10.- "Travesura Realizada"
Severus se sentó junto al merodeador completamente exhausto mientras que animago no pudo más que abrazar a su bello pocionista y esconder la cara en su cuello para besarlo mientras lo empujaba suavemente hasta quedar recostados sobre las tablas del muelle.
Había sido jodidamente fácil escapar de la oficina de la directora, ya que ella estaba bastante entretenida riendo como enajenada ante la desvalida pintura de Albus Dumbledore, pero tuvieron que hacer el resto del recorrido por el castillo hasta el embarcadero corriendo sin descanso para escapar de sus entrometidos estudiantes y sus queridos amigos.
- Sevy.- el merodeador estaba disfrutando inmensamente de cómo el pocionista hundía sus finos dedos en su desordenada melena negra, pero tenía una duda en mente que no lo dejaba en paz.
- ¿Que sucede?- Severus soltó un placentero suspiro mientras los labios del animago recorrían su suavemente su cuello.
- ¿Porque apostaste con Malfoy que no me declararía?
- Porque no le creí... Aaah!- el pálido mago soltó un gemido que habría encendido hasta al más puritano de los vírgenes cuando Sirius le acaricio la cara interna del muslo hasta llegar a su entrepierna.- cuando dijo que solo querías monopolízame.
- Él tenía razón... quería que me miraras a cualquier costo.- todo el ajetreo y la adrenalina de la persecución habían excitado al ex merodeador y ver a su pocionista sonrojado solo lograba encenderlo más.
- Idiota...Aahhmn...- el pocionista dejo el cuello expuesto para el animago y separo las piernas excitado por las atrevidas caricias que le daba.- yo...mmnh... ya te miraba.
Sirius se separo del pálido mago apoyándose en las rodillas y colocando las manos a cada lado de la cabeza de su novio para mirarlo a los ojos, no podía creer lo estúpido que había sido de joven, de no haber sido tan orgulloso y tan hijo de puta en el pasado habría podido pasar los mejores años de su vida con el pocionista, en lugar de haber estado a punto de perder la razón, y la vida, en Azkaban.
Severus le mando una mirada anhelante al animago, estaba realmente excitado y avergonzado, admitir que había estado enamorado de él desde hacía años no era cosa fácil, por mucho que ya fueran hombres hechos y derechos, que habían superado dos guerras y que llevaran juntos desde antes que iniciara el siclo escolar.
- Sirius...
Una ola de placer recorrió el cuerpo del animago al escuchar al pocionista pronunciar su nombre con tanto deseo y no pudo evitar sonreír de lado, no pensaba perder más tiempo ocultando lo que sentía, iba a tener que darle explicaciones a Moony, a Tonks y a Narcisa más tarde, pero justo ahora solo se dedicaría a llenar de atenciones al hombre que amaba.
Severus estaba a punto de decirle al animago que reaccionara de una vez cuando este se incorporo y se saco la túnica y la camisa dejando al descubierto su torso cubierto de tatuajes, el abdomen de Sirius se contrajo bajo la suave caricia del pocionista, el pálido profesor de pociones no lo admitiría nunca pero podría recrearse por horas solo con ver el perfecto cuerpo de Sirius Orión Black, el simple hecho de poder tocarlo con libertad era fascinante para él, además de ser increíblemente excitante escuchar al Gryffindor jadear ansioso por sus caricias.
***
Dos leonas y una Ravenclaw sentadas junto al lago negro miraban atentamente un viejo pergamino mientras sus amigos y profesores buscaban a los maestros de runas y pociones por toda la escuela sin éxito alguno.
Pero pese a tener el mapa del merodeador en sus manos las tres chicas se estaban perdiendo de muchos detalles; como las motitas con el nombre de Ron y de Blaise que permanecían inusualmente quietas y muy juntas en un armario de escobas del tercer piso, o las de Lucius y Narcisa que llevaban más de veinte minutos en el baño de prefectos junto a Remus y Tonks.
Las chicas solo podían prestar atención a dos motitas en particular, ambas estaban tan juntas que incluso sus nombres se empalmaban, pero las jóvenes brujas no tenían la menor duda que los nombres de esas dos motitas en el embarcadero no podían ser otros que los de Sirius Black y Severus Snape, cualquiera diría que podrían haber notado más cosas, unas cuantas motitas regadas aquí y allá, algunas solitarias claramente ocultas u otras en pequeños grupos que buscaban en los rincones más insólitos, incluso se diría que podrían haber notado las pequeñas motitas de Harry, Theo y Draco que se acercaban a ellas, pero no fue así.
Luna soltó un suspiro enamorado y miro a sus amigas con toda la inocencia de alguien que acaba de conocer el amor por primera vez.
- ¿Creen que lo estén haciendo en el embarcadero? Sería tan romántico, ya saben por los reflejos del agua al atardecer, le diré a Theo que lo hagamos en el embarcadero antes de graduarnos.
Hermione no pudo evitar sonrojarse por las palabras de su amiga y Ginny se rio de buena gana mientras le pasaba un brazo sobre los hombros a la rubia.
- Tú sí que sabes lo que quieres Lunita.
- Claro, quiero hacerlo con Theo.
Un carraspeo grave tras las chicas las hizo saltar en sus lugares, al menos a dos de ellas, Harry y el par de serpientes había llegado justo a tiempo de escuchar el último comentario de Luna y el de lentes no había podido evitar sonrojarse hasta las orejas, Draco por su parte hacia todo lo posible por no reírse de su sabiondo amigo, la cara de Theo era un poema no sabía si sentirse avergonzado o emocionado por la declaración de su linda novia pero sin duda estaba inquieto.
Harry se aclaro la garganta y haciendo honor a su casa miro a las chicas a la cara intentando no sonrojarse más de lo que ya estaba.
- ¿Alguna pista de donde se metió Sirius?
- Claro, esta con el profesor Snape.- la dulce sonrisa de Luna no haría sospechar a nadie que las chicas sabían más de lo debido, así que ninguno de los chicos dudo de las palabras de la Ravenclaw, Ginny aprovecho que luna tenia la atención de los chicos cerro discretamente el mapa susurrando las icónicas palabras de los merodeadores "travesura realizada".- pero mejor déjalos solos un rato, necesitan un respiro antes de enfrentar a sus amigos y familiares.
- Lovegood tiene razón, buscare a mi padre y hablare con él, aunque estoy seguro que no le molesta realmente la relación de mi tío y mi padrino.
- Yo voy contigo.- la despeinada leona se acerco al Draco y lo tomo de la mano mientras sonreía tímidamente.- no termino de explicarme lo de la poción para el cabello.
Los seis jóvenes volvieron al interior del castillo entre risas por el comentario de la leona, no tenían la menor duda de que los padres del rubio y los amigos de Sirius solo querían lo mejor para el par de amantes extraviados, y ellos se encargarían de dejarles en claro que lo mejor para esos dos era estar juntos.
- Saben, yo estoy más preocupado por la reacción del resto del colegio.
- Vamos Potter, acaso te preocupa lo que un montón de personas piense.
- No, lo que me preocupa es que ahora que todos lo saben no pararan de acosarnos con preguntas a todas horas.
Los jóvenes Slytherin y las chicas se quedaron helados con la declaración del miope héroe de guerra, evidentemente ninguno de ellos había pensado en ese pequeño detalle.
***
Mientras tanto en el baño de prefectos cuatro magos adultos hechos y derechos, sobrevivientes de la guerra y de la opinión pública (léase entre líneas "Rita Skeeter me la pela"), están teniendo lo que parecía ser la discusión más madura de la historia... de Hogwarts... entre un par de Slytherin, un Gryffindor y una Hufflepuff.
- ¡Te digo que fue en la torre de astronomía!
- ¡No! ¡Estoy segura que fue en el bosque prohibido!
- ¡Déjense de tonterías las dos! ¡Tiene que haber sido en el despacho de Black!
- ¡Pues yo escuche que fue en el aula de pociones!
Tres estupefactos pares de ojos se posaron en el licántropo ante aquella revelación, llevaban un buen rato discutiendo sobre sus evasivos amigos y su insólita relación, porque por mucho que todos ellos hayan visto la tensión sexual entre esos dos, ninguno se esperaba realmente que hicieran algo al respecto, menos se esperaban que escalaran tan rápido para convertirse en pareja.
- Mis alumnos tienden a olvidar que soy un hombre lobo, por muy bajo que hablen yo puedo escucharlos.
La dulce y condescendiente sonrisa del licántropo les trajo a los tres magos presentes los recuerdos de todas aquellas ocasiones en que murmuraron un secreto a sus amigos en su presencia y no pudieron evitar mandarle miradas suspicaces.
- Remy cariño, recuerda lo que dijo tío Ben...- el ex merodeador miro confundido a su esposa, ninguno de los dos tenía un tío llamado Ben- "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad."
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