Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo cuatro

No voy a negar que disfruto mi soledad, es agradable cuando estoy solo y hago lo que quiero pero cenar con la compañía de Camus y de su hijo no puedo evitar sentirme muy agradecido por la presencia de ambos.
Isaac pidió una rebanada de pastel de fresas y duraznos junto con una taza de chocolate caliente.
Era bastante lindo mirar como colocaba sus pequeñas manos en la taza para poder calentarlas; el clima en este momento es muy frío comprendo que quiera buscar algo con que entrar en calor.

Camus me aceptó una rebanada de pay y una taza de té de azahares, por más que le insistí que pidieran algo más del menú, se negó rotundamente.

Me ofrecí a llevarlos a su casa, pedí un taxi y los llevé a su domicilio.
En todo ese tiempo que llevamos en el viaje Isaac se durmió en los brazos de Camus y yo seguía con esa canasta en mis manos.
No creo que se haya dado cuenta cuando le deje un poco de dinero en su abrigo, por más que insistía en pagarle su mercancía aquel joven se negaba una y otra vez.

Llegamos a una casa de color azul, pequeña pero acogedora; en la parte de enfrente tenía un hermoso jardín donde había distintas flores de varios colores, me gustó la forma en la que mantenía arreglado el lugar con piedras de río y el césped recién cortado.
Muy lindo la verdad.

Como aquel pequeño se quedó profundamente dormido, me ofrecí a cargarlo mientras Camus abría la puerta de su casa.
Un aroma dulce a vainilla y mantequilla se podía disfrutar en ese ambiente acogedor, la mayoría de los muebles eran de madera y le daba un toque muy rústico.

- Si quieres déjalo aquí en el sillón Aiacos.

Me dijo Camus retirando unos libros que había dejado en ese lugar, aunque jamás me hubiera imaginado que en la sala estuviera en la esquina un librero muy grande.

- Solo dime donde está su cama y si me lo permites yo lo llevaré.

Debo hacer algo para demostrarle que puede confiar en mi, no tengo esos principios de querer aprovecharme de la situación, yo no soy así.
Es normal que se niegue aceptar la ayuda de un total desconocido pero algo muy en el fondo me dice que no puedo dejarlos solos.

- Agradezco tu tiempo y lo que has hecho por nosotros Aiacos pero no quiero interferir en tu tiempo.

- No hace falta, no llevo prisa.

Camus sonrió y después me hizo una señal para que lo siguiera, subimos las escaleras y llegamos a una pequeña habitación; al momento que encendió la luz me quedé maravillado por qué al parecer al pequeño Isaac le gusta demasiado los juguetes y libros que tengan como temática animales marinos.

Lo acosté con mucho cuidado, no quería despertarlo, Camus lo cobijó y le dio un beso de buenas noches en su frente, apagó la luz; después los dos salimos de la habitación mientras cerramos la puerta con cautela.

- No sé como agradecer este gesto tan noble que hiciste por nosotros.

- Descuida, no es nada... Además tu hijo es adorable.

En ese momento Camus dejó escapar una risa tierna y trató de esconder su mirada de mi.
Esos gestos que hacía comenzaban a despertar una curiosidad enorme dentro de mi ser.

- Isaac no es muy abierto con las personas extrañas, de hecho es muy tímido para socializar con los demás.

- Ayer que lo conocí en la fuente no me pareció tímido.

Esa pequeña plática nuevamente nos llevó a la sala, Camus terminó de retirar los libros que aún tenía en los sillones y extendió su mano invitando a tomar asiento.

- Quizá le inspiraste confianza.

- ¿Te gusta leer? - Le pregunté tomando uno de los libros que tenía frente a mi.

- Si me gusta, pero la sala está llena de libros porqué a mi esposo le encantaba leer demasiado. Aunque por el momento los tengo en desorden, intento terminar de acomodarlos, sin embargo tiempo no me queda, necesito salir a vender.

- Me gustaría poder ayudarte en lo que necesites Camus.

Soy muy malo tratando dr acercarme a él, eso de querer llamar la atención de alguien que me guste demasiado no es lo mío, quizá hasta Camus crea que voy muy rápido.

- Agradezco tu ayuda Aiacos pero, no quiero interferir en tu vida... Quizá tu familia te espera en casa y no me gustaría ser una distracción.

Sé que ya tengo mis años, soy un hombre de treinta años que ni siquiera ha tenido la delicadeza de casarse pero jamas me interesó o bien no encontré a la persona que me complementaría en este camino de la vida.

- Camus, yo no tengo alguien en particular en mi vida; vivo solo.

- ¿De verdad?

Es de asombrarse, lo sé, incluso tengo amigos y compañeros que hasta hijos tienen y yo sigo siendo el soltero amargado que odia la navidad porqué  no le encuentro alguna razón lógica para celebrarlo.
Aunque tengo una extraña sensación que me dice que la dirección de los vientos cambiarán en mi vida.
Por algo los conocí y estoy dispuesto a descubrirlo.

- ¡Claro! - Exclamé - Si me lo permites me gustaría ayudarte, cada noche que salga de la oficina haré lo posible por encontrarte y verás que hasta de vendedor ambulante intentaré para que tengas más ingresos ¿Qué dices Camus, aceptas?

Extendí mi mano esperando que aceptara mi loca propuesta, además me serviría para conocerlo mejor.

- Acepto.

Colocó su mano sobre la mía y cerramos ese pacto que le sugerí, un amistoso apretón de manos.

- Salgo a las siete de la noche, te veo en la fuente donde nos conocimos Camus.

En ese momento tomé mis pertenencias y me dirigí a la puerta, Camus se acercó para despedirse de mi.

- Nuevamente te agradezco lo que hiciste Aiacos, regresa con cuidado a tu casa.

- Descansen, mañana sin falta los veo.

Moví mi mano en el aire y salí de su casa, ahora tenía que regresar a la mía.
No sé, la verdad me gustó este momento pequeño con ellos dos.
Solo espero que se de cuenta del efectivo que le dejé por el imprevisto con su canasta.

❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro