𝑁𝑢𝑒𝑣𝑒
Jamás en mi vida hubiera creído que pasar el día caminando por allí sería tan...relajante, hablábamos para comentar cosas triviales, pero JungKook seguía colocando un muro cuando me veía con intenciones de preguntar. Habíamos llegado al Río Hann, el sol ya no estaba tan fuerte como antes, hace rato que había comenzado a ocultarse, tomo asiento en un banco junto a JungKook, él mira algunos niños que juegan o parejas que van por allí, de nuevo parece cansado, diría que triste.
— ¿Noche o día? —pregunto.
— ¿Qué? —voltea a verme sin entender esa pregunta.
— ¿Qué prefieres? ¿La noche o el día? —pregunto de nuevo—Es una pregunta no entrometida.
— Creo que me siento cómodo con la noche.
— ¿Por qué?
— Puedes pasar desapercibido en la oscuridad—indica— ¿Qué prefieres tú?
— Nunca me ha gustado la oscuridad—miro hacia el río—Siempre siento que algo puede pasarme allí, me hace sentir vulnerable—él asiente sin preguntar más— ¿Tienes hermanos?
— Volvemos a la pregunta entrometida.
— Tengo una idea, espera aquí—me levanto alejándome unos minutos. Cuando regreso donde él está traigo una bolsita de gomitas que compré segundos antes a una mujer que vende golosinas, JungKook me mira curioso y sonrío al sentarme a su lado—En primaria solía hacer esto...
— ¿Comer gomitas?
— En esta bolsa hay cuatro colores, las gomitas son alargadas como ves—señalo y él asiente—Depende del color que salga haremos una pregunta al otro.
— ¿No te rindes nunca?
— Quiero conocer a mi compañero.
— Me conoces desde hace cinco años, SoHee—dice incrédulo mientras niega con la cabeza.
— No, sólo te miraba y si tú me mirabas quizás sentías curiosidad—abro la bolsita— ¿Listo?
— Te di las razones del porque te miraba, esto es ridículo.
— Hay gomitas verdes, azules, rojas y naranjas, depende del color la intensidad de esa pregunta—lo miro, respira profundo no muy contento, pero incluso cuando puede rechazarme no lo hace—Cuanto más intenso su color más privada será la pregunta, ¿Quieres comenzar?
— Primero las chicas—dice mirándome. Sube a sus codos una de sus mangas, dejando expuesto el antebrazo que no tiene el tatuaje.
— De acuerdo—cierro mis ojos tomando una gomita al azar—Verde, puedes hacer una pregunta simple—doy un mordisco a la gomita dejando la bolsita en medio de ambos.
— Mmm—lo piensa unos segundos, sus ojos buscan que puede preguntarme—Dijiste que te gustaba el día, supongo que prefieres el sol, ¿Cierto?
— No, me gusta la luna—respondo—Puede tener muchas etapas, puede ser romántica para unos, elegante para algunos o quizás tenebrosa para otros.
— ¿Qué significa para ti? —me mira atentamente.
Algunos mechones de su cabello se mueven por la suave brisa. En secundaria no lo tenía tan largo como ahora.
— Es la que me permite ver en la oscuridad.
— Mmm.
— Ahora tu turno, cierra tus ojos y toma una—sonrío apresurándole. JungKook obedece, le ha tocado el color naranja—Bien, ¿Tienes hermanos?
— ¿Enserio debo responder?
— Sí—lo señalo con mi gomita. El pelinegro sonríe ladinamente mordiendo la suya.
— No tengo hermanos, soy hijo único.
— De acuerdo—asiento. Las siguientes gomitas tienen colores suaves, hacemos preguntas para conocer los gustos del otro, JungKook siente cierta atracción por los tatuajes y los piercings, incluso ha pensado colocarse uno pequeño en la nariz o debajo del labio inferior, pero por alguna razón no termina de decidirse, su color favorito es el negro o el rojo y cuando duerme no tiene un pijama en específico ya que dice dormir sin camisa.
Este detalle me puso algo...acalorada.
JungKook saca una gomita de color rojo. Debo pensar bien mi pregunta, aunque hay muchas cosas que quisiera saber de él.
— ¿Por qué estabas alquilando la habitación del departamento si tanto te gusta estar solo?
— Necesitaba ayuda para pagar los gastos, ser independiente no es fácil—dice y estoy de acuerdo. Sus respuestas son cortas, intenta no dar muchos detalles, es muy retraído.
Es mi turno y me toca una gomita naranja.
— ¿Por qué aceptaste vivir con un chico del cual dudabas tanto?
— Yo no dudé.
— Lo hiciste, ni siquiera bebiste la limonada de ese día—indica con sonrisa triunfadora. Mastico mi gomita sin saber que decirle, ¿Por qué acepté? — ¿Estabas muy desesperada por tu hermano?
Cierto, recuerdo que le dije que Jimin llevaba algunas chicas a casa y que me incomodaba.
— Creo que influyó un poco lo de querer un espacio, alejarme de mi hermano y mi madre para respirar—comento—Intentarlo yo misma, ¿Sabes?
— ¿Los quieres?
— Son lo más importante para mí—asiento. Ya sé cuál será mi siguiente pregunta, la gomita de JungKook es naranja esta vez. Algunas risitas de niños ocupan el silencio entre ambos, para entonces ya es de noche, el Río Hann se ha iluminado con algunas luces al igual que los edificios de la ciudad.
— ¿Por qué estabas llorando esa noche en tu cuarto? —ante mi pregunta, JungKook deja de masticar mirándome fijamente, es ahora o nunca—Te escuché cuando fui a mi cuarto, te veías mal.
— ¿Por eso dejaste la comida al día siguiente? —asiento. Él suspira apartando la vista, da un mordisco a la gomita tardando un poco en responder—Estaba cansado, era todo.
— Es normal sentirse así, pero es mejor hablarlo con alguien.
— ¿Quieres que te diga cuando me encuentre cansado? —pregunta con burla, pero para mí no es gracioso.
— ¿Por qué llorabas?
— No había tenido un buen día, eso pasó—su voz se vuelve un poco profunda—Es tu turno, ahora—sonrío un poco porque es evidente que está esquivando mi pregunta, no me convence para nada— ¿Qué sucede?
— No voy a lastimarte, ¿Sabes? —comento—No voy a ir corriendo a contarle a los demás lo que sientes o piensas—meto la mano en la bolsita sacando una gomita roja.
JungKook piensa muy bien su pregunta, pero lo hace de más llegando a preguntarme nada, mis ganas de seguir jugando se han ido, sé que hay personas que les gusta guardarse las cosas para sí misma, supuse que el chico estaba soltándose conmigo, mientras le saco las palabras poco a poco menos entiendo, JungKook parece un chico normal, un tanto...reservado pero normal.
Me levanto del banco al guardar la bolsita de gomitas, en mi pequeño bolso, aclaro mi garganta acomodando mi camisa.
— Será mejor volver al departamento—suspiro dispuesta a moverme, pero dicho suspiro es interrumpido cuando toma mi muñeca, volteo mirándolo y él me suelta despacio. Sus manos son cálidas.
— Estás molesta—dice y no es una pregunta, parece una confirmación, se levanta del banco sacándome altura, tengo que subir mi rostro un poco para verlo.
— No lo estoy.
— Entonces estás decepcionada—eso también suena una confirmación.
— Estoy bien—digo intentando no parecerlo. No quiero molestarme con él, no puedo enojarme porque no quiera contarme quién es él realmente, sería absurdo e infantil, no puedo obligarlo. Camino con él hacia la calle donde detengo un taxi, ambos subimos al auto, JungKook da la dirección y éste se pone en marcha.
En el camino a casa puedo sentir la mirada del chico en mí, intento no mirarlo, simplemente dedicarme a ver por la ventana cruzada de brazos, quizás deba dejar de intentar seguir queriendo entenderlo.
Espero no leer comentarios que digan "SoHee es una pesada, está obligándolo a decirle detalles de su vida que no le incumbe" porque enserio que voy a borrarlos.
Advertidos -.-
Si vienes a comentar eso no estás entendiendo la historia como tal.
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