19
Una mano gruesa me toco el hombro...volteé a verlo, era un hombre con una buena condición física, pelo negro y ojos cafés.
— Necesito que me acompañe joven.
Todo se ponía más extraño y para cerrar con broche de oro mi dama de abrigo de rojo había desaparecido en la neblina.
— ¿Disculpe?
— Soy policía. — Se levantó su abrigo negro para dejar al descubierto, cerca de la hebilla de su cinturón, una placa de policía local.
Las gotas de nieve que caían ya no eran cálidas, más bien eran heladas.
— Sigo sin comprender.
—Usted esta siendo detenido por acosar y atacar a una dama.
Mis ojos se abrieron lo más grande que un humano podía, era tan obvio, tan cerdo para llegar a hostigarla y detenerme por un superior, ni siquiera sabía su nombre.
«No, no era eso, aquí había algo oculto, podía olerlo».
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro