—Intentaremos no asesinar a tantos arácnidos —dijo Juan—, recordando que son humanos transformados.

—¿Eso quiere decir que nosotros también tenemos una consciencia colectiva? —preguntó Santiago.

—Sí —afirmó Juan—, podemos... o al menos eso teorizo. Creo que es buena idea intentar hacer algo, y así saber si podemos lograr liberar nuestra consciencia colectiva. Sé, por lo que teoricé, que la consciencia colectiva que tenemos no está atada a la de nadie más; o eso creo. En fin, hay que probarlo.

—¿Y si lo está? —preguntó Santiago.

—¿Cuáles son las probabilidades? —devolvió la pregunta Juan—, si es que las hay.

—¿Y qué hay de la dualidad de los papeles que encontramos en el templo? —preguntó Santiago— La luz y la oscuridad, siempre ahí presentes, sin que podamos hacer nada al respecto.

—Yo creo que estarían a nuestro favor —repuso Juan—, después de todo, varios en nuestra colmena soñaron con la luz, una muchacha vestida de blanco, con el cabello negro. Ella forma parte de la dualidad, la cual forma parte de la trinidad.

—¿Y quién es ese tercer miembro?