41. No Quiero Perderte
Pasada unas semanas de que habían empezado a rondar y a montar vigilancia en algunas de las calles de Londres, ambos ex Gryffindor se encontraban frente a una casa un tanto pequeña, con un patio que consistía en una fila de flores coloridas y una muy bonita fachada.
Claire sonrió al mirarla una vez más.
— es perfecta — exclamó.
— ¿Quieres entrar?
Sin necesidad de una respuesta y con el sólo hecho de ver la sonrisa en el rostro de la castaña, Sirius la tomó de la mano y ambos entraron a la casa. Como era de esperarse el interior de la casa estaba medio vacío; un solo sofá ocupaba el espacio de la sala de estar, en la pequeña cocina se podía encontrar una mesa de madera exclusivamente para dos personas.
Claire miró en dirección a las escaleras.
— lo sé es algo pequeño y sencillo. James me habló de una casa que es un poco más grande....pero exactamente no recuerdo la dirección
Claire lo tomó de la mano.
— para mí es perfecta Sirius — sonrió — ¡Vamos! Quiero ver cómo es arriba
Ambos subieron las escaleras a paso veloz. La castaña abrió una de las dos puertas dándole la vista a un dormitorio, el papel tapiz de las paredes era un tono más bajo que el de la sala de estar, llegando a un azúl realmente pálido, que se distinguía con algo de dificultad.
Claire soltó el agarre de Sirius y se acercó a la ventana. El dormitorio tenía una linda vista a las demás filas de casas con sus techos de color café.
— tienes razón amor, es perfecta — habló Sirius por detrás de la castaña.
Claire se giró con una sonrisa tierna en la cara. Se impino un poco hacia Sirius para besarle la comisura y por último llegar completamente a sus labios. La sonrisa que mostraba Sirius poco a poco se había disminuido.
— ¿Que pasa? — preguntó ella separandose
Sirius cerró los ojos tras un suspiro.
— no puedo dejar de pensar en lo peligroso que fue la última ronda
— lo sé... Perseguir un mortifago hasta Azkaban....no fue muy tranquilo... Ese lugar es.... totalmente deprimente — admitió, recordando lo muy decaída que se había sentido en aquel lugar y la forma en la que sentía que su alegría se apagaba lentamente.
— no debiste ir tú sola — aclaró Sirius con disguto en su voz
— pero, no fui sola, Remus y Alida fueron conmigo....
— debí ir yo
Hubo silencio por un corto tiempo. Sirius observó la cama que estaba en medio del dormitorio, adornada con una almohada medio rellena. Intentó marcharse del dormitorio pero Claire lo detuvo por el brazo.
— ¿Que pasa? Y no me digas que nada, por que te conozco Sirius — La pregunta había quedado al aire. Sirius levantó la mano y acarició la mejilla de Claire.
— sabes lo que me inquieta
— lo sé — suspiró Claire tras tener en mente lo que diría Sirius. Últimamente tenia esa loca teoría de que había un espía o un traidor dentro de la orden
La mano de Sirius descendió lentamente haciendo más evidente su preocupación.
— sabes que últimamente nuestros planes no han resultado bien. Nos toman el pelo, cuando nosotros vamos en camino ellos ya terminaron o simplemente cambian la dirección del ataque.. dime si eso es algo normal o una coincidencia.... ¡claro que no! hay alguien detras de eso... alguien que sabe todos nuestros movimientos...
— ¿Sospechas de alguien acaso?
— quien tu ya sabes está reclutando....
— licántropos.... — termino la frase de Sirius con dolor reflejado en sus ojos — Pero Sirius, ambos conocemos a Remus... El no seria capaz de traicionar a las personas que le importan, lo conozco... Tú también lo conoces...
Black se quedó en silencio contemplado a Claire. La castaña no hizo más que asentir y dar por visto esa conversación, sabía que Sirius era más terco que una mula.
— seguiré observando la casa.... — Una vez que Claire salió de la habitación miró a Sirius de reojo y soltó un suspiro antes de entrar a la otra habitación. Le dolía saber que Sirius empezaba a desconfiar de Remus por que tenía miedo ¿Y quien no le temía a El Que No Podía Ser Nombrado? Pero esa no implicaba desconfiar.
La otra habitación estaba mas vacía que la anterior, solo se diferenciaba por el color rosa de las paredes y que tenía una ventana mas grande y con un lindo lugar para observar la calle desde allí. Claire atravesó la habitación para poder observar por la ventana. La vista del jardín de la casa de alado la dejó embobada. Era un jardín realmente cuidado, no habia visto un jardín tan lindo y con demasiadas flores en un lugar tan reducido.
Había empezado a llover, la lluvia caía a cantaros y los truenos hacían que las ventanas retumbaran. Habia reparado las goteras del segundo piso y andaba en busca de más.
— rayos... — se quejó al sentir que le caían gotas de lluvia sobre la cabeza justo cuando iba entrando a la cocina. — ¡Reparo! — exclamó con varita en mano. En ese instante las gotas cesaron.
— ¿encontraste otra? — preguntó Sirius bajando las escaleras, igualmente con la varita en mano.
— si. Pero ya está resuelto....— miró a Sirius satisfecha — Creo que ya eran todas — añadió entre risas colocándose las manos en jarras
El pelinegro respondió con una sonrisa.
— ¿Cuando quieres mudarte?
Con mirada pensativa Claire se acercó a Sirius y lo abrazo por el cuello. Como de un interruptor se tratase de inmediato las manos de Sirius tomaron la cintura de Claire.
— no sé.... Debemos decirle a Andrómeda que dejaremos su casa.... — Sirius asintio dandole la palabra — Solo una cosa — añadió separándose y colocándo la varita sobre los carnosos labios de Sirius. Canuto bajó la mirada hacía la varita y arqueó una ceja de inmediato picaro — ya no desconfies de la gente Canuto... No es bueno...aparte si desconfias de Remus.... Significa que posiblemente....
— hay una gran diferencia entre Remus y tú.
Claire bajó la varita y se cruzó de brazos.
— ¿Que? ¿Ya te enfadaste? — pregunto Sirius divertido
— oh... Por supuesto que no... Amo que desconfies de la gente... También de tus mejores amigos... — dijo la castaña con sarcasmo
Sirius sonrió ligeramente
— iba a decir que a Remus no puedo besarlo como te beso a ti... Pero...
Claire pasó al lado de Sirius para ir a otra parte, queria que Sirius se tomara aquel tema enserio. Antes de que se alejara lo suficiente Black la tomó de la cintura y en poco tiempo aparecieron en la primera habitación.
— oh, vaya.... No intentes cambiar el tema Canuto.... — añadió mirando la cama
Sirius sonrió por lo bajo. El sonido del relámpago hizo que Claire saltara del susto y se aferrara a los brazos de Sirius.
— ¿Eres miembro de la Orden y te asustan los relámpagos? — preguntó en broma
Claire abrió la boca para defenderse de igual manera pero en ese momento no en encontró las palabras adecuadas.
— callate Sirius — añadió empujándolo hacia la cama
— oh, te vienes conmigo — dijo Sirius tomándola de la mano.
Ambos cayeron sobre la cama al mismo tiempo. El pecho de Black había amortiguado la caía de Claire. Sirius la contempló, y sonrió por las cosas que ya tenia en mente.
Fuera, seguia lloviendo y el sonido que hacían las gotas al pegar contra la ventana provocaba un sonido relajante.
— pienso dejarme la barba
Claire rió tras el comentario de Sirius.
— ¿Qué?
— es que... No eres un hombre de barba.... Nunca te he visto con barba.... — sonrió — ¿No que los hombres Black no son de barba?
— ¿Cuando dije eso?
— ¿Uhm? ¿Enserio quieres que lo diga? — lo reto con su mejor sonrisa — bueno....resulta qué...
De un tirón Sirius la colocó abajo de él , acorralándola. Los ojos de Claire brillaron en ese instante.
— está bien — sonrió — no me dejaré la barba. Tu ganas — rodó los ojos después de bufar
— ¿Espera? ¿Qué, perdón? — la sonrisa de Claire de había entendido de oreja a oreja
Sirius empezó a acercarse lentamente y en ese proceso Claire cerró los ojos al sentír los suaves labios de Sirius contra los suyos, aceptó el beso. Los labios de Sirius saborearon los de Claire, aquellos labios suaves y húmedos lo besaban de una manera espléndida, despacio y con sensualidad.
Claire tomó a Sirius de los hombros y se cambió de posición, quedándo arriba de él. Dejando sus piernas a la misma altura de las caderas de Sirius.
— que ágil — añadió Sirius con picardía tomándola de las caderas y con los ojos brillando de la emoción.
— tengo un buen maestro
Claire se inclinó lo suficiente hasta poder besarlo nuevamente. Sirius deslizó sus manos por la delgada figura de la chica y de inmediato la piel de Claire se puso de punta. No sabía como lo hacía, pero las manos de Sirius se aclopaban a sus curvas.
El frío de la habitación había desaparecido, sus cuerpos irradiaban calor, lo suficiente como para no sentir el congelador en que se había convertido la habitación. Sirius lentamente empezó a deslizar las manos por debajo del abrigo de Claire, hasta sentir la piel suave y calientita de la castaña.
Claire se separó un momento de Sirius para tomar aire y mientras lo hacía Black aprovechó para deshacerse del abrigo de Claire, dejándolo caer a un lado de la cama. La castaña había quedado solamente con una blusa de tela delgada que dejaba ver a través de ella un sujetador azul.
— ¿Por qué tanta prisa amor? — preguntó Claire con aires de broma
— por que quiero hacerte saber que te amo — aclaró con voz ronca y le besó los labios — que te adoro — volvió a besarla — que me encantas....
Otro relámpago cayó y Claire nuevamente saltó del susto. La risa de Sirius se escuchó a duras penas mientras besaba su piel. Los labios de Claire viajaron al cuello de Sirius, aquel lugar que hacía que el pelinegro perdiera el control. Sirius posicionó ambas manos en el trasero de la castaña y lo apretujo, haciéndola saltar por aquél gesto.
Una risa juguetona salió por parte de ella. El pelinegro tomó a Claire por la cara y pegó sus labios con un beso apasionado. El ritmo de sus respiraciones empezaron a cambiar, ahora respiraban de una forma más rápida/pesada. Ella, de forma rápida se deshizo de la camisa de Sirius, dejando el torso del animago al descubierto. Los ojos de Claire lo decían todo, deseaba más de Sirius y al notar eso, Sirius la empezó a mirar de la misma forma.
Los ojos de Sirius siguieron el recorrido que hacía la delgada blusa de Claire hasta estar botada a un lado de la cama. No era la primera vez que hacían aquello, no era la primera vez que Sirius veía a Claire en ropa interior, pero sin embargo siempre la miraba como si fuese la primera vez.
La castaña se mordió el labio al sentir la erección de Sirius. Se inclinó buscando sus labios y lo besó lentamente, tortutandolo de aquella manera. Saboreando cada centímetro de su boca con la lengua.
— maldición Claire.... — suspiró Sirius con los ojos cerrados disfrutando el movimiento que hacían las caderas de Claire sobre su entrepierna
Sirius empezó a besarle el cuello lentamente, queriéndole causar a ella un poco del placer que él estaba sintiendo. Cada segundo que pasaba Claire se estremecía aun mas. Sirius besaba como si de hablar se tratase, mordía en el momento justo y había empezado a susurrarle al oido las cosas que quería hacerle. «te haré mía nuevamente»
Las manos de Sirius viajaron al sujetador de Claire y en poco tiempo se hallaba botado junto a las demás prendas. La respiración de Claire se aceleró cuando Sirius empezó a besar y a morderle levemente la piel. El pelinegro tomó uno de los redondos pechos de Claire y empezó a acariciarlo sin despegar los labios de la tersa y suave piel, en la cuál habia dejado una marca.
— Sirius.... — dijo con la respiración entre cortada, jadeante — porfavor....
Sirius sonrió para el mismo y siguió para luego quitarle los pantalones. Claire se sentía excitada cada vez más y solo deseaba una cosa. Tener a Sirius completamente
Claire se mordió el labio inferior sin poder resistir más. El bulto de Sirius se hacia más grande hasta que el pelinegro no resistió y se deshizo del pantalón y de la ropa interior. Tomó a la castaña con movimientos precisos. Cuando Sirius empezó a moverse Claire cerró los ojos y se mordió el labio para no hacer demasiado ruido pero no le funcionó.
Claire sabía que Sirius no era dulce al momento de tener sexo y ser dulce no era una opción para él.
— amor... — dijo Black con una pizca de placer y con la respiración entrecortada — lamentablemente... No creo que puedas sentarte decentemente después de esto
Claire cerró los ojos mientras se aferraba a la almohada a medio rellenar. Silenciaba sus gemidos en algunas ocasiones, pero Sirius siempre se las arreglaba para que la castaña soltara su nombre en mas de una ocasión.
— Maldita sea Black.... — añadió en suspiros
Sirius rió por lo bajo.
Claire sintió un placer profundo y no pudo más que cerrar los ojos. Sirius le ordenó que cambiara de posición, Claire le obedecio teniendo de soporte nuevamente aquella almohada. Al momento del esperado orgasmo por parte de los dos Sirius salió de la castaña y se acomodó a su lado. Ambos trataban de regular la respiración.
Mientras tanto la lluvia seguía, por igual los relámpagos y los truenos.
— ya me gusta aún mas esta casa — agregó Sirius pícaro, besándole la frente.
Claire rió por lo bajo para después acomodarle el pelo, que se le habia pegado a ma frente por el sudor.
— si antes me encantaba ahora la amo.... Por cierto deberíamos vestirnos, aún no es nuestra casa...
— deberíamos.... Y también pienso que deberíamos repetir
— ¡Sirius! — exclamó la castaña con expresión divertida. Se subió arriba de él con un movimiento ágil.
Sirius la contempló y le vino a la mente la primera vez que la había hecho suya en el dormitorio de varones cuando aun estaban en Hogwarts.
El pelo castaño le caía por delante de los hombros, cubriéndole una parte de esa palida piel, sus labios estaban hinchados y sus mejillas rojizas. Aquellos ojos verdes grisáceos miraban al pelinegro fijamente con una sonrisa inocente pero a la vez sensual.
Por un momento a Sirius le entró a la mente la situación en la que se encontraba el mundo mágico y el peligro que corrían estando en la Orden.
— promete que tendrás cuidado — Claire no hizo más que fruncir el entrecejo. — cuando llegue el momento de luchar contra tu ya sabes quien... Tienes que prometer que tendrás cuidado.... — le acarició la mejilla
Claire se inclinó para ver esos ojos grises aún mas de cerca.
— igual quiero que tengas cuidado, pero verás que todo estará bien — le besó el pecho — no va a pasarme nada...
Sirius la abrazó mientras ella descansaba sobre su pecho.
— no quiero perderte — musitó
La castaña alzó la mirada para verlo a los ojos nuevamente y con una sonrisa tierna agregó:
— yo tampoco te quiero perder
Black sonrió y le besó la punta de la nariz. Sé quedaron así un buen tiempo, escuchando la lluvia mientras se mantenían en calor. Claire miró a Sirius y lo muy tranquilo que estaba. Realmente no quería perderlo y tan solo de pensarlo le aterraba.
— ¡¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Hola?!
Ambos se quedaron en silencio al escuchar que alguien llamaba en el primer piso. La castaña miró a Sirius alerta.
— ¿Quieres cerrar el trato? — preguntó él como sin nada — olvidé decirte que los de bienes raíces venían hoy también
Claire negó divertida mientras se levantaba para vestirse. Sirius no perdía detalle de eso. Tomó la camisa del pelinegro y se la arrojó en broma a la cara. Sirius la atrapó al instante.
— si, me gustaría — miró la habitación y después miró a Sirius botado en la desacomodada cama — aparte, fue un buen estreno
Sirius sonrió y se levantó para vestirse.
— tenemos que celebrar después también...
Unas horas después Sirius habia cerrado el trato con el de bienes raíces. El hombre se habia sorprendido de no encontrar ninguna gotera, puesto que ya les habia advertido de eso. Ambos terminaron por firmar algunos papeles más, el hombre asintió, los recogió y por ultimo les tendió las llaves.
— Que la disfruten señores Black — añadió el vendedor leyendo el ultimo papel. No tardó en atravesar la sala y marcharse.
— pero por supuesto que la disfrutaré
— ¿Señores Black? — preguntó Claire sin poder asimilar aquello.
— bueno... Vamos a vivir juntos... Tarde o temprano tenia que pasar, me alegro que sea temprano — sonrió — ¿Que? Amor, ¿Estás ahi? Tierra llamando a Claire...
— estoy aquí — entre cerro los ojos al momento que Sirius iba a pellizcarle una mejilla — solo qué... No creo que me acostumbre a ser llamada por la señora Black tan rápido...
Sirius sonrió. Para Claire y para Sirius vivir juntos era algo realmente serio, era como el matrimonio que Lily y James estaban viviendo. Ambos estaban de acuerdo en no hacer una boda, ni nada de eso.
— tendrás que acostumbrarte
— me hace sentir vieja ser llamada señora
Sirius soltó una carcajada. La abrazó y le plantó un beso en la frente.
— ¿Ya tienes algo para decirle a Andromeda y a Ted que ya no vamos a vivir con ellos?
Claire negó.
Hablar con Andrómeda y Ted no había sido tan cómplicado, los habia apoyado y le había dado a Claire trucos para limpiar mas rápido. Lo difícil habia sido hablar con Nymphadora; la pequeña Tonks se habia puesto triste y se habia aferrado a las piernas de Claire para que no se marachara. Claire aceptó que igual iba a extrañarla y que la recibiría las veces que Dora quisiese ir. Andrómeda habia insistido en conocer la casa, así que Sirius le dio el gusto, le pareció encantadora y estando todos allí cenaron, para estrenar la cocina.
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