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Capítulo 3.-Espíritu dionisiaco.

Era un día antes del gran evento, por lo que se notaba la emoción de la situación en el ambiente. Kirito meditaba en la parte trasera de la facultad aquella que quedaba detrás de "el fumadero".

Tenía los ojos cerrados, apoyaba la cabeza en la pared y respiraba cierto humo que provenía a unos metros de él. Eso le parecía muy molesto.

De la nada, Sinon apareció, salía de la biblioteca y tenía un libro de empirismo en sus manos. Al ver a Kirito, sonrió para ella misma.

No habían platicado mucho en los días desde que Yuuki convenció a Kirito de que fuera con Sinon a la dionisiaca. Cual fuera el caso...el muchacho no era precisamente el mejor conversador.

Sentándose ella a un lado del muchacho, él la miró con cara de "¿Qué carajo?". No se esperaba eso en lo más mínimo.

-Buenos días. –Saludó Sinon.

-Hola... -Suspiró Kirito, recargando su cabeza en la pared, de nuevo.

-Mañana es la dionisiaca, ¿de verdad tenemos que llevar máscara? ¿No es opcional eso?

-No sé. Eugeo me insistió y me llevará una.

-No hablas mucho, ¿verdad?

-No...

Sinon tomó su mochila y se encaminó a la entrada de la Facultad. Se iba con una ligera molestia y desencanto, ¿En verdad Kirito era así todo el tiempo?

Esos pensamientos acerca de las caricias, de los leves roces que podría haber...se fueron directamente por el caño. Una vez más, Sinon sentía que se había traicionado a sí misma al no escuchar a su voz de la experiencia.

-Maldito autista. Siempre lo tiene que arruinar. –Masculló ella, enojada. –Si le importara, me hubiera dicho algo para que no me fuera.

El profesor iba llegando faltando unos minutos para que diera la hora de iniciar a clase, por lo que saludó a Sinon, quien fingió no estar enojada.

Eugeo y otros compañeros platicaban de puras tonterías al no tener ningún debate filosófico que se pudiera realizar. Y aunque se tuviera, seguramente no se discutiría ya que esos temas era mejor dejarlos para un rato donde se quisiera entrar en tela de discusión.

Entrando así Sinon al salón...daba la impresión de que sangre se derramaría.

-Tengo que hablar contigo, ya. –Sentenció ella, tomando del brazo al muchacho.

-Señorita Sinon, ¿Qué sucede? –Cuestionó Eugeo, confundido, al tiempo en que era sacado del aula.

Ambos se fueron a la parte final del pasillo, pasando por el salón de maestría, de quinto semestre y de la cafetería, estando en los cubículos de profesores.

-¿Qué le pasa a tu estúpido amigo? ¿Por qué me trata tan mal? Me dijiste que tendrías el asunto del sábado resulto antes de ese día. Hoy es viernes, Eugeo, viernes. Me da la impresión de que no me quiere acompañar, y no le rogaré para que lo haga.

Eugeo se quedó en blanco por unos segundos, tratando de procesar la información que acababa de recibir. Pestañeó varias veces, hasta que, por fin, obtuvo una respuesta.

-Le gusta ser directo y no andarse con rodeos. A él le molesta que los filósofos tarden una eternidad en explicar una cosa que se podría decir en pocas palabras. Y...¿quieres que le pregunte sí en verdad es su voluntad ir contigo?

-Directo, tch. Es apático, la comunicación es esencial para la convivencia humana, ¿y que hace Kirito? Eso es un poco estúpido de su parte.

-Es lo más seguro...¿pero que le podemos hacer? Siempre ha sido así desde que empezamos a rentar juntos.

-Sigh. Podrá ser un imbécil, pero parece ser que no sólo lo es conmigo.

-No seas tan dura con él. Mira, estaremos en el cuatro veinte cuando nos toque esperar la siguiente clase, vienes con Yuuki, y platicamos entre todos. Haremos que ustedes dos se conozcan mejor.

-Vaya que te preocupas mucho por los demás.

-Si los demás son felices, yo también. Marx decía que...

-Mira, ahí va el profe. Dejamos ese tema para después. –Interrumpió Sinon, rehuyendo de las lecciones marxistas.

El plan era medianamente perfecto. Seguramente tendría algunos fallos una vez en la praxis, dando un poco lo mismo ya que los intentos de plática anterior no salieron muy bien.

Por lo demás, Kirito entró a clase unos pocos segundos después de que lo hiciera el profesor. Eugeo le había avisado del arribo del mismo en el salón de clases.

Al entrar por el umbral de la puerta, Sinon observó a Kirito, quien medio trató de hacerle una sonrisa, siendo un gesto un poco torpe.

Sería callado, retraído, misántropo de vez en cuando, pero no desalmado. Como hombre inteligente, sabía que Sinon sería muy orgullosa.

Al menos Alice, ese día traía ropa deportiva, algo que no era muy casual en ella. Siempre venía muy arreglada y todo para lucir bella, era extraño verla así.

Cual fuera el caso, aun con ropa deportiva y el cabello sin estar muy bien arreglado, Alice se seguía mirando muy linda. Incluso llevaba una mochila diferente.

La razón, al ser preguntada por una de sus compañeras, era simple: se le atravesaban sus clases de yoga.

Para ella, el placer no venía únicamente de la comida, la bebida o el sexo, también de "cultivar el jardín", cultivar la Ψυχή (alma), podía ser tambien con respiraciones, tranquilidad.

-"El placer es la ausencia del dolor" hacer yoga me relaja, me tranquiliza. Efectivamente, causa que no sienta dolor. –Esa fue su explicación ante los cuestionamientos de sus compañeras.

Saliendo de clase y bajando por las escaleras, Yuuki ya estaba al tanto de lo que era el plan que se tenía para ese rato. Caminaba junto con Sinon, platicando de cosas X para distraerse.

-¿Vamos allá atrás? –Preguntó ella.

-No, gracias. Siempre huele feo por ahí. –Se rió Sinon, con un poco de dolor en sus risas.

-Ándale, por favor. –Replicó Yuuki como si fuera una niña pequeña, derritiéndole el corazón a su buena amiga.

-Está bien. Pero si están fumando, nos vamos. No quiero tener que estar soportando olores.

-Va.

En cuanto a Kirito y Eugeo, ambos ya se encontraban en el cuatro veinte. El segundo de ellos fumaba... tabaco. Esperaba que las dos musas llegaran para iniciar una plática. El primero de ellos leía acerca de Diógenes el perro.

-¿Me prestas tu libro? –Preguntó Eugeo.

-Claro. Es sobre... -Cuando Kirito le dio el libro a su contrario, éste lo guardó en su mochila, la cual apartó lo más que pudo. -¿Por qué?...

Las musas arribaban al "fumadero" que quedaba desocupado a pesar de la hora que era. Por lo regular, entre las once y doce, se acumulaba bastante gente en esa parte de la facultad, fueran de ella, o no.

-Señoritas. –Eugeo se levantó y le dio un beso en los labios a Yuuki, siguiendo con una leve inclinación ante Sinon. –Te saludaría de beso, pero Yuuki me golpearía.

-No soy tan celosa, no exageres.

El muchacho y las dos jovencitas se sentaron en la banca donde se hallaba Kirito, quien apoyaba su mejilla contra su puño, observando el edificio de Postdoctorados.

Parecía no reaccionar, como si su mente estuviera viajando en otro lugar.

-Oye. Oye, ¡Kirito! –Sinon chasqueó sus dedos frente al rostro del muchacho, para que pudiera despertar.

-Te escucho...

Ella hizo un gesto de molestia. Eugeo alzó un poco las manos a señal de que se tranquilizara.

-¿Irás a la dionisiaca? No me respondiste cuando te lo pregunté.

-Sí iré. –Volteando a ver a Yuuki, ella le "apuntó" con los ojos para que volteara a ver a Sinon, recordándole lo que tenía que hacer. -¡Ah! Por cierto, Sinon ¿Tu sí vas a ir?

-No lo sé, ¿Por qué lo preguntas? –Respondió ella, altanera.

-Me preguntaba si querías ir conmigo. Si tú vas sola, quizá te aburras. Y, si yo voy solo, no me sentiría cómodo entre tanta gente.

El tono de voz del muchacho no fue inseguro, se notaba tranquilo, sereno. Y es que eso concedía con sus sentimientos, no tenía nerviosismo.

-¿Ir contigo?...Hum... -Pensando que se negaría, Yuuki le pellizcó la pierna por debajo de la banca. -¡Claro, no hay problema! –Farfulló ella, dolida.

-Veo que te emociona. –Kirito soltó una pequeña risa. –La compañía es algo terrible cuando da lo mismo escuchar al viento que a la otra persona, espero que tus palabras sean mejores que las del viento.

En un primer momento, Sinon se sintió ligeramente ofendida. No obstante, vio a Kirito sonreír ampliamente. De forma estúpida, pero sonreía.

-Vaya, te reíste. No pensé que eso fuera posible. –Se burló ella, teniendo sus palabras poco de verdad.

-Soy humano; ergo (expresión latina que significa "por tanto"), tengo capacidad de reírme.

No fueron más de diez minutos los que estuvieron conversando esos dos. Por parte del muchacho, siempre eran preguntas concisas y respuestas muy cortas, lo que era de esperarse de una persona como él.

Aun con esas, Sinon pudo tener un estado de ánimo medianamente bueno en toda su plática. Sí que le desesperaba no recibir explicaciones más articuladas, dejándole un aura de misterio en cuanto a lo que era el muchacho.

Malamente para ellos, llegó el profesor con poco más de cinco minutos de retraso. En historia los habían dejado salir un poco antes tras haber acabado el tema y al no tener nada más que hacer.

Uno y otro caminaban a la par, platicando de temas que tenían que ver con la dionisiaca, ya fuera de música, de bailes, etc.

La experiencia de Sinon le indicaba que lo mejor era saber bailar para ir a las fiestas, así fuera en contadas ocasiones, pero era mejor saber.

Y Kirito...bueno, mejor no hablemos de él. Sabía bailar por culpa de un amor que tuvo en el primer semestre...que se fue a las dos semanas de haberla conocido. Quizá era misántropo al estar resentido con la vida y de su mala suerte en el amor.

Siempre que creía que un amor llegaba, en realidad se iba, razón por la cual no tenía mucha fe en los amores que llegaban de la nada.

Eso mismo le platicaba a Sinon, quien se lo tomó con bastante sorpresa. Una de esas anécdotas le sonaba parecida.

-¿Tú fuiste el Anónimo que escribió un cuento para el Boletín de la Facultad?

-Sí. Pero no era un cuento de amores contrariados, era una parte de mi vida.

-Pobre de ti. –Sinon le dio dos palmaditas en el hombro, como dándole su apoyo o su pésame.

En el momento que eso sucedía, Yuuki y Eugeo se miraban, triunfantes. Que mejor que celebrarlo que con un beso, que justo fue lo que hicieron.

Alice miraba por la ventana de la cafetería, por lo que se apartó de inmediato de la misma. Movió su cabeza a forma de negación, tratando de despejarse de esos temas.

-Fue una linda charla. Deberías ser más expresivo. –Observó Sinon.

-Digo lo que es justo y necesario. Si mis palabras no son igual de hermosas que el sonido del viento, ¿para qué decirlas?

-Cómo quieras. –Finalizó ella, quedándose afuera.

-¿No vas a entrar? –Cuestionó Kirito.

-Lo más seguro es que el profe se entretenga un rato más. Fumaré un cigarro.

El muchacho se alzó de hombros, subiendo por las escaleras. Al pasar Eugeo y Yuuki, ambos miraron a Sinon, sonriéndole de forma picara, algo así como burlándose de ella.

No le dijeron nada, pero esa mirada era suficiente. Ahora su experiencia sensible le decía algo: Kirito sería un poco altanero de vez en cuando, pero ella lo era igual. Daba la impresión de que esos dos eran el uno para el otro.

En la mañana siguiente, Kirito revisaba los textos de Eugeo, alzando una ceja. Su contrario barría el apartamento que rentaban. Se turnaban los trabajos y los días que hacía cada quien cierta labor.

Siendo que Eugeo pasaba por el cuarto del muchacho, era buen momento para reclamarle cierta cuestión.

-¿Qué demonios con tus ensayos, Eugeo? "Crítica al modelo Soviético." "Crítica al modelo Cubano." "Crítica al modelo Chino." No me sorprendería que un día de estos escribas "Crítica de la crítica".

-Ya existe ese libro. –Respondió él, acomodándose los lentes.

-¿De verdad? Entonces no me sorprendería que un día escribas "Crítica de la Crítica crítica".

-También existe. Lo escribieron Marx y Engels.

-¡Maldita sea, Eugeo! ¡Eres un maldito ñoño marxista!

-Tomaré eso como un cumplido. –Soportando una risa, el muchacho se fue. Kirito se hundió en su asiento, frustrado.

-Corregir tus ensayos me da dolor de cabeza. Lo peor es que nadie quiere publicarlos.

-Algún periódico lo hará. Ya no debe tardar...

-El día en que eso suceda te compraré una medalla "Héroe de la Unión Soviética" en vez que me la estés pidiendo para navidad.

-Ve preparando el dinero para comprar una.

Mientras los muchachos discutían, Sinon y Yuuki caminaban por las calles de la ciudad. Buscaban antifaces de buena calidad y que fueran lindos para esa noche. En sí, en sí, en sí, lo que se quería para la dionisiaca eran los antifaces, no tanto así máscaras.

Una máscara dificultaría las situaciones sensuales, un antifaz era lo mejor para ello. Ninguna de las chicas encontraba algo que les convenciera, hasta que entraron a una tienda de disfraces que era bastante grande.

La selección de los mismos era impresionante. Sinon eligió uno de color azul crema, puesto que le había encantado mucho. Al verse en el espejo, sería medianamente irreconocible, faltando el vestido que usaría para la noche.

La dionisiaca sería en la casa de un compañero, por lo que todo sería seguro...menos el lavabo. Nunca falta el mala copa que deja el lavabo o el lavadero hecho un maldito desastre.

Salvo esa parte, las cosas pintaban para bien.

Yuuki se probaba varios para saber cuál se le veía mejor, cual era más impactante y atrevido. Al final, se decidió por uno de color blanco con rojo.

-Eugeo se va a volver loco cuando te vea con él. Apuesto que te dice algo, eso es seguro. –Afirmó Sinon, mientras ambas caminaban. Tenían sus antifaces en una bolsa negra.

Alice caminaba en sentido contrario a ellas. Era evidente que iría a la misma tienda que ambas chicas habían visitado momentos antes. Sinon y ella se saludaron, y Yuuki...lo hizo un poco a la fuerza.

-Tch, ¿Por qué no me sorprende verla por aquí? –Se quejó Yuuki.

-No seas tan dramática. El odio es igual de irracional que el amor, ¿no apelas a la racionalidad y a estudiarse a sí mismo? –Le reprochó Sinon.

-Shh. Hay excepciones, ¿quedó claro?

-¡Ja! Cómo quieras.

Ya para la noche, Eugeo y Kirito salían de su casa. Ambos iban vestidos de forma curiosa. El segundo de ellos usaba una camisa blanca, tirantes, y un pantalón de mezclilla color verde. El primero tenía una camisa roja, saco negro y corbata del mismo color.

A la camisa le faltaba un botón, por lo que a Eugeo se le veía un poco el estómago, dándole igual ya que, al final, nadie le prestaría atención a ese detalle.

-¿No estoy muy formal? –Preguntó Eugeo mientras fumaba un cigarro.

-Quizá sea el saco, pero te ves bien.

-Lo único malo es que no veré bien por tener el antifaz puesto. Espero no tropezarme.

Ambos sujetaban sus antifaces en sus manos, teniendo que subir al transporte para encaminarse a la casa de su buen compañero. Vivía sólo, por lo que no habría problema alguno.

En cuanto a las chicas, Sinon y Alice estaban en la casa de la primera para partir en un taxi con rumbo a la casa de su compañero. La segunda no había mostrado su antifaz, argumentando que era el mejor de todos los que vio en la tienda, por lo que se reservó la molestia de mostrarlo.

El vestido de Sinon era, ciertamente, revelador, mostrando sus largas piernas, llegándole el mismo hasta las rodillas. De color blanco, en su totalidad.

Alice tenía un vestido de color negro y dos líneas de color azul marino. Daba la impresión de que ambas eran contrarias, pero eran muy unidas. La cintura de Alice se marcaba, haciéndola notar muy sexi, mostrando una pierna por el mismo tipo de vestido.

Qué bueno, ambas subieron al taxi y se marcharon con rumbo a la dionisiaca, aquel evento donde única y exclusivamente se serviría vino en vasos de madera, dando un poco de ambiente.

Para Yuuki las cosas eran un poco más complicadas, ya que ella no era muy partidaria de usar vestido. Lo que sí, usaba una falda negra y un crop top combinando con sus taconcitos negros, teniendo puesto un abrigo morado.

Siendo, curiosamente, las primeras en llegar de los cinco muchachos Sinon y Alice, ambas bajaron del taxi, entrando a la casa del compañero.

Llegaban a las ocho treinta, el ambiente apenas se iba calentando. En cuanto llegara el compañero de noche de Sinon, quizá las cosas se pondrían mejor para ella.

Para Alice...quien sabe. Aun no se ponía el antifaz, observando quien ya se encontraba en la casa. Efectivamente se topó con algunas de sus compañeras, quienes la elogiaron por su vestido, viéndose muy lindo con él.

En cuanto a los muchachos, Eugeo tenía en su mano izquierda su antifaz, Kirito ya lo tenía puesto.

-Me quedaré afuera para esperar a Yuuki. Adelántate, trata de reconocer a Sinon.

-¿Juego de reconocimiento? Eso suena a una película pornográfica.

-Suena a una. ¡Ahora ve, date prisa, camarada!

-¿Algún consejo que puedas arme, camarada?

-¡Claro! Hem...trata de ser menos tú.

-Vaya consejo...

Kirito entró en la casa de su buen compañero. Eugeo se acarició los brazos para darse un poco de calor. Esperaba que Yuuki no tardara mucho.

Adentrándose en el terreno salvaje, el muchacho indagó quien se ubicaba tras la máscara. A muchos los reconoció de inmediato ya fuera por algún rasgo característico que tuviera en el rostro, por el corte de cabello, o por su voz.

Reconoció a Alice, cómo no. Ella no lo logró ubicar, por lo que pasó a un lado de él así como sí nada.

Claro que buscaba a Sinon entre lo que era la sala, los pasillos y la cocina. Al ir al patio de la casa, vio una silueta parecida a ella. Estuvo seguro de la identidad de aquel quídam (persona cuyo nombre es desconocido), al verla fumando de ese modo tan característico.

El cigarro lo sostenía con las puntas de los dedos, recargándose más en una pierna que en la otra.

Tomando en cuenta el consejo que le había dado Eugeo, ¿Qué era algo que NO haría él?...quizá ir a una fiesta, en primer lugar. Repasando las características positivas en sí, Kirito encontró algo para cambiar.

Digo positivas ya que el muchacho sería demasiado orgulloso como para aceptar que él tenía defecto alguno, por esos sus características "muy positivas" tenían que ser descartadas.

La primera de ellas era su hosquedad. Tras exhalar fuertemente, Kirito se dirigió hacía Sinon, quien seguía fumando, como sí nada.

-¿Qué marca fumas? –Kirito había fumado durante un tiempo, hasta que se dio cuenta que eso desequilibraba su Ψυχή.

-Se lo pedí a un compañero, por lo que no sé cuál marca sea.

-¿Puedo? –Kirito extendió su mano.

-Claro. –Sinon reconocía a Kirito por la voz y ligeramente por su rostro. Ella usaba lentes para su vista de lejos, no tanto porque no viera bien.

Al fumar del cigarro, Kirito se puso rojo, tosiendo de inmediato. De milagro no se le cayó el cigarro. Sinon fue para auxiliarlo, dándole algunas palmadas en la espalda.

-Creo que son Faros, ¿no? –Dijo él, tosiendo.

-Sí, son Faritos. –Rió ella.

-Por cosas como esa dejé de fumar. Altera mi Ψυχή (Psyche o Psyjé)

-Aquí no se habla de filosofía ni de la Facultad, así que olvida ese pequeño detalle, ¿de acuerdo?

-Eso creo. –Tosió Kirito una última vez.

Yuuki finalmente llegaba junto con su compañero. Viéndola, a Eugeo le brillaron los ojos por dos razones: se alegraba de ver a su novia...y de que, entrando a la casa, ya no pasaría frío.

Ambos se saludaron de beso. Yuuki soportaba una risa, algo que se le hizo raro a Eugeo.

-Tendrás que quitarte los lentes. –Se burló ella. -¿No te pierdes sí nos separamos por un rato?

-M-me los vuelvo a poner.

En la puerta, Eugeo se guardó los lentes en el saco que tenía puesto, poniéndose el antifaz. Yuuki se soltó a reír, ya que se imaginaba a su contrario tropezándose o pisando a alguien por accidente al no tener claro la distancia.

Ella también se puso su antifaz, siendo blanco y rojo, como debía ser. Ambos iban del brazo para que el muchacho no se perdiera sí es que se llegaban a separar.

El ruido era considerable, en el patio las conversaciones se podían llevar a cabo sin problema alguno. Kirito trataba de buscar temas que no tuvieran que ver con el Ψυχή...o con el Εΐναι (Ser).

Malamente para él, no lo lograba. Lo que era Sinon, ella sí que tenía considerables temas de conversación, ya fuera acerca de alguna noticia, de cierta canción que estuviera de moda o incluso del mismo ambiente de la fiesta.

No obstante, llegó un punto en donde Sinon quería dejar de ser quien contaba. Ahora pedía ser oyente.

-¿Tienes algo que decir? No lo sé, algo así que quieras contarme, una pequeña historia.

-Yo...hmm. –Los segundos pasaban y Kirito no tenía idea de que decir. –Honestamente, no tengo nada que contarte. Quizá mi vida sea más aburrida de lo que puedas pensar. –Las palabras eran animadas...el sentimiento, doloroso.

-Vayamos por algo de vino, quizá así se te pueda poner a trabajar el cerebro. –Sonrió ella, tomando de la mano al muchacho para encaminarlo hacía la cocina, que era donde se tenía toda la bebida.

Los dos tarros de madera fueron llenados, ambos muchachos se fueron a un pequeño rincón para platicar. Quizá fuera un lugar comprometedor, no importándoles en lo absoluto.

-Salud. –Ambos vasos de madera chocaron, causando tan característico sonido. Alice iba pasando a un lado de ellos, a Sinon se le abrieron los ojos al llevarse una sorpresa para mal.

Entrando a lo que era la sala de la casa, Alice vio a Yuuki y a Eugeo bailando juntos, como sería normal. Los miró horrible, no por el hecho de que estuvieran bailando...las cosas eran algo peor.

Ella y Yuuki tenían puesto el mismo diseño de antifaz... ¡pandemonio!

Inmediatamente que Yuuki se percató de la misma situación, dejó de bailar con Eugeo, forzando una sonrisa pública.

-Oh no... -Dijo Eugeo. Su contraria fue con Alice, teniendo que ir tras de ella para evitar alguna confrontación.

-Mi querida Alice, me doy cuenta que tienes muy buen gusto, debería felicitarte por ello. –Dijo Yuuki, siendo medianamente irónica.

-Sí. Ambas tenemos gustos similares. –Alice miró de reojo a Eugeo, refiriéndose a algo más que los antifaces o la ropa. –Los dejo a solas, seguramente tienen mucho que bailar.

-No te preocupes, mi estimadísima Alice, quizá vayamos por un poco de vino ¿nos acompañas para tomar un poco?

-Me encantaría, Yuuki. –Su contexto era una guerra secreta, mentándose la madre en su mente pero alagándose y llevándose muy bien en el exterior...

Pasó un poco de rato entre algunos vasos de vino, pláticas, bailes y todo. Era ya pasada la media noche, pero el ambiente no se venía abajo, parecía que aumentaba.

En la mesa de compañeros que era exclusivamente para los de tercer semestre, todos se encontraban...menos Sinon y Kirito. Ellos bailaban a cuerpo pegado en la sala.

-El vino puede ser leve, ¿Qué tal si vamos por algo más fuerte que eso? –Retó uno de sus compañeros. Eugeo sonrió.

-Si algo heredé de mis antepasados españoles es la tolerancia al licor, ¡así que tráiganme eso que dicen es tan fuerte!

Curiosamente, Eugeo ya estaba un poco borracho, tambaleándose medianamente. Yuuki lo jaló del saco.

-Mejor no lo hagas, te puedes poner mal. –Sugirió ella.

-Déjalo Yuuki, es sólo un caballito, no le pasa nada. Si se le sube, baila con él para que se le baje, no hay de qué preocuparse. –Intervino uno de sus compañeros.

-Hum...está bien. –Aceptó ella, dudosa.

Lo que traían era un poderosísimo mezcal de cuarenta y seis grados. Era una cantidad considerable en el vaso que le dieron a Eugeo, siendo algo equivalente a dos caballitos.

-Caballeros, les voy a mostrar lo que un hombre de verdad: uno que soporta el alcohol. –El valiente muchacho se empinó de un solo trago todo el mezcal, causando la euforia de sus compañeros, quienes gritaban y aplaudían la hazaña de su amigo.

No obstante, todo eso se vino abajo en cuanto Eugeo se quedó inexpresivo, cayendo al suelo, desmayado. Yuuki se alarmó, levantándole la cabeza a su novio.

Claramente, ella se sintió molesta pero frustrada, llevándose una mano a la frente.

-¿Por qué se le ocurrió hacer una estupidez así?

-No pues...creo que no fue tan hombre como lo pensó, jeje. Podemos llevarlo a uno de los cuartos para que descanse. Si no se despierta para cuando te vayas a ir, puede quedarse a dormir aquí en la casa.

-Sigh, está bien, está bien. Por favor, chicos, ayúdenme a llevarlo a un maldito cuarto. –Observando que varios de sus compañeros llevaban a Eugeo cargando, varios chiflaron, burlándose de el desgraciado.

Naturalmente, ella hizo como que no sabía nada. Dejando con cuidado al muchacho en uno de los cuartos, Yuuki le quitó el saco, la corbata y dejando los lentes en la mesa de noche a un lado de la mesa.

De igual forma, le retiró los zapatos, tapándolo con la colcha al hacer un leve frío. Sin más que hacer, Yuuki se quedó sentada a un lado de la cama, cuidando que Eugeo no se fuera a vomitar.

-Contigo, Eugeo...¿Por qué tenías que aceptar el reto?

Fuera de aquel cuarto, el ambiente era bastante mejor. Sinon y Kirito seguían bailando dulcemente. La primera se encontraba un poco pasada de copas, pensando que el vino no le pegaría tan fuerte. El segundo había tomado un vaso de vino y ya, teniendo ese deseo de no alterar su Ψυχή en lo más posible.

Sinon era muy...cariñosa. Para buena o mala suerte, ella era de las que se ponían lascivas al momento de pasarse de copas. Ya se hallaba en su límite.

Era curioso, de pensar que ella sería tocada por Kirito, las cosas sucedían al revés. Sinon pasaba sus manos por el pecho su contrario, lo tomaba suavemente de la cadera.

Por más que quería, Kirito no se podía despegar, ella lo tenía prisionero.

Ahora iba la peor parte: canciones de rock lento y romántico. Si es que Nuestro Padre Zeus que se haya en los cielos quería castigar al muchacho por alguna mala acción que subiera hecho...se la estaba cobrando con intereses.

-Oye... -Susurró ella, pegándose a su oído.

-Dime. –Kirito deseó que no fuera a decir alguna cosa fuera de contexto.

-Te amo...

¿Qué responder? La cosa era complicada, muy complicada. Aquella era una situación delicada.

-¿Alguna vez has amado como para poder decir eso?

-¿Amar? ¡Ja! –Sinon se separó un poco del abrazo. –Yo nunca he sentido amor, no sé qué es amar. ¿Ves esto? –Ella se apuntó al pecho. –Esto está vacío, no hay nada aquí adentro.

-Eso que me dices tiene poco sentido, ¿Cómo puedes amar si no tienes nada dentro del pecho?

-Claramente te lo decía como metáfora. Mis experiencias me han dicho que ya no puedo tener nada ahí adentro. Lo que fuera que haya tenido, ya murió.

-Morir...¿puedes decir "te amo" con un corazón roto?

-Quiero creer que puedo. –Sinon cerró los ojos, acercándose a los labios de Kirito.

Él se alarmó de sobremanera, tomando a Sinon de los hombros para detenerla. -¡No! ¡Espera! –Detuvo él, más o menos a tiempo.

-No empieces de aburrido, un beso y ya. –Ella insistió de nuevo, siendo detenida.

-Sinon, tu está Psyché está desequilibrada. Vayamos a fuera para que tomes aire, quizá eso te venga bien. –Sin esperar respuesta, Kirito tomó de la mano a Sinon para llevarla al patio. Se sentía muy incómodo por el hecho de que Sinon le había dicho que lo amaba y de tratar de besarlo.

Yuuki miraba su celular, desesperada. Ya debía de irse, incluso pasando de la hora permitida por la amiga con la que se iría. La casa de ambas quedaba un poco lejos, por lo que tenían que irse pronto.

-Ay Eugeo, ¿Por qué me tenías que complicar la situación? –El muchacho seguía sin despertar. –Lo bueno es que no se ha vomitado en todo el rato que llevó con él.

El dueño de la casa entraba a la habitación, siendo silencioso en el proceso.

-Yuuki, te están buscando.

-Maldita sea. No creo que mi madre me deje quedarme a dormir a sabiendas de que vendría con Eugeo, va a pensar mal.

-Yo lo cuido si eso es lo que tiene con pendiente, ¿No se ha vomitado?

-No. No sé si eso es bueno o es malo.

-Vete tranquila, yo lo cuido. No debe tardar en despertar, ¿te marco en cuanto eso pase?

-Te debería un gran favor...¿no te vas a ir hasta que se despierte?

-Lo prometo. Despreocúpate, lo cuidaré bien, igual no es como que me vaya a ir de mi casa.

Yuuki fue con Eugeo y le dio un beso en la mejilla, acariciándole los claros cabellos al muchacho. Sin más que hacer, ella se fue. El dueño de la casa jaló una silla para ver su celular, echándole un ojo a Eugeo.

Tras quince minutos, ya era la una de la mañana, Eugeo se despertó tratando de levantarse de la cama. No tenía ni idea en donde estaba y por qué se encontraba acostado en una cama.

-Tranquilo, vaquero. Estás en el cuarto de invitados, ¿No tienes ganas de vomitar? ¿Cómo te sientes?

-Me siento un poco de la chingada. Pero no tengo ganas de vomitar, no cené nada antes de venirme. –Eugeo apenas si podía articular palabras al encontrarse considerablemente borracho.

Estando más tranquilo, el dueño de la casa salió del cuarto, donde Eugeo se volvió a quedar dormido. Caminando hacía el patio, él marcó a Yuuki para darle el informe, tranquilizándola.

Mientras el muchacho hablaba por celular, Kirito y Sinon seguían en el patio, bailando algo más movido para que se le pudiera bajar la borrachera a la chica.

Ya no tenía esas actitudes tan cariñosas. Sin embargo, el nivel etílico en su sangre aún era fuerte.

-No bailas mal para ser un autista. –Sonrió ella.

-Gracias. Tú tampoco bailas mal para tener varias copas encima. Por tus pasos torpes, me doy cuenta que no estás del todo consiente.

-Tonterías.

Pasó un rato más de baile. Llegó un momento en que ambos muchachos ya sentían el cansancio de forma notoria. Se habían sentado en la sala para descansar mientras todos bailaban a su alrededor.

El dueño de la casa le informo a Kirito que Eugeo se quedaría dormir por haberse puesto demasiado borracho, tanto así que literalmente cayó noqueado.

-No lo esperaba de él. Tantas veces que le digo que equilibre su Psyché y vaya caso me hace. –Rió Kirito.

Sinon también se notaba ya con sueño, derrumbándose en el hombro de su contrario. Él le acarició la cabeza, sonriendo con gracia. Se preguntaba si, de pura casualidad, ella también tenía forma de regresar a su casa.

Se encontraron en esa posición unos minutos, en los cuales Kirito bebía un poco de vino para pasar el rato.

-Oye Sinon, tienes como irte de regreso, ¿verdad? –La respuesta no llegaba. Sinon ya se había dormido a pesar de ruido. –El cansancio le ganó. –Ironizó él.

Teniendo que cargar a Sinon en brazos, Kirito la llevó a otro de los cuartos de invitados.

-Oye, oye. No te vayas a aprovechar de ella porque está borracha o entre todos te vamos a dar una madriza, no te pases de...

-¿Aprovecharme de ella? Es curioso, ya que Sinon trató de aprovecharse de mi hace rato. La dejaré en la cama y regresaré a la fiesta, relájate.

-Ya estás advertido, no quiero problemas.

Siendo así, Kirito entró al cuarto con Sinon en brazos y ayudado por el dueño de la casa. El que tenía las manos desocupadas destendió la cama, para que la chica fuera refugiada en ese lugar.

Cobijándola, ambos muchachos se fueron del cuarto, alzando el pulgar. Éxito total.

Revolcándose un poco en la cama, Eugeo despertó por segunda vez en la noche. Se encontraba desorientado, viendo borroso por la falta de sus lentes, por la obscuridad de la noche y por lo borracho que aún se sentía.

-Maldición. –Susurró el muchacho.

Alguien abrió la puerta de la habitación, quídam pasaba a la misma. Él no lograba identificar quien era por los elementos mencionados con anterioridad.

Conforme se fue acercando la silueta, Eugeo se pudo percatar de algo, sonriendo.

-Yuuki, pensé que ya te habías ido. –Celebró el muchacho, sin recibir respuesta. Curiosamente, Yuuki se fue acercando más y más a la cama donde Eugeo descansaba. -¿Qué sucede?

Está quídam se hincó sobre la cama, acercándose para darle un beso al muchacho. Se notaba muy insegura, por alguna extraña razón. La única forma por la que el muchacho podía identificar a su novia, era el antifaz blanco y rojo, el sentido de la vista le fallaba.

Despojándose de ese "pudor" si lo podemos llamar de alguna manera, ella comenzó a desabotonarle la camisa, besándolo con desesperación.

-¿Yuuki?... –Masculló él, dificultado por la borrachera y por el beso. Al ser despojado de su camisa, la quídam se quitó el vestido que tenía puesto, mostrando el tronco superior como Dios la trajo al mundo. -¿Qu-quieres hacerlo?...

La chica asentó con la cabeza, acercándose una vez más a Eugeo, quien se trataba de quitar el pantalón. Sería la primera vez de ambos, pero no importaba al ser aquel un momento donde el espíritu dionisiaco reinaba en todos sus sentidos.

Estando arriba de Quídam, la obscuridad y el borro de sus ojos no dejaban ver más que una parte del rostro y del antifaz. Tratando de quitárselo, su contraria lo impidió.

-¿Quieres dejarte el antifaz? –Cuestionó Eugeo. La Quídam asentó con la cabeza. –Niña traviesa, eres buena jugando.

Y así, en medio de lo dionisiaco y olvidando por completo lo apolíneo, ambos comenzaron a hacer el amor en aquella cama que era prestada y que olía a alcohol. Se besaban con pasión y desesperación, la muchacha enterraba las uñas en la espalda de su contrario.

Se entregaban la virginidad, siendo no el lugar indicado para ello. Pero, ¿la situación era adecuada? No importaba, ya estaban haciendo el amor.

La pobre de Sinon pasaba inadvertida en el cuarto de al lado, dormida en aquella cama y con la colcha caliente que la abrazaba. Kirito, quien se encontraba exhausto y un poco borracho al no haber dejado de beber vino desde que se quedó en soledad, entró en aquel cuarto.

Su Ψυχή seguía equilibrada, por lo que se quedó a dormir en una cama al lado de la de Sinon, viéndola dormir con su cara de angelito.

-Buenas noches. –Susurró el muchacho, cerrando los ojos.

Contrariamente a ellos dos, Eugeo se encontraba boca arriba, tomando de la cadera a su contraria, la cual se apoyaba en el pecho del muchacho, quien debía de estar aún muy borracho como para confundir colores. Se notaba que la quídam contenía sus gemidos, queriéndolos gritar en el fondo.

-¿Por qué nunca me dijiste que tenías un cuerpo tan sensual? Me dan ganas de acariciarlo por toda la noche. –Gimió Eugeo, quien tenía sudor en toda la frente.

Los movimientos eran torpes, pero sensuales, algo que se esperaría de dos jóvenes que se entregaban por primera vez al verdadero amor.

El antifaz no se había caído en ningún momento, ni siquiera cuando la situación se ajetreaba un poco. Acabando el jaleo, ambos cayeron rendidos en la cama, respirando fuertemente. Quídam se acurrucaba en el pecho de Eugeo, quien la abrazaba por la cintura, sintiendo su desnudez.

-Ni siquiera sudando se me quita lo borracho, creo que las luces de colores en la fiesta me afectaron un poco la vista, veo un poco diferente el cabello de Yuuki. Tch, sólo estoy alucinando, mañana todo estará mejor. –Pensó el muchacho, trabándose incluso en sus propios pensamientos.
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Algo me dice que varios se decepcionaron de que Kirito y Sinon no se besaran 😂😂 no, apenas es el capitulo 3 :v

Será capítulo 3 pero Eugeo ya salió culiando con !(£"÷ (encontré un nuevo de modo de mandar mensajes ocultos >:D) soy tan malvado :v

El próximo capítulo será bastante interesante por varios aspectos que se tratarán, así que esperenlo. Nos vemos en una semana.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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