Capítulo 9.-Amor y Capital, tomo primero.
Aquel día los muchachos salían temprano por acabar el tema sin retraso alguno y por ser viernes. Eugeo leía El Capital, de Karl Marx. Era un movimiento arriesgado, puesto que el muchacho era más o menos hábil con cálculo.
Pero bueno, que el muchacho daba todo lo posible por entender aquel libro que era como una segunda Biblia para los marxistas. La primera sería, como no, El manifiesto comunista, que el muchacho se había leído tres veces ya.
Sinon y Kirito ya iban para el cine, platicaban y reían ligeramente. No sabían muy bien qué película verían, pero viendo la cartelera en su celular, las cosas no iban tan mal.
-Esos dos...ya parecen novios, no han de tardar mucho para que lo sean. –Sonrió Eugeo. Yuuki llegó y lo tomó de la mano.
-¿Celoso? –Se burló ella.
-Si Sinon lo saca de la casa, yo estoy más que feliz. –Eugeo abrazó a Yuuki por la cintura, besándola. -¿Qué dices si vamos nosotros dos solos ahora que él no estará?
Ella se soltó a reír. –No, todavía no. Si piensas únicamente en sexo, entonces no es amor, es un simple querer.
El muchacho se quedó pensativo, mirando hacia la nada. "Querer" "Amar" era algo que él ya debía diferenciar sin ningún problema. Claro que amaba a Yuuki, a Alice ni siquiera la quería. La cuestión radicaba en la propia Alice.
Notándolo así, Yuuki movió su mano frente su rostro para despertarlo.
-¿Te sientes bien? –Le preguntó.
-Sí. Pensaba en donde ir ahora que salimos temprano.
-Tenemos una hora, hay que aprovecharla bien. –Sonrió Yuuki.
La parejita se fue tomada de la mano para el estacionamiento que quedaba en frente de la Facultad. Alice los veía desde las jardineras, notoriamente celosa y molesta.
Simplemente, chasqueó la lengua y prendió un cigarro para fumarlo. Se podía ver su tatuaje de rosa, ya que ese día tenía un pantalón hippie que lo dejaba al descubierto.
Se lo había hecho en segundo semestre por sabrá Dios que razones. Prácticamente, un día se levantó con ganas de hacerse un tatuaje, pensó que sería lindo y tah dah, ya lo tenía en cosa del atardecer.
Para su buena fortuna, no se arrepentía de haberse hecho el tatuaje, le parecía muy bueno y lindo. No tenía un significado oculto, como suele presumirse en la mayoría de los casos.
Pensando en que haría para el sábado con Eugeo, Alice soltó una risita. Fumar le estimulaba las ideas, así que el día aún era largo y faltaba mucho para acabarse.
Ella seguía preguntándose de las veces que Eugeo le recriminaba acerca de sus sentimientos por él, ¿en verdad lo amaba? Lo pensaba con el humo del cigarro saliendo y entrando a sus pulmones.
No podía ser un simple querer, por el tiempo que ese sentimiento había durado. Por lo regular, un querer desaparece en una semana, o quizá en dos. El amor no desaparece en años.
¿Cómo podía saberlo? ¿El amor puede durar años? ¿O igual puede acabar?
-Si el amor acaba a pesar de durar años...¿entonces es un simple querer que, simplemente, confundimos? –Pensó ella. El cigarro ya se le había acabado, por lo que tiró la colilla, sin más.
Por lo que concernía a la mayéutica y al marxista, ambos ya salían de CU, caminaban juntos sin saber bien cuál era la dirección que debían tomar.
Quizá podían extenderse dos horas para la cita que querían tener, el problema era a donde ir. No podían ir a cualquier restaurante...ya que Eugeo no tenía dinero, como era costumbre. Menos a un bar, ya que a Yuuki le molestaba que Eugeo bebiera tras lo ocurrido en la dionisiaca...para bien o para mal, ella no sabía el resto de la historia.
En fin, pasear por el centro o por alguna plaza comercial se encontraba en los planes de ambos. El detalle era que no sabían a cuál ir o para qué.
Como habían salido antes, a ninguno de los dos les entraba hambre, así que esperar era la única opción. ¿En dónde? Ahí el detalle.
-Aún podemos ir a mi casa, Kirito me acaba de mandar mensaje en que no lo esté jodiendo por dos horas ya que eso va a durar su película.
-Bien, vayamos, ¡pero sabes cuál es la condición! –Yuuki puso una expresión constante de sospecha.
-Tch, no tenemos mucho que hacer a menos que quieras ver toda mi colección de libros sobre marxismo.
-Oye, no tengo problema en que seas comunista o lo que seas...pero no me gusta hablar de eso, me aburre.
Eugeo se acomodó los lentes. –Bien, bien. Podemos adelantar la tarea y luego irnos a comer mariscos. Por aquí venden unos que son deliciosos.
-Si son los que pienso que son...claro que me gustaría ir. –Sonrió ella.
En el camino no platicaban de mucho, debido a que Eugeo no se quitaba de la mente sus malaventuras con Alice. Sujetar la mano de Yuuki y tenerla a su lado lo martirizaba, pero el secreto tenía que ser bien guardado.
Llegando a la casa del chico, Yuuki la miró con cierto asombro. No era un maldito desastre como se pensaría lo era, quedaba bastante recogido y limpio. Era muy obvio que ambos jóvenes preferían tener todo en orden.
Los dos fueron al cuarto del muchacho. Yuuki, mal pensando, se quedó parada en el umbral de la puerta, con un gesto de inconformidad.
-¿En que habíamos quedado?
El muchacho se soltó a reír. –Es una casualidad que mi cama y mi escritorio se encuentren en el mismo lugar.
-Hum...te tengo vigilado. –Yuuki pasó, observando que el escritorio del muchacho era bastante grande, así que ambos podían trabajar en él sin ningún problema.
No tenían que hacer mucho, en realidad. No se la complicaban para nada. En más de una ocasión, Eugeo se quedaba pensando sobre esa pregunta que lo atormentaba, sintiendo que le estrujaban el corazón cada que veía a Yuuki frente a sí.
Buscando un libro que les ayudaría con la tarea, Eugeo se levantó por él al cuarto de Kirito. Lo tomarían prestado...sin que se pudiera dar cuenta.
Caminando por los pasillos, Eugeo cantaba a mediana voz:
-Aunque me tiren el puente y también la pasarela, me verás pasar el Ebro en un barquito de vela, me verás pasar el Ebro en un barquito de vela ¡No pasarán! ¡No pasarán!
Llegando a la habitación, Yuuki lo miró con una ligera sonrisita. Ella no sabía que su novio era de soltarse a cantar a pesar de conocerlo desde hacía cuatro años.
-¿Qué cantas? –Preguntó Yuuki.
-Canciones de la Guerra civil española. Mi abuelo me las cantaba cuando yo era niño, así que me las sé de memoria.
-¿Tu abuelo participo en batallas?
-No. Pero mi bisabuelo sí. Combatió en la Defensa de Madrid, el Jarama, Guadalajara...y murió en la batalla del Ebro, por eso a mi abuelo le gustaba tanto esa canción.
-Menos mal ya aprendiste que ir a la guerra no es bueno. La mejor arma es un libro, ¿no crees?
-Eh...sí. –En realidad, Eugeo tenía en mente la loca idea de ir a algún país del África para participar en la guerrilla.
Lo importante es que nadie debía conocer ese pequeño detalle...que no era tan pequeño. Pero bueno, ambos siguieron con sus estudios, terminando bastante antes de lo previsto.
-Bueno...ya que terminamos. –Eugeo sonrió de forma perversa, colocando su mano en la cintura de Yuuki, quien torció los ojos un poco de la decepción.
A ciencia cierta, el trato con Alice lo había dejado con la experiencia del sexo, por lo que deseaba hacer lo mismo pero con alguien que seguramente lo haría sentir.
Pegando el cuerpo contra el de su contraria, Eugeo se acercó para darle un beso en la mejilla, que después terminó cerquita del labio, pasando al cuello.
Yuuki sonrió de forma divertida, más por las cosquillas que tenía en el cuello que por la gracia patética que le tenía a su novio. Ya que sí, esos intentos medianamente desesperados de dar el paso final se le hacían patéticos.
Ella fue la que ahora sonrió perversamente, tomando a Eugeo por detrás de la cabeza, tomándolo de una de sus mejillas. Quería entretenerse un pequeño rato.
Ambos se besaron con bastante pasión, Yuuki no podía evitar sonreír, incluso suprimía una risa en la mayor medida de lo posible. Cuando el muchacho la cargo para llevarla a la cama, cayendo sobre ella, se notaba que la cosa iba en serio por parte del muchacho. Eso le provocó una risa.
-¿Te ríes de nervios? –Preguntó el muchacho, con cierta excitación en su voz.
-No. Es por otra cosa. –Cuando Eugeo comenzó a quitarse el cinturón, ahí fue el momento en que Yuuki decidió atacar, empujando al muchacho para que se cayera de la cama. –Era por eso. –Yuuki se soltó a carcajear.
-¿Eh?
-Vamos, te estas dejando llevar por lo dionisiaco. Como tú debes saber mejor que nadie, yo soy apolínea, y tus acciones no fueron muy racionales que digamos.
-¡¿Eh?!
El muchacho se levantó del suelo, dolido. Se podía notar que tenía una erección, por lo que Yuuki se rió una vez más, avergonzando al muchacho.
-No tienes protección, no sabemos si Kirito pueda llegar mientras lo hacemos, no estoy lista y tú estás igual de caliente que el pavimento a medio día, ¡así que olvídate!
-Vamos, no seas tan racional en esta situación, ¿no puedes hacer una pequeña excepción? Llevamos varios años siendo novios y nunca hemos tenido alguna cosita así.
-Hum...déjame pensar, te aguantas. ¿No te acuerdas de que te dije acerca de amar y querer? Voy a pensar que ya me dejaste de amar.
-Sigh. Está bien, tú ganas, ¿quieres ir por los mariscos?
-Me parece perfecto. –Rió ella, sentándose en la cama para poder acomodarse el cabello.
Pasado un rato, Eugeo comenzó a tener dolor en la parte más baja del abdomen y también en la entrepierna. No es necesario decir el por qué.
Eso lo incomodaba bastante, por lo que se había molestado un poco con Yuuki al provocarle esa mala jugada. Paralelamente, ese era el efecto que ella buscaba para que el muchacho tuviera una buena lección.
Malamente para Yuuki, Eugeo no le planeaba decir que tenía ese problema. Si se llegaba a enterar de eso, lo más seguro es que la chica se burlaría hasta el cansancio.
El lugar a donde irían a comer no quedaba muy lejos, cosa de cinco minutos o incluso un poco menos de eso. Pidieron uno de los balcones para poder apreciar la ciudad desde el tercer piso del edificio.
Hacía un cierto calor, Eugeo se pidió una cerveza para medio desquitarse con Yuuki por el dolor que lo estaba haciendo pasar. Como era de esperarse, ella se molestó.
-¿Por qué eres tan irracional, Eugeo? Sabes que no te cae bien el alcohol, ¿y sigues bebiendo? Conócete a ti mismo, conoce tus limitaciones.
-Es sólo una cerveza, así que no me desmayaré. Bueno, y ahora que lo pienso, ¿tú porque eres tan racional y cuadrada como Kirito?
-Ser racional es querer ser racional. Oye, tampoco soy como Kirito, quizá al final si quiero ponerme un poco cariñosa...te he notado un poco distante.
El corazón se le cayó al suelo a Eugeo al escuchar eso, ¿empezaba a ser obvia su infidelidad forzada?
Suerte del muchacho que llegó el mesero con las bebidas: una cerveza y una limonada. Por lo que pudo suspirar pesadamente sin que Yuuki se diera cuenta.
-Cariñosa, ¿eh? –Preguntó Eugeo al irse el mesero. –Pues sí que tienes razón, podemos amarnos sin hacer "eso". Seguramente cuando regresemos Kirito aún no haya llegado, por lo que tendremos tiempo de sobra.
-No gracias. No quiero besarte y que la boca te apeste a empanada de camarón. –Yuuki rio, Eugeo sonrió ampliamente por la gracia que le provocaba la observación.
-Hay un tarro lleno de mentas allá abajo, ¿eso sería suficiente para la señorita?
-Quizá, ¿pero qué hay del señorito? Ya sabes que me da sueño después de la comida de la tarde.
-Puedo leerte algo sobre Hegel para que te de sueño, luego puedes dormirte en mi hombro. –Eugeo tomó a Yuuki de las manos, dándole un beso en la izquierda.
Al odiar un poquito a Hegel por ser marxista, Eugeo tenía Fenomenología del espíritu que la usaba para leer algo que le diera sueño, así que ¿Por qué no funcionaría con Yuuki?
-Olvídate de Hegel y será algo perfecto.
Eugeo se levantó un poco de su silla para alcanzar los labios de Yuuki, dándole un beso rápido. –Te amo...
-Esto es amar. Lo de hace rato era querer, nada más, ¿ahora puedes notar la diferencia?
-Eso espero.
Tras la comida, y una vez más en casa del muchacho, ambos se sentaron en el sofá de la casa, donde se encontraban tomados de la mano. Yuuki se recargaba en el hombro de Eugeo, éste en la cabeza de ella.
Reinó un silencio de algunos segundos, hasta que Yuuki levantó su cabeza del hombro del muchacho, causando que ambos se vieran por algunos segundos.
-Te amo. –Dijo ella, dándole un beso a Eugeo.
Pasaron unos segundos en los cuales siguió el beso. Yuuki sonrió, separándose del mismo para acomodarse en el sillón de tal forma que quedaba en frente de su contrario, apoyando las rodillas en el sofá.
Volvieron a besarse, Eugeo abrazaba a Yuuki de tal forma para que no se cayera y para tenerla abrazada a su cuerpo. Separándose nuevamente, se volvieron a ver a los ojos, reflejándose en los mismos.
-¿Me amas o me quieres? –Preguntó Yuuki. Eugeo soltó un leve espasmo por cosa de una risa. No respondió, dejó que los besos lo hicieran por él, cosa que dejó insatisfecha a la muchacha. –Eugeo, hablo enserio, ¿me amas o me quieres?
-Bueno, pensé que si te besaba...
-Los besos no son exclusivos del amor, también son del querer. -La chica hizo un puchero
-Aclarado eso...por supuesto que te amo. –Ahora el muchacho le atacó el cuello, provocando que Yuuki se soltara a reír.
-No. Me haces cosquillas, soy muy sensible en el cuello. –Continuó riendo ella.
-Sigh, ¿Qué le podremos hacer?
Abriéndose la puerta de la casa, entraban Kirito y Sinon, quienes vieron a los dos muchachos en tan tentativa posición. No es necesario decir que un leve rubor cubrió a los dos invasores, mientras que los invadidos se sonrojaron hasta las orejas.
-Perdón por interrumpir, camarada. –Mencionó Kirito, apenado.
-¿Qu-qué era lo que hacían? –Preguntó Sinon.
-Me-mejor dicho, ¿Qué venían a hacer ustedes dos aquí? –Cuestionó Yuuki. Sinon se completó de ruborizar.
-¡No es lo que piensas! ¡Nos quedamos con ganas de ver otra película, además Kirito venía por dinero para ir a comer algo!
-¿A ver películas? ¿No crees que ya estás muy grandecita para seguir creyéndote esa mamada? –Eugeo arqueó una ceja.
-¡Oye, oye, oye! ¡¿Te importaría dejar de tratar de hacerme quedar mal?! –Intervino Kirito al darse cuenta de que quedaría afectado.
Qué bueno, tras una pequeña discusión entre los cuatro chicos, éstos se sentaron en la sala, viéndose mutuamente para tratar de arreglar los malentendidos.
A pesar de decir que no tenían nada sexual planeado, Kirito y Sinon no les terminaron de creer por la postura tan comprometedora en la que los habían atrapado. No obstante, tras una sesión de μαιευτικη' por parte de Yuuki, los dos contrarios quedaron en contradicción, teniendo que rendirse ante su interlocutora.
Lo mismo pasó con Eugeo, a quien Yuuki le dio una reprimenda moral por sus deseos carnales más que por su amor. Al final de la reprimenda, el muchacho parecía perrito regañado, hasta que ella le guiñó el ojo, dando a entender que no se sentía de verdad molesta.
La versión de la empirista y el lacónico fue que la película había acabado, el cine a donde fueron quedaba relativamente cercano, no habían comido un carajo y pasarían por dinero bien para hacer la comida en la casa de los muchachos o bien para comprar algo afuera.
Tras eso, una película podría ser vista por ambos, una que no fuera de acción, guerra o apocalíptica. Eso no era muy romántico que digamos.
Conociendo a Kirito, seguramente no planeaba nada sexual. Y Sinon...a no ser que hubiera consumido vino, todo perfecto.
-Ahora que ya se arregló todo, ¿podemos comer algo? –Cuestionó Kirito. Sinon trataba de disimular que le gruñía el estómago al causarle vergüenza.
-Y yo, ¿puedo irme a mi casita? –Continuó Yuuki, quien tomó del mentón a Eugeo.
-La señorita no puede irse, a menos que yo la acompañe. –Mencionó Eugeo, tomando la mano de su contraria.
-Bueno muchachos, nos vemos después. –Yuuki se despidió de Sinon y de Kirito, saliendo por la puerta, acompañada de Eugeo.
La parada del transporte público quedaba a una cuadra, por lo que casi se iban a despedir de inmediato. Ya había atardecido, se podían ver los naranjas, amarillos claros e incluso unos violetas en el cielo.
Los dos se abrazaron, Eugeo cerró los ojos con fuerza, disfrutando del momento. Lo más obvio es que para el día de mañana durante las primeras horas del día, estaría teniendo sexo con Alice por capricho de ella.
-Cuídate mucho. –Rogó Eugeo, dándole un beso en los labios a Yuuki. –Te amo.
-Yo también Eugeo. Deberías ser más casto en tu amor, el sexo puede ser importarte en una relación, pero no lo es todo. –Despidiéndose con la mano, Yuuki subió al transporte, dejando atrás a Eugeo.
-¿"El sexo no lo es todo..."? Eureka... ¡Eureka! –Corriendo a la casa, Eugeo no podía contener una risa. Un nuevo argumento podría ayudarlo a quitarse de encima a Alice.
Kirito cocinaba al tiempo en que Sinon esperaba en la cocina leyendo un libro. Lo único que separaba ambas partes de la casa era la barra.
Ella se sentía ligeramente incomoda por estar a solas con el muchacho por el cual no tenía ni la más remota idea de que era lo que sentía. Seguía en pie lo del trato, pero faltaba valor para comentarlo.
-¿Qué es lo que cocinas? –Preguntó.
-Espinacas con tomate, patatas y pan, ¿te gusta cómo suena?
-No.-Rió Sinon. –Pero no puede ser terrible. ¿Por qué dejaste de comer carne? ¿Viste algún video de los rastros?
-Una dieta vegana es más sana, te evita muchas enfermedades relacionadas con el consumo de carne. Tomo proteínas en polvo para que mi masa muscular no se vea afectada por ello. Además tampoco consumo habas ni frijoles.
-Esas sí prefiero no preguntar por qué no las consumes. Algo me dice que eso te lo dijo el Lógos, ¿no es verdad?
-En cierta parte. Fue el Lógos pero también mi sentido común, algo que todos tenemos, por más poco que sea.
-Ahora hablas más de cuando nos conocimos. Eso es un avance, Kirito. De igual forma...sigues hablando poco.
-Mi creencia de que las palabras que digo deben ser igual o más hermosas que el viento se mantiene. "Si no sabes cómo decir algo, mejor no lo digas ya que será una molestia".
-Bu. Lo curioso es que eres más o menos bueno platicando.
Regresando Eugeo, abrió la puerta con bastante prisa, mirando a Sinon únicamente.
-¡Tengo que hablar contigo, ya! –Sentenció él, tomando de la mano a Sinon para sacarla de la casa.
Kirito se quedó cocinando, ya casi estaba listo y no quería que se le enfriara la comida a Sinon.
-Carajo...espero que no tarden mucho. –Dijo, al aire. -¿Para qué necesita hablar con tanta urgencia con Sinon? –Pensó él.
No eran precisamente celos...pero una leve molestia incomoda le atormentaba el pecho.
Con los dos muchachos a un paso de la puerta, fue que Eugeo le soltó la mano a su acompañante.
-Mañana tengo que ir a desayunar con Alice, puede que sea la última vez. Imagino que ella te ha dicho que me ama ¿no es verdad?
-Me duele que le mientas así a Yuuki. No le dicho nada porque la propia Alice me lo pidió. Sigh, pero sí, Eugeo, le gustas.
-¡Exacto, señorita Sinon! ¡"Gustar" y "amar" no son sinónimos, y eso lo vimos en la clase de Sócrates durante primer semestre, ¿te acuerdas?!
-¿A qué quieres llegar?
-Seguramente me vas a creer pura madre, pero Alice te mintió, ella se aprovechó que no estaba consiente de mis acciones, no se quitó el antifaz que tenía mientras lo hacíamos, ¡lo hizo para no delatarse y yo la confundí con Yuuki!
-Sí. Aun me acuerdo de que tenían el mismo antifaz.
-¡Esa es prueba suficiente de que no te miento! El punto es que si le aclaró eso que Alice siente por mí, me pueda dejar tranquilo.
-Hum...quiero creerte, Eugeo. Pero pensar en Yuuki me lo impide. Si es que tu plan funciona...le pediré explicaciones a Alice, ¡pero sólo si funciona!
En la lógica de Sinon, si el plan de Eugeo "no funcionaba" era porque no había hecho nada y aquello era una falacia para tratar de quedar bien. Si funcionaba, es porque en las manos de Alice recaía todo.
-Sé a lo que te refieres cuando dices "desayunar con Alice"...¿Cómo es que la convences?
-Sinon, piénsalo, ¿no sería ella igual de inmoral que yo por aceptar desayunar conmigo? ¡Me tiene atado de manos y pies, yo amo a Yuuki y solo a Yuuki! A ella ni siquiera la quiero.
-Ok...platicaremos esto con un café en cuanto acabe de comer, no puedo procesar información así con el estómago vacío.
Los dos regresaron a la casa, en donde Kirito terminaba de poner la mesa. Al verlos pasar, sonrió de forma torpe y babosa.
El plan de Eugeo era más o menos perfecto...salvo por un detalle que no podía controlar, que era un gran cabo suelto, uno que podía provocar que todo el barco se hundiera.
Y eso mismo era...que bien Alice podía hacerse de los oídos sordos ante las explicaciones del muchacho, que era más o menos lo que ya venía haciendo con anterioridad.
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Ay que boneto :3 la relación de estos dos es muy tierna...lástima que Eugeo se es infiel a Yuuki :V pero ya tendrá que solucionarse eso xd
Pues bien, ya para la próxima semana se vendrá algo grande, ya verán a que me refiero 😂😂
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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