Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13

Miércoles, mitad de semana.

El tren Edur, llegó como siempre puntual, a las 9 p.m., ansioso de recoger a sus pasajeros que aguardan. Pasajeros que ahora se encuentran viendo sin temor el paisaje blanco que se muestra en los marcos de la ventana, ofertado por la nieve, ese paisaje que cada noche los acompaña a sus destinos, a la calidez de su hogar.

A mi lado hay una señora de unos sesenta años con un sombrero peculiar, un sombrero de solapas muy grandes, color rosa potente, rosa rómpeme las pupilas.

En la parte de arriba del sombrero, en el tope, salen unas siete plumas de color verde esmeralda y amarillo, así mismo unos lentes negros tapaban sus ojos. Su cuerpo se hallaba envuelto en ese rico abrigo de imitación de piel de zorro, color rojizo; además de cargar en sus arrugadas manos llenos de lunares, unas bolsas de tela color plateado, muy como dirían en París ¡glamour, pur!, apuesto mi sueldo que se había gastado toda su pensión hoy en las tiendas de marca de por aquí.

A pesar de la presencia de tan extravagante señora, no había señales de mi bella dama de abrigo rojo. «¿Se habrá enfermado?, ¿tomará otro tren?, ¿se habrá casado y mudado del barrio, de la ciudad o peor aún del país?, ¿fui tonto y la perdí para siempre?».

Me estaba volviendo loco y dramático; pero solo recordaba aquel día en que se bajó inesperadamente en otra estación, al tomar la llamada de su celular, recuerdo aún su sonrisa angelical mientras cogía la llamada.

Sentado esperando la llegada de ir a casa, y convivir un rato con Hunt. La dama con tanto glamour, quitándose sus lentes oscuros, preguntó...

—¿Te han dejado? —. Parpadeó un poco al ver que dicha pregunta fue dirigida a mi persona.

— ¿Disculpe?

— Si, a ti muchacho. Traes en el rostro la mirada de abandono. — Me apuntó con los lentes y suspire, últimamente era como un libro abierto.

— Si, algo así.

— Ya veo, pero bueno muchacho, solo es caprichos de damas, volverá.

— ¿Cómo estás tan segura? — La dama agarraba sus bolsas plateadas del piso, mientras la locomotora blanca llegaba a la segunda parada.

— Ya lo verás, a veces tengo un buen sexto sentido — me guiñó el ojo y se la tragó el viento, se había quedado en aquella plataforma, recorrido del tren Edur.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro