—Bien, creo que por hoy hemos concluido con la reunión. —dijo Juan.

Tomó el último trago de la lata de Monster, y luego la colocó nuevamente en su escritorio. Se levantó de su silla, y el resto también. Todos aplaudieron el hecho de haber tenido su primera reunión. Quizás Juan, tanto como otras colmenas, envíen nuevos ejércitos expedicionarios con el fin de hallar nuevamente a la niña y así poder liberar al mundo de la maldición que estaban viviendo. Pusieron en varias ocasiones en tela de juicio la idea, pero al final llegaron al acuerdo de que había que intentarlo, y quizás logren solucionar el problema que tanto estaba poniendo al mundo patas arriba. Juan saludó a todos sus compañeros universitarios, y bajó junto a Santiago, uno de ellos. El resto se le había adelantado para regresar a la colmena a la que pertenecían. Juan se acercó a Santiago y le dio un abrazo. En ese momento le dijo:

—Bien, creo que estamos cerca de acabar con todo esto.

—Yo creo que sí —respondió Santiago—; creo que después de esto, estaremos cerca de terminar con ésta pesadilla.

Ellos se dieron la mano, y Juan cruzó la calle para entrar en la colmena.