Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

AU! Moderno 🍃 Sanemi Shinazugawa.

Autora: Fergy2414
OS dedicado a la dulce @JeimFeel
Aclaración: el nombre de la protagonista ya está ocupado pero si tú gustas poner tu nombre eres libre.

Estoy harta. Lo sé, empezamos muy mal.

Estoy harta de que mi madre se aproveche de mi, de que mi padre sea un machista, de que mis hermanos sean unos descerebrados.

—¿¡Qué no hay un momento de paz aquí!? —Grito al techo esperando poco sus comentarios o regaños.

Dicho aquello dejo el trapeador en el cuarto de baño y cuando salgo veo a mi hermano mayor en la entrada de la cocina.

—¿Por qué estás gritando, mocosa?

—No entres, te vas a resbalar.

Ojalá y si.

—Responde o iré a jalarte las greñas. -Su tono es grave y mandón que me provoca repulsión.-

Ya tengo suficiente con esta escena todos los días con los otros miembros de la familia, esto no es nada.
Lo miro neutral, evito el hecho de hablar retandolo más para que su cara de enojo se haga más potente. Me la suda, algún día va a estar comiendo de mis pies este imbécil.

—No me provoques, Mikumi. —Terminando de decir eso, sonrío con malicia y le saco la lengua haciendo un ruido de pedo.— ¡Tú te lo buscaste, engendro mal nacido!

El chico corre hacia mí pero no me muevo. Estando a mitad de la cocina se resbala y cae brutalmente contra el suelo lastimando su trasero y espalda.
Comienza a quejarse mientras yo lo miro desde arriba con superioridad, deseando con todas mis fuerzas poder estrangularlo aprovechando la situación... Pero no soy como ellos a fin de cuentas.

—¡Mamá! -Grita.-

Oh no.

—¿¡Qué estás pasando aquí!? —La mujer se detiene en la entrada de la cocina.- ¡Mikumi!

—Madre, hice lo que me pediste. Trapeé el suelo y él insistió en pasar.

Por favor quédate de mi lado, por favor quédate de mi lado, por favor quédate de mi lado, madre.

—¡No es cierto! -Vuelve a quejarse el mayor.- Estaba gritando sus majaderías, mamá.

Ahora mi madre me mira enojada. Demonios. Cuando creí que por fin la tendría este imbécil sale con sus babosadas. Vuelvo a repetir, ¿Cuándo habrá un día de tranquilidad donde yo no tenga la culpa de todo?

—Madre, créeme. -Suplico.-

—¡Ya es suficiente! ¡Te me vas directo a tu cuarto que ahora tenemos que llevar a tu hermano al hospital!

—¡Pero solo me caí! -El tipo exclama.-

La mujer lo mira amenzante y de inmediato se calla. Luego se dirige a mí y tronando sus dedos me dice que vaya hacia ella.

—Pobre de ti cuando llegue tu papá porque... -Bajó la voz conforme avanza la oración.— ¡Ahora de inmediato a tu cuarto!

Sin más me largo demasiado molesta a mi habitación. Un estúpido cuartito, con una ventana de baño. No tengo muchas cosas aquí más que una cama, un buró y mis cosas de la escuela.
Oh, ahora que lo recuerdo, ya empiezan las vacaciones. Probablemente otra vez me van a dejar sola mientras ellos se van de viaje, no me sorprendería. Aunque podría aprovechar para largarme de esta miserable casa...

¡Eso es! Me iré de aquí, no sé como le haré pero de algo viviré. De verdad no me importa mucho lo que pueda encontrar, lo único que quiero es no volver nunca más aquí.

Ya está decidido.

[🍃]

No quiero hablar mucho de lo que fue de mi cuando llegó mi padre, solo diré que me duelen los brazos. Mis padres se llevaron a mi hermano mayor al hospital y el de en medio se quedó encerrado en su cuarto para "vigilarme". Es ahora nunca, tiene su música a todo volumen y es la oportunidad perfecta para escapar.

Salgo en silencio de mi cuarto asegurando el perímetro y en eso sale Yosuke.

—¿Qué haces a fuera e tu cuarto? Mamá te castigó, engendra. -Se acerca a mi con sus brazos cruzados.-

—Tengo ganas de ir al baño. -Bajo la mirada retrocediendo a mi cuarto.-

—¿Crees que me voy a creer eso? -Me mira interrogante.— Sabes algo, te has estado poniendo muy caprichosa últimamente. Las golpisas que papá te da no son suficientes, ya lo e hablado con Ray. -Antes de entrar más a mi cuarto él toma mi ante brazo.-

Me quejo por esa acción, apretó justo en un moretón.

—Yosuke, solo quiero ir al baño. Me siento muy débil. -Lo miro suplicante y cansada.- Por favor.

Pero no me escucha. Mi hermano me hace entrar a mi habitación y me azota contra la pared lastimándome más. Parecen furiosas sus facciones, todo en él es ira injusta.

—Sabía que mis padres no debían volver a revolcarse. Hasta ellos reconocen su error. -Caigo al suelo y lo miro.-

A este punto debería llorar pero simplemente no sale nada.

Ya lo sé, sé que soy un error y que no debería existir por sus travesuras. Pero no es mi culpa, fue la de ellos por no haber prevenido antes. Realmente no entiendo por qué yo la llevo si no fue mi culpa. Desde pequeña parezco un trapo al que llevan a todas partes para limpiarse el sudor. Lo único que puedo agradecer es que puedo estudiar, pero apenas voy a pasar a tercero de secundaria y falta demasiado para que me vaya.

—Yosuke... -Hablo con hilo de voz.-

—No digas mi nombre, es repugnante. -Se agacha a mi altura y toma mis cabellos empujando mi cabeza hacia atrás.— ¿Qué clase de lección debo darte por salir de tu cuarto, mocosa?

Hago una mueca por el dolor, la fuerza que está ejerciendo en mi cabello es horrible, es un dolor agudo. De verdad que ya no puedo más. Mi cuerpo está débil, mi cara llena de rasguños y golpes, tengo tanta ansiedad y miedo de que me vuelva a hacer algo. De pronto siento un líquido bajar por mi cabeza. Su mirada es tan penetrante que siento que huele mi miedo.

—Demonios, que asco. Estás sudando sangre. -Cierro los ojos con fuerza.- Supongo que eso debe doler, solo por esta vez te dejaré. Pero no te salvas de que Ray y yo te dejemos mucho peor que papá. —Y me suelta con brusquedad para después largarse de aquí.-

Lo único que hago es sollozar en el suelo con pocas lágrimas escurriendo por mi cara combinadas con sangre.

[🍃]

—¡Vuelve aquí, mugrosa!

Corro con todo lo que mis pies me dejan. No sé de donde saqué esta velocidad pero es una bendición. Mis padres se habían ido de vacaciones dejándome al cuidado de mis dos tontos hermanos quienes tratan de alcanzarme.

Hace unos momentos estaban a punto de abusar de mi y ya me había preparado con un cuchillo. Aunque solo alcancé a lastimarlos un poco, pude hacerme tiempo de escapar.

Dinero en el bolsillo de mi pantalón, los ahorros de toda mi vida. Son poco pero puedo comer por un día con eso.

Estando ya en la ciudad, dejo de escuchar sus gritos sin embargo, no me detengo. Mis mente aún dice que no pare porque es tan impredecible todo esto. Debo ser más inteligente y perderme lo antes posible. Entro a un café después de media hora de perderme. Tomo asiento lo más lejos que pueda de la puerta y la ventana y suspiro de alivio.

Por primera vez en mi vida, puedo dar un suspiro satisfactorio de alivio.

—¿Puedo tomar su orden señorita? ¿Se encentra bien? -La miro con ansiedad y ella me dedica una mirada preocupada.-

Si, tengo moretones en mi cara y sangre seca en mi nariz. Un labio partido y ojos llorosos. Sin mencionar mi ropa...

—Si... por favor. Una limonada mineral y una hamburguesa pequeña.

Debo distribuir bien mi dinero en lo que encuentro un trabajo. Al menos hasta entrar a la escuela y poder pagarla por mi cuenta. Menos mal que mis hermanos son de universidad. La señorita se va después de anotar mi pedido dedicándome una linda sonrisa.

Lo admito, me sonrojé porque hacía mucho tiempo que alguien me dedicaba tan honesta sonrisa. En la escuela también me va mal por los rumores que esparcieron sobre mi las populares. En fin, ya puedo estar tranquila porque me libré de una carga.

Al poco tiempo mi orden es entregada pero me sorprendo por el tamaño de la hamburguesa, es enorme.

—Disculpe... yo no...

—Va por mi cuenta, no sé que hayas pasado para estar así pero debes estar hambrienta. -Me vuelve a sonreír.-

Esta vez yo le dedico una sonrisa que me salió de lo más natural. Algo que hago también por primera vez en mi vida. Luego de eso me pongo a comer con calma sin sentir la presión de que tengo cosas por hacer, al fin y al cabo ya no soy la sirvienta de la casa. Fiú...

En lo que como con la mirada abajo pensando, siento una presencia posarse frente a mi, al levantar la cara veo a un señor como de treinta años con traje y bien arreglado. Parece millonario.

—No pude evitar notarte cuando llegaste con prisa. -Me mira neutro.— Iré al grano, estoy buscando trabajadoras jovenes y tu pareces muy jovencita.

Creo que sé a lo que va. Pero si es una oportunidad de trabajo, ¿qué mejor, no?

—¿Te interesa? -Me pregunta con voz grave.-

—Mmm, si. ¿Puedo saber de qué? -Mastico mi ha hamburguesa.-

Stripper. -Baja la voz.-

Trago saliva. Lo miro directamente a los ojos pensando en lo poco que sé de ese tipo de trabajo.

—Por tu apariencia debes tener unos trece o catorce, ¿no es así? -Asiento lentamente.— Entonces descuida, puedes contar con que solo es posar sexy y bailar para los hombres. Se tiene prohibido que toquen a las muchachas, porque si hay de tu edad. -Relamo mis labios con ansiedad.- ¿Vives sola?

Decido contarle un tramo de mi historia, solo un tramo para dejar de conclusión de como llegué aquí con sangre seca y moretones.

—Comprendo, debiste pasarla muy mal. -Desvía la mirada.— Entonces acepta el trabajo, la paga es buena y podrás seguir estudiando. Créeme. ¿Cuál es tu nombre?

—Mikumi, señor.

—Bueno, ¿qué dices, Mikumi?

Lo pienso un poco más y al final acepto. Aquel hombre me da su tarjeta de domicilio y me avisa que mañana me verá. Esto es muy impactante para mi pero con que pueda ganar dinero suficiente para sobrevivir, todo bien.

[🍃]

Luces tenues, música sensual y muchas chicas luciendo trajes hermosos que detallan su cuerpo esbelto. Llevo un mes aquí faltando otro solo para que acaben las vacaciones. Hasta ahora no he tenido ninguna falta y creo que hasta soy la favorita del jefe por ser muy obediente. Debido a que soy la menor de aquí, mis trajes son algo más adorables sin quitarle lo atrevido, claro.

Me llevo bien con mis compañeras y de vez en cuando salimos a charlar. Me renté un departamento pequeño para evitar todo contacto con mi familia, mis hermanos deben estar frustrados por el regaño que mis padres les van a dar, de eso estoy segura.

Terminé por hoy una jornada un poco cansada, créanme que es agotador solo mover las caderas y tener una mirada lasciva todo el tiempo que aparente inocencia. Me dirijo a mi camerino y me cambio por algo más cómodo y en nada revelador. Mi cuerpo se siente seguro ahora. Suspiro de cansancio una vez puedo sentarme y tomar agua pacíficamente, mi compañera (con la que más entablo conversación) aparece y me saluda alegre.

¿Saben lo lindo que es tener amigos? No importa si ella tiene veinte años, es muy atenta y está al tanto de mi situación como yo de la de ella. A veces reímos juntas de fallos que tenemos o entre las demás jugamos a la botella, cosa que había sido raro para mi.

—Mikumi. El jefe te llama. -Zera aparece por la puerta y me avisa.-

—Claro, gracias. -Sonrío.—Al rato hablamos Ashley. -Me despido y viceversa para luego irme de ahí.-

Camino por los extensos pasillos también con luz tenue y música en bajo para crear ambiente. Llego a la oficina del mayor y toco para después pasar con su permiso.

—¿Me buscaba, jefe? -Me paro frente a él y miro al otro individuo sentado frente al señor de cabello azabache.-

Rasco mi nuca con nerviosismo. Espero no sea lo que creo que es.

—Si, Mikumi. Sientate. -Tomo asiento al lado del hombre albino.

Paso mi mirada nerviosa rápidamente para ver al hombre de mi lado, lo más que puedo notar es que tiene cicatrices en su brazo. Trago saliva.

—¿De qué quiere hablar conmigo? -Pregunto en tono bajo pero audible.-

—El señor Shinazugawa te tiene un pequeño trabajo, querida. -Aprieto mi pantalón.— Pero claro, es tú decisión.

—Si me permite. -Habla el albino con una voz impotente que me deja helada por unos instantes.— Quizás solo sea una noche.. -Toma una corta pausa.—Te vi. -Me mira.— Y me pareciste interesante.

Parpadeo un par de veces analizando sus palabras. ¿Quiere decir que le gusto? No soy experta en esto, así que no sé exactamente.

—Te aseguro que te pagaré el cuádruple. -Hago una mueca sintiendo un nudo en mi garganta.-

La voz de este hombre es profunda y rasposa que me provoca un escalofrío cada que habla. Procedo a mirarlo directamente girando mi cabeza.

Wow, admito que es apuesto y muy atractivo. Posee un lindo cabello peinado de forma extraña pero que le da un toque sexy, sin decir que es blanco. Su cara y brazos están llenos de cicatrices, eso es lo que me aterra. Pero todo tiene un motivo ya sea culpable o inocente, así que no me haré ideas por el momento. Lleva un traje negro arremangado que le da más aire sensual de lo que ya lo hace su cara. Oh, su cara. Demonios, es extremadamente guapo.

Espera, no tiene cejas. ¡Mikumi no te rías, no lo hagas!

—¿Qué...quiere decir con solo una noche? -Lo mira un poco nerviosa.-

—Ya sabes... -Rasca su brazo.-

Ahí capto lo que quiere decir. ¿Quiere mi virginidad, enserio? Miro a mi jefe por unos instantes y él solo me mira empático. Cierro los ojos con fuerza pensando las desventajas que me podría traer aquello. ¿Y si pasa algo mal? Ya saben...

Entonces se acerca el hombre a mi y me susurra...

—Si estás preocupada por un error, descuida, no permitiré eso. -Trago saliva abriendo mis ojos con algo de miedo.-

Bueno eso me alivia un poco pero con lo musculoso que se ve este señor me causa pavor el salir lastimada.

—Podrías empezar ahorrando para tu preparatoria, Mikumi. -Añade mi jefe.—Sé que es algo difícil pero tengo presente que los semestres ahora son caros, y ni se diga una universidad.

Eso es un buen punto. Mis padres tenían planeado sacarme de la escuela por ese motivo. Ya no estoy dudando tanto, ahora solo pienso en que tal vez me podría ir bien si acepto esto. Además de que debo pagar el siguiente año de secundaria en unos días y aún no completo.

Pues creo que la respuesta ya está decidida...

—Supongo que... -Trago saliva.—Si. -Suspiro cansada.-

[🍃]

El camino es callado. Su coche es del año y me provoca un poco de escalofríos. Su rostro es serio, no puedo evitar observarlo mirar la carretera, está super concentrado. Sus ojos son enormes y más por el hecho de que no tiene cejas. Sus orbes son oscuras y profundas que causan algo de terror, aunque por la forma en al que se refirió a mi fue tranquila, no quitó el hecho de temer ante su voz.

Repentinamente su mano se posa en mi pierna. ¿Cuántos escalofríos llevo ya esta noche?

—Antes que nada, quiero advertir que tengo fetiches. -Trago saliva.— Soy un poco rudo.

Expresa con voz ronca apretando un poco mi pierna.

—Y por favor, no preguntes el por qué elegí a una niña de catorce años. -Asiento lentamente con la cabeza.— Buena niña. -Ahora acaricia mi cabeza.-

Después de un viaje otra vez callado después de aquello... No pude aguantar el nerviosismo y la ansiedad de lo que me pueda pasar, es mi primera vez y tengo miedo. Para peor, es un hombre fornido lleno de cicatrices super sexy con fetiches. ¡Cielos!

Me indica que baje del coche y me guía hasta su hogar. Es una casa de dos pisos elegante pero no muy grande, básicamente el lujo que se puede dar un adulto soltero. Entro y me quito los zapatos dejándolos bien acomodados en un rinconsito. El albino me indica que suba las escaleras y me apuro a hacer torpemente cuidando de no caer. Eso sería muy vergonzoso pero considerando que yo me río cuando me lastimo, sería hacer el ridículo.

Al estar en la segunda planta, el dueño me dice que tome un baño en su habitación, la cual deduzco que es la que está frente al pasillo. Entro sin más y luego al baño. Ya ahí me doy una ducha que me hace tranquilizar unos momentos y olvidarme del mundo por un rato. Al salir, me miro en el espejo envuelta en una toalla observando las cicatrices que quedaron en mi. Paso mis dedos suavemente por esas zonas mirando con odio tras recordar como las obtuve.

—No debería pensar más en eso. -Cierro los ojos y aprieto los puños.— Ya pasó.

Dejando de lado aquello, salgo en vuelta en la toalla para encontrarme a un pensativo chico albino. Sentado en la orilla de su cama quedando frente a mi sin apartar la mirada del suelo. Sus codos apoyados en sus rodillas y luego sus manos sostener su cabeza, se nota que algo lo tiene pensativo. Esa postura duele luego de un rato.

—Ah, ya saliste. -Dice de forma evidente.—Si, soné obvio, lo siento.

Me sonrojo porque atinó a mis pensamientos.

Se endereza en su lugar y me observa de arriba a abajo tomando un suspiro pesado. Sus mejillas se tornan de un suave color rojo y muerde su labio inferior con lujuria supongo.

—Me llamo Shinazugawa Sanemi. Es algo difícil de decir por lo que solo llámame Sanemi. -Asiento lentamente.— Acércate. -Obedezco y él toma suavemente mis ante brazos para así atraerme hacia él de una forma un poco brusca.— Entonces, ¿Mikumi?

—¿Si? -Lo miro curiosa.-

Toma un tiempo para hablar mirándome con desesperación atacando más su labio inferior. No sé cómo pero ya no estaba de pie sino acostado debajo de él. Ahora sus ojos me dan miedo, están abiertos y llenos de sadismo incontrolable. Sus manos sostienen mis muñecas a los lados de mi cabeza y escucho su respiración agitada.

—Hazme más de esas caras inocentes. -Me sorprendo.— Esta noche será algo violenta para ti, así que prepara tus expresiones. -Trago saliva mientras siento como mi piel palidece.-

La sangre también se me sube a la cabeza y me sonrojo.

[🍃]

— ¿Tienes miedo? -Me pregunta al ver mi cara muy roja y de preocupación.-

— Si... si tengo. -Lo miro a los ojos tomando aire.-

Él aún sujeta mis muñecas pero se ha dedicado a besarme de forma salvaje y a repartir suaves mordidas por mi cuerpo. Entre chupetones y lamidas ignoró mis cicatrices.

— Conozco tu situación, pero no creí que tu cuerpo estuviera tan marcado. Compartimos algo en común, ¿ves?

Y es cierto. Su torso, sus piernas, todo él está lleno de heridas ya sanadas pero altamente notorias que me dejan pensativa. Es simplemente aterrador e intrigante pero no puedo usarlo como distracción. En serio tengo miedo.

Río un poco por su comentario y cierro los ojos.

— Si, tienes razón. -Sonrío un poco y Sanemi se sonroja.-

—Tengo una idea. Ya que no soy un monstruo, sé que puede distraerte del dolor. -Lo escucho atenta.— Cuéntame sobre tus sueños, dime lo que no pudiste hacer en tu infancia pero que tanto anhelaste. ¿Te parece? En lo que tu lo cuentas, yo te escucharé y a la vez entraré en ti.

—D-de acuerdo... -Parpadeo dos veces.-

—Adelante. -Suelta mis muñecas para agarrar mis piernas y ponerlas a los lados de sus caderas.-

Tomo un gran respiro y me preparo mentalmente para recordar todo eso.

-Cuando yo era niña... quería tener muñecas o videojuegos como mis herma... -Comienzo a sentir un intenso dolor apoderarse de mi al sentirlo entrar.— Hermanos... Los e-envidiaba tanto... que lloraba por las noches... mamá me golpeaba p-por eso.. -Suelto lágrimas por los dos dolores que siento.-

Mi corazón me duele.

—Ella me rega... ñaba por que decía q-que sentir e-envidia... estaba mal... y lo está. -Relamo mis labios una vez lo siento todo.-

Me aferro a su espalda encajando sus uñas y él suena un ronco jadeo.

—Prosigue... -Cierra sus ojos sonrojado y luego me mira.— ¿Y qué más... querías?

—Tener amigos.. -Trago saliva soltando más lágrimas.— S-siempre limpiaba la casa... mientras ve-veía como mis her...manos jugaban...

Sanemi comenzó a moverse, de tanto dolor en mi corazón y pues, ese, lloré como nunca había hecho. Un gesto que me apreció bello, fue que el albino me besara y dijera que ya todo iba a estar bien. Ya no sentí dolor, solo alivio y placer.

—No volverás a pasar esos ratos... -Dijo en mi oreja.-

[🍃]

Más noches así pasaron. Conforme pasaba el tiempo me fui acostumbrando a la brusquedad de Sanemi. Aprendí mucho de él y pude conocerlo mejor, ahora somos algo así como amigos. O no sé, ¿amigos con derecho? Pero he de admitir que me enamoré profundamente de sus tratos y palabras, me siento querida, aceptada por alguien que me conoce en lo más profundo de mi ser.

Y no lloro, ya soy más como una sumisa supongo. No me molesta, si a él le gusta que sea así no tengo problema. Parte de las cosas que ahora poseo son gracias a su amabilidad. Es tan amable conmigo que me permitió conocer esa faceta de chico rudo y dominante (esa última ya la conocía, lol) en su personalidad diaria. Es algo impulsivo y grosero, aunque suele bromear conmigo.

Para mi desgracia, Ya era hora de dejar el nuevo nido. Las vacaciones terminaron.

—Te vamos a extrañar mucho, Mikumi... -Ashley mi abraza.— Te esperaremos el siguiente verano, ¿si?

—Lo voy a pensar, no creo seguir trabajando así pero si podremos vernos, chicas.

Todas asienten sonrientes y luego me dirijo al jefe. No hace falta decir que le estoy muy agradecida a este hombre porque hizo mucho por mi. Dejé mi gafete y me retiré con un último abrazo.

Llego a mi departamento con hambre y decido prepararme algo. Veamos, uniforme listo, mochila y demás. Hmm, creo que este año podría irme mejor. Tengo fe en ello. Y tal vez pueda seguir viendo a Sanemi, realmente no lo sé pero me gustaría.

[🍃]

Llego al instituto feliz. Me dirijo a mi casillero y dejo algunas cosas ahí. Luego camino por los pasillos sin sentir miradas, me parece raro pero me agrada. Esto es nuevo, ahora aprovecharé el bug.

El timbre suena y voy directo a mi salón, según mi horario tengo a primera hora y segunda matemáticas. Puedo tolerarlo. Al entrar, paso frente al escritorio con el maestro ahí sentado pero no lo veo. Primero quiero dejar mis cosas. Ya hay unos cuantos compañeros aquí, me sorprende que no hayan aparecido sus comentarios estúpidos, de verdad esto es nuevo.

Ya al sentarme, miro al frente y choco miradas con el profesor.

—Sanemi... -Susurro.-

Él debió haberse quedado más impactado al verme entrar. Oh, cielos.

¡Mi maestro de matemáticas es Shinazugawa Sanemi!

Lo miro detalladamente tragando saliva y luego sonriendo minimamente, me devuelve el gesto de forma discreta. Comienza la clase y no pueda evitar chocar miradas con el profesor. Es muy estricto.

¿Cuaderno rojo, forrado, paginas ennumeradas y cuadros chicos? Wow, al menos espero me tenga un poco de compasión. Explica algunas cosas más y luego comienza a detallar los temas, ya comenzando el primero.

—Mikumi. -Me habla fuerte y claro el profesor.— ¿Puedes resolver esta ecuación?

Me quedo helada. Es demasiado compleja para mi que mis piernas se traban y no puedo moverme. Con mi cabeza niego lentamente con una mirada un poco con terror haciéndole entender que no puedo.

—Pasa, en mi clase no existe el no puedo. -Trago saliva.-

Me levanto difícilmente y me pasa el plumón. Miro con atención la ecuación sintiendo mis piernas temblar al igual que mis manos.

—Yo te ayudaré. -Dice.-

Con su dedo fue señalandome como hacer cada cosa una que otra vez rosando mi piel. Una vez terminada aquella horrible y fea ecuación, Sanemi me revuelve el pelo y me sonríe alegre.

—¿Lo ves? Es fácil.

Pude escuchar murmullos de fangirls entre los alumnos y pequeños gritos de emoción. Uy, alguien tiene fans.

—Si. -Asiento y me voy a mi lugar.-

—No hagan ruido o todo el que está hablando tendrá puntos menos. -Ahora los mira muy enojado a todos, menos a mi.-

Analizando la situación, nunca me había dado cuenta de la presencia de Sanemi como maestro de mi secundaria, y tampoco él. Este encuentro puede significar el que nos veamos ahora todos los días, me emociona mucho.

El receso llegó y todos salieron disparados. La última clase fue de historia con un maestro muy lindo con pelo rubio y rayitos rojos. Ni hablar de sus ojos extraños. Cuando estaba por salir, el profesor Shinazugawa me detiene y me adentra al aula. Menos mal que las ventanas están a dos metros de la pared, así nadie puede ver. Cierra la puerta con seguro después.

Él me guía al escritorio y me sienta en este para luego él sentarse en la silla.

—¿Es extraño no?

—¿Qué? ¿Encontrarnos aquí, en la escuela? -Ladeo la cabeza.— Me agrada tenerte de maestro, Sanemi.

—No, ahora dime profesor, creo que me gusta más. -Sonríe pícaro.-

—Mmm... está bien. -Río por lo bajo.-

—Mikumi. Te tengo una propuesta.

—¿Qué será? -Lo miro atenta.-

—Déjame mantenerte. Así podrás estudiar y no tendrás que trabajar. ¿Estás de acuerdo?

—¿Tú me estás preguntando, porfesor? -Sonrío de lado a lado con sorna y lo tomo por los hombros.-

—Oh, cierto. -Ríe.- Te voy a mantener de ahora en adelante niña. Lo estuve pensando mucho mientras daba la clase.

—Ah, con razón se veía medio distraído. -Me acerco a su rostro y él toma mis caderas.-

—¿Ahora o en la noche que te mudes a mi casa?

—Cuando quieras. -Y lo beso apasionadamente.- Ahora solo quiero comer.

—Cierto.

Me bajé de la mesa, cuidadosamente en busca de mi almuerzo. La brisa de invierno golpeaba contra las ventanas del instituto ¿Que me deparará el futuro?.

— Jamás lo sabré.

Muy buenas a todas, espero que disfruten el bello escrito de mi amiga Tomi, lo edité muy poco, para que quedara su esencia en el.

Muchas gracias por confiarme este os, es uno de mis favoritos sumando el hecho de que Sanemi es mi besto husbando.

Sin nada más, me despido, tengan muy buenas lunas gente preciosa de internet.

dishaeta

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro