Fue recibido con el abrumador silencio de su apartamento y rompió el mismo al cerrar la puerta con más fuera de la necesaria.

Se quitó sus zapatos y no se molestó en ponerse las pantuflas para dirigirse a su habitación. La cena mensual que su jefe realizaba para que su equipo se relajara había terminado mal, o así lo sentía Jeon Jungkook. ¿Qué necesidad había de hablar de relaciones amorosas sabiendo que él no tenía pareja? ¿En serio sus compañeros pensaron que no sería una falta de respeto burlarse de eso? ¡Ni siquiera les incumbía si tenía a alguien o no!

«Son sólo gente despreciable. Ignóralos...» Fue lo que pensó Jeon mientras se tiraba a su cómoda cama, pero al contrario de sus pensamientos siguió pensado en eso.

Lo pensó y lo pensó hasta que el reloj de su celular dio la una de la madrugada, la hora exacta en la que llego a la conclusión de que era patético ¿O había otra forma de describir a una persona que sólo ha tenido una relación amorosa en su vida y que, para colmo, espera que esa persona regrese? Porque si era así, Jungkook no la conocía.

Con 25 años el pelinegro no podía presumir de mucha experiencia en el área del amor, de hecho, era casi nada. Su única relación ocurrió durante sus años de escuela, cuando tenía 16 y se le confesó a Kim Taehyung, su hyung dos años mayor. Dos años de relación, muchos besos y una sola vez hicieron el amor. Recordaba cada momento, cada detalle, cada cosa por más mínima que fuera. Consideraba a Taehyung como el amor de su vida y pensó en su momento que él se sentía igual.

Pero se equivocó.

Un viernes 17 de abril, a las tres de la madrugada, atendió la última llamada que tendría con su hyung. Apenas atendióel mayor  le dijo "Te amo Kookie, y lo haré hasta que mi corazón deje de latir" para luego colgar. No lo vio en la escuela, su madre le cerró la puerta en la cara cuando pregunto por él y ninguno de sus amigos sabia de él. Y ahora, 7 años después, Jungkook seguía esperando por él.

Y era capaz de esperar más.

Convencido de que no dormiría todavía se sentó en la cama pasando sus manos por su cara. Pensar en él y su pasado juntos lo abrumaba y llenaba de dudas, preguntándose una y otra vez que pudo haber pasado para que se fuera de esa manera.

Fijó su vista en el escritorio de su habitación, concretamente en las hojas en blanco en el centro de este. «Puede ayudar...»

Se levantó de su cama pensando en que podría dibujar. Capaz podría hacer bocetos de personajes o hacer fanarts como suele hacer en sus tiempos de ocio. Entre su lluvia de ideas su mente regresó a su ex novio, y antes de darse cuenta ya su mano estaba haciendo trazos en el papel.

Desde los ojos rasgados hasta su hermosa nariz, sin olvidar ese lunar que tanto le encantaba. Sus mejillas tan suaves que se sonrojaban cada vez que le daba un beso o un abrazo, las cejas que se fruncían cuando le confesaba que se había dormido tarde, el pelo castaño que todos los meses cambiaba de olor y sus pestañas que hipnotizaban a cualquiera.

Pero le puso sumo detalle a su sonrisa, la sonrisa cuadrada que era capaz de provocarle una a él, la que llenaba sus días de luz y por la cual hizo locuras para verla aparecer.

Lo extrañaba, lo extrañaba mucho.

Inhaló admirando su obra. Plasmó la cara del joven de 18 años con todos los detalles que recordaba.

Vio la hora en su teléfono notando que había estado casi una hora dibujando. Sin pensarlo mucho tomó el dibujo y lo colgó en su cartelera sobre el escritorio, dándole una última mirada a su obra, viéndola más de lo necesario.

Un bostezo lo sacó de su estado ensimismado, avisando que ya era hora de ir a la cama.

Se acomodó entre las sabanas y almohadas con cansancio, pensando en todo lo que le esperaría más tarde. Dio una última mirada a su dibujo en la oscuridad y suspiró al notar que por la oscuridad no podía verlo. Cerró los ojos y después de varios pensamientos pudo descansar como tanto quería.

«Una oportunidad. Sólo dame una oportunidad y te encontrare, hyung.»

🕐🕑🕒

6 de la mañana y, como todos los días, el teléfono de Jungkook sonaba con el fin de despertarlo.

Con los ojos aún cerrados palmeó a su alrededor buscando el aparto, quejándose levemente al no encontrarlo inmediatamente como quería. La tranquilidad llegó a él cuando logró su objetivo y el molesto sonido de una bocina se detuvo. Suspiró, y acomodó su cuerpo para retomar su sueño.

–Deberías levantarte...

–Ahorita vuelve a sonar la alarma– Respondió en medio de un bostezo.

–¿Y entonces si te levantaras? – Jeon respondió con un sonido afirmativo, sonando de una manera que demostró recién había despertado. –Esperare un poco más, supongo...

–Como quieras...

Jaló las sabanas para poder cubrirse mejor, acurrucándose en la almohada y preparándose para regresar al mundo de los sueños. Unos cuantos minutos transcurrieron en los que el pelinegro analizó la conversación que había mantenido con la persona en su habitación.

¿Él no había dormido solo anoche?

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