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𝐶𝑢𝑎𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑜

Antepenúltimo capítulo

Un mes después

Park SoHee

— ¿Estarás bien aquí? —Jimin se muestra dudoso. Hoy me acompañó a mi cita con el psicólogo, no quería volver a casa tan temprano y encerrarme en el cuarto, estar en mi habitación tanto tiempo comienza a sofocarme, supuestamente es bueno ya que no debo cerrarme tanto.

Había querido venir al salón de baile para simplemente estar en silencio. El espejo grande frente a nosotros deja ver nuestros reflejos, mis ojeras siguen siendo notorias y mi peso no ha bajado este mes ya que en casa me obligan a comer, lo que sigue siendo igual es un conflicto en mi interior.

— Sí, puedes volver a casa, estaré bien.

— SoHee...

— Quiero estar a solas aquí—pido—Tengo mi celular conmigo—dejo mi bolso pequeño en el suelo y acto seguido me acuesto en aquel suelo de madera con la vista en el techo, sí, estoy loca por hacer esto en un salón de baile, pero estoy pagando unas horas así que puedo usarlo como me plazca. Jimin me mira una última vez, sabe que de por sí estoy loca pero no pone excusas.

Cuando estoy sola cierro mis ojos respirando profundo y dejando salir el aire por la boca. Han pasado dos meses desde que la madre de JungKook desapareció, dos meses desde que no nos vemos y un mes desde que el chico vendió su departamento, Jennie me lo había contado y había dicho que actualmente vivía con ella y Tae. No era yo quien preguntaba por JungKook, era ella que me lo decía insistiendo que debíamos hablar.

¿Pero qué podíamos hablar? ¿Pedirnos disculpas por haber abusado del otro? ¿Pedir disculpas por haber tenido sexo sin consentimiento? Con dos meses sigo sin arreglar mis emociones, no odio a JungKook, ni detesto al chico, quiero verlo, claro que sí, pero al mismo tiempo no quiero verlo. Así debió sentirse JungKook cuando insistí en el principio sobre conocerlo, sí, quería conocerlo, ninguno de los dos pensó que esto pasaría. Creo que una pequeña parte de mí agradece enormemente que no pueda recordar ese acto íntimo.

Mi familia intenta ayudarme, incluso mi padre ha estado un poco más presente, no toco el tema de JungKook frente a ellos porque de nuevo caigo en lo mismo, ellos no lo entenderían, para ellos JungKook abusó de mí.

Sólo Jimin parece comenzar a entenderme.

Por primera vez en mi vida estoy comenzando a apreciar la soledad, me parece que es...cómoda. En medio de aquel silencio en el salón giro en el suelo quedando acostada de lado dándole la espalda a la puerta, me veo pequeña en este espejo, es inevitable no recordar la primera vez que bailé con el pelinegro aquí, es inevitable no recordar lo nerviosa que estaba por mover mi cuerpo con el suyo al ritmo de la música.

Dicen que algunas parejas no están destinadas a estar juntas, ¿Nosotros perteneceremos a ese grupo?

La puerta del salón se abre, una persona entra por ella, lo reconozco en segundos, su cabello está más largo de lo que recuerdo, lo lleva recogido en una coleta, sus ojeras son más notorias que las mías, no luce tan delgado, se ha mantenido en su peso, aunque su rostro no está tan marcado como antes. Mi corazón late con fuerza, sus ojos oscuros me miran a través del espejo justo como yo, ¿Estoy soñando o realmente él está ahí?

Muy despacio me levanto hasta estar completamente de pie, giro sobre mis talones encontrando su mirada esta vez frente a frente. Viste con unos Jeans que marcan su pequeña cintura y lleva una camisa negra de botones. El silencio me inquieta, debería decir algo, a diferencia de lo que pensé en vez de sentir incomodidad quiero correr a él.

— SoHee...—su voz se quiebra un poco. Cierra sus manos y traga con dificultad—Yo...yo no...—no sabe que decir.

Avanzo un paso y él retrocede negando con la cabeza.

— Lo siento—apenas digo eso y el chico solloza retrocediendo—Lo siento, lo siento—me acerco sin evitarlo al verlo así. JungKook se desliza por la pared cuando su espalda toca ésta, llora como un niño pequeño y me parte el corazón verlo así, llego hasta su lado abrazándolo con fuerza, abrazo que es correspondido de la misma manera.

Ambos sollozamos desahogándonos mutuamente, no decimos nada, él llora en mi hombro y yo en el suyo. Acaricio su espalda intentando calmarlo, Jennie dijo que él se sentía como un monstruo por lo que hizo, se sentía culpable cuando no tenía la verdadera culpa.

— Lo siento, lo siento—susurra entre sollozos sin soltarme—No quise lastimarte, lo siento.

— Shh, shh, no fue tu culpa—repito varias veces intentando calmarlo. Creo que el pobre ha explotado con tantas cosas sucediendo.

•••

El silencio de nuevo nos acompaña, he logrado calmar a JungKook, el chico tiene su cabeza recostada de mi pierna, me encuentro acomodando algunos mechones de su cabello que se escapan de la coleta. Me inclino un poco hacia adelante, sus ojos se abren mirándome.

— ¿Estás más tranquilo? —hablo en voz baja.

— Lo siento.

— No fue tu culpa—susurro—No fue culpa de nosotros—apoyo mi cabeza en su brazo—No te odies, JungKook.

— No sabía que estarías aquí...

— Sé que no querías verme, puedo entender porque, no estoy molesta contigo, la verdad es que...no sé qué pensar o sentir.

El chico levanta su cabeza de mi pierna, apoya su espalda de la pared y recuesta su cabeza también. Respira profundo sin verme. Imito su posición encontrando nuestro reflejo más pequeño en el espejo.

— No seguiré lastimándote, después de esto...queda claro que soy un problema para cualquiera.

— Tú no eres el problema, el problema es tu padre—señalo— ¿Sigues sin tener noticias?

Hace una mueca con la boca, el chico tiene su nariz roja y las mejillas también por haber llorado, pareciera que quiere llorar de nuevo, todo esto es mucho para él, para ambos, pero más para él.

— No puedo dormir, pienso en mi madre, pienso en mi padre, pienso en ti, pienso en esa noche...—su voz se quiebra de nuevo—No podía hablar contigo después de lo que hice.

— No es tu culpa, ¿De acuerdo?

Él niega con la cabeza.

— Deja de defenderme, SoHee, no soy bueno.

— El JungKook que conozco ha hecho mucho para sobrevivir—tomo su mano haciendo que me mire—También detesto esa noche, pero detesto más a tu padre, debí sacarte del departamento, debí buscar una manera.

— No puedo concentrarme en nada.

— JungKook, conseguiremos a tu madre—no sé si es la seguridad con la que suenan mis palabras o es porque no está solo pero un pequeño brillo aparece en sus ojos—Ella aparecerá, ¿Sí? No tengas miedo—él aprieta mi mano también, como si no quisiera dejarme ir—Aparecerá sana y salva, los policías lo detendrán y podrás descansar como debes.

Asiente a todo lo que digo, recuesta su cabeza en mi hombro y apoyo la mía en la suya. Acaricio el dorso de su mano con mi pulgar, no tenemos nada de que hablar porque es evidente que ninguno tuvo la culpa, JungKook está destruido por completo, en autoestima, en su vida, en todo, su padre tiene que pagar por lo que hizo.

— Perdóname.

— No tengo nada que perdonarte, tranquilo.

— No he olvidado lo que prometí—dice y añade—Sigo queriendo aceptar ayuda para mi problema con las drogas.

— ¿Podemos pensar en eso cuando tu madre aparezca?

Asiente sin decir nada más.

•••

He acompañado a JungKook al edificio donde vive con Tae y Jennie, no hemos dicho nada más, hemos venido en silencio haciéndole compañía al otro. Nos detenemos frente a las escaleras de la entrada, JungKook mira aquel edificio luciendo dudoso.

— ¿No quieres entrar? —pregunto mirándolo— ¿Es complicado vivir con ellos dos?

— TaeHyung y Jennie se han mantenido atentos conmigo—corrige—Serán unos buenos padres, no tengo dudas de eso—sonríe un poco—Aunque Jennie tiene muchos antojos.

— TaeHyung debe consentir a su chica y su bebé—sonrío igual— ¿Estás durmiendo en...?

— En el sofá, Tae y ella piensan mudarse antes de que el bebé nazca—se cruza de brazos—No sé qué haré cuando eso pase, ellos necesitarán su espacio como familia.

— Supe que vendiste la moto.

— Debería alegrarte, la odiabas—intenta bromear—Era tu enemiga.

— No merecía ese final—le sigo el juego. Mi celular vibra en mi bolsillo, sé que debo volver a casa—Debo irme, ¿Desaparecerás de nuevo?

— No, descuida—sonríe un poco—Gracias.

Lo abrazo sin preguntar, rodeo su cuello con mis brazos y él rodea mi cintura. El abrazo es uno de esos que no quieres romper.

— No sigas llorando, ¿Sí? —me separo un poco—Eso déjamelo a mí.

— Tú tampoco sigas llorando.

— ¿Estás siendo entrometido? —ambos reímos un poco por esa palabra que tanto escuchamos en un principio.

— Tal vez.

— Debo irme, entra—paso a su lado comenzando a caminar. Puedo ver algunos taxis pasar en la otra esquina, pero cuando estoy por llegar escucho un grito de JungKook que me hace voltear en el acto.

— ¡SoHee!

Esta historia tendrá epílogo (para que sepan)

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