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26. Una Muy Colorida Sorpresa

Las vacaciones de Pascua habían sido realmente divertidas , los padres de Lily eran gente agradable como ella pensaba, excepción de Petunia que la miraba con desprecio cada vez que se encontraban en la casa. Habían hecho cosas divertidas, como hacer un picnic hasta pasar un buen rato en los columpios, como si fueran niñas de cinco años. Todo habia pasado tan deprisa que la castaña sintió que habian pasado solamente dos dias.

El expreso de Hogwarts regresó para devolver a los alumnos que habían ido a sus casas en las vacaciones de Pascua; Claire se despidió de los padres de Lily y les agradeció por todo. Claro que ellos se lo devolvieron con sonrisas y buenos cumplidos. Seguidamente abrazaron a la pelirroja más de lo que Claire había visto que se podía abrazar a una persona. Las jóvenes magas tomaron sus cosas y se acercaron al expreso para subir.

— ¡cuidense! — gritó Margaret despidiéndolas con la mano.

— ¡Adiós! — gritó Lily sonriente — ¡cuidense igual! ¡Nos veremos en las próximas vacaciones!

— ¡Adiós Margaret, Adiós Robert! — se despidió la castaña contenta.  definitivamente esas eran unas personas maravillosas. Evans tenía suerte de que  ambos padres la aceptarán por lo que era, una maga.

Dentro del expreso revivieron todo lo que habían hecho y lo bien que se la habían pasado. No podían ocultar que regresar a Hogwarts les alegraba también. La señora del carrito pasó varias veces, pero los demás Merodeadores no estában así, que no tenia a quién vigilar.

Llegaron a la estación de Hogsmeade y pudieron divisar ese familiar castillo. Cruzaron por el portón del colegio hasta llegar a su interior. El castillo se encontraban en un día normal, los magos más jóvenes corrían y bajaban por las escaleras en movimiento, como si eso fuese un juego realmente divertido, por que en pocas palabras eso era un poco agotador. El gran comerdor estába empezándose a llenar para la hora de la cena. Fueron a la torre de Gryffindor para acomodar sus cosas, Lily fue a la habitación de prefectos y Claire a su ya extrañado dormitorio.

No se sorprendió al no ver a Marlene, por que ya era costumbre no encontrarla. Se quitó los Jeans y la blusa de algodón para ponerse el uniforme. Al estar completamente lista, divisó a cuatro chicos caminando por los terrenos del colegio, a quien distinguió como sus compañeros. Pensó en acercarse a ellos como la gente normal y civilizada lo hace cuando vuelve, pero.... Eran los Merodeadores, ella era una Merodeadora, claro que no era como la gente normal, en este caso, como los magos normales.

Sonrió y con sus dientes apretujando su labio inferior tomó su varita.

Fue de un lado a otro en busca de las cosas que iba a utilizar, evitando a los Merodeadores. Obviamente tenía unas enormes ganas de abrazarlos y más a Sirius, pero tenía que proseguír con el plan.  Se pasó trabajando en el plan durante la cena, de todas maneras no tenía planeado asistir, la Señora Evans les había dado mucha comida antes de partir, incluso para el camino.

Una vez que supuso que la cena había terminado, bajó a la sala común con las cosas ocultas y sin que nadie la viera dejó cuatro botellas en la mesa, se ocultó detrás del sofá de modo que no fuera vista y esperó.

Se escuchaban los murmullos de los demás leonés que entraban a la sala común. Todos subían las escaleras, las botellas habían llamado la atención pero nadie había sido capaz de tomarlas.

— todo es un verdadero desastre.... No puedo creer que tan rápido tengamos que estudiar para los ÉXTASIS.... — se quejó Lunático

— yaaa... Tranquilizate hombre, los pasarás — lo ánimo Sirius

Claire sonrió y reprimió las ganas de abalanzarse sobre él principalmente. Al escuchar ese lindo silencio de su parte imaginó que ya habían visto las botellas.

— ¿que es eso? ¿acaso tu las dejaste ahí Canuto? — preguntó James acercándose a la mesa

— no... Pero...... ¿que más da? ¿De quien serán?

Ella se cubrió la boca con las manos para no hacer ruido, esperó un momento y con un ligero movimiento de varita las botellas explotaron como si tuviesen una menta en su interior. Se sintió orgullosa de si misma por que habían resultado puesto que había improvisado aquella poción. (Anotando los ingredientes desde luego)

Los Merodeadores quedaron con el pelo con un respectivo color al igual que su ropa y el resto de su cuerpo.

James rió a carcajadas.

— ¡hombre! — señaló a Sirius — ¡ahora eres azúl! ¡pero que chulo!

— yo no me burlaría Cornamenta — soltó una carcajada — te queda ese color, muy tú sin duda

Claire sonrió y salió de su escondite.

— siempre supe que el rosado te quedaba bien — añadió. Los cuatro caballeros la miraron.

— mujer, eso si que no me lo esperaba — añadió James negando divertido para luego llevarse las manos al pelo.

— superé al maestro

Potter negó.

— no, no lo creo — afirmó. Tomó su varita e intentó ponerle un hechizo a ella para que  tomara un respectivo color pero ella lo evitó.

— esa es mi forma de decirles que los extrañé y que estoy de vuelta

Remus corrió rápidamente hacia uno de los espejos y al verse de color rojo miró a Claire directamente.

— rojo... Bueno, menos mal no es verde — miró de soslayo a Peter

— ¡Que! — soltó el roedor mirándose en el espejo rápidamente — ¡Vainilla!

— quería presentarme de una manera un tanto particular... — se acercó a los cuatro, sacando de su túnica un frasco con un líquido amarillo — este es el antídoto... — lo guardó cuando Peter y James intentaron tomarlo — lo tendrán ¡tranquilos!

— ¡¿cuando?! Evans no debe verme así — habló James

James había hablado demasiado pronto. Ella hizo una mueca, y los demás soltaron una risita al ver a Evans entrar a la sala común. La pelirroja miró el desastre que había en la sala común y a cada uno, en especial a Cornamenta. Ahogó su sonrisa.

— lindo color Potter — dijo. Apartó la mirada y subió las escaleras hasta su habitación de prefecta.

James se había puesto rojo de la vergüenza, el color de sus mejillas combinaba con el color de Remus.

— bueno, por lo menos te alagó — comentó Lupin sonriente

Sirius se acercó a Claire y la tomó por la cintura, al sentír el movimiento de la túnica sonrió hacia el.

— no lo creo Canuto.... El antídoto se quedará conmigo un rato más — bromeó besándole la mejilla

— oh... vamos... ¿no se la darás al más atractivo? Aparte soy tu novio.  Siento que este color no me queda del todo

A Claire en realidad le divertía ver a los Merodeadores así. Peter seguía mirándose en el espejo, James trataba de cambiar el color con la varita y Remus, se sentó en el sofá tratando de decirse asi mismo que ese color no le quedaba tan mal.

— te queda ese color Black — rió — luces muy atractivo

— déjame creerte Amor

— es verdad....  — se acercó al animago para abrazarlo. Sirius, sintió ese exquisito olor a vainilla que lo envolvía por completo. — me voy a dormir — anunció dando la media vuelta — espero que ustedes igual hagan lo mismo

— ¿y el antídoto? — preguntó James

— que duerman bien — siguió caminando con una sonrisa, tenía todo planeado, les iba a entregar el antídoto a la mañana siguiente a primera hora. El único que venía a la castaña marcharse con una sonrisa era Black, y no principalmente por qué le gustaba ese color.

— ¡Vainilla! — gritó James — ¡¿Enserio?!

— esa es mi chica — dijo Black, orgulloso.

[....]

Con el dedo índice contra los labios Claire miraba súper concentrada las piedras runicas y el libro, tratando de descifrar lo escrito allí. ¿Quien diría que los deberes de Runas Antiguas le llevarian todo el fin de semana? No sabía ni que hora era, lo único en lo que se había dado cuenta era que los merodeadores le habían estado llevando comida. Su mente estaba completamente inmersa en aquella lección que no se había levantado de aquél sofá.

Claire respiró profundo y estaba a punto de mover una runa de lugar cuándo Sirius apoyó su barbilla en su hombro.

— Hola amor. ¿Sigues con los deberes?

Claire asintió sin despegar la vista de las runas y verificaba la secuencia. 

— ¿Que haces?

— trato de descifrar símbolos de poder Nórdico, Talismanes y magia rúnica Galdrabook — respondió Claire

Sirius rodeó el sofá hasta quedar sentado a su lado. Al ver que Claire no lo había mirado, se inclinó un poco y suavemente giró su cara para encontrarse con los ojos de Claire.

— te la has pasado todo el fin de semana con eso — señaló las runas — te extrañé

— lo sé... Solo necesito descifrar esto y ya...

Sirius la tomó de la barbilla y eso hizo que el corazón de Claire trabajara mas rápido.

— Tal vez deberías descifrar otra cosa antes ¿Hmm? Para que te concentres mucho más — agregó Sirius casi en susurro, con sensualidad pero Claire no se dio cuanta pues las Runas tenían toda su atención.

claire levantó una pierdra rúnica dudosa.

— ¿Por que no vamos a otro lugar? Has estado todo el dia en este incómodo sofá.

Un lugar diferente podría ser útil y ahora que Sirius estaba con ella podría ayudarla. Claire sonrió y asintió. Recogió todo de la mesa y ambos subieron al dormitorio de varones. Los demás no estaban puesto que era un fin de semana y nadie quería estar encerrado en la sala común.

Claire ordenó el escritorio y volvió a acomodar las piedras runicas y a abrir el libro en la lección correspondiente. Al tomar asiento frente al escritorio tomó el libro y empezó a hojearlo. Había recordado haber leído algo relacionado con una inscripción y un oráculo.

Sirius cerró la puerta suavemente y la observó desde allí. Claire se había puesto un pantalón corto que mostraba sus bonitas piernas. sonrió y tomó su forma animaga para acercarse a Claire que seguía hojeando el libro. Sirius empezó a olfatearle los calcetines, Claire al sentir cosquillas se retorció.

— ¡Sirius! ¡basta! — agregó Claire subiendo los pies a la silla — no es un buen momento

Sirius al ver que Claire no se iba a rendir, de un salto tomó el libro que sostenía Claire y corrió a la puerta.

— ¡Sirius! ¡Regresa aquí porfavor! ¡No estoy de humor!

Eso en vez de frustrarlo solo lo hizo mas feliz y lo demostró moviendo la cola de un lado a otro y empezó a correr por la habitación mientras Claire lo perseguía.

— ¡Voy a transformarme Black! ¡ Y no seré linda amor!

Sirius ladró y subió a la antigua cama de Remus. Claire corrió entre las camas al ver que Sirius había soltado el libro. Sirius amenazó con tomarlo otra vez. Claire rápidamente sacó la varita y le apuntó a Sirius que lentamente empezó a transformarse en humano. Claire se acercó a la cama para tomar el libro.

— ¿Aun seguirás descifrando aquello?

Claire abrió el libro y empezó a buscar la página, suspiró al no saber que mas hacer... Sentía que su cerebro se consumía.

— no.. No creo prestar atención  correctamente — cerró el libro y lo dejó a un lado de las piedras runicas

— entonces hazlo en mi. Yo también necesito atención...

Claire giró en dirección a Sirius mientras el pelinegro se acercaba a ella con los ojos brillando de emoción por lo que seguramente tenia en mente. Los labios de Sirius conectaron con los de Claire. Sirius la atrajo hacia él gracias a las orillas del pantalón corto. Claire lo besó nuevamente demostrando los mismos sentimientos que Sirius. Sus labios sabían de maravilla. Sirius lamía sus labios hasta el punto de explorar su boca con ella. Claire sonrió al recordar el comentario que le había hecho saber una ex de Sirius y continuó disfrutando de lo muy equivocada que estaba esa chica; al sentir el miembro de Sirius se ruborizó.

— ¿Este era tu plan? ¿Distraerme? — agregó Claire en burla — bueno.... — enrolló sus delgados brazos alrededor del cuello de Sirius y sonrió divinamente — señor Black, usted a sido muy malo — deslizó sus manos por su cuello y le deshizo la corbata

— ¿Uhm? ¿Vas a castigarme? — agregó Sirius con voz ronca y totalmente excitado.

Claire se paró de puntas y le dejó un camino de besos en el cuello. Cada beso que Claire le daba provocaba que el miembro de Sirius se endureciera aún más hasta el punto de no contenerse. Necesitaba a Claire, realmente la necesitaba.

Rápidamente se deshizo de la corbata y de la camisa, dejando al descubierto su pecho trabajado antes de poner mano sobre Claire, dejándola solamente con el sujetador. La castaña se sentó lentamente en la cama que antes le pertenecía a Remus sin perder de vista los lujuriosos ojos de Sirius.
Sirius se acercó continuando con los besos calientes, mordiéndole la piel, dejándola gimiendo mientras las piernas de Claire rosaban contra su miembro. La piel de Claire tenia un ligero aroma a Vainilla y eso le despertaba los sentidos.

— ¿Que pasa si entran los chicos? — preguntó ella con la respiración acelerada

— no lo harán — concluyó Sirius. Tomó la varita y le lanzó un hechizo a la puerta

Las manos de Sirius desabrocharon hábilmente el sujetador de Claire, mientras la besaba con fuerza sus manos viajaban por la espalda de la chica, sintiendo lo suave de su piel. Empezó a dejar marcas que seguramente le costaria ocultar pero en ese  momento no pensó tanto en ello. Sirius continuó besándola, hasta llegar a su abdomen y agradeció la actividad física que Claire hacia por el Quidditch. Mientras Claire disfrutaba del momento Sirius se deshizo de una vez por todas de los pantalones cortos de Claire, dejándola en pantis.. se sorprendió al ver que eran unas bonitas y sexys pantis. Contempló a la chica y verla ahi, tendida sobre aquellas sabanas, gimiendo solo para él, lo encendió más y se acercó lentamente como un depredador hambriento con los ojos fijos en ella.

Claire observó la forma en como Sirius la miraba y un escalofríos le recorrió la columna vertebral, por verlo tan salvaje, pero también le excitaba pues muy pocas veces lo había visto así. Claire empezó a sentirse húmeda y apretó las piernas, Sirius lo notó y sonrió, acercándose a sus labios.

— ¿Eso es por mi Cachorrita?

—  Sirius.... — respondió Claire entre suspiros, aún con las piernas apretadas y con el labio a medio morder

— amor, me gusta como dices mi nombre.... — Sirius deslizó la mano derecha por todo el cuerpo de Claire hasta llegar a sus pantis. La respiración de Claire se volvió entre cortada mientras cerraba los ojos — pero me encantaría que lo gritaras

Sirius rápidamente empezó a jugar en el lugar que Claire menos se había imaginado. Era la primera vez que sentía aquello y se sentía de maravilla. Las manos de Claire fueron al cabello de Sirius y empezó a acariciarlo mientras su pecho se movía de arriba hacia abajo conteniendo su respiración entre cortada, soltó su labio al no poder contenerse más.

— ¡Sirius! Porfavor....

Pero Sirius en vez de parar continuó provocando que su querida novia soltara su nombre mas de una vez. Claire se retorcía entre las sabanas sin siquiera ver un poco de piedad en las intenciones de Sirius.

— Sirius.... Porfavor....

Sirius se detuvo y besó sus labios una vez más. Claire lo detuvo por el cuello, sentía esa necesidad de besarlo hasta que se quedara sin aire. Sirius se quitó lo que aún tenia puesto y la contemplo una vez más.

— Estoy nerviosa... Sabes que yo...

— lo sé, todo estará bien — dijo Sirius en tono dulce — voy a cuidarte y prometo que lo disfrutarás

Claire asintió y cerró los ojos al sentir el miembro de Sirius. El pelinegro no podía dejar de admirar a Claire, la forma en como se mordía el labio, en como cerraba los ojos y se retorcía debajo de él. La tomó gimiendo silenciosamente, empezando a crear un ritmo.

Claire subió los brazos por encima de su cabeza para tomar la almohada y apretarla.

— Uhmm. ...

— Sirius... — terminó de decir Claire con los sentidos al máximo.

El ritmo había aumentado, Claire no cuestionó ni por un momento, sabia que Sirius era el experto en eso y solo se limitó a disfrutar el momento. Para Sirius Claire era su Reina, su diosa, su Cachorrita y la haría disfrutar.

Claire temió por un momento que alguien en los pasillos lograra escuchar el rechinar de la cama y sobre todo los gemidos, pero se le olvidó al sentir nuevamente a Sirius. Estaba atrapada por los encantos y el placer que le estaba dando Sirius, aquel hombre que amaba y que iba a amar pasara lo que pasara. Ambos se sentían en las nubes, Sirius se apartó de Claire antes de terminar en ella, se sintió tan bien como nunca se había sentido, aunque Claire no era la primera, admitió que nadie lo había hecho sentirse así. Tenia gotas de sudor en la frente y parecía que hubiese corrido cínco vueltas al campo de Quidditch.

Claire se sentía igual, aunque un poco adolorida. Abrazó a Sirius por la cintura y besó su pecho.

— Eso fue... Bastante bueno — admitió él con una sonrisa. Tomó una sábana para cubrir el cuerpo de ambos

— Lo disfruté — contestó ella con una risa juguetona — te culparé si no llego a levantarme mañana

Sirius rió y se giró para mirarla. La encontró adorable con las mejillas ruborizadas y los labios rojos e hinchados.

— prometo ayudarte con los símbolos de poder Nórdico — buscó su mano para besarle los nudillos

Claire asintió y recostó la cabeza sobre el pecho de Sirius. Se quedaron así unos minutos hasta que Claire miró el reloj y cayó en la cuenta que faltaba poco para el toque de queda. Los chicos estarían pronto tamboreando la puerta para entrar. Recogió su ropa, se vistió y tomó sus cosas, pero Sirius insistió en que las dejara que él le terminaría los deberes. Con un largo beso de despedida Claire corrió a su respectivo dormitorio.

Cuando el resto de los Merodeadores entró. Sirius estaba sentado frente al escritorio, a punto de terminar los deberes de Claire.

— ¿Que haces? — preguntó James extrañado

— ayudando a Claire con los deberes de Runas

— Espera.... — indicó Remus — ¿Tu, haciendo los deberes de alguien más?

— Es mi novia Lunático. Puedes verificarlo si quieres

Peter cerró la puerta y fue a su baúl a sacar una playera. James miró su cama y luego miró a Sirius.

— Canuto.... Creo que ésta es tú corbata

— ¿por que la lámpara está tirada? — preguntó Remus con el ceño fruncido

— creo que Sirius y Claire estuvieron trabajando mucho en los deberes — agregó James con una sonrisa

— ¿Que puedo decir? Hacemos un gran equipo — respondió Sirius con una sonrisa






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