su boca y apreció aquellos cabellos cuales cambiaban de color con rapidez, aquello no le servía. Llamaría más la atención.

Las rodillas de la princesa temblaban y su parte prohibida latía con fuerza, aquello había sido demasiado para ella.

El guerrero estaba perdido, mucho más de lo que le habría gustado y es que... él quería, él quería profanar ese cuerpo impoluto.

-Esto no servirá- dijo mientras su mano tomaba los restos del beso de su boca, debía...-Quítate la ropa.

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-Deja eso, no podrás huir- dijo el hada, la princesa heredera no desistía. Encontraba molesto el hecho de que el Príncipe hada esté tan conforme con aquello, con ser prisionero hasta su muerte cuando bien podría idear un plan para huir con su hija.

Escucharon pasos bajar a los calabozos y aquello hizo que esta dejara de forzar la cadena. Notó a dos troll entrar con una llave, la veían divertidos.

La arrastraron por los pasillos y se burlaban si la hacían caer -Debes sentirte triste- dijo uno de ellos.

-No seas idiota- le siguió quien halaba la cadena -No lo sabe- pronunció burlón -Mis condolencias princesa heredera. ¿O debería decir Reina Nali?- y entonces lo supo, supo que debía huir ese mismo día o acabaría muerta. Su padre había muerto.

Por las ventanas de aquel castillo notaba cientos de soldados alistarse, como si se dirigieran a alguna guerra, aquello la alertó, estaba encadenada, por lo que no era mucho lo que podía hacer, aún así debía intentar algo al menos. Se negaba a resignarse como el príncipe Hada.

Fue llevada a un cuarto, estaba nublado por el vapor del agua caliente y la dejaron al cuidado de unas 5 doncellas, decían que debían bañarla, que sería su boda con el príncipe Troll y pintarían su cabello de rosa. Entonces lo notó.

La harían pasar por su hermana pequeña.

Cuando el o la heredera al trono huye, que es lo que ellos creen, este es borrado de la línea de sucesión, por lo que el siguiente sería Rey, en su caso, su hermana con ojos y cabello rosa.

Sobre la cama estaba colocado de manera pulcra un vestido de novia, las doncellas no hablaban entre ellas o se dirigían a la heredera. Solo cuando le dijeron que la bañarían. Agradeció que se confiaron lo suficientemente como para creer que no escaparía de aquellas 5 e ideó un plan.

Esta esperó un descuido cuando dos de ellas salieron e hizo desmayar las 3 restantes con un golpe en sus cuellos. De esa manera cuando las demás regresaron las atacó de manera limpia y consiguió verse sola.

Se vistió como una de las doncellas y agradeció que debía llevar el cabello cual ahora era rosa cubierto. Salió por la ventana de ese piso y se adentró en el piso anterior. Pensó una buena manera de huir, sola.

Luego recordó que si hallaba la hija del príncipe podría estar en su castillo en apenas unos minutos. Ver a su padre, aquel recuerdo la llenó de agonía.

Su padre había muerto, su hermana estaba... no sabía si el elfo alvino había alcanzado a tomarla o sí aún estaba en camino para unirse a ese despreciable ser.

Entonces en un momento de debilidad en lugar de buscar entre los cuartos y hallar la pequeña hada, decidió dejarlos atrás y correr con rumbo al bosque.

Su hermanita la necesitaba.

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-Señor- llamó uno de sus subordinados, pues este no solo era el nuevo Sir, segundo al mando por nacimiento, sino que por ser el esposo de la princesa que creen fugitiva es prácticamente el rey. Prácticamente. -Nuestro espía en el reino Troll envió una carta- dijo tendiéndole dicho objeto.

Este le hizo una señal con la mano que le indicaba retirarse y decidió abrir el papel.

"Princesa prisionera escapó, con rumbo al camino de lava"

El mensaje era corto pero contenía la información requerida. Entonces el Sir se preguntó si su princesa en verdad no había huido, si había sido raptada. Pues en el mensaje hablaba de una princesa prisionera.

-Preparen el Dragón, partiré al camino de lava- dijo aquel.

Solo un dragón domesticado se encontraba con vida, los demás vivían en una isla lejana cual nadie quería visitar. Aquel estaba en manos del Rey pero quien verdaderamente se encargaba de llevar a cabo cualquier misión con el era el Sir, a muerte de su padre cual apenas enterraron, Sir Kim hijo era su jinete.

Eran solo unas horas de vuelo y espera que el dragón no se muestre reacio a él, nunca lo ha montado, o a su princesa, pues en su rebeldía apenas tolera un pasajero.

Afianzó en su cintura una espada y caminó con rumbo a la bestia. Él iría por su princesa y hay de aquel que lo haya engañado haciéndole creer que lo había abandonado.

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