Es viernes, pasada de las 9 de la noche, a bordo de mi vieja locomotora llena de nieve, el tren Edur.

No puedo creer lo que mis ojos ven, después de dos semanas...apareces. ¿Pero, porqué luces tan demacrada y golpeada?, ¡qué te ha pasado!, aprieto mis puños tan fuerte que mis nudillos se vuelven blancos.

Me voy acercando lentamente a donde está ella, sé que estamos próximos a mi parada.

Voy apreciando cada vez más, las marcas moradas por tu cuello, moretones que discretamente intentaste tapar con maquillaje y una bufanda.

Las marcas salen cada vez que el aire entra sobre tu abrigo. Estoy furioso, alguien se atrevió a pasarse de listo contigo. Un pitido anuncia que es la ultima llamada para bajar en mi estación.

Te veo a los ojos, esos ojos  de un verde tan bello, escondidos sobre pronunciadas ojeras.
Camino a la salida y actuó rápidamente, las puertas se cierran.

Hago lo que debí de hacer mucho tiempo.... protegerla y saber más de ella.

La locomotora blanca esta en camino a su próxima parada.