12.- Una Familia Feliz
- Nunca te corras en la boca de una pareja nueva sin avisar que lo harás, podría enojarse y no volverte a hacer una mamada en mucho tiempo, una vez en quinto curso lo hice en la boca de...
La letanía de Sirius no paraba pero Harry hacia un rato que no lo escuchaba, Sirius había sido muy distendido al darle la charla y demasiado explicito al explicarle lo de los bebes, eso había tomado apenas unos veinte minutos pero eso había sido hace una hora y cuarto pues al parecer Sirius decidió darle un par de consejos en cuanto a conquistas y qué hacer cuando llegara a tercera y cuarta base.
- Pero esa es otra historia, en cuanto a la regla esta aplica también si lo haces con un chico, pero si es a ti al que se lo tiran en la boca sin aviso tienes todo el derecho del mundo de escupírselos en la cara...
- Black...
Harry nunca se había sentido tan fanáticamente agradecido de ver a su sigiloso profesor de pociones, incluso estuvo tentado de esconderse tras él como un chiquillo de cuatro años escondiéndose en las faldas de su madre, pero al ver la ira contenida en los oscuros ojos del ex espía decidió que era mejor quedarse hecho bolita en el sofá y cubrirse la cara a medias con un cojín.
- Perro degenerado- la oscura voz del pálido mago le helo la sangre al par de leones- se puede saber por qué estas pervirtiendo al único hijo de nuestros mejores amigos con semejantes historias.
- Pues...- Sirius estaba pálido como la cal- solo le daba la charla... y... bueno...
- No hace falta que le cuentes de tus degenerados encuentros sexuales al mocoso para explicarle esas cosas.
- Pero... los ejemplos ayudan... ¿verdad?
Sirius se encogió en su asiento al ver como el seño de su novio se fruncía cada vez más, pero gracias a la divinidad de Merlín el pocionista se dio la vuelta y le ordeno a Harry seguirlo a la biblioteca de los Black.
Llevaban apenas tres días de vacaciones, Harry respiro con alivio en cuanto llego a la mansión Black y por la cara de Sirius el también estaba feliz de estar ahí, al fin podrían descansar del constante acoso de esos entrometidos escuincles que lo único que querían era pillar al animago metiéndole mano al pocionista, cosa que por supuesto no sucedió porque Severus no le permitió ponerle una mano encima dentro del colegio.
Harry había pensado que esas serian unas vacaciones tranquilas en donde por fin podría relajarse, pero no había pasado ni medio día y Sirius ya estaba que se subía por las paredes y sin previo aviso de desapareció, para tranquilidad del miope mago, su padrino regreso a los pocos minutos... por desgracia cargaba con un oscuro y confundido bulto en el hombro.
Severus regaño al animago por semejante susto, por secuestrarlo y por no tener siquiera la delicadeza de dejarle traer un cambio de ropa y a partir de ese momento el pocionista se quedo con ellos, no es como que Sirius le hubiese dado opción a cualquiera de los dos pero siendo honestos no podían quejarse... en voz alta.
Puede que Severus fuera algo acido, pero Harry estaba aprendiendo que este era en realidad su extraño sentido del humor además de que la animadversión que sentía por su padre era mitigada por el recuerdo de su madre pero lo mejor de tenerlo cerca sin duda era lo bien que cocinaba desde que había llegado cada comida le había sabido a gloria, cosa muy diferente si hablábamos de las habilidades culinarias de cualquiera de los merodeadores.
En vista de que el pocionista y el último de los Potter estarían ocupados con un rato con el asunto de la charla Sirius decidió preparar un aperitivo, solo serian unos sándwiches con queso jamón y mortadela, pero hasta para eso el animago estaba haciendo un lio en la cocina.
- Más te vale limpiar todo este desastre.
- ¡Sevy! Pensé que tardarías más con mi cachorro.
- Lo deje con uno de mis recuerdos, estoy seguro que para él, y muy ciertamente para mí, es más cómodo recibir la charla de un familiar.
- Pero, no me digas que Lily te dio la charla...
- Claro que no, fue el padre de Lily, apuesto que tu y Lupin no le han hablado mucho de ellos a Potter.
Severus hizo una mueca de molestia mientras tomaba uno de los sándwiches y le sacaba la mortadela antes de llevárselo a la boca.
- Harry ha vivido por años con sus tíos, no creímos que hiciera falta hablar de la familia de Lily.
- Petunia es muy diferente a la mayoría de los Evans, ella prácticamente rompió relaciones con su familia después de casarse. Si los señores Evans vivieran estarían horrorizados del trato que Petunia le dio a Harry.
Sirius se coló tras el pocionista y lo abrazo por la cintura mientras besaba una de sus mejillas.
- ¿De verdad lo crees?
- Por su puesto, si ellos hubiesen estado vivos Harry nunca habría tenido que pisar la casa de Petunia y habría sabido lo que es tener una familia cálida y amorosa.
- Podemos darle eso ahora.
Severus se sonrojo ligeramente y giro el rostro apenas lo suficiente para besar al animago en la comisura de los labios.
- Eso suena muy lindo Sirius pero realmente te parece que soy del tipo de mimar escuincles, además Potter ya no es un niño.
- Puede que no sea un niño pero aun no es tarde para que sepa lo que es tener el apoyo y cariño de una familia, yo lo aprendí hasta que abandone mi casa y me fui con James, además por supuesto que te gusta mimar escuincles- Sirius froto una de sus mejillas con la del pocionista provocando que este cerrara un ojo- desde que llegaste nos haz atiborrado de buena comida, postre incluido, y nos has dejado romper cosas a lo muggles.
- Son tus cosas, no puedo prohibirte que destruyas tus reliquias familiares.
Severus dejo su sándwich en la encimera y se giro entre los brazos de merodeador para acurrucarse cómodamente contra su pecho y Sirius lo beso en la frente mientras lo estrechaba mas entre sus brazos, había sido una sorpresa muy agradable descubrir que al pocionista le gustaba acurrucarse.
- Espero que no lo hagan en la cocina, me gusta comer aquí.
El par de magos se sobresalto al escuchar la voz de Harry, ese hijo de Morgana se había colado en algún momento sin que lo notaran y ahora estaba sentado a la mesa comiendo tranquilamente uno de esos sándwiches, ve a saber cuánto habrá estado escuchando ese escuincle.
- ¿Harry, ya terminaste con el recuerdo de Severus?
Harry asintió y un ligero rubor cubrió sus mejillas.
- Si aun te quedan dudas ven a preguntarme a mi Potter, si vas con Sirius seguramente te convertirás en un degenerado.
- ¿Puedo preguntarle de otras cosas también?- el joven Gryffindor desvió la mirada un poco cohibido, puede que ya no fuera un niño y que fuera un héroe de guerra, pero los que había vivido en los últimos días nunca lo había experimentado, porque aun sin proponérselo ese par le había dado la familia que nunca había tenido.
- ¿Qué es lo que quieres saber?
- Podría hablarme de mi madre... Sirius y Remus siempre me hablan de papá y dicen cosas buenas de mamá... pero hay cosas de ella que ellos nunca conocieron y bueno...
Sirius le mando una mirada preocupada al pocionista, esta era la primera vez que Harry le pedía algo directamente a Severus y resultaba ser algo sumamente delicado.
- Es un tema difícil Harry- Harry y su padrino intercambiaron una mirada asombrados, era la primera vez que el pocionista lo llamaba por su nombre- pero supongo que es natural que quieras saber más de ella... pero por ahora será mejor que descanses, supongo que haber conocido a tu abuelo y descubrir que no toda tu familia es como los Dursley es una sorpresa difícil de digerir.
- Si, lo es, pero es una sorpresa agradable, espero que también podamos hablar de ellos más adelante.
- Por su puesto.
Harry se puso en pie y camino a la salida de la cocina con una tímida sonrisa en la cara y un sándwich en la mano pero antes de retirarse recordó algo.
- Por cierto, me llego una carta de Hermione, dice que Draco le dijo que el señor Malfoy estuvo hablando con alguien para organizar una boda y que Remus le estuvo ayudando, aunque eso no tiene mucho sentido ya que Remus y el señor Malfoy ya están casados verdad.
Harry les regalo una encantadora sonrisa, a los que ahora consideraba sus padrinos, y les deseo buenas noches antes de alejarse tarareando una marcha nupcial mientras Sirius y Severus abrían los ojos de par en par y tragaban grueso intercambiando una mirada nervioso, si esos dos habían unido fuerzas para juntarlos ya podían considerarse casados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro