Capítulo 4.-Lo apolíneo.
Ya era sábado, Sinon se despertaba suave y tranquilamente...hasta que recordó lo ocurrido la noche anterior.
-¡Ay no! –Exclamó ella, levantándose de la cama, muy alarmada.
Tenía la ropa puesta, lo que la tranquilizó un poco. No había nadie a su lado, cosa que la tranquilizó más. Revisando la habitación donde se encontraba, vio una nota en la mesa de noche a un lado de su cama, en donde, igualmente, se encontraba su celular con algunos mensajes de Alice y de Yuuki.
La nota era de Kirito, en la misma aclaraba lo ocurrido la noche anterior, que él se había dormido aparte y que no había pasado nada fuera de lugar o de lo que se pudieran arrepentir después.
Un pesado suspiro escapó de la boca de Sinon. Nada fuera de lugar había pasado en la dionisiaca...¿o sí?
Recordando que intentó besar a Kirito mientras bailaban, un fuerte sonrojo apareció en las mejillas de la muchacha. La experiencia sensible hubiera sido muy buena...de no haber intentado eso y de no haber dicho que no sentía amor.
-¿V-va a pensar que me gusta? ¡No, no, no! ¡¿Por qué se me ocurrió decirle eso?! –Sinon se echó la almohada a la cara y comenzó a patalear en la cama...el tiro le salió por la culata.
Otro quien despertaba casi prefiriendo no hacerlo, era Eugeo, quien sufría de una resaca tal que prefería morirse. La poca luz que atravesaba la cortina del cuarto le molestaba muchísimo.
La cabeza le dolía bastante, sentía el cuerpo muy adolorido, pero muy adolorido. Eso no importó, ya que la sangre se le heló al muchacho al sentir que algo se movía a su lado.
Viendo a su derecha, una espalda desnuda de mujer de cabellera clara se mostraba. Eugeo se cayó de la cama, dándose cuenta que también estaba desnudo.
Se llevó las manos a la cabeza, de forma preocupada. -¡No, no, no, no, no, no, no, no! –Con cada "no" lágrimas bajaban de las mejillas del muchacho. Le había sido infiel a Yuuki.
Volteándose quídam para su lado, era Alice, quien despertaba con una sonrisa en los labios.
-Buenos días, amor. –Saludó ella, sentándose en la cama, tapándose con la colcha.
-¡Ya valió madres! ¡¿Qué maldita sea pasó?! –Cuestionó Eugeo, buscando sus pantalones para cubrirse.
-Hicimos el amor, ¿no te das cuenta?
-¡¿Cómo?! ¡¿Cómo?! ¡Tú sabías que estaba borracho, que caí noqueado! ¡¿Por qué te aprovechaste de mi condición?!
-Pensé que era obvio... -Alice se cubrió el rostro con la colcha. –Es porque tú me gustas, Eugeo. Me gustas desde primer semestre.
Escuchando eso, Eugeo cayó al suelo, confundido, abrumado por la confesión y por la resaca.
-Te confundí con Yuuki...ahora entiendo por qué no querías quitarte el antifaz. M-me engañaste...carajo, ¿Yuuki me perdonara? No fue mi culpa, estaba borracho, te confundí con ella, deberá creerme.
-No estaría tan seguro...digamos que le conté a Sinon lo que sucedió anoche, cambiando algunas cosas a mi favor.
Los mensajes que Sinon tenía de Alice eran sobre esa situación, la cual se describía cómo que ella había ido a cuidar de su amigo, quien la besó, pidió que hicieran el amor, siendo algo casi forzado.
En otras palabras, Alice se había resistido, teniendo que ceder al encontrarse arrinconada por su borracho compañero.
-Si yo le digo eso a Yuuki, ella no me va a creer ¿pero y a Sinon? A ella le va a creer más que a ti y a mí.
-¡¿Por qué haces esto, Alice?! –Farfulló Eugeo, enojadísimo.
-Quiero hacer un trato de amor contigo...algo simple. –Alice se levantó de la cama, poniéndose el vestido a medias. La cama tenía algunas manchas de sangre. –Si quieres que yo y Sinon no le digamos a Yuuki lo que pasó en esta cama...tendrás que convertirte en mi amante.
-¡¿Estás loca o que te pasa?! Con serle una vez infiel a Yuuki me basta, ya no quiero saber nada de ti. –Antes de irse, Eugeo fue detenido por Alice, quien lo tomaba del brazo.
-Piénsalo un poco...rechazas mi trato, y adiós a Yuuki. Aceptas lo que te propongo y todo quedará como si nada. Tú me gustas...pero el placer me gusta más, siempre con mesura. Siendo más clara, me haces el amor el día que yo te lo pida...y nada saldrá de mis labios.
-Eres una puta que quiere que la cojan, nada más. –Eugeo se llevó las manos a la cara, pensando.
-Di lo que quieras...de igual forma, eres mi lacayo en este preciso instante. –Alice abrazó a su contrario por la espalda, poniéndole las manos en el pecho. -¿Qué decides? ¿El placer o la ruina?
La decisión quedaba difícil para ese momento, pero tenía poco tiempo para decidir. No podía explicar a Sinon ya que las pruebas de sus hechos apuntaban en su contra, también ella se había puesto borracha como para saber qué era lo real de lo ficticio.
El dueño de la casa fue comprado por Alice la noche anterior, así que tampoco era una opción que le pudiera ayudar. De los labios del muchacho saldría la versión de Alice. Todo le jugaba en contra a Eugeo.
-E-está bien...¿sólo hacer el amor? ¿No podrías conformarte con besos y fajes?
-No. No es tan placentero como hacer el amor. Así que ya sabes. No será todos los días, tampoco a todas horas. El placer es algo con lo que uno debe de cuidarse.
-Te aprovechaste de mí...y lo sigues haciendo. Eres cruel, ¿pero eres justa?
Sin esperar más, Eugeo salió del cuarto sacando sus lentes de su saco para ponérselos. Caminaba notoriamente molesto, por lo que también se fue de la casa así sin más.
Alice se abrazó a sí misma, sonriendo. Terminó de ponerse el vestido, con algo de dolor en el cuerpo tras la ajetreada noche. Lo más probable es que su cuerpo comenzaría a cambiar en unas cuantas semanas.
Ella se encontró con Sinon, quien la miró toda despeinada y desmaquillada. Se evidenciaba que su noche se había salido de control. Sinon no estaba despeinada, pero sí tenía el maquillaje todo regado, cómo el Joker al ir en la patrulla.
-Alice... -Sinon abrazó a su contraria, como consolándola tras una desgracia. -¿Cómo fue que Eugeo perdió los estribos? ¿Te lastimó? ¿Te golpeó?
-Me lastimó un poco las muñecas al tomarme con fuerza para cuando me tiró en la cama. No te preocupes, estoy bien.
-¿Y qué hay de Yuuki? Tenemos que...
-No hay que decirle nada. –Alice tomó las manos de Sinon. –Por favor, Sinon. Prométeme que no le dirás nada a Yuuki, nunca le dirás nada.
-Eugeo le fue infiel, tenemos que decirle eso.
-Tranquila...no hay que decirle nada. Yo también tengo la culpa de que esto haya pasado, bebí un poco y me dejé llevar, un poco obligada, pero me dejé llevar.
-Bien...sigo creyendo que deberíamos decirle a Yuuki, pero quizá eso sea lo mejor. ¿Él ya se fue?
-Sí...y fue algo lindo. El chico que me gusta me hizo el amor. –Alice soltó una risita. –Quizá ni siquiera sabía con quien compartía cama, pero me siento feliz porque mi sueño se cumplió. –Un sonrojo apareció en las mejillas de la muchacha.
-¿Cómo te puede alegrar algo así? –Sinon se llevó las manos a la frente.
Ambas chicas se fueron de la casa de su compañero, quien le guiñó el ojo a Alice. ¿Quién pensaría que una botella de whisky sería suficiente para poner en juego una verdad? Honestamente, quizá todos lo pensaríamos.
En las pláticas posteriores del sábado y el domingo, Alice y Yuuki (cada quien por su lado), interrogaron a Sinon de que tal se la había pasado con el bueno de Kirito en la dionisiaca.
Ya con lo apolíneo (racional), restablecido, la pobre chica se dio cuenta que cometió error tras error al haberse pasado de copas. Eso de que el vino causa una reunificación del individuo con el todo...Ahora tenía bastante sentido.
Se moría de pena al recordar que estuvo a nada de besarse con Kirito, agradeciéndole que la hubiera detenido, o la vergüenza sería mucho mayor.
El problema recaía con la pregunta, ¿Cómo le explicaría eso de que ella no tenía corazón, o de que se encontraba muerto? Le había dicho que lo amaba, siendo provocado por la borrachera y por el calor del momento.
No obstante, el que se lo hubiera dicho no era tanto el problema, ¿Kirito se lo tomaría enserio? Era muy de esperarse que no, ya que eso acarrearía infinidad de problemas.
Aun con esas, Sinon, quien se duchaba para asistir el próximo día a clases, debido a que el domingo se escapaba como agua entre las manos, se preguntaba algo; ¿Qué sentía ella por Kirito? ¿En verdad lo amaba o era por borrachera?
Es más, ¿Cómo por qué carajos le había dicho eso si días antes casi lo odiaba a muerte? Algo sucedía en su corazón, no teniendo experiencia suficiente para darle un nombre a eso que pasaba.
No era algo palpable, por lo que no podía existir, algo así como Dios. No lo podía ver, escuchar, tocar...pero lo sentía, y lo sentía con un poco de fuerza.
Lo apolíneo debía ser puesto como prioridad en vez de lo dionisiaco, ya que eso podía ser lo más inteligente. Al dejarse llevar por lo dionisiaco, las cosas malas sucedieron, ahora tenía que rezar que, al entregarse a lo apolíneo, todo fuera mejor.
Lunes en la mañana, Kirito y Eugeo llegaban a la facultad. El primero de ellos era ignorante de lo ocurrido con el segundo, así que todo quedaba como si nada.
Tras aquel incidente, la cantidad de cigarros que Eugeo fumaba se había incrementado en un cincuenta por cierto. Tenía los nervios destruidos.
Eran las nueve de la mañana y ya llevaba dos cigarros para ese entonces, Kirito lo miró con un poco de preocupación.
-Deberías dejar de fumar por lo que queda del día. Te puede dar hambre o dolor de cabeza. –Dijo él.
-Ya tengo dolor de cabeza, gracias. –Ya habían pasado dos días, sin embargo, Eugeo seguía con resaca, incluso se le notaba en el semblante que no andaba muy bien.
Alice, como todos los días, miraba desde la ventana, observando con una sonrisa a los dos jóvenes, quienes platicaban en una de las jardineras de la Facultad.
Llegando Sinon, quien pasaba el camino que llevaba hacía la puerta, ella trató de pasar de largo a los dos jóvenes. No obstante, Kirito, encontrándose de espaldas, se volteó, sonriéndole a la chica.
-Buenos días, Sinon. –Saludó Kirito. Ella se ruborizó, entrando al edificio sin decir nada. El muchacho se extrañó. -¿Dije algo malo?
-A lo mejor viene de malas. No me saludó a mí tampoco.
Recargándose en la pared que daba hacía su salón y al de primer semestre, Sinon respiró rápidamente, poniéndose roja de las mejillas. Sabía que le daría vergüenza ver a aquel joven...pero no tanto.
Alice salió del salón, sacándole un buen susto a su amiga.
-¿Qué pasó? Parece que viste un muerto.
-Créeme que me asusta más ver a los vivos que a los muertos.
Ambas chicas dieron dos pasos para ir a las escaleras, observando a los jóvenes desde los grandes ventanales que daban al exterior.
-¿Fue por Kirito?
-Desde lo que le dije el viernes en la dionisiaca...me da vergüenza pensar en él. Ahora verlo...me saludó dándome los buenos días, es la primera vez que hace eso. Sentí que mi corazón iba a estallar, deseé que no se diera la vuelta para que no me viera a los ojos, pasando lo contrario.
Alice se soltó a carcajear. Sinon se molestó por su conducta.
-Eso es tan romántico, Sinon. ¿Vamos a platicar con ellos? En especial con el "estúpido autista". –Alice se volvió a reír. Sinon no dijo más y se metió al salón de clases.
Yuuki bostezaba al tiempo en que caminaba y se limpiaba las lágrimas de los ojos. Cuando Eugeo la vio, la sangre se le heló por completo, su tez se volvió más jodida de lo que ya estaba.
-¿Estás enfermo? –Le preguntó ella, dándole un pequeño beso en los labios.
-Sigo con la resaca. Tardo varios días en recuperarme.
-Ay contigo, ¿Por qué se te ocurrió beber algo que nunca habías probado antes? –Yuuki abrazó a su contrario, recargando la cabeza en su pecho.
-Por idiota...no tiene más ciencia. –Eugeo regresó el abrazo, cerrando los ojos, sufriendo en sus adentros por el enorme error que había cometido y por los que seguramente cometería más adelante. –Te amo...
Yuuki hizo una pequeña sonrisa tímida. Kirito prefirió dejar solos a los dos novios, marchándose para el salón. Alice seguía viendo desde el ventanal, por lo que se apuró para entrar al salón.
En el mismo, Sinon escuchaba música mirando a la nada, varios compañeros platicaban entre sí. Al entrar Alice, ella se apuró para ir con Sinon, sentándose a su lado, quitándole el audífono izquierdo.
-¿Qué quieres? –Preguntó ella, un poco molesta por lo ocurrido anteriormente.
-Ya viene Kirito. –Se burló Alice. Sinon abrió los ojos de la sorpresa y se puso blanca como un papel... poniéndose después, roja como un tomate.
-Ay... -Suspiró ella, echándose aire. Para tratar de disimular, la chica se volvió a poner los audífonos, apoyando los brazos en la banca para ocultar así su rostro.
Ya no escuchaba nada de música, pero lo hacía para disimular lo más que pudiera. Lo que sí escuchó, fue como Kirito abrió la puerta, caminando hasta su banca para desparramarse en la misma, suspirando fuertemente en el proceso.
Eso era indicativo...que mejor no voltear en lo absoluto. Los nervios de Sinon eran notorios. Tenía que pensar en una disculpa o en algo para dejarle en claro al chico que esas palabras y esos intentos de beso fueron...algo que no se sentía, en realidad.
Como fuera, tenía que reponer ese lado apolíneo que se convirtió en un ferviente espíritu dionisiaco. Alice tenía razón en cuanto a lo del vino...algo que ya la fastidiaba mucho.
Las clases pasaron como normalmente lo haría, acabando un poco antes ya que el profesor siempre finalizaba pronto debido a que también impartía clases en la Facultad de Bellas Artes, por lo que se iba corriendo.
Eugeo observó por la ventana el cómo un profesor (e incluso amigo personal), se encontraba platicando con algunas compañeras suyas, por lo que se bajó al instante.
Yuuki y Sinon se fueron a la cafetería para poder platicar más a gusto. Kirito, como era de esperarse, se quedó sentado, leyendo.
-¿Por qué no le dices nada? –Preguntó Yuuki. Ella ya era enterada de lo ocurrido en la dionisiaca.
-No es sencillo. Hay varias cosas que quiero decir sobre esa noche, pero no puedo. –Suspiró Sinon, haciendo alusión a lo ocurrido entre Alice y Eugeo.
-Tranquilízate. No deberías presionarte, lo dirás cuando sea el momento.
-No tengo experiencia de esto, ¡no puedo saber cómo reaccionar!
-Ay, mi querida Sinon, ¿no sabes controlar tu vergüenza? Siendo así, ¿Cómo quieres aclararle a Kirito lo ocurrido en la dionisiaca?
-¿Controlar mi vergüenza? No es tan simple, eso requiere un poco de concentración para despejarme.
-Si te entendí bien, Sinon, tu que todo sabes gracias a la experiencia, ¿Necesitas concentración para despejarte de tus sentimientos? ¿No sería mejor que simplemente lo hagas sin pensar? Me refiero a que lo hagas así sin más.
-Entonces tendría que ser en una situación no planeada, algo al azar.
-No tanto así, mi querida Sinon. Lo arreglaré por ti, pero no te diré cuándo ni dónde, sólo vas a sentir el golpe...pero me lo agradecerás.
-No sé si pueda decirle a pesar de que me ayudes.
-Por eso mismo, excelentísima Sinon, conócete a ti misma. –Un profesor iba pasando con su taza de café y su boina. -¡Profesor, quería preguntarle una cosita!
-Señorita, pero vayamos afuera para que pueda fumar un cigarro.
Ambos, Yuuki y el profesor que siempre vestía todo de negro y siempre tenía su boina, se fueron hacía la entrada. Sinon se quedó a medio pasillo, pensando que hacer.
En la entrada de la facultad sucedía otra plática. Dos chicas y Eugeo se encontraban alrededor del profesor de Antropología filosófica. Yuuki y el profesor de Platón caminaban hacía las jardineras.
Eugeo, el profesor y una de las dos chicas fumaban a la vez que charlaban acerca de un asunto que era de mucho interés para el muchacho.
-Tú puedes querer a muchas personas, pero amar, sólo a una. Quien dice que ama a varias personas, simplemente está estúpido. Eso es confundir el querer con el amor. –Explicó el profesor, quien se acariciaba la barba de candado.
-¿Cuál es la diferencia entre el querer y el amar? –Preguntó una de las chicas.
-Lo que dije: querer, a cualquiera. Amar, sólo a una persona. También hay ciertas cuestiones a nivel hormonal que diferencian esos dos sentimientos, pero no todos pueden saber cuál es la diferencia.
-Eso me suena a una canción de José José. –Por el comentario de Eugeo, el profesor se soltó a reír.
-Sí. Algo así me dijeron la semana pasada. Bueno, ya me voy a dar clase.
-Gracias por los cigarros, Adán. –Mencionó Eugeo, quien se encaminaba al "fumadero" para platicar con sus demás amigos.
El muchacho fumaba al tiempo que se acomodaba los lentes. Pensaba acerca del amar y el querer. "Tú me gustas" recordó cuando Alice le dijo, por lo que se puso muy pensativo en ese aspecto.
Claramente, él no quería ni amaba a Alice. A Yuuki, muy seguramente, sí que la amaba, en su corazón era ella y solo ella.
¿Qué pasaría por la mente de la muchacha?
-¿En verdad estará enamorada de mí? ¿O sólo me habrá dicho eso para anclarme a ella moralmente?
Alice se había sentado en el cuatro veinte, que no tenía mucha "clientela", salvo otros dos compañeros que estudiaban algunos libros.
Ella hacía ejercicios de respiración a la vez que meditaba y escuchaba música. Si Eugeo la veía con los ojos rojos, no podría evitar carcajearse de la gracia que eso le causaría.
No obstante, al moverle suavemente el hombro, ella abrió el ojo derecho, sonriendo al ver a Eugeo.
-Tenemos que hablar... -Afirmó el muchacho.
-Ya sé por dónde va la cosa. ¿Te sentiste culpable al ver a Yuuki de nuevo? Es normal, no te preocupes.
-Sí, pero no era por eso. Tengo una pregunta muy importante que hacerte sobre lo que me dijiste el sábado en la mañana. ¿En verdad me amas? –Sí Eugeo se podía zafar del trato de Alice, lo haría lo más pronto posible.
-Por supuesto que sí. -Ella puso su mano en la mejilla del muchacho, separándola de inmediato. No era lugar ni momento para ello. –Siento algo muy fuerte por ti, Eugeo. Quiero sentirte, besarte, que me hagas el amor, hacerme sentir placer... -Alice se sonrojó un poco y apretó las piernas.
-No sé si yo llamaría a eso "amor".
-¿Tu cómo sabes que amas a Yuuki? Dime que sientes por ella, pero se cuidadoso, no me lastimes mucho el corazón.
-Yo, Alice, pienso en Yuuki...y sonrió. –Efectivamente, Eugeo sonrió. –Quiero darle todo para que sea feliz, porque si ella es feliz, yo también.
-Y si yo no soy feliz, ¿tu cómo te sientes?
-Glup. Eso es algo que aún no puedo decirte. –Eugeo se dio la media vuelta se marchó. Sin darse cuenta, su cigarro se había acabado.
-¡Hoy! –Exclamó Alice. –Ya sabes que quiero decir con "hoy".
El muchacho asentó, caminando de regreso a la facultad. Se quitaba los lentes para limpiarse el sudor del rostro, un sentimiento de nervios lo tenía dominado. Y ni hablar de su espalda. Un hilo de sudor le recorría la misma.
Sinon y Yuuki seguían en la cafetería comiendo un pequeño pedazo de pastel y bebiendo una taza de café. Platicaban de las clases y de sus perspectivas de cómo sería el examen o el trabajo final de la clase de Antropología filosófica.
Eugeo entraba tallándose los ojos. Unas pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos al saber que esa misma tarde tendría una aventura con Alice. Lo tenían amarrado de pies y manos.
Ella sonrió. El muchacho regresó el mismo gesto, saludando con la mano. Sentándose con las chicas, recargó su cabeza sobre la de Yuuki, quien sonreía ampliamente.
Sinon torció los ojos, prefiriendo dejar a ambos tortolitos para irse a fumar un cigarro en las jardineras. Definitivamente, necesitaba uno a la voz de ya.
Para su mala suerte, saliendo de la cafetería se encontró con Kirito, quien le hizo una sonrisa babosa y tímida sin abrir la boca. La timidez de la misma, no era tanto porque eso reflejara sus sentimientos. No sabía sonreír adecuadamente.
-Hay una cosa que quiero decirte. –Dijo Sinon, sin pensarlo, por lo mismo tomó la mano de Kirito y lo encaminó al salón, verificando que nadie estuviera en el mismo. Bingo, no había nadie. –Es respecto a la dionisiaca.
-Ya veo...¿entonces si te acuerdas?
-¡S-sí! Y quería pedirte disculpas por eso, no sabía lo que decía, no estaba consiente, así que no quiero que malinterpretes lo sucedido. Pe-perdóname ...nunca antes había salido de fiesta con un chico, quizá por eso me salí de contexto.
Pasaron unos tres segundos en donde Kirito alzó una ceja...estallando en carcajadas. Sinon lo miró muy indignada y molesta.
-¡¿De qué putas madres te estás riendo?! –Recriminó ella.
-No te preocupes, ya sabía eso. Claro que no lo malinterpretaría, tu Psyché se desequilibró por causa del alcohol, así que es normal que tu Μένθη (mente), no estuviera segura de lo que hiciera.
-Vaya...al menos eres comprensivo.
-Soy la encarnación pura del λóγος (razón, discurso, etc. Para esta situación, sería razón), por lo que puedo entender bien lo que sucedió.
-Eso es muy narcisista, no puedes ser cien por ciento racional, eso es imposible. Y aunque lo fueras, no serías la persona más inteligente de la tierra, te falta la experiencia.
-Tch. Eso no importa, el λóγος tiene todas las respuestas a los problemas del día a día.
Sinon se talló la frente. -Ya tienes un problema y no haces más que agraviarlo, engreído. –La muchacha se fue del salón, moviendo la cabeza a los lados en señal de negación.
Ahora sí que necesitaba un buen cigarro...si no es que varios.
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Que buen enfoque ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Que habilidad, señorita 7u7
Sinon es comunista °o° esa no me la esperaba, camaradas
Que bonita es Sinon :3 y sí, ése es mi dedo xd me gusta comprar mangas por que así amplio mi conocimiento del idioma no por que sea otaku je je.
¿Cómo van viendo la historia? ¿es interesante por tratar de weas filosóficas? El próximo capítulo será muy candente, ya revisé algo y la relación entre esos dos es muy bonita pero explosiva :v
Nos vemos en una semana.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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