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20

Renuncia de derechos, los personajes que salgan aquí son de sus respectivos autores.

Izuku se sentía liberado.

Se sentía como una pluma.

Como si realmente se hubiera quitado un gran peso en sus hombros. Un peso llamado Bakugō.

Bakugō Katsuki. El chico explosivo.

Y no solo por su Quirk. Su carácter igual.

"¿Estás bien?"

Izuku se giró al oír la voz de Goku, quien le miraba con algo de curiosidad al verle callado.

-C-claro Goku-san, es que hacía mucho que quería decir esas palabras -señaló el peliverde.

-¿Por qué? ¿No era tu amigo ese chico? -preguntó el guerrero todavía más curioso.

-Eso creí estos años, pero Katsuki no es alguien que pueda llamar mi amigo -dijo Izuku mirando el suelo- Jamás me apoyó. Siempre se burlo de mí.

-Oh, eso es malo -Goku rascó su cabeza.

-Siempre se metía conmigo, yo lo consideraba mi amigo porque no tenía a nadie más -comentó Izuku- Y así fue hasta que llegaste tú Goku-san.

Básicamente Izuku sufrió bullying de parte de Bakugō durante años, a causa de ser Quirkless.

¿Y cómo podía considerarle su amigo?

Izuku tenía ganas de golpear a su yo pasado.

"Pero he aprendido bastante estos meses, no soy el mismo de antes"- Izuku apretó sus puños.

Aprendió a elegir mejor a sus amigos.

Y la mejor prueba de esto es Son Goku.

-Oye Izuku, esta noche voy a quedar con Mei -declaró Goku cambiando de repente el tema.

-Oh, ¿y dónde van a ir? -preguntó Izuku curioso.

-No sé honestamente, ¿dónde crees que pueda llevarla? -preguntó Goku en busca de consejo.

-Bueno Goku-san, entre todos nosotros tú la conoces mejor que nadie, ¿qué sitios le gustan a Hatsume-san? -le preguntó el chico peliverde.

-Uhh, Mei disfruta mucho reparando cosas, le gustan los videojuegos -el joven empezó a enumerar- ¿He de llevarla a un taller o algo?

-No creo que sea idóneo -respondió Izuku con una gota de sudor- Aunque yo no soy experto en esto. Nunca he tenido una cita con nadie hehe.

-Ni yo tampoco -señaló Goku riéndose.

Ambos se rieron bastante en aquel momento.

-¿Qué te parece una feria? -propuso Izuku.

Goku recordó haber visto una feria mientras salía del trabajo. Ahí habian varios juegos, y esas cosas le gustaban a Mei. Pues ya tenía lugar.

-Genial, espero que podamos arreglar nuestra situación actual -señaló Goku rascando su nuca.

-¿Y eso? ¿Pasó algo entre ustedes? -preguntó Izuku al ver que la expresión de Goku cambiaba.

-He notado muy extraña a Mei desde que ella unió sus labios a los míos -contestó el azabache.

El rostro de Izuku se puso rojo al oír eso.

-¡¿Hatsume-san te dio un beso en la boca?! -preguntó Izuku echando humo por las orejas.

-Sí, ¿eso es bueno o malo? -preguntó Goku.

Quería saber qué rayos significaba un beso.

-¡Eso significa que tú le gustas Goku-san! -exclamó Izuku apretando sus puños y Goku torció la cabeza- N-no entiendes, ¿verdad?

-Creo que no hehe -el chico rascó su mejilla.

Estos temas nunca fueron su punto fuerte.

Izuku vio esto con una gota de sudor, aunque al decir verdad él no era espabilado en estos temas, así que nada que reprochar.

Tiempo después.

Lo habían intentado de todo.

Desde vestidos hasta trajes elegantes.

Pero nada ahí le gustaba a Mei.

-Tu sentido de la moda... es bastante cuestionable -Momo comentó con una ceja arqueada- Nada en esta tienda te gusta.

-Ni en las otras que hemos visitado -Uraraka declaró con una gran gota de sudor en la cabeza.

-Lo siento chicas, soy bastante rara lo sé -Mei bajó la cabeza con decepción- Creo que iré así.

-Bueno, al final Goku-san no se fija mucho en esas cosas, ¿o no? -Uraraka se rascó la cabeza.

-Seguro que él te prefiere de cualquier forma -agregó Melissa para así ir subiendo el ánimo.

Prácticamente todas sabían ya que Mei estaba enamorada de Goku, y lo que les había sucedido.

Esta noche sería la última oportunidad.

La última oportunidad de poder enmendar las cosas, antes de que Goku regresara a su mundo.

Mei quería que todo saliese perfecto.

Y por primera vez, Mei se dignó en probarse vestidos y todo. Y aunque la quedaban genial, no se sentía cómoda con absolutamente ninguno.

-¿Ya saben dónde van a quedar? -preguntó Momo- Hay un restaurante cerca de mi casa.

-No creo que sea buena idea llevar a Goku a un restaurante -declaró Mei sonriendo entre dientes.

Todas recordaron cómo comía Goku.

Efectivamente, no era una buena idea eso.

-Tal vez Goku-san tenga algo pensado, él se había ido con Midoriya-san -comentó Melissa.

-Por cierto, ¿cómo va lo tuyo con Izuku-san? -preguntó Mei mirando pícaramente a Uraraka.

La pobre castaña se sonrojó a más no poder.

-¿Eh? ¿De qué me perdí? -Melissa preguntó.

-Básicamente Uraraka e Izuku-san se besaron hace un par de meses -respondió Mei sonriendo.

Cuando quedaron todos a cenar y jugaron a verdad o reto. Mei le propuso como reto besar a Izuku. Y claro, Uraraka debía cumplirlo sí o sí.

-¡F-fue por un juego! -Uraraka se defendió.

-¿Nos vas a negar que te gustó? -Momo habló.

-B-bueno, y-yo no pienso mucho en ese tema -Uraraka soltó una mentira a medias entonces.

Si bien estaba focalizada en el examen de acceso a la UA, siempre tenía presente su primer beso. Además, "Izuku-san" sí que le gustaba.

-Deberían tener una cita entonces -comentó Melissa viendo el panorama. Uraraka se negó.

-Con tanta timidez, dudo bastante que eso suceda -comentó Mei soltando una carcajada.

Las demás se rieron. Eso era verdad.

De repente, Mei recibió un mensaje en el móvil. Vio que era de Goku y decía "te espero en la calle Mashirito" junto con un emoticono de un dragón.

-Es Goku, parece que está preparado -Mei les enseñó el mensaje- Esa calle está cerca de casa.

-Tú también estás preparada, ¿no? -Melissa observó a su amiga, quien asintió no segura.

-Todo saldrá muy bien, no te preocupes Hatsume-san -Uraraka se mostró con confianza.

-¡Mucho ánimo! -Momo le enseñó el pulgar.

-Gracias chicas -susurró Mei, más confiada.

Sí. Esta noche iba a ser perfecta.

Iba a ser la mejor noche de todas.

Calle Mashirito.

Goku estaba sentado en un banco. Realmente había llegado hace un par de minutos a ese sitio.

Cuando le escribió el mensaje a Mei, todavía estaba caminando junto a Izuku bastante lejos.

Izuku se había ido ya a su casa. Mañana quedarían para seguir entrenando el One For All.

-¡Mei! -exclamó Goku al ver a su amiga.

-Hey, ¿me esperaste mucho? -preguntó ella.

-Para nada, recién llegué -respondió Goku.

-Así que me hiciste correr por nada -Mei se llevó las manos a la cintura y Goku rascó su cabeza.

-¿Sabes? Conozco un lugar divertido, sígueme -declaró Goku desviando muy bien la conversación y empezó a caminar rápido.

Mei se rió internamente ante aquello.

-¡Oye espérame! -la chica tuvo que correr.

Sí, otra vez. Otra vez a correr.

Curiosamente, ella llevaba la chaqueta con la que conoció a Goku aquella tarde hace meses.

Y Goku llevaba su gi naranja clásico.

Habían cosas que nunca iban a cambiar.

Mei miró a Goku mientras caminaban, quién sabe si esta sería la última vez que tendrían un tiempo así a solas, para disfrutar entre ellos.

Recordó las noches de peliculas.

Las noches interminables de risas.

Cuando Goku hacía compañía en el sótano mientras ella hacía los planos del acelerador.

Aquella vez donde sin saber cómo acabaron juntos en su cama, y aún no recordaba porqué.

Miles de momentos.

Miles de historias entre ambos.

Miles de recuerdos únicos.

Pero no debía centrarse en esos hermosos recuerdos, sino en el presente. En este instante.

Así que se aferró al brazo derecho de Goku.

El chico azabache, como era de esperar se confundió ante aquello, pero se lo dejó pasar.

Además, se sentía bastante cómodo.

Quizá, en el fondo, Goku también sentía que podían ser sus momentos culminantes en este mundo, antes de regresar al suyo finalmente.

Un mundo que le trajo alegrías.

Que le trajo incontables recuerdos.

Que le trajo muchas experiencias.

Y sobretodo, que le hizo conocer a personas formidables, como la chica aferrada a su brazo.

-Es aquí -Goku señaló la entrada.

Mei alzó la cabeza. Esto era una feria.

-¡Siempre quise venir a este lugar! -los ojos de Mei refulgieron como cuando se entusiasmaba.

Realmente estaba bastante emocionada.

"Acertaste Izuku"- Goku le debía una a su amigo.

-¡Hay que probar ya los autos de choque! -dijo Mei tomando la mano de Goku y arrastrándole.

Estaban de suerte, casi no había cola.

Comprando una entrada, se subieron a un auto.

Obviamente Mei tomó el volante.

Y eso que Goku era mayor y manejaba mejor.

Pero con el poder de Goku sería prudente.

En cuanto los demás autos empezaron a moverse, Mei se chocó directamente con el primero que literalmente estaba en frente.

-¡Mira por donde vas! -le reclamó Mei.

Goku se quedó con cara de póker ante eso.

Era irónico pues Mei buscó sí o sí el choque.

-¡Cuidado, este sí va a por nosotros! -exclamó Goku mirando detrás de él y de repente sintieron un choque que les hizo tambalearse un poquito.

-¡No te lo perdonaré! -Mei gritó girando.

Goku sintió un deja-vu, esa frase le sonaba.

Mei fue a por el auto que les chocó.

Y le devolvió más fuerte el choque de antes.

Mei se rió maquiavélica, invadida por la adrenalina. Goku sintió algo de miedo al ver esa cara. Parecía un monstruo sin sus cadenas.

-¿Y si me pasas el volante? -preguntó Goku.

-¡NO! -Mei se negó rotundamente ante aquello.

La pelirrosada empezó a derribar autos por doquier, riéndose en el proceso. Goku poco a poco comenzó a sumarse a las risas de Mei.

Sí. Goku estaba disfrutando esto.

¿Acaso se volvió un sádico como Mei?

Hasta que el turno de los autos se acabó.

-¡JA viste la cara de ese chico de azul! -Mei se sostuvo el estómago recordando a sus víctimas.

-Estaba asustado -respondió Goku riéndose.

La pobre gente se alejó de ellos temerosa.

Estaban locos. Los dos estaban locos.

Luego de aquella atracción, fueron a la típica donde se tiraba un dardo para ganar un premio.

Goku derribó todos los botes con los dardos, conteniendo al máximo su poder para no destruir la caseta de aquel pobre anciano estupefacto.

Gracias a eso ganó varios peluches para Mei.

Y después se tomaron varias fotos.

-¡Esto está delicioso! -Goku deliraba por el algodón de azúcar- ¿Por qué no lo probé antes?

-Porque no habíamos venido antes -Mei se rió.

-Es verdad hehe -Goku rascó su cabeza.

-Vamos a la noria -Mei señaló la atracción cercana. Aquí lamentablemente sí había cola.

Así que tuvieron que esperar unos cuantos minutos para subirse. Goku disfrutaba de su algodón de azúcar feliz. Mei acabó el suyo.

Se subieron a su asiento en la noria y poco a poco las increíbles vistas nocturnas de la ciudad se hicieron presentes. Y esto era maravilloso.

Goku sintió que era el momento perfecto de ir hablando las cosas, así que terminó su algodón.

-Mei, ¿sucede algo? -preguntó Goku.

-¿A qué te refieres? -Mei estaba confusa.

Quizá, la noche tan bonita hasta ahora le había hecho olvidar todo lo pasado antes de la misma.

-Te he notado extraña desde eso, ya sabes, ¿pasa algo? -inquirió el azabache preocupado.

Entonces, Mei volvió a la realidad.

Besó a Goku, se le confesó, Goku calló.

Todo en ese orden, y exactamente.

Ordenó sus ideas, tomó aire y exhaló.

-Goku, me gustas, por eso te besé en los labios esa noche -habló Mei son titubeo alguno.

-¿Entonces? -Goku seguía sin entender.

-Pero tú no entiendes esas cosas, y a mí me gustaría que las entendieses bien para que yo también te guste, como tú a mí -indicó Mei.

Se estaba sincerando como nunca.

-Pero no puedo forzarte a hacerlo, no quiero obligarte a que me quieras -Mei bajó la mirada.

Eso sería bastante injusto de su parte.

Mei veía eso como aprovecharse de su inocencia, y ella jamás haría algo así con Goku.

Pero entonces, Goku la tomó de las manos.

-Mei, yo disfruto mucho contigo, me has enseñado mucho estos meses sin que te lo pida-

-Y ahora te pido Mei, ¿puedes enseñarme a quererte? Si eso significa que no estés triste, estoy dispuesto a todo para remediarlo -dijo.

Goku sentía cosas que él no podía describir.

Y quería que Mei le ayude a poder describirlas.

Poder describir con las palabras exactas todo aquello que sentía su corazón. Lo que él sentía por Mei; sus sentimientos, eso quería describir.

"¿Puedes enseñarme a quererte?"

Los ojos de Mei se abrieron al escucharle.

-Goku, ¿t-tú me quieres? -preguntó la chica.

-No sé qué es exactamente eso, pero algo me dice que sí, yo te quiero Mei -habló Goku sonriendo. Y de eso no tenía ninguna duda.

Algo en su interior le decía que la palabra querer implicaba disfrutar cada momento. No sabía con exactitud como definirlo, pero a la vez sí lo sabía.

"Te quiero Mei"

Mei le abrazó con fuerza al oír esas palabras.

Por más que pensase que Goku no sentía lo mismo por ella, sentía mucha sinceridad en esas palabras. Eso le bastaba. Eso necesitaba oír.

¡Que Goku la quería!

¡Añoró por mucho oír eso!

-Entonces, te enseñaré a quererme -dijo Mei intentando contener sus lágrimas de felicidad.

-¡Genial! -exclamó Goku más contento.

Pero repentinamente, el chico acercó sus labios a los de Mei y los besó rápida, suave y fugazmente. ¿Qué rayos acababa de pasar?

Eso mismo se preguntaba la propia Mei.

-¿Goku? -Mei estaba super sonrojada.

-Tú me besaste porque me quieres, entonces creo que como yo también te quiero debo hacer lo mismo, ¿no? -preguntó rascándose la nuca.

Al menos logró entender esa parte.

Mei sonrió ante lo tierno que se veía Goku.

-Si quieres... podemos hacerlo juntos a la vez -propuso Mei todavía ruborizada por lo de antes.

-¡Perfecto! -exclamó Goku feliz por la idea.

Hicieron cuenta atrás desde tres.

Tres... dos... uno, y sus labios se unieron.

Y como en un feliz cuento de hadas, el firmamento se llenó de fuegos artificiales.

Horas después.

Tras la feria, llegaron a casa.

Mei se quitó la chaqueta y la colgó.

-Ha sido una noche genial, ¿no?- susurró Mei mirando a Goku. No debían despertar al resto.

-Me lo he pasado muy bien -confesó Goku.

Ambos se quedaron callados por un tiempo, hasta que Mei le dio un corto beso en los labios.

-Buenas noches -se despidió la pelirrosada.

-Igualmente -Goku correspondió eso contento.

Luego de eso, se fue al sótano y se recostó mirando el techo. Se sentía muy feliz esta noche.

Como cuando comía mucho. O cuando se encontraba con un ser fuerte. Esa sensación mágica que le llenaba de bastante alegría.

Mei se tumbó en su cama y comenzó a dar pequeños saltos de felicidad. Había ido perfecto.

Esta fue la mejor noche de su vida.

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Sin más se despide Destroit-san.

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