Capítulo I
Advertencias:
Tiene comentarios de culpar a la victima, descripciones un gráficas de intento de violación, auto-odio y lenguaje homofobico, por favor apuntar si me falta etiquetar algo.
Por favor no leas esto si hay algún desencadenante, mantente a salvo.
[...]
Jamie entra a la habitación. Lord John está confundido por su intromisión, pero instintivamente se prepara para tomar el lado de Jamie, por si tuviese que ayudarlo a afrontar una batalla.
Pero antes de que pudiera decir o hacer algo, Jamie lo besó, desesperado y hambriento sobre los labios inmóviles de John, casi gritó de la sorpresa, pero su cuerpo se petrificó y no pudo hacer nada más que mantenerse quieto, con los ojos abiertos y las palabras robadas.
Hasta que el olor característico de alcohol llega a su nariz (Y algo más, que no puede identificar) entonces lo entiende, Jamie no está en sus cabales (Una conclusión lógica, porque Jamie nunca haría algo así estando sobrio), el sabor amargo de whisky se deja ver en su lengua, proveniente de la saliva intrusa del pelirrojo. Lo empuja lejos, necesitando más fuerza de la que pensaba.
Cuando él estaba lejos, vislumbró su cabello revuelto, rostro sonrojado y aspecto desordenado. Pero había algo en sus ojos, una fiereza, de la que sólo se encontraba en los depredadores salvajes que morían por tener algo entre sus dientes.
Hizo a John tragar en seco, porque lo estaba mirando a él, y nunca antes nadie (En especial Jamie, su amigo) lo había visto de tal manera.
"¿Jamie? ¿Qué?"
Él gruñó en respuesta.
"Hay que sentarnos, no estás en tus plenos sentidos" Dijo, dirigiéndose lentamente al sillón a unos pocos pasos de distancia, sin darle la espalda. Él lo siguió, ahora con una mirada interesada, pero fiera.
John estaba manejando bien, no había pánico, aunque muy merecido, no podía dejar de pensar en que Jamie lo había besado, y la sensación incorrecta y extraña que le había provocado. No fue como la última vez, pensó, ahora había un sabor sucio en su boca.
Cuando se sentaron, Jamie pareció tomarlo como una oportunidad, y se abalanzó grácilmente sobre un desprevenido John, atacando con su labios y dientes el cuello blanco del Lord.
John no logró contener el grito de sorpresa, eso no estaba bien, aunque la boca experta del mayor lo hacía sentir bien, pues no podía bajo ningún concepto aprovecharse de la situación de su amigo.
Intentó empujarlo de nuevo, para descubrir que el cuerpo musculoso y pesado de Jamie no se estaba moviendo. El brazo de Jamie lo estaba sujetando firmemente por la cintura mientras se retorcía incierto, su izquierda jalaba el cabello hacia atrás, presionando su cabeza contra el sillón. Ahora con un poco más de desespero, y sin un claro plan de acción, decidió suplicar.
"Jamie" Jadeó, incómodo y excitado en una amalgama incorrecta de sensaciones. "Espera", dijo, retomando su esfuerzo por alejar al mayor, gimiendo al recibir una presión en sus muslos, por parte de la muy entusiasta cadera del pelirrojo.
"No" Gritó, casi por instinto. Fue ahí cuando Jamie se paró, congelándose en su lugar un momento, para después alejarse como si John fuera un hierro caliente.
John soltó un suspiro, pensando que, con suerte, su amistad con Jamie no se había arruinado. Podrían fingir que eso nunca pasó, seguir con sus partidas de ajedrez y pláticas sobre Will.
El sonido de jadeos trajo a John de vuelta al presente, para vislumbrar a Jamie, quien ahora parado, con toda su intimidante altura, lo miraba con ojos indescifrables, casi totalmente escondido detrás de los mechones rojos que caían por su rostro. John casi no se preocupó por los ojos, no cuando en su boca había una sonrisa animal, demasiado filosa para ser otra cosa más que una excusa para mostrar sus colmillos.
El pelirrojo se acercó, de nuevo, pausadamente, como si estuviera calculando sus silenciosos pasos. Como el lobo que acecha, seguro pero aún así cuidadoso.
Jamie levantó su mano, rozando con el revés de sus dedos la mejilla del menor, en lo que bien se pudo haber tomado como la caricia delicada de un amante.
Con la misma delicadeza, sus dedos impulsaron a John en una posición erguida, como una suave guía que lo atraía a Jamie, y cuando estuvo de pie, a la altura suficiente para ver correctamente los ojos del mayor, tuvo un segundo de apreciación sobre la negrura en éstos. Lo siguiente que sintió fue una mano en el cuello y su cabeza rebotando en la pared. Su cuerpo no sufrió mejor destino, robándole el aliento por varios segundos.
Jamie siguió su tarea en el cuello del Lord, todo su cuerpo lo presionaba contra la paredes, con una mano en su cintura y la otra en su rostro, manteniéndolo dolorosamente quieto.
El corazón de Grey comenzó una carrera acelerada, gracias a lo que identificó como miedo corriendo por sus venas. Por largos momentos el menor se perdió en una bruma mental, tratando de ignorar el sentimiento opresivo en su pecho y la calidez incómoda de su cuerpo.
"Detente" Dijo, no por primera vez, pero siendo ignorado de igual manera.
Había tensión que no podía describir, todo el escenario era bizarro y la energía de la habitación era brumosa y antinatural. Pensó en cómo nunca habían sido tan íntimos el uno con el otro, si ignoras el beso cuasi-platónico; sin dudas no se sentía como una buena cercanía, no de la que disfrutaría tener, le recordaba más a cierto demonio de su juventud que a cualquier amante con el cual hubiese yacido entre mantas.
Recordó gracias a eso, en un segundo de claridad, una navaja escondida que siempre llevaba consigo. No podría usarla con Jamie, el simple pensamiento lo hacía estremecer, pero llevaba esa navaja por situaciones como esta, aunque Grey se negaba a aceptar que Jamie lo fuese a forzar de tal manera. Porque él conocía a Jamie, y él jamás haría tal cosa.
O eso quería pensar.
Acertó un golpe bastante fuerte con su rodilla cerca de la hombría del mayor, aprovechando su momentánea libertad para alejarse y rebuscar rápidamente entre sus prendas la navaja.
Se sintió seguro una vez la tuvo firmemente entre sus manos. Iba a detener lo que sea que estuviese pasando en ese momento. O lo iba a intentar.
Jamie lo miró, con molestia y hambre en su rostro. Además de una dedicación que casi hizo temblar al Lord.
Grey no era exactamente indefenso, sabía pelear y tenía la fuerza para hacerle frente a casi cualquier hombre. Pero Jamie, oh, sabía que no tenía muchas oportunidades contra él. Eso no significaba que no iba a pelear, no importa cuánto detestara la idea.
Jamie es muy rápido, un poco sobrenaturalmente rápido, arremetiendo y alejándose en momentos, como una figura oscura y roja en su visión. Siente el golpe en su mano antes de verlo, éste manda la navaja al suelo y John le siguió unos segundos después, cuando el pelirrojo usó su fuerza para empujarlo hacia abajo.
El Lord cayó de hinojos sobre la madera, y una ráfaga de dolor nubló su mente cuando su cabeza le siguió, chocando contra la dureza del suelo; tenía el cuello doblado y su cuero cabelludo ardía ante el agarre despiadado de la mano de Jamie, quien se había posicionado sobre él.
No podía mirar más allá del suelo con su rostro presionado hacia abajo, su piel comenzaba a doler y todo estaba mal, pero no podía dejar de sentir los movimientos sobre él, cómo el mayor separaba sus piernas usando las rodillas, hasta encajar entre ellas de la peor manera, cómo la presión en su cabello empeoró cuando éste lo usó para soportar su peso, guiando su mano para deshacerse de su propia ropa.
Y debería haber hecho algo, pelear más, resistirse con mayor vehemencia, demostrar que no era débil y que no permitiría que eso le ocurriera, no de nuevo. Pero no podía moverse, ni podía ver y su respiración estaba tan agitada que no podría rogar incluso si quisiera hacerlo.
El grito que salió de su boca lo tomó por sorpresa por esa misma razón. Quizá no podía estructurar palabras con el pánico que lo inundaba, pero al parecer era completamente capaz de simplemente gritar, de manera burda y poco propia, vociferando alaridos que recordarían a un animal herido, a una criatura confundida y cegada que recurría a su última opción.
Hasta que pensó, incluso debajo de todo lo nefasto, en qué pasaría si alguien lo escuchara.
No sería obvio para todos que no quería participar en lo que estaba ocurriendo, no había seguridad de que Jamie sería juzgado por violación en lugar de sodomía, arrastrando a Lord John junto con él. Jamie podría mentir, decir que lo quería (Y no era exactamente una mentira, porque lo hizo, incluso si no era de esa manera). No podía arriesgarse, no cuando era su palabra solamente de lo que dependía, inseguro de que su hermano abogaría a su favor de ser preciso.
Además, deseaba evitar el oprobio que traía consigo ser víctima de tal nefando acto, sería exponerse a sí mismo ante figuras altivas y miradas de pena, serían susurros a sus espaldas, sería una mancha que nunca se borraría, apesgandose como una cicatriz en su frente, vistosa y horrible; marcando con hierro un antes y después en su vida social, y en cómo sería visto y tratado por sus semejantes (Que después de eso, serían menos semejantes).
Entonces se calló, tan rápido como había comenzado; aún así, su cabeza fue jalada hacia atrás con un movimiento duro, claramente como castigo, para después tener su boca cubierta con la mano poco gentil de Jamie, liberando su cabello y usando esa nueva posición mientras lidiaba con la ropa del Lord con la mano libre.
Cuando las prendas comenzaron a bajar, el verdadero terror lo inundo, del tipo que era tan frío que quemaba dentro y hacía latir su corazón hasta que lo sentía vibrar en su cabeza, que daba verdaderas náuseas y escalofríos eléctricos por todo el cuerpo. Hubiese gritado de no haber estado enmudecido, alejado de la lógica y razonamientos inteligentes, posiblemente hubiese incluso rogado, aunque las lágrimas en su rostro mostraban que Jamie era indiferente e imperturbable a cualquier imploro.
Estaba en la boca de la bestia, apunto de ser masticado y abierto por colmillos puntiagudos.
Las patadas nunca cesaron, pero ahora sus músculos se tensaban y lo petrificaban, aplastado por el peso del presente y el pasado dando vueltas en su mente. Recordaba cada detalle, cada sensación, mientras que lo revivía como un fantasma que lo toca y le quema. Y se odiaba tanto por permitirlo, y odiaba tanto al hombre sobre él, dejando el enojo fluir porque era más fácil que la masa caliente y confusa de sentimientos filosos que lo cortaba por dentro de sólo pensar en ellos (Involuntariamente, porque nada de lo que estaba pasando ahora dependía de su consentimiento).
Bien pudo haberse desmayado, amortecido por sus esfuerzos vanos y amilanado por los toques en su espalda baja y la respiración en su oreja, y casi lo quería, al menos así podría fingir que era una pesadilla y no pasarlo consciente (No de nuevo), a sabiendas que el estar alerta (En otras palabras: tenso) no haría más que lastimarlo.
Pero su cabeza alzada le daba una perspectiva favorable, incluso si su vista era borrosa en los bordes y desenfocada con un filtro pánico, porque le dejaba ver la navaja que había aterrizado a solo unas pulgadas de distancia.
Era su oportunidad, mientras Jamie se ocupaba en desvestirlo (Y no debía pensar en eso si quería ser capaz de mover sus extremidades), deslizó su mano derecha, que yacía como peso muerto bajo suyo, moviéndola lentamente en dirección al arma blanca, siendo tan cuidadoso como podía a cuando la desesperación subía por su pecho mientras que sus pantalones bajaban entre sus piernas y...
Y sus dedos rozaron el recazo de madera.
Intenta concentrarse y disipar la niebla mental para afianzar su agarre, pero es difícil porque su cabeza está martillando con dolores agudos y el aire se le escapa entre respiraciones y está tan cerca pero tan lejos que un golpe descuidado hace girar el cuchillo sobre sí mismo, logrando que el filo apuntara hacia él.
Podría haber llorado, en verdad, sus ojos cubiertos por una película de lágrimas no derramadas, pero al menos el giro aproximó lo suficiente la navaja a sus dedos para en realidad ser capaz de manipularla, y lo agradeció tan profundamente, incluso si la hoja cortaba su piel donde sujetaba muy fuerte.
Lo curioso es, ni siquiera registra el dolor del corte, ¿Cómo podría? Su atención era robada por cierta mano despiadada que se movía entre sus muslos, pero oh, puede oler la sangre fresca que se deslizaba entre sus dedos, porque al parecer el olfato es su único sentido no abrumado por la inmensidad del todo (Y el aroma de la sangre era mejor que el aroma a Jamie en el aire).
Para cuando logra tomar el mango el cuerpo sobre él había dejado de moverse, eso no impidió que acertara una apuñalada descuidada a lo que se sintió como el hombro del pelirrojo. Fue gratificante como dañar a una persona no debería ser, quería hacer doler a Jamie, pero éste seguía imperturbable, sin darle la satisfacción de algún ruido o lamento que la herida le hubiese causado.
Había silencio, y eso era todo.
Después la mano en sus labios se movió a su cabello, manteniéndolo en la misma dolorosa posición, y pensó en que prefería tener su boca tapada, porque así no podía escuchar los sollozos y jadeos que encontró imposibles de evitar.
El pelirrojo soltó su agarre y su rostro chocó contra el suelo sin nada que lo sujetara, sus brazos no ofrecieron mucho apoyo para soportar su propio peso mientras se hundía en el suelo y se retorcía para encontrar una posición que lo dejase expandir sus pulmones y abrir los labios.
Jamie se acostó sobre él, presionando todo su cuerpo sobre la piel desnuda y temblorosa, su palma y dedos largos se tensaban al rededor de la nuca y los laterales del cuello del Lord, pero lo que John pensó vendría a continuación no ocurrió, lo sabía bien, pues sentía la erección del pelirrojo reposando sobre su espalda baja, ignorada e inmovil mientras el mayor alcanzaba su mano herida y, ¿La lamía?
John pensó podría estar delirando, si no fuese clara e innegable la sensación tibia de la saliva corriendo por sus dedos, de la aspereza de la lengua caliente y el ocasional roce con los dientes (Y había algo puntiagudo que lo picaba pero no le encontraba sentido).
Y lo odiaba, lo odiaba tanto, quería alejarse y esconderse del toque, preferiría desangrarse antes de tener tal tratamiento, a este punto no le podía importar menos la rareza de todo porque era sin dudas menos horrible de lo que podría pasar y tenía que aferrarse a ese pensamiento, muy seguro de que vomitaría por la sensación enfermiza que la lengua de Jamie le causaba (Su lengua y todo su cuerpo, que seguía lo rozando y tocando y doliendo).
Todo se detiene antes de que pudiera hacer cualquier cosa (Que no es como que podría haber hecho mucho, pero aún así).
El pelirrojo para, y se escucha, a pesar de ser un susurro, una respiración agitada y un balbuceo cuyo significado se le escapaba. Podría ser una disculpa, podría ser una advertencia, ni siquiera estaba seguro de que fuera un idioma que entendiera.
Eso no importó cuando el peso sobre él se retiró, tan rápido como había llegado. Antinaturalmente rápido, como si , y él deseó que hubiese desaparecido.
No fue así, se obligó a abrir los ojos y pudo distinguir la mancha roja y oscura que sabía era Jamie. Los cerró de nuevo, pensando infantilmente que quizá si no lo veía, no estaba ahí.
"Lo siento" Dijo él y eso fue lo peor que pudo haber dicho. De todas las cosas, él le rompió el alma y jugó con los pedazos, no tenía derecho a lamentarse.
Se llena con furia que no entiende, es como un líquido puro y frío por sus venas, está tan enojado y a la vez tan asustado y débil. Quería dañarlo, quería utilizar la navaja para hacerle heridas que manaran sangre, pero no quería acercarse porque seguía siendo el gran lobo rojo en medio de la habitación. Se perturbó un poco por su comodidad hacia lo pernicioso.
¿Cómo puedes sentir tanto miedo y tanto odio? Se pensaría que solo podría el pecho dar cabida a uno a la vez.
Se preguntó si estaba jodido, se preguntó si eso lo había jodido.
Lo escuchó moverse, y debió haber sido intencional, pero aún así abrió los ojos con pánico para asegurarse que no se estuviese acercando, no sabía qué haría si lo hiciera.
No lo hace, todo lo contrario, se está alejando con una mirada perturbada en su rostro, pero no podía juzgar qué exactamente era lo perturbado, por la visión desfavorable que le daba tener los labios rojos y la ropa desordenada.
Siente que no puede respirar hasta que Jamie sale de la habitación. Aunque se equivoca, pues no puede respirar incluso cuando Jamie ya no está cerca.
Se encuentra a sí mismo casi desnudo en el el suelo de la habitación fría, pero está sudando y caliente de todas las manera incorrectas, su corazón palpita tan fuerte que lo siente en su garganta y su cabeza duele como si le presionaran las sienes. Quería llorar pero las lágrimas no saldrían y todo se aglomera en su pecho y le duele y le quema.
Estaba de alguna manera profundamente aliviado de haberse salvado pero también profundamente perturbado, y simplemente no quería estar.
Oh por dios, ¿Qué había pasado?
Fue como si algo hubiese estallado.
[...]
Notas finales:
¡Espero que les haya gustado!
No voy a fingir que esto no es 100% yo siento autoindulgente, tenía esta idea de Jamie atacando a John, así que escribí un trasfondo de vampiros/hombres lobo para darle algo de sentido, pero no es relevante.
AMO los comentarios de todo tipo y en cualquier idioma, estoy abierta a ideas o sugerencias, por favor hacerme notar si me hace falta etiquetar alguna cosa. John es 100% mi personaje favorito, así que obviamente voy a escribir cosas jodidas sobre él, not sorry.
Gracias uwu
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