Capítulo 10
-¡¿Cómo fuiste capaz de traicionar así a tu rey?!- Sir Kim hijo reprendía a su padre, pues cuando decidió enfrentar su vergüenza de haber sido abandonado y fue con su rey se enteró de que estaba en cama, su padre, quien era su consejero real estaba en el trono mostrando felicidad al confesarle aquello.
-Esto lo hice por ambos
-¡¿Ambos?! ¡Por tu codicia más bien!- vio a su padre reír con sorna
-Por aquella debilidad no conseguiste más que ser abandonado al día siguiente de tu unión- se burló -Tu esposa debe estar siendo follada justo ahora.
-¡NO HABLES SOBRE ELLA! ¡No te atrevas a hacerlo!
-¿No? ¿Por qué? Eso no cambia el hecho de que no eres más que un inútil.
-Inútil quien se guía de tretas para conseguir lo que no es suyo. ¡Este trono no es tuyo!- recalcó lo último.
-Agradece que eres mi único hijo. Cuando mueras tendrás tu el mando- y no debió, no debió decir aquello. Pues algo no sabía de su hijo y eso era que aquel elfo de sangre guerrera también tenía codicia, codicia que era apaciguada por el amor hacia su princesa heredera y ahora que ella no está, salió a flote junto con el enojo de ser abandonado. -Eres igual de iluso que tu madre.
-Mi madre fue débil- admitió -Lo fue al creer en un monstruo- este se acercó peligrosamente haciendo a su padre dar dos pasos hacia atrás por inercia -Sabías que los verdaderos reyes de sangre eran los guerreros- dijo, pues leyendo en los libros de su madre consiguió el hecho que los elfos guerreros a los que pertenecían el y quien domina las tres espadas fueron en su tiempo los verdaderos monarcas, solo que el mayor regía, mientras los menores cuidaban, así era. Cuando los reinos comenzaron con la guerra los monarcas eran muertos y los guerreros en lugar de tomar el mando peleaban, de esa manera quien desempeñaba como consejero tomaba el mando, quedando así el reino regido por usurpadores, quien verdaderamente era digno de ser rey era el guerrero de tres espadas siendo este el único en el mundo con la sangre pura guerrera, Sir Kim hijo, era mitad guerrero solamente, aún así tenía más derecho que cualquiera en el reino.
-Lo sabía, y por eso debemos deshacernos de Jungkook- el más alto negó
-Yo me desharé de él- se señaló -Tu yacerás tres metros bajo tierra.- su padre rió con sorna
-¿Quien va a matarme? ¿Tu? Eres un débil.- lo que su padre no notaba era que estaba al borde del balcón.
-Puedes pudrirte en el fango padre- pronunció por último antes de empujarlo hasta él precipicio.
Salió de manera calmada de la sala del trono y caminó hasta los aposentos del rey, este apenas estaba lucido, moriría pronto, el venero era de lento actuar pero efectivo e irreversible.
-Hijo- llamó
-Aquí estoy mi rey
-Fary ella...- una tos acompañada de sangre tomó partido en la conversación -Búscala... ella- volvió a toser con ganas -Reinará.- pronunció por último antes de que su cuerpo cayera en la mortandad.
Frente a cada persona dentro de los aposentos del rey, este dió su último mandato como rey.
An Fary, su segunda hija será la reina de todo el Reino Elfo.
El Sir tenía una tarea, buscarla.
Unirse a ella y tomar el trono o...
...Matarla.
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-Eres el príncipe, Jimin- decidió llamarlo por su nombre. El otro sonrió con tristeza ante aquello.
-Un príncipe prisionero desde hace años, príncipe de un reino consumido por el fuego. Uno que vive por obra de sus captores, para su beneficio y que ni siquiera toma el valor de matarse por su propia mano.- enumeró mientras veía al vacío.
-Debemos salir de aquí- este volvió a reír pobremente
-¿Crees que no lo intenté? ¿Crees que no quise hacerlo ya?- este se corrió a la luz hasta dejarle ver la amplia cicatriz en todo su rostro, tomaba su frente, mejilla y labios, era antigua pero por el grosor se notaba profunda. También se perdía por su cuello.
An Nali sabía lo que le pasaba a un hada cuando su belleza era marcada, la conversión que los hacía producir el polvillo para transportarse ya no era posible, además de que la depresión los consumía por milenios. Entonces ¿de donde el heredero sacaba aquel polvillo de hadas para darle?
Mencionó que tenía a dos en su poder.
-¿A quién más tienen prisionero?- se atrevió a preguntar, pues el troll solo había mencionado al príncipe cual el alvino buscaba por años.
-A mi hija- esta abrió la boca con sorpresa, el príncipe no había tomado unión cuando aquello pasó, no es posible que...
-¿Ellos...- quiso preguntar, pues sentía que si hicieron aquello con él podrían hacérselo a ella también.
-Lo intentaron, pero... ella- miró en la ventana -Ella ya estaba- oprimió sus labios.
-La sacaré. Iremos por ella y saldremos de aquí.- el príncipe negó -El te busca aún, hablé con él ayer. Lo juro, trabaja para mi. Min Yoongi te busca.
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-¿Que tan familiarizada estás con tu poderes de sirena?- dijo de pronto el guerrero, pues estas podían cambiar su aspecto. La vio apretar los labios y entendió que no tenía experiencia.
Luego recordó que cuando tomaba los cuerpos de aquellas sirenas que iban por algo de placer con el, estás solían cambiar el color y largo del cabello cuando la excitación era mucha.
Miró a la princesa y lo pensó, pensó en hacerlo pero algo se le había encomendado, llevarla. Y llevarla casta al reino Troll.
Aunque...
Si la besa quizá...
-No te muevas princesita.
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