38. Tiempos Oscuros
Los meses habian pasado rapido. Dos meses o quizas más desde la boda de Lily y James. Claire y Sirius habian ido a visitarlos de vez en cuando. Los Potter, vivían en un lindo pueblo ubicado en el oeste de Inglaterra, era un pueblo pequeño con sólo una iglesia con un cementerio, una oficina de correos, un pub, y otros pocos negocios. Era muy tranquilo y encantador, a pesar de aquel cementerio embrujado.
Eso le hizo pensar a la castaña: ¿Que se sentiría tener casa propia? Por un momento le encantó la idea de tener sus propias reglas, acomodar a su gusto y hacer lo que se le pegara la gana. En algún momento tendría aquella oportunidad y no negaba eso.
La habitación de Nymphadora estaba aún con las cortinas corridas, los rayos dorados del sol no tenian aun la oportunidad de siquiera alumbrar un poco la oscura habitación. El bulto que había en la cama se movía entre ratos.
— ¿Enserio no vas a levantarte Dora?
— no — dijo segura
Claire suspiró y miró el bulto una vez más. Negó divertida al ver que los pies de la pequeña Tonks se asomaban entre la sabana. Sigilosamente se acercó a la metamorfomaga y empezó a hacerle cosquillas. Nymphadora se retorcía debajo de la sabana sin poder evitarlo.
— ¡Basta! — chilló entre risas
— entonces levántate señorita, sé que es tentador dormir hasta tarde pero tu madre insistió. Lo siento, no pude hacer nada para convencerla...
Unas manos mandaron fuera de la cama la sabana de nubes y estrellas (la favorita de Nymphadora). Nymphadora se levantó de mala gana y fue en dirección a la ducha. Claire tomó la varita y con un simple gesto ordenó todo, hasta el mismo hecho de abrir las cortinas. En ese momento el sol tomo la oportunidad de introducir los dorados rayos.
En la cocina se encontraba una Andromeda atareada, se había recogido el pelo y llevaba una blusa un poco bombacha, pero aun así no perdía la postura y la apariencia de ser una Black. Claire intentó saludar pero en ese momento llegó la lechuza con el profeta en el pico. Andromeda le pagó y la lechuza salió por la ventana de la cocina.
— oh Merlín — dijo angustiada, llevándose una mano al pecho.
— ¿Que pasa? — preguntó Claire. Acercándose a Tonks que en ese momento se percato de la presencia de la castaña.
La noticia mas destacada era sobre que el mago que se había ganado el odio y desgraciadamente el miedo de los magos había atacado una mansión Muggle. Claire se alarmó, y miró a Andrómeda de inmediato.
— eso es horrible... ¿Muggles? ¿Que acaso ya no se conforma con los magos hijos de Muggles?
Nymphadora se acercó a la cocina y de inmediato Andromeda escondió el periódico. EL profeta había quedado oculto entre la caja de cereal de fibra y la caja de acelga disecada, lugares en los cuales Dora no se atrevería a husmear. Claire no hizo ni dijo absolutamente nada, era obvio que tanto ella como Andromeda no iban a dejar que la pequeña Tonks viera aquella noticia.
Andromeda siguió con el desayuno. Le preguntó a Dora si quería desayunar y la metamorfomaga contestó con un ¡Si!.
— Dora ¿levantarías a Sirius? — preguntó Claire.
Nymphadora sonrió detallando que le gustaba esa idea.
— por su puesto — contestó dando media vuelta hacia la habitación de Sirius.
La mente de Nymphadora estaba llena de muchas travesuras, Claire no dudó ni por un momento que Sirius saliera inmune de algo. Aveces se veía reflejada en Nymphadora en ese aspecto.
— oh, Merlin — exclamó al ver que Andromeda se habia entretenido en el desayuno de Ted y había olvidado los huevos de Nymphadora que chisporroteaban en la sarten. La castaña apartó la sartén del fuego para evitar que se quemaran.
Andromeda estaba más distraída que nunca. Tal vez estaba pensando en la noticia del profeta y Claire no la culpaba, aquel mago sin alma que se hacia llamar Lord Voldemort era el dueño de toda su rabia.
Andromeda al darse cuenta que Claire había puesto los huevos en un plato y que los había decorado de una manera divertida para su hija, se llevó las manos a la frente con algo de vergüenza.
— ¡¿Como es que pude olvidar el desayuno de Nymphadora?!
— descuida, aquí está — sonrió dejando el plato sobre el comedor y sobre el mantel extendido con los colores del arco-iris. Sin querer recordó la vez que Nymphadora se habia puesto el pelo de un verde chillón — ¿por que Nymphadora se cambia el pelo a colores....que resaltan de los demás?
— no lo sé querida. A los tres años se había aferrado al color morado, ¡Que digo morado! Lila, tuvo una obsesión con ese color...
Claire rió, imaginándose a una niña de tres años correteando por la casa con el pelo de aquel color.
— a su padre le encantaba que tuviese de ese color — sonrió
Nymphadora abrió sigilosamente la puerta de caoba. Sirius yacía dormido en la desacomodada cama, el animago abrazaba una almohada y el cabello le cubría una parte de la cara. La metamorfomaga, se acercó de puntitas y gritó en el oído de Sirius:
— ¡Sirius, confiscaron tu motocicleta¡ ¡el ministerio se la está llevando!
Sirius se levantó de golpe. La almohada cayó al suelo en un golpe seco y por poco casi se cae el también.
— ¡Ah! ¡¿Que?!
La mirada de Sirius bajó hacia Nymphadora que no podia aguantar más la risa. Se había cubierto la boca con ambas manos mientras que sus mirada lo decía todo.
— si que funcionó — dijo orgullosa
Andromeda se había puesto a contarle a Claire como había conocido a Ted mientras la castaña le ayudaba con el desayuno. A claire no le molestó en lo absoluto más bien escuchaba con atención. Por lo que Andromeda le había contado, la familia Black era más peor de lo que Sirius le había mencionado en ocasiones. Claramente no le apetecía conocer a la familia de su novio. en lo absoluto.
— hoy es nuestro aniversario — admitió Andromeda risueña, como pocas veces se mostraba
— deberían celebrarlo — propuso Claire entusiasmada, culpándo internamente que Lily le contagiara tanta cursileria — tal vez una cena... a la luz de la luna, o andar tomados de la mano como cuando eran novios
— eso suena muy bien — sonrió hacia la castaña que había dejado el desayuno de Sirius sobre la mesa. Después se llevó un dedo al mentón pensando — Nymphadora....
— podemos cuidarla si gustas — ofreció la castaña con una sonrisa
— no lo sé.... Dora es...
Unas risas se escucharon en el pasillo. La madera resonaba al compás de los pies que se movían rápidamente. Nymphadora corría directo hacia la sala de estar, su ahora alborotado pelo rubio volaba por la velocidad con la que corría.
— ¡No puedes atraparme Sirius!
En ese momento, Black apareció frente a Nymphadora. La metamorfomaga se detuvo de golpe.
— ¡Sin magia! — exclamó mirando a su primo acusadoramente
Claire se mordió el labio y miró a Andromeda que había cruzado los brazos.
— te aseguro que te la pasarás bien.
— confiaré en ustedes — le hecho un vistazo a Sirius que intentaba hacer enfadar a Nymphadora y negó — asegúrate que ambos duerman temprano — bromeó
— así sera, no abra problema con eso — respondió la castaña entre risas
Asintió y dirigió la mirada a Nymphadora y a Sirius que iban entrando a la cocina.
Sirius le sonrió a Claire y le besó la frente.
— me las cobraré Cachorrita — le susurró
— ¿Que?¿de que estas hablando?
Sirius saludó a su prima casualmente como le era costumbre. Ted llegó cinco minutos después con flores para Andromeda y ella encontró ese gesto muy encantador.
(..... Más tarde.....)
Andromeda se había ido con Ted a su cita romántica y Nymphadora estaba que no se decidía entre ver una película de una una princesa rubia que se pasaba la mayor parte del tiempo dormida y otra pelinegra que hablaba con los animales.
Sirius se había entretenido en la motocicleta, Claire prefirió no molestarlo pues se veía muy concentrado en lo que estaba haciendo.
— ¡Esta! — exclamó Nymphadora entregándole a Claire la caja de la película.
Mientras Claire ponía la pelicula, Dora tomó asiento en el sofá. Tiempo después los tres habían tomado asiento en el sofá para mirar la película. Ambos nunca habían visto a Nymphadora más quieta, normalmente siempre estaba ocupada molestando a su primo que comportandose como una niña normal o una maga normal. Al momento que Claire miro a Sirius para decirle lo de la noticia del Profeta, lo había encontrado durmiendo. la castaña negó divertida y volvió a mirar el televisor.
Nymphadora suspiró y miró a Claire.
— prima Claire ¿me prepararías un Sándwich?
Claire asintió y tomó la varita.
— pero sin magia es que así sabe feo
— está bien, lo haré sin magia — agregó dejando la varita sobre el estante. Tomando medidas. La ultima vez que Dora había tomado una varita había hecho crecer tremendamente las flores de Andromeda.
Al volver con el Sandwich de Nympharora en un plato se dio cuenta que la niña había adquirido las características de la princesa de la pelicula.
— gracias prima Claire
— de nada princesa — le guiñó un ojo y Nymphadora sonrió
como era propio de aquel lugar empezó a llover, las gotas golpeaban el vidrio de las ventanas. Eran más de las nueve de la noche. Claire miró a Sirius que estaba dormido en el otro extremo del sofá, sonrió y volvió a pegar ojo a la película animada. Penso en mil maneras de hacerle una broma, como lo habría hecho en Hogwarts, pero se limito a reír mientras su imaginación volaba.
— ¡¿enserio?! ¡¿un beso de amor era la solución para despertarla del sueño infinito?! Una buena poción hubiera servido
La castaña tomó el plato donde Dora había comido su Sándwich un poco disgustada por el final de la pelicula y lo llevó a la cocina para lavarlo. Entonces recordó de nuevo la noticia del profeta, se acercó a la caja de cereal con fibra y lo tomó de allí.
Nymphadora se había entretenido bailando con la canción de los créditos así que lo leyó rápidamente. El profeta mostraba el lugar de los hechos pero para ella no fue imposible de creer que Voldemort lo hubiera hecho. Escondió el profeta nuevamente y volvió a la sala de estar.
— mira Claire, el primo Sirius se ve guapo así — anunció Nymphadora tras haberle hecho un extraño peinado a Sirius
Claire asintió con una sonrisa.
— demasiado guapo Dora
Sirius abrió los ojos y al encontrar a las dos féminas con una sonrisa cómplice en la cara dudó.
— ¿Que pasa? Ustedes no sonríen de esa manera por casualidad
Nymphadora soltó una risita.
Sirius se llevó las manos a la cara, se miró los brazos y por ultimo se llevó las manos al pelo y ahi confirmó lo que necesitaba. Black le sonrió a su pequeña prima y con velocidad la tomó a como pudo y le empezó a dar vueltas.
— ¡Basta! ¡Sirius!
Claire rió al verlo jugar con Nymphadora. Eso había sido un error por que Sirius la volteó a ver, dejó a Dora en el sofá y fue tras Claire.
— ¡Oh, Merlin!
La castaña salio corriendo de aquel lugar con Sirius detrás de ella. en poco tiempo lo tres corrian por la casa entre risas. Cuando Sirius logro atrapar a Claire, le beso una mejilla y la miro con los ojos relucientes como dos lindas estrellas.
— te tengo Cachorrita — le susurro
— entonces te pido que por favor nunca me dejes ir Canuto
— te prometo que no lo haré
Claire sonrio con intenciones de besarlo, pero no pudo hacerlo por que Nymphadora habia llegado junto a ellos. Sirius miro a su prima y despues dijo:
— ¿no deberías de estar durmiendo ya?
— no, aun no tengo sueño
— te enseñare a conducir si te vas a dormir ya
Nymphadora dudo por unos segundos pero después negó y se cruzo de brazos. Habia crecido unos centímetros mas.
— eso es chantaje Sirius
Claire sonrió
— ¡Esa es mi chica! sin embargo, Sirius tiene razón Dora, deberias de estar durmiendo
— ¡Pero aún no tengo sueño!
— a dormir arcoiris — habló Sirius cruzándose de brazos
— si lo hago... ¿prometes pasearme en la motocicleta mañana?
Claire arqueó una ceja mientras miraba a Sirius picara. Sirius se rascó la nuca y suspiró.
— vale, lo haré
— ¡Si! — chilló Nymphadora girandose para ir a su habitación.
— ambos sabemos que no cerrará los ojos con solo acostarse en la cama
— Claro que no y estoy orgulloso
sirius rió y ambos regresaron a la sala de estar. La lluvia no había calmado, no había ni disminuido la fuerza. Sirius se dejó caer en el sofá y en poco tiempo se recostó, subiendo los pies.
— si mi querida prima no esta, no me dirá nada
La sala de estar estaba hecha un desastre, mientras Sirius estaba acostado en el sofá, Claire decidió arreglar un poco. Tomo los vasos y platos y los llevo a la cocina. Miro el lugar donde Andromeda había escondido el Profeta, dejo los trastos sucios sobre el lavatrastes y se acerco con intenciones de tomarlo. Tenia que enseñárselo a Sirius, tenia que informarle lo que estaba pasando.
Una luz centelleante hizo que la castaña abandonara aquella acción. Claire se acerco mas a la ventana para ver mejor, era extraño ver eso en un lugar casi vació.
"Claire"
la castaña se paralizo al escuchar dentro de su mente la voz de su madre.
"Clay, cariño"
Aquella voz seguía insistente, llamándola. Claire dio media vuelta con intenciones de informarle a Sirius lo que estaba pasando, pero la siguiente frase la detuvo en seco.
"Cariño, necesito tu ayuda....por favor....ven..."
Claire se alarmo, tomo su varita con fuerza, lista para ir a buscar a Sirius, pero después pensó en Dora, no podía dejarla sola en casa. Apretó los labios y por aparición salio de la casa para dirigirse a aquella luz plateada. La lluvia parecía no parar, las frías gotas caían sobre la Ex Gryffindor, empapandola.
"Claire"
la chica miro en todas direcciones en busca de su madre o una señal de ella, pensó que su madre había usado un encantamiento para llamarla y que tal vez esa era la razón por la cual veía aquella centelleante luz plateada. Se adentro al pequeño claro y empuño la varita decidida.
— ¡Lumos!
De la punta de la varita de la castaña salio disparado un rayo de luz que se mantenía en el mismo lugar. El agua que había absorbido su ropa estaba empezando a darle frío y tenia que cambiar la varita de mano cada vez que empezaban a entumirsele los dedos.
"Claire...ven...Clay..."
— ya voy madre....¿Donde estas?... ¿Donde?...
la centelleante luz se le apareció a unos poco centímetros, ella con desesperación corrió hacia esa dirección y cuando llego, la luz se extinguió. la voz de su madre se hacia mas fuerte dentro de su cabeza, los dulces sonidos se habían convertido en dolores de cabeza. ahogo un grito al no poder soportar el dolor, llevándose las manos a la cien se dejo caer sobre la tierra húmeda y cerro los ojos con fuerza.
Claire abrió los ojos lentamente, la castaña se encontraba en un vestíbulo que estaba iluminado gracias a las amplias ventanas divididas por parteluces que flanqueaban la puerta principal. intento levantarse y tomar su varita que estaba a unos centímetros de ella.
un hombre empezó a bajar por la escalera, la espesa capa de polvo que cubría los escalones amortiguaba el ruido de los pies. Claire no logro ver de quien se trataba exactamente, puesto que llevaba una capucha negra cubriéndole la mitad de la cara. El hombre se coloco frente a Claire mientras miraba como la chica se levantaba lentamente.
— ¿Quien eres? — pregunto Claire dando a saber que no tenia miedo de nada, ni de nadie.
— No creo que quieras saber mi nombre... — explicó aquel hombre con voz de serenidad
— por su puesto que quiero saberlo... —respondió Claire bruscamente— ¿Quien eres y por que estoy aquí? — guardo silencio por un momento — ¿Donde esta mi madre?
—Tú madre no esta aquí —cortó la fría voz, muy suave—. en realidad ella no sabe que estás aquí, Nadie sabe que estas aquí. No le has dicho a nadie que venías. No contradigas a lord Voldemort, porque él sabe... él siempre sabe...
Claire se estremeció al escuchar ese nombre. Empezó a mirar frenéticamente en todas direcciones. Sabia lo que iba a ocurrir a continuación, eso ocurría cada vez que alguien decía ese nombre es voz alta.
— Eres un mortifago... — mascullo la castaña, deseando que aquel hombre no la hubiese escuchado. — dijiste su nombre el vendrá...
— El no va a venir y no, no soy un mortifago niña tonta — dijo la fría voz, apenas audible —. Soy mucho, mucho más que un mortifago. Sin embargo... ¿por qué no? Daré la cara...
Claire profirió un quejido.
Y entonces la castaña tuvo la oportunidad de ver como aquel hombre se quitaba la capucha de la cara y vio de quien se trataba. Claire se resbaló al suelo con estrépito. Abrió la boca y profirió un grito. Con valor y algo de torpeza, alcanzo la varita y le apunto a Lord Voldemort.
Voldemort deslizó una de aquellas manos de dedos anormalmente largos en un bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica. volvió hacia Claire sus rojos ojos, y soltó una risa sin alegría, fría, aguda.
— ¿Que quieres de mi? — pregunto Claire con rabia
Con expresión de cruel satisfacción, Voldemort se irguió y contempló el oscuro vestíbulo.
— algo realmente fácil. He oídio muchas cosas sobre ti — añadió caminado alrededor de ella — sobre tus talentos, la decisión y el poder que tienes. sin embargo, ese poder puede crecer aun mas; hacer las cosas sin impedimentos, sin limitaciones.... — los largos dedos de Voldemort acariciaron la cara de Claire, ella hizo una mueca y trato de alejarse — solo tienes que unirte a mi y te daré todo lo que necesites...todo el poder que necesites...haré de ti una mejor maga...mi querida chica...
— ¡NO! — grito Claire apuntándole a Voldemort con mas fuerza — jamas me uniré, ¡Jamas!, No quiero poder, no quiero ser tu lacaya
— Se que deseas poder... puedo leerlo en tu mente...siempre fuiste una de las mejores del colegio y en el interior mi querida mestiza perteneces a esta familia... — Voldemort sonrió satisfecho — estas dudando tu origen ¿no es cierto? Puedo hacerte una mestiza muy poderosa Claire...solo debes unirte
— No voy a hacerlo... jamas en mi vida estaré de tu lado...nunca voy a estar de tu lado... y mucho menos me uniré a tu familia...
—Lo que son las cosas.... —dijo en voz baja— bueno, tal vez no soy bueno para convencerte, pero conozco personas que si lo harán...
El aire se llenó repentinamente de ruido de capas. en cada rincón umbrío, se aparecían magos, todos encapuchados y con máscara. Y uno a uno se iban acercando lenta, cautamente, como si apenas pudieran dar crédito a sus ojos. Voldemort permaneció en silencio, aguardando a que llegaran junto a él. Claire miró a su alrededor los rostros encapuchados y, aunque no había viento puesto que las ventanas no estaban abiertas, un ligero temblor recorrió el círculo, haciendo crujir las túnicas.
—Bienvenidos, mortífagos —dijo Voldemort en voz baja— les presento a Claire Nclean, una traidora, una sucia mestiza que se cree mas que todos ustedes
las risas de los mortigafos retumbaron en el salón. Voldemort también se les unió. Claire ni por un segundo bajo la guardia, se encontraba frente al que no podia ser nombrado, si bajaba la guardia sabia que Voldermort acabaría con ella
—Me equivoqué, amigos, lo admito. —hablo voldemort — tal vez la chica, no quiera unirse — una risa destaco entre los demás mortifagos y Voldemort tuvo que girarse para hacerlo callar — pero, hay que darle otra oportunidad ¿no es así mis fieles seguidores?
Un estremecimiento recorrió el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar. Volteo hacia ellos y sin necesidad de palabras cinco mortífagos pasaron al frente, a la altura a la que se encontraba Voldemort.
Claire los miro con atención y les apunto con el ceño fruncido, los demás mortifagos estallaron en risas. La castaña abrió la boca para soltar un hechizo, Voldemort uso la varita y con facilidad la alejo de las manos de Claire:
— no creo que vayas a necesitarla...
Uno de ellos avanzó lentamente, y volvió su rostro a Claire. Levantó su varita:
—¡Crucio!
Fue un dolor muy superior a cualquier otro que Claire hubiera sufrido nunca: los huesos le ardieron, la cabeza parecía que se le iba a partir, los ojos le daban vueltas como locos. Deseó que terminara... perder el conocimiento...
Y luego cesó. Su cuerpo quedó tendido en el suelo, sin fuerzas y miró aquellos brillantes ojos rojos. Las carcajadas de los mortífagos resonaban por todo el salón.
—Creo que lo estúpido es pensar que esta niña haya pensado en ser mejor que ustedes —dijo Voldemort—. Pero no quiero que queden dudas en la mente de nadie, ni falsos comentarios.
—¡Crucio! — ordeno otro de los mortifagos. Claire nuevamente se retorció en el suelo, tratando de soportar el horrible dolor.
Y así fue pasando uno por uno hasta que los cinco mortigafos se detuvieron por ordenes de Voldemort.
— ¿puedo hacerte la misma pregunta? ¿te unirás a mi y a mi familia?
Claire lo miro a los rojos y despiadados ojos con esfuerzos y dijo:
— No, Jamas
—¿Como andabas en duelos? —preguntó Voldemort con voz melosa. Sus rojos ojos brillaban a través de la oscuridad. Acerco la varita de Claire y se la aventó, la castaña intento tomarla pero sus débiles dedos no lo permitieron. — Dumbledore se a de encontrar decepcionado de que una de sus mejores alumnas no puede defenderse
Los mortifagos estallaron en risas nuevamente.
—¡Crucio! — ordeno Voldemort con la vista fija en la castaña, su sonrisa se ensanchaba cada vez que Claire derramaba lagrimas de piedad.. — vamos chiquilla tonta ¡suplica por tu vida!
Claire permaneció en silencio ahogando sus suplicas con lagrimas. pensó en Sirius y en Dora que habían quedado solos en casa...pensó en Remus, en Lily y en James...y por ultimo pensó en su madre....
—¡Crucio! — ordeno nuevamente Voldemort al ver que Claire no le había suplicado piedad.
La castaña no recordaba exactamente cuanto llevaba soportando el dolor. Lo único que sabia era que ya no tenia fuerzas para hablar, ni para abrir los ojos.
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