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Capítulo 9

🌹JiMin🌹

Algo ha cambiado.

El pasillo ya no da vueltas. Busco a tientas el brazo de Genio bajo la tenue luz, pero se ha ido. Estoy sentado en el suelo, aunque noto que hay algo más. Es como si me acabara de despertar de una siesta, sólo que mientras dormía todas mis preocupaciones y mis miedos han desaparecido. Ahora me siento como nuevo y tengo una sensación en el pecho, casi cristalina, que me hace estar seguro de que puedo hacer cualquier cosa...

—¿JiMin?

Me doy la vuelta. El nombre no me suena normal, no suena para nada como cuando Genio o TaeHyung lo pronuncian. Y entonces entiendo por qué.

Lee JaeHwan está de pie a mi lado y me mira con una sonrisa confusa.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta con una ceja alzada.

Extiende la mano y me levanta tan rápido, que me mareo, y luego me pasa un brazo por la cintura. Aprieto las rodillas e intento aguantar la respiración. Seguro que se ha equivocado. Está oscuro y se cree que soy otra persona. Mucho menos un chico.

—JiMin. Soy Ji... —Tomo aire a mitad de la frase.

Ya sé qué ha cambiado.

He pedido un deseo. He deseado ser uno de ellos, ser como Ken y JiSoo.

—No... no quería... —empiezo a decir, pero la sensación de terror que espero, no acaba de llegar. En cambio, me siento... feliz. Aliviado, incluso.

—Venga —dice—. Volvamos abajo. Te quería presentar a unas personas.

—¿Qué?

—A algunos amigos míos que no sé si conoces. —Ken se me queda mirando un momento. Seguro que estoy con la boca abierta—. Por cierto, estás increíble. No puedo creer que no me haya dado cuenta antes. Supongo que estaba demasiado preocupado con JiSoo... Pero ya no, hemos roto. ¿Cómo iba a estar con ella si hay aquí un chico tan guapo como tú? —termina con una dulce sonrisa.

Soy guapo. ¿Soy guapo? Me siento... me siento guapo. Y despreocupado, irresponsable, seguro de mí mismo y todas esas cosas que sentía antes de lo de Taehyung incluso más. Ken me suelta la cintura, me agarra de la mano y camina hacia delante. Yo tropiezo al seguirle escaleras abajo, hacia el salón, donde continúa la fiesta. Una parte de mí quiere agachar la cabeza por la timidez, pero una fuerza superior me obliga a mantenerla barbilla alta, los hombros hacia atrás y mi mano firme en la de Ken. Si antes, al llegar a la fiesta, había sido como aparecer en un estreno de Hollywood, ahora al bajar las escaleras es como ser un joven estrella sobre la alfombra roja, rodeado de sonrisas amables y gente que grita mi nombre.

Ken pide que cambien la música y mientras ponen otro CD, la gente se levanta a tomar bebidas y nuevos asientos. Ken y yo —¿Ken y yo?— nos sentamos juntos en un sofá de dos plazas que da a la puerta principal. Unas chicas que no conozco se acercan a nosotros y me preguntan por mi maquillaje y mi pelo, y si odio a Shakespeare tanto como ellas. Todo esto sin que les preocupe cómo me llamo. Como si me conocieran de toda la vida. Como si siempre hubiera ido con ellas como esas chicas con amigos gays. Como si siempre hubiera sido uno de ellas. ¿Es real?

Debería sentirme culpable. Esto no es normal. No es real. Es un deseo. Pero no me siento culpable en absoluto. Estoy demasiado contento. Si hubiera sabido lo maravilloso que me iba a sentir con un simple deseo, todo el dolor que podía borrar...

Una nueva canción resuena por los altavoces, Ken me pone un brazo por encima del hombro y con la mano en la cabeza juguetea con mi pelo de un modo que me da escalofríos en la espalda. Me quiero acercar más a él, pero una parte de mí se tambalea por miedo a que un falso movimiento lo arruine todo. Miro a Ken a los ojos e incluso ese simple gesto me hace sentir que formo parte de algo, que de repente puedo tener contacto visual, conversaciones y miradas significativas, en vez de saludos con la cabeza al pasar por los pasillos. Me hace sentir especial.

—¿Qué pasa?

TaeHyung. Aparto la vista de Ken y descubro que TaeHyung está junto al sofá de dos plazas, con los brazos cruzados. No parece enfadado, sólo confundido, y sus ojos no paran de ir de Ken a mí.

—No mucho, no mucho. ¿Lo estás pasando bien? —le contesta Ken a TaeHyung.

TaeHyung asiente de manera cortante y vuelve a clavar la mirada en mí.

Dos futbolistas aparecen por la puerta delantera con un barril de cerveza y mientras Ken está distraído animándolos, yo respondo.

—He pedido un deseo.

Mi intención es pronunciar las palabras en voz alta, pero sólo muevo los labios por miedo a que si lo digo, las cosas se gafen.

—¿Has pedido que Ken salga contigo? ¿Eso es lo que has deseado? —exclama Taehyung tan fuerte que me encojo de preocupación por si alguien le ha oído.

Le agarro de la mano para acercarle hacia mí.

—¡No! Ha sido un accidente. Ni siquiera pretendía pedir un deseo, se me escapó. Deseé ser como ellos, como Ken y JiSoo, y entonces... ¡Pasó esto! No sé cómo, pero... me siento... ¿Cómo explicarlo? Me siento bien. Siento que formo parte de su grupo, que no estoy solo.

—¡Pero no es real! ¡Sólo es... sólo es un deseo, JiMin! ¿Cómo has podido desearle... a él? —TaeHyung parece ofendido, incluso traicionado, y me agarra las dos manos —. Sé que te he hecho daño, pero este no es el modo de solucionarlo.

—¿Y cuál es? —replico—. No ha habido nada en estos siete meses que me haya hecho sentir mejor, pero ahora... es como si toda la tristeza no fuera más que un recuerdo. Ya no... ya no la tengo en mi interior. Estoy demasiado contento para estar triste.

—Quiero que seas feliz por ser quien eres, Minnie. No porque hayas pedido un deseo.

—Pero hasta que eso ocurra —digo y le lanzo una mirada rápida a Ken—, con esto me basta. Mírame, TaeHyung. Tú me entiendes mejor que nadie. Por favor. Hace muchísimo tiempo que no siento que formo parte de algo, que no tengo algo más que solo a ti y a Genio. No lo estropees, TaeHyung. Me lo debes.

Nunca se lo había reprochado de aquella manera y a decir verdad, no estoy seguro de si se lo merece.

TaeHyung hace un gesto de dolor, como si le hubiese golpeado, y luego niega con la cabeza.

—¿Que te lo debo? Sabes que no pretendía hacerte daño.

—Pero me lo hiciste —murmuro.

TaeHyung suspira y me aprieta la mano.

—No me gusta, pero si esto es lo que te hace feliz, por ahora, entonces... muy bien. —Parece frustrado, pero el sentimiento de culpabilidad que tengo enseguida desaparece; es como si no pudiera existir la desdicha en mí. Me suelta las manos y mira la sala a su alrededor—. Por cierto, ¿dónde está Genio?

—Se marchó —respondo. Me atrevo a acercarme un poco más a Ken, aunque sigo sin creer que pueda caer en sus brazos—. Justo después de pedir el deseo. Me ayudó a levantarme y después... se fue.

—¿Quién? —pregunta Ken y vuelve a nuestra conversación.

—Nadie —contesta TaeHyung antes de que yo pueda balbucear una respuesta. Vuelve a mirarme y se hace el tranquilo—. Aún vamos a desayunar juntos antes de que te deje en casa, ¿no?

No teníamos ese plan y, para ser sincero, tengo miedo de marcharme. ¿Y si al dejar la fiesta el deseo se termina? No puedo volver a ser un chico invisible.

Otra vez no. Aun así, TaeHyung es... bueno, TaeHyung.

Asiento y me acerco a Ken mientras TaeHyung desaparece entre la multitud.





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(Sorprendidos por la actualización nueva? :3)

No le tiren piedras al pobre de JiMin xD en parte el deseo fue modificado por YoonGi, la felicidad inmensa que siente JiMin es por la pizca de magia que le ha dado él, aunque por dentro, la consciencia de JiMin sigue siendo la misma, no cambia su interior y sus verdaderos sentimientos.

Pero tampoco le tiren piedras a Min Genius jsjs sólo hace su trabajo, que si fuera por él no lo haría, por más su anhelo de volver a su tierra natal, JiMin se ha vuelto importante para él sin que se haya dado cuenta, por eso también decidió ampliar la magia.

Espero que les esté gustando hasta aquí, todavía falta mucho por recorrer y darse cuenta que, los deseos no modifican el corazón ni tu verdadero yo ;3.

Hasta prontito 💞

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