Capítulo 8.-Los opuestos.
Eugeo y Alice se encontraban en la cama de la segunda, haciendo el amor de forma pasional...al menos del lado de Alice.
Eugeo se cubría los ojos con el brazo, ella se había acaballado sobre el muchacho, enterrándole las uñas en el pecho por las sensaciones que recorrían su cuerpo.
Ella terminaba, recostándose sobre el muchacho para luego besarlo. Su contrario tuvo que responder a la fuerza, no sintiendo nada al hacerlo.
-¿Quieres quedarte a comer o así está bien? –Preguntó Alice, acostándose a un lado del muchacho.
-No, gracias. –Eugeo se sentó en la cama, poniéndose los pantalones al tiempo en que se arreglaba un poco el cabello y se ponía los lentes.
-Empiezo a considerar que debo ponerme más ruda en cuanto a lo del trato. No haces que sea divertido, no como la primera vez. –Ella hizo un puchero.
-¿Encuentras prudente que me divierta siéndole infiel a mi novia? Tuviste suerte esa noche que te confundí con ella
-Vaya, pero sí tu eres el rudo. Vamos Eugeo, deberías disfrutar del placer, no hay sensación mejor a esa.
-Pero no siempre se logra por medio del sexo, ¿no te acuerdas que me lo dijiste? Sigh, cómo sea, ya me voy.
-¡Espera! –Alice se levantó de la cama, tomando de la mano a Eugeo para voltearlo y darle un beso en los labios que duró algunos segundos. –Ahora ya puedes irte. –Sonrió.
-Tch...
Se acercaba la época de exámenes, siendo muy irónico ya que Kirito se encontraba acostado en el camino de piedra que llevaba a uno de los auditorios del Instituto de Investigaciones Filosóficas.
Era una pequeña rampa que tenía una elevación de seguridad en los últimos cincuenta centímetros de la rampa, por lo que uno se podía sentar o acostar, como lo hacía Kirito.
Alice estudiaba de manera desesperada en el salón a pesar de que aún faltaban varias horas para el examen. Ese día, los chicos tenían seis horas de clase, el examen sería a la cuarta.
Pero no importaba, ella se dedicaba al estudio en ese preciso instante, no teniendo en cuenta nada más.
Casi todos los alumnos se encontraban en el cuatro veinte dándose unos "tanques". Eugeo y Yuuki se encontraban con ellos, pero no fumaban, ni siquiera tabaco.
Eran once alumnos en el grupo, y la mitad de ellos estaban mariguanos. Vaya que eso era desalentador, pero para ellos, algo muy gracioso.
Sinon llegaba por el camino que llevaba hacía la Facultad, viendo a Kirito sentado en la jardinera. Una pequeña sonrisa se esbozó en sus labios, caminando lentamente hacía él.
Caminando más cercano a él, se daba cuenta que no tenía los ojos abiertos, sino cerrados. Se notaba que su respiración era tranquila y relajada, pareciendo más muerto que vivo.
Ella vio a sus compañeros en "el fumadero", por lo que otra pequeña sonrisa la invadió, ¿Kirito se había drogado y por eso estaba así de tranquilo? Sólo había una manera de averiguarlo.
Conteniendo una pequeña risa, Sinon alzó sus manos, llevándolas a las costillas del muchacho para hacerle cosquillas.
No se había drogado o quedado dormido, por lo que se llevó un leve susto y unas pequeñas risas dolorosas. Sinon reía de forma amplia.
Retorciéndose en donde se había acostado, Kirito cayó en la rampa, cayendo cosa de diez centímetros, por lo que no se lastimó en lo más mínimo.
-Buenos días, señor Lógos. ¿Acaso no dormiste bien? –Preguntó Sinon, entre risas.
-No. No dormí muy bien que digamos. –La voz del muchacho se notaba cansada y su semblante bastante jodido. –Por favor Sinon, no me molestes.
Ese comentario prendió una chispa en la chica...y no precisamente era algo romántico.
-No seas mamón, sólo quería...
-Tu, pero yo no. –Kirito se volvió a acostar, cerrando los ojos de forma forzada. Se notaba muy de malas.
Sinon no dijo nada y se fue prendiendo un cigarro al tiempo que caminaba hacía la entrada de la facultad. No volteaba a ver al Einai que tenía en frente. Ahora ambos se pusieron de malas.
El insomnio del muchacho lo dejó dormir nada más dos horas, así que entre el cansancio, el tedio de no poder dormir y el simple hecho de tener que ir a la Facultad en esa condición era algo que lo tenía muy irritable.
Sumado a eso, le había tocado levantarse antes para hacer el desayuno por lo que también se había peleado con Eugeo.
En fin, que estar cerca de él era casi un canto de guerra.
Acabándose el cigarro, que fue lo más rápido que pudo, la chica subió al salón de clases, empujando la puerta, con malhumor.
Alice despegó los ojos de su libreta para ver a su contraria.
-¿Te sientes bien? –Preguntó Alice, preocupada.
-Yo sí. –Se notaba la molestia en su voz. –El idiota de Kirito, no.
-Eugeo me dijo que discutió con él antes de venir a la Facultad. Parece ser que no está de muy buen humor.
-Sí, ya me di cuenta. –Sinon y Alice miraron por la ventana, el muchacho seguía durmiendo.
-Es extraño, Kirito no suele beber, pero tiene un semblante horrible. Se le nota desde aquí que parece tener resaca.
-¿Y eso es pretexto para que actúe como un idiota?
Alice se llevó la mano al tabique de la nariz. Curiosamente, dos días atrás se la pasaba hablando muy bien de Kirito por lo ocurrido tras su comida juntos.
Le molestaba un poco que su amiga fuera tan cambiante en su perspectiva por el muchacho. Casi le diría "decídete ya si lo amas o lo odias".
Eso se lo guardaría por el momento. Quizá si le decía eso, ella explotaría, teniendo que invocar a las musas para que cantaran a la cólera de la Pelida Sinon.
Llegando el profesor de Ética, la clase empezó como era costumbre. Kirito se encontraba hasta atrás, luchando por mantenerse despierto. Por lo regular, él se sentaba en las sillas de adelante.
-Hay muchos filósofos que han hablado sobre el amor, como podrían ser Sócrates, Platón, Aristóteles. Hay que tener en cuenta, y como recordarán de sus clases de Historia de primer semestre, Empédocles decía que hay dos opuestos además de los cuatro elementos, que son el amor...y el odio.
-El amor es acoplamiento, es unión. El odio disgrega, separa. –Dijo Yuuki.
-Exactamente. Y, en realidad, tenía razón en ello, habiendo una lucha entre amor y odio, siendo esto lo que forma un periodo cíclico, algo como el Yin y el Yang de los chinos.
Tanto Kirito como Sinon pusieron especial atención a esa parte de la clase, a pesar de que uno se estaba quedando dormido de a ratos.
-¿Ahí podría entrar lo de la tesis y antítesis de Hegel? –Preguntó Eugeo, casi buscando alguna forma para destruir a ese filósofo.
-En sentido retorico, sí. No olvidemos que, al final, lo que decía Empédocles era una especie de metáfora. –El profesor soltó una pequeña risa. –¿Cómo es que la ética ve estos dos sentimientos? Al amor y al odio.
-Que no debemos odiar porque eso es malo para la Psyché. –Balbuceó Yuuki, quien tenía en mente a Alice.
-¡Exacto! ¿Y qué hay del odio? ¿Se puede vivir sin odiar a nadie? A ese que siempre está de mal humor, que no quiere convivir con nadie, que se la pasa amargado, nunca se ríe y siempre nos contesta mal.
-¿Está describiendo a Kirito, profesor? -Se rió Eugeo, causando la risa de sus demás compañeros. El muchacho chasqueó la lengua, dando a entender que no le importaba.
-No, ¿Qué pasó? Si yo no soy de tirar indirectas a nadie. Hay autores que te dirían que estas éticamente obligado a crear una empatía con todos, así te caigan de la patada.
Las afirmaciones eran interesantes a nivel general. A nivel ya más particular, era la situación con la que se identificaban Eugeo, Alice, Sinon y Kirito. El duelo entre el amor de Alice y el odio de Eugeo era algo que sucedía en sus momentos más íntimos.
En cuanto a la empirista y al lacónico, era un poco más de lo mismo. Su relación amor-odio funcionaba de esa manera: estando simpatizados para luego odiarse...más por parte de Sinon. Kirito se mantenía entre la simpatía y un punto neutro.
La clase terminaba, era cuestión de esperar a que el próximo profesor llegara. Eugeo y Yuuki se fueron a sentar en las jardineras para ponerse un poco melosos.
Alice y Sinon se fueron a fumar en las bancas donde se ubicaba el busto del filósofo que le daba nombre a la Facultad, siendo el extremo opuesto de donde quedaba "el fumadero".
Mientras tanto, Kirito...se acostó en el escritorio, dormitando.
-Lástima que con nosotros nunca se podrá crear un periodo cíclico. –Yuuki sonrió, abrazando a Eugeo para darle un beso en los labios.
-Si de nosotros dependiera que por ese periodo cíclico se creara la historia...todo se iría al carajo. –Eugeo regresó otro beso.
-Eugeo. –Dijo Yuuki con ternura. Quizá él le sería infiel una o dos veces por semana, pero el amor entre ellos era algo puro, algo que no causaría nunca un periodo cíclico.
Los sentimientos de ambos no eran tan cambiantes a diferencia del de sus dos amigos.
Una de ellas seguía fumando lentamente, recargando su codo en su rodilla, mirando al horizonte, de forma pensativa. Daba la impresión de que se había desconectado de la realidad, que se hallaba en otro mundo muy lejano.
Alice sonrió al verla así.
-¿Te afectó la nube de humo que se olía en la mañana?
-Cómo odio que se vengan de otras facultades a drogarse. De por sí los de Filosofía tenemos pésima fama con eso, pues con mayor razón la tenemos.
-Sigh, lamentablemente. –Alice se acalló, esperando algún indicio de plática. Pero nada, Sinon seguía viendo al horizonte. -¿En qué tanto piensas?
-En la clase.
-¿No piensas en alguna otra cosa? –Cuestionó Alice, sonriendo.
-Quizá...pero es algo que no entiendo ni por mí misma.
-Ya se más o menos en que piensas. O en quien, mejor dicho. ¿Irás al cine con él o ya lo odiaste otra vez?
-Convivir con él es...complicado, ¿Por qué es así? da la impresión de que quiere que nadie hable con él, ¿no recuerdas lo que dijo Eugeo cuando el profesor nos describió a una persona odiosa?
-Es algo parecido, sí. Pero él te sonríe, me he dado cuenta que sólo sonríe cuando está contigo.
Una parte del corazón de Sinon se sintió alegre, privilegiada de ser la única razón por la cual Kirito sonreía en el día a día. Y sí, Alice no se equivocaba en eso, él nada más sonreía cuando Sinon se encontraba cerca o cuando platicaban directamente.
Otra parte, su rostro, por ejemplo; no se vio afectada en lo más mínimo ante esa afirmación. Mantenía la ήσυχία (ísychía, tranquilidad), para no levantar sospechas.
-¿Y eso debería importarme? Ya me dijo que no le gusto, y él tampoco me gusta a mí.
-¿Estas segura de ello, Sinon? –Preguntó Alice con un tono retador. Yuuki era el δαίμων (Daímon), de Kirito. Alice sería el de Sinon.
-¡Claro que sí! Él no me puede gustar. Además el amor es algo que no tiene sentido, es darnos más responsabilidades a lo puro idiota. Si apenas soporto lo que me sucede, ¿ahora tener que preocuparme por otro? Tch, eso me suena muy idiota.
-Hum...podrías hacer un trato con Kirito. –Como δαίμων de Sinon, claro que Alice haría las cosas a su manera, como no podía ser de otra.
-¿Trato? ¿De qué hablas?
-Un trato amoroso, donde no estén atados ni nada por el estilo. Tú, empirista, dices que generas conocimiento por medio de la experiencia, ¿Por qué no juegas a los novios con Kirito? Sí te gusta, entonces sí estás enamorada de él, y si no, pues podrás echarme en cara que tenías razón.
-Esa es la idea más tonta que he escuchado en mi vida, Alice. Repásalo, ¿va a aceptar el trato? Nos la pasamos en periodos cíclicos donde nos llevamos bien, luego mal.
-¿Qué tienes que perder? Nada. O...¿no será que tienes miedo al rechazo? –Alice sonrió perversamente.
-¡¿Qué?! –Exclamó Sinon. -¡Ni que me preocupara porque me respondería!
-Siendo así...¿Por qué no lo haces?
-Tch. No quiero, y ya.
-Hmn...
Era una técnica arriesgada, pero Sinon se la pensó durante toda la tarde mientras leía en su cama. El examen no había sido muy difícil, incluso Alice se sintió decepcionada ya que había estudiado mucho para algo que no le requirió mucho esfuerzo de memoria.
Había sido práctico, de pensamiento. Eso era algo que los cinco chicos tenían muy arraigado en cada uno.
Regresando con Sinon, ella veía el suéter que el muchacho le había prestado. No se lo había devuelto por el coraje que le hizo pasar esa mañana, donde no quiso saber de él hasta que Alice le hizo aquella propuesta tan extraña.
Tomó la sudadera entre sus manos, pensando en que ella era la única que hacía sonreír a Kirito.
-Quizá estuve mal...no debí irme, debí quedarme para que le alegra el día y sonriera... -Pensó ella.
Oliendo la sudadera, el olor tan característico de la misma había desaparecido tras esos dos días. Por esa misma razón, la aventó a su silla, molesta.
Recostándose nuevamente en la cama, Sinon se quedó pensativa. ¿Qué quería con Kirito? Si era experimentar, obtener experiencia o proponerle el trato para saber qué era lo que sentía por él. Todas las opciones quedaban abiertas, y ninguna de ellas sonaba tan mal, menos la última.
-El amor es un sentimiento tan estúpido. Nos hace estúpidos ya que nos vamos contra nuestras experiencias del pasado.
Kirito, quien hacía la tarea tras recoger la cocina, ya que ese día le tocaba, se sentía no muy cansado, pero sí estresado. No dejaba de moverse, tenía tics en las manos o en los pies, pero tenía que estar moviéndose.
-¿Por qué me siento tan intranquilo?...algo está afectando mi Psyché, ¿pero qué?
Su otro δαίμων (más puramente, su conciencia), lo martirizaba. Algo había hecho mal, sólo faltaba el castigo de Nuestro justiciero Padre Zeus para que se diera cuenta de que, efectivamente, algo hizo mal.
No tenía el cerebro completamente dedicado a lo que hacía, por lo que no se concentraba. Tampoco se concentraba en pensar que carajos le afectaba la conciencia, así que las cosas iban mal.
Un leve frío comenzó a aparecer en la casa. Eugeo había dejado la ventana abierta por que se encontraba fumando tras él ya haber terminado la tarea.
Levantándose de su escritorio, Kirito buscó algo para taparse, se dio cuenta que su sudadera no estaba en el cuarto. Pasados unos segundos de seguir buscando, finalmente recordó.
-Pendejo, se la prestaste a Sinon. –Susurró él al tiempo en que se llevaba las manos a la cabeza. –Con razón no la encontraba.
Sentándose una vez más en su escritorio, Kirito se puso a pensar, haciendo la tarea a un lado. Pensándolo bien, habría sobreactuado esa mañana tras ser molestado por Sinon.
Sí, quizá le hizo cosquillas y lo tiró a la rampa, pero tampoco era de ponerse en ese plan tan errático. No le había dolido la caída, tampoco se había ensuciado, ¿Por qué reaccionar así?
-Carajo...incluso me dio los buenos días y trató de animarme. Tch, fui muy rudo con ella cuando trató de ser amable conmigo. Es la única persona que es linda conmigo y la rechazo, vaya caso el mío.
Recordando un poco las veces donde ambos se la pasaban bien, Kirito sonrió, lentamente y de forma babosa. La sonrisa aun no le salía del todo bien.
Ya tenía la noción de que su Psyché se había desequilibrado, pero ahora lo sentía más todavía. Algo cambiaba, ¿pero qué?
-Quizá debería disculparme. –Pensaron Sinon y Kirito al mismo tiempo, pensando el uno en el otro...
Recordando que Kirito tenía el número de Yuuki, podría pedirle que le pasara el de Sinon, argumentando que él lo tenía desde la dionisiaca. El argumento era casi infalible, "No te acuerdas habérmelo pasado por la borrachera". Maravillosa jugada.
No pasados ni diez segundos de la petición de Kirito, Yuuki le pasó el número de celular de Sinon. Era curioso, ya lo tenía para mandarle mensaje, sus δαίμων (Tanto su conciencia personal como la propia Yuuki), no paraban de insistirle en que lo hiciera.
Tenía el celular en su cama, Kirito daba vueltas por el cuarto para pensar que hacer. Primero que nada, no sabía ni siquiera que iba a escribirle a la chica, ¿un saludo? ¿Una disculpa? Era complicado para él.
No obstante, y tan propio del muchacho, lo que escribió era...algo muy de esperarse.
-"Hola". –Es lo que decía el mensaje que mandaba a Sinon...sí, bastante propio de él.
Ella escuchaba música, por lo que la misma se vio interrumpida por cosa de un segundo. Pensando que era Yuuki o Alice para alguna cuestión relativamente importante, Sinon se llevó una sorpresa al percatarse que el mensaje...era de Kirito.
-No mameeeeees. –No le sorprendió en lo más mínimo que esa simple palabra fuera escrita. Lo lacónico tampoco se le quitaba en los mensajes de Chat.
La respuesta de Sinon fue una réplica del mensaje enviado por el muchacho. Revisando su celular con cierta intranquilidad, el mensaje lo dejó con más preguntas que respuestas.
Ese "Hola" podría traducirse en "No me estés jodiendo" debido a lo seco que era. Invirtiéndole un poco más de palabras, Kirito preguntó por lo del cine del sábado.
-Bueno, al menos sí quiere ir. –Suspiró Sinon al leer el mensaje.
Eran las seis de la tarde cuando empezaron. De un momento a otro, en donde ninguno de los dos se dio cuenta, dieron las ocho. La lista de reproducción de canciones ya había acabado, ¿a qué hora? Sinon no se había dado cuenta.
La conversación fue sumamente dinámica, metiendo todo tema que los filósofos discuten cuando hay una mesa redonda: política, religión, sociedad y ética. No me atrevo a decir que estuvieron de acuerdo en muchas cosas, el pensamiento de ambos es tan complejo que el tratar de explicarlo me resulta, tristemente, complicado.
-¡Camarada, te toca hacer la cena! –Farfulló Eugeo desde su habitación. Leía "Salario, precio y ganancia" de Karl Marx.
-¡Ya voy, camarada! ¡No se te olvide que ya mañana tú me darás de desayunar!
-¡Primero haz la cena y ya luego me reclamas!
Viéndose apurado por su buen roomie, a Kirito no le quedó de otra más que mandar un mensaje de audio...a pesar de que la idea no le gustaba para nada.
-Eh...Sinon, respecto a lo de hoy...quería pedirte disculpas por eso, actué muy irracional ahora que lo pienso, la luz del Lógos no me iluminó en lo absoluto. Pues eso, en verdad perdóname, no me había dado cuenta que eres la única persona con la que me gusta platicar además de Eugeo y Yuuki, así que no me gustaría que dejáramos de hacerlo. Por cierto, ¿ya decidiste que película queremos ver?
-¡Camarada, apúrate! –Interrumpió Eugeo. Kirito suspiró pesadamente.
-¡Ya voy, maldito Stalin! Bueno, nos vemos mañana, Sinon. –Se despidió el muchacho para mandar el audio y arrojar el celular a la cama.
Cuando Sinon vio el mensaje de voz, se sorprendió bastante, en especial por la duración del mismo. Pensar que Kirito había hablado de forma consecutiva un minuto entero era algo impresionante.
Escuchándolo, de buenas a primeras notó el nerviosismo de muchacho, su intento por mantenerse calmado. Luego, con la disculpa y reconociendo su error, Sinon sonrió. Luego, con la confesión acerca del parecer del muchacho en sus conversaciones...Sinon no pudo evitar ruborizarse.
-Pobre Kirito, ya se le pegó lo marxista. "Cual película queremos ver". Y luego con ese grito...
El lacónico muchacho podía ser muchas cosas, como una buena persona, por ejemplo. Tratando de replicarlo como lo hizo al iniciar la conversación, Sinon también le mandó un mensaje de voz.
-Puede que estuvieras muy de malas, pero debí quedarme para, no sé, tal vez alegrarte el día a pesar de que venías de malas...pero sí, fuiste un completo idiota. –Ella rió. –No te preocupes, te perdono. Trata de no ser tan patán la próxima vez que trate de animarte, ¿de acuerdo?...
La respuesta tardó unos cuarenta minutos en llegar por razones que Sinon ya conocía, por lo que se mantenía tranquila. Viendo, una vez más, la chamarra de Kirito, lo primero que hizo fue ponerla en su mochila para entregársela el día de mañana.
Quien también insistía e insistía en ser contestada era la linda δαίμων de Kirito, quien mantenía una conversación con él y con Eugeo. De forma paralela, Eugeo mantenía conversación con Yuuki...y con Alice.
No eran temas sobre su trato, pero como Yuuki se enterara que él mantenía conversaciones con Alice... a Eugeo le iba a ir muy mal, y aunque no hubiera cometido el error de la dionisiaca.
Kirito se notaba muy apurado para recoger la cocina, algo que Eugeo notó casi al instante. Por lo regular, el lacónico era muy, muy paciente en hacer esa labor al tener una flojera por ser lo último que hacer en el día.
-¿Por qué tanta prisa, camarada? –Preguntó Eugeo, alzando una ceja.
-No es nada. Simplemente tengo que leer un PDF en mi celular. –Contestó Kirito, apresurado. –Bueno, ¿me haces el favor de secar los trastes y de ponerlos en su lugar?
-Claro, camarada. Trabajo común, pero no anarco-colectivismo.
-¡No empieces con tus cosas!
Escapando a su cuarto, Kirito se aventó de un clavado a su cama, tomando el celular entre sus dedos.
Observando el mensaje de voz de Sinon, Kirito sonrió abiertamente, emocionado. Seguía siendo una sonrisa babosa, pero no dejaba de ser una sonrisa.
La voz de Sinon lo tranquilizó, sintiéndose en un pedestal reservado para los más grandes dioses del Olimpo al escuchar que ella le quería alegrar el día.
-Mierda...mi día pudo ser mucho mejor. Tch, ni modo.
Siguiendo mensajeando por un buen rato, Eugeo se levantó por agua a eso de las casi doce de la noche y notó que Kirito seguía en su celular, sonriendo y tecleando con los dedos.
-No está leyendo...¿pero hablará con ella? Seguramente Yuuki lo sabrá. –El marxista se fue sonriendo a su habitación.
Teniendo Sinon bastante sueño por la hora que era, y aunado que ella tendría que ir a sus clases de Santo Thomas a las ocho de la mañana, prefirió retirarse.
-"Me alegra que se haya aclarado todo. Nos vemos mañana, Kirito. Buenas noches". –Se despidió ella.
-"Descansa, Sinon." –Fue la respuesta de él.
Dejando su celular en su mesa de noche, Sinon se acostó en su cama, acomodándose en la misma, pensando muy detenidamente.
¿El día pudo ser mejor? Sí, bastante. ¿Se la pasó bien al final de todo? También, pero seguía ese coraje de la mañana.
En fin, Sinon, como buena empirista, pensó lo hecho durante el día para mejorar a la mañana siguiente. La experiencia le decía algo, y se lo decía bien en claro, su relación con el muchacho sería compleja y complicada...pero podría ser una relación, al final de cuentas.
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Grito de perra loca*
La waifu regresó AHHHHHHHHH
No hay palabras que puedan describir mi felicidad :'D
Me dolió pero es verdad :'v
Feliz años nuevo, camaradas :D
Ya mero se viene lo chido, así que tengan paciencia para dentro de dos semanas. Esta Que viene será dedicada al Yuukieugeo.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes
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