Me arrodille y la coloque en la mesa chaparra café para averiguar su contenido.

Eran una serie de fotos con anchos contornos de color blanco, estaban ya marcadas por el tiempo, al principio eran tres señores con atuendo muy anticuados, como de los años 60, pero después a la segunda ojeada logre identificar a mi tío abuelo del lado paterno, Stefano Romagnoli, era imperdible ya que era idéntico a Tony, junto con otros dos tipos que desconocía por completo.

En la mayoría de las fotos aparecía mi tío abuelo y los otros dos señores; pero llamó mi atención el otro montón de fotos, una clase de mapas o planos que casualmente tenían notas agregadas en idioma vasco. Volteé a mirar a Aideen con ganas de una explicación.

— Han estado en mi familia por varios años, los cuidan como un tesoro, realmente no se porque — se encogió de hombros — sigue viendo, no has llegado a la mejor parte.

Continué husmeando en la caja aplastada, después de separar las múltiples fotos y colocarlas sobre la mesa pequeña de madera, pude cachear una diminuta pieza metálica en color rojo acero con detalles en repujado. La inspeccione más de cerca, tenía la forma de un caboose, detallada con unas iniciales ya borradas, solo pude distinguir tres de las cinco que había.

— C, B, R — musite, mientras le daba vueltas a la diminuta pieza metálica.

— Es una lastima que no pueda verse completa... de todas maneras no tengo idea de que significa, solo es un viejo tren — mencionó Aideen mientras se lanzó con sus brazos sobre la nuca a la litera, a la cama de abajo, igual de desordenada que la de arriba.

— Caboose — continuó inspeccionando la pieza y su conexión con las fotos.

— ¿Qué? — Aideen se incorporó de la cama.

— Caboose, así se le llama al último vagón de los trenes. Años atrás esta parte era usada para resguardar a la tripulación, tenían su baño, cocina y mesa de trabajo. Se encontraban al final del tren porque el personal encargado vigilaba que la formación de la locomotora circule sin problemas, así como la luz trasera para evitar el choque de otros trenes.

— Vaya, sabes mucho de esto. Me sentí de regreso en la secundaria, cuando me daban clases de historia.

— Desde niño me han llamado la atención — sonreí con nostalgia.

— De acuerdo, pero eso no está ni cerca de explicar la relación de las fotos, el tren de palabra rara y los mapas. Ah y si de tu chica.

— ¿Qué sabes de las fotos?

—No mucho, solo que el de ahí — señaló el señor vestido con overol color azul añil, tez blanca y con una gorra color negro que tapaba su calvicie prematura —, es mi abuelo.

— Y el de acá es mi pariente — señale el de la izquierda un señor de pelo negro, tez apiñonada, ojos azules, barba partida.

— ¿Qué quieres decir?

— Nada, que de verdad es mi tío abuelo y parece que estamos más conectados de lo que creemos.

— Puede ser, probablemente tu tío abuelo también trabajaba para el tren Edur en sus inicios —. En ese momento se me prendió el foco, todo cobraba sentido.

— ¿Piensas lo mismo que yo? — voltee a ver a Aideen, ella arqueo la ceja y brotó una pequeña sonrisa de sus gruesos labios.

— Sí, el tren Edur nos aguarda.