15. Navidad
Los elfos domésticos llevaban y traían cosas de un lado a otro. Claire no había salido de su habitación, esperaba la respuesta de su madre. La señora Potter le había hecho una invitación a la madre de Claire para que los acompañara en Navidad, la castaña lo único que esperaba era ver a su madre en un dia tan especial y no paraba de torturarse así misma por lo que había ocurrido en casa.
Después de limpiar y acomodar un poco la habitación bajó para ayudar a Euphemia que estaba poniendo la decoración en la sala principal.
— ¿la lechuza a llegado? — preguntó la señora Potter, haciendo que los moños rojos se vieran más esponjosos y grandes.
— uhm, no señora Potter, aún no
— bien, estaremos al tanto Cariño...
— gracias — contestó la castaña con una caja de aquellos moños
Se había pasado casi todo el día fuera de casa con la señora Potter, no se imaginaba a James acompañando a su madre en las tiendas. La Navidad estaba a la vuelta de la esquina, los villancicos estaban presentes e incluso habían túnicas especiales para Navidad.
— creo que a James le va a gustar esa — habló la castaña, apuntando con el dedo índice una túnica roja con botones verdes. Era bonita, claro que si, pero para un mago que no es tan vanidoso y egocéntrico como Cornamenta.
— ¿tu crees Cariño?
— oh, claro Señora Potter, se lo aseguro. Ese el estilo de James
Euphemia compró la túnica y Claire se ofreció a llevarla, pues quería enseñársela en persona a Cornamenta. Se encontró a Bellatrix Black también de compras en el callejón Diagon y la mirada que le había lanzado a Claire había sido la misma de siempre, ni por que era Navidad. El callejón estaba abarrotado de magos y magas que hacían compras de último minuto.
Al llegar a la residencia Potter se encontró con los chicos que estaban charlando con Fleamont, James parecía más aburrido que nunca pero fingía estar interesado.
— ¡hemos llegado! — anunció la señora Potter y todos se giraron.
Claire sonrió y saludó a los Merodeadores con la mano desocupada. Intentó no mirar a Sirius a los ojos y más por el abrazo inesperado que le había dado.
— vaya, veo que se divirtieron — contestó el señor Potter sonriente
Claire le susurró algo a la madre de James y ésta asintió contenta. La castaña dejó las demas bolsas sobre el suelo y se acercó a Remus, definitivamente no se iba acercar a Sirius, no quería volverse un tomate enfrente de todos, pero si quería ver a alguien hacerlo.
— James, querido — dijo la señora Potter acercándose a su hijo — he comprado esto para ti, espero vertelo puesto esta noche — tomó la bolsa que contenía la túnica y se la entregó
James fruncio el ceño, pero al ver la sonrisa de su madre la aceptó. Sirius reprimió su risa, Remus se mordió el labio para no estallar de la risa, Peter se alejó poco a poco para irse a reír a un lugar dónde no lo escucharan y Claire sonrió y le hizo una seña a James con los pulgares en alto.
— si, madre... Claro — habló James intentando sonreír
Más tarde la joven maga daba vueltas en la habitación, la respuesta de su madre aún no llegaba y la hora de la cena se estaba acercando. La puerta se abrió y miró hacia ella de inmediato, esperando que fuera un elfo doméstico con la carta de su madre; pero era Sirius. Estaba listo para la cena, llevaba puesto un traje negro dejando más clara la aristocracia que había heredado de familia. Miró a la castaña, que se veía resplandeciente con un vestido color metálico que dejaba ver su agraciada anatomía.
— ¿aún no ha llegado? — preguntó
Claire negó.
— tal vez... fui una hija mal agradecida, tal vez no debí ser tan egoísta
— vamos, no pienses eso... — sonrió divinamente — tú madre te quiere mucho, y no puede perderse por nada del mundo una Navidad con su única hija, no puedes culparte por lo que pasó con tu padre.
Los ojos de Claire brillaron. Sirius aveces podía ser un arrogante, bromista y testarudo, pero cuando se trataba de las personas que quería era un chico muy leal a aquello.
— espero, que también piense eso
— dime algo... ¿la túnica roja que James....?
— si, yo la escogí — contestó entre risas sin dejar que Sirius terminara de formular la pregunta — saluda a la más genial de la noche, son Veinte puntos para mi
— dame esos cinco Vainilla
Claire chocó la palma de la mano con la de Sirius y sin querer ambos se quedaron mirando a los ojos. Claire sintió ruborizarse y apartó a mirada y fingió alisar una arruga imaginaría en su vestido.
[....]
La sonrisa de Claire había cambiado mientras estaba sentada frente al banquete que se había preparado para Navidad. Su madre no había contestado la carta y no podía ocultar que se sentía triste por eso. Se levantó tras disculparse con intención de salir de la residencia. Los parientes de James llegaban vestidos elegantemente y con presentes en mano, ella les sonrió y recibió los Saludos como si en ese momento estuviera felizmente bien.
Tal vez su madre estaba pasando por una situación muy difícil, o tal vez su padre la tenía amenazada o tal vez prefería que su única hija pasara una Navidad sin problemas. Lo único que Claire quería era despejar su mente, disfrutar la Navidad como sus amigos esperaban que lo hiciera. Se limpió las lágrimas que se resbalan por su mejilla y cuando nadie la veía se transformó en su forma animaga.
Empezó a correr lejos de la residencia, sin un lugar específico. Tal vez el viento azotando su cara y correr en cuatro patas le ayudaría a despejar su mente. Algunas veces prefería estar en su forma perruna, pero lo único que no le llamaba tanto la atención eran las pulgas...
Sirius, convertido en Perro llegó a su lado. Ambos se detuvieron bajo un árbol que era alumbrado por la débil luz de la luna. Al mismo tiempo se transformaron a su forma humana. Ella se apoyó contra el árbol para regular su respiración.
— ¿por que me seguiste?
— ¿a donde pensabas ir?
Lo miró y se apartó del arbol.
— no lo sé... Sólo quería olvidarme de todo... No tengo una vida normal, tranquila como los demás magos... aveces imagino una vida sin problemas, pienso que pasaría si los problemas desaparecieran por solo una hora...
— ¿y crees que yo si tengo esa vida? Escape de casa Claire, mi familia está más loca que la tuya, mis problemas son un poco... Más complicados. Mi madre me desheredó, ahora toda la gloria es para mí hermano Regulus
— lo siento Canuto
Sirius fue directo a ella y la tomó de los brazos. Ambos se miraron a los ojos.
— mi punto es que a como hay cosas malas, también hay cosas buenas...
Ella sonrió y le besó la mejilla al pelinegro.
— es difícil creerte cuando te pones serio, pero gracias, no sé qué haría sin ustedes... No se que haría sin... Ti
Mientras miraba a la castaña se dió cuenta que James tenía razón, ella era un ejemplar único. Claire se mordió el labio recordando el abrazo.
— vamos a ver que tan rápido eres Canuto — dijo la joven maga, corriendo en dirección de vuelta a la residencia Potter, en una pequeña distancia adoptó su forma animaga.
Sirius sonrió divertido. Corrió tras ella y segundos después continuó en su forma perruna.
Ella Llegó a la residencia Potter en forma humana. Se alisó el vestido y peinó el cabello con las manos. Casi rió a carcajadas cuándo vio a James vestido con la muy llamativa túnica roja. Todos se sentaron a la mesa para cenar, Remus le había enviado una carta a sus padres, al igual que Peter, cuando a ellos le respondieron, uno de los elfos domésticos le entregó una carta a ella. La tomó y enseguida miró a Sirius que estaba a su lado. Era una carta de su madre, explicándole el porqué no pudo asistir a la cena de Navidad con los Potter y que estaba dispuesta a ir al día siguiente si ellos se lo permitían y también que le deseaba una Feliz Navidad.
Los villancicos no faltaron, James se pasó toda la noche con la túnica puesta, se la había regalado su madre así que no se la podía quitar, pero se le olvidó al ver lo que sus padres le habían regalado, ( una Nimbus más actualizada ) también habían comprado regalos para el resto de los merodeadores. Ella había recibido una caja de ropa elegante que gustosamente la señora Potter había escogido personalmente. Le entregó los regalos a cada uno de sus amigos tras un fuerte abrazo, y ella recibió los regalos de ellos.
— oye, Vainilla — la llamó Sirius. La joven maga lo miró — estás bajo muérdago. Ahora tienes que besarme
Ella miró el muérdago que estaba sobre su cabeza y sonrió. James que iba pasando por ahi quedó parado bajo el muérdago por culpa de una cinta que se había pegado a su zapato y trataba de quitarla.
— ahora lo está James — dijo, alejándose del muérdago — tendrás que besarlo a él
— ni de chiste te besaré Black — bromeó James — además estos labios son para Evans — se retiró con toda y túnica roja
— ¡que guapo Cornamenta! — le gritó Sirius y James le respondió con un guiñó.
— ¡en todo momento!
— ¡¿puedo sacarte una foto?! — preguntó Claire
James la miró alerta y trató de negar pero ya era demasiado tarde.
— ¡claro, las fotografías! — exclamó la señora Potter que estába cerca de los Merodeadores.— ¿Como es que se me estaba olvidando? James, te dije que me lo recordaras
— lo siento madre. Se me olvidó
Sirius y Claire soltaron una carcajada. Toda la familia Potter, incluyendo a los Merodeadores sonrieron para la fotografía, lo más gracioso de ver era a James con la hermosa túnica navideña. Solo le faltaba ponerse una nariz roja.
Remus se colocó a lado de James, Peter a la izquierda de Remus. La castaña estaba al otro extremo de James con Sirius a su lado. Black rodeó la cintura de la joven maga con su brazo. Sintió como sus mejillas se ruborizaron. ¿Que le estaba pasando? Esperó que la fotografía terminara para ir a la sala principal que ella misma había decorado con la madre de James. Miró la chimenea un tiempo y se volteó al escuchar pasos.
— ¿piensas irte otra vez?
Se giró y los ojos de Sirius reflejaban algo que ella no supo descifrar en ese momento.
— no, sería descortés hacerlo ahora, además....no soy buena haciendolo por la Red Flu — miró la chimenea
Black se acercó a ella con pasos elegantes. Claire bajó la mirada pero eso fue una equivocación por que al subirla encontró unos juguetones ojos grises.
— Feliz navidad Nclean — murmuró Sirius con una sonrisa mientras trataba de desci por que se sentía extraño
— Feliz Navidad Black — sonrió, llevó la mano derecha al hombro de Sirius para darle palmaditas.
Sirius rió por lo bajo para después tomarla de la cintura y acercarla a su pecho para abrazarla. El aroma a naranjas la invadió por completo.
— Así está mejor — aseguro él con una sonrisa
Claire sonrió maliciosamente y le descolocó el cabello. Sirius la miró serio.
— no hagas eso Vainilla
Claire rió.
— ¿Por qué? Si solo hice esto — volvió a hacer esa maldad. El cabello de black le cubrió un ojo.
— Vainilla — advirtió
— Que princesa eres Sirius — bromeó — ni yo soy así. Y eso... Que soy mujer
— por que tú nunca te peinas — bromeó
— ¡Oye! ¡Si lo hago! Que no se note la diferencia ya no es culpa mía
Sirius rió.
— ¡Claire Cariño! — la llamó la señora Potter desde la puerta. — Claire se separó de Sirius en segundos. La señora Potter los miró a ambos y sonrió avergonzada — ¿Interrumpi algo?
Claire negó
— ¡las primas de James quieren conocerte! — chilló feliz
Arrastrada prácticamente por la señora Potter Claire salió de aquél salón; dejando a Sirius frente a la chimenea.
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