Una semana sin verte y yo parezco un loco, un gato encerrado en una jaula pequeña por tener una enfermedad muy contagiosa e irritable.

Miro a la venta de mi oficina, la nieve no ha dejado de caer desde ayer. Lo tomo como una señal, como si esta noche en la parada del tren Edur apareciera mi ángel hecho dama.

Cuento las horas, las ansias aparecen como las de la semana pasada y el transcurso de esta semana.

Llegó corriendo a la plataforma 9, buscando por todos lados, sin resultado alguno.

Abordó el blanco y viejo tren Edur, me muerdo el labio inferior, una maña que se la debía a mi madre cuando se presentan los nervios.

Pase buscando de vagón en vagón, mi respiración se entrecortaba cada vez que no había ni luces del abrigo rojo.

Exhausto me senté en el último vagón, faltaban escasos minutos para llegar a mi parada habitual, me desabrocho un poco la camisa, la sensación del gato encerrado se adentraba en mí.