Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15.-Amor y Capital, tomo tercero.

Era el día en que Eugeo se le declararía a Yuuki. Llevaban siendo amigos de, por lo menos, unos siete meses atrás. El muchacho trabajó mucho la tierra, así que era hora de reclamarla. Al fin y al cabo, la tierra es de quien la trabaja.

Se sentía un poco nervioso, ni siquiera intuía que le podría decir Yuuki, pero confiaba en que todo saldría bien. Se le declararía "A la Karl Marx", por lo que fallo alguno no debía tener.

Sujetaba el primer tomo de El capital en sus manos, aquel libro que trató de leer pero no entendía. Le faltaban conocimientos para entender los supuestos económicos.

En fin, que en ese libro tenía un espejo, uno pequeño, pero era justo lo que necesitaba para esa ocasión.

Lo haría hasta la hora del receso. El muchacho vestía su uniforme preparatoriano, siendo de color azul, en su totalidad, salvo la camisa, por supuesto.

Él ya quería entrar a la universidad para dejar de usar ese tortuoso uniforme que no le gustaba para nada. Curiosamente, Yuuki se sentía completamente segura de que extrañaría usar su uniforme, aquella falda y calcetas escolares.

Y sí, pasó el tiempo en la Facultad de Filosofía y la muchacha sentía nostalgia cada que veía a chicas de preparatoria o secundaría con su uniforme escolar. Pero no nos adelantemos.

El muchacho llegaba a la banca de su amiga, jalándole una mejilla de forma suave.

-¡Eugeo! –Recriminó ella.

-¿Hoy nos damos un pequeño paseo por la escuela? Especialmente en el jardín. –Pidió el joven marxista.

-Por favor no me hables de tus cosas, ya sabes que no les entiendo y no me gustan. –Yuuki suponía que la plática se trataría de eso al ver a Eugeo sujetando la obra cumbre de Marx.

-Prometo que no lo haré. –El muchacho alzó la mano derecha a la altura de su cabeza, poniéndose la izquierda en el pecho.

-Hum. Eso espero, Eugeo.

Lo que fue la clase, duró muchísimo para Eugeo. Era de cuarenta y cinco minutos, nada comparado con sus futuras tres horas de clase en la universidad.

Platicaba con sus amigos a la vez que hacía el trabajo grupal. Era una tortura tener que esperar. El joven marxista volteaba a ver a Yuuki, quien se acomodaba los cabellos detrás de la oreja, sonreía ante las ocurrencias de su amiga. Eugeo nunca antes sintió lo que ese día sí, siendo el amor y no un simple querer.

Un leve rubor apareció en sus mejillas cuando ella le sonrió, saludándolo con la mano. El sentimiento era mutuo entre ellos dos, pero ella esperaba la declaración.

Tras el infierno que fue tener que esperar tanto tiempo para el receso, los dos muchachos se vieron en la puerta de su salón.

-¿Lista?

-Siempre. –Sonrió Yuuki, saliendo primero del salón.

Los dos paseaban por los jardines de la escuela, caminando de forma lenta como siempre solían hacerlo cuando platicaban juntos.

Ese día era un poco diferente, Eugeo se notaba más callado. Aun así, el muchacho se adelantó a Yuuki por tres pasos, poniéndose frente a ella.

-¿Quieres saber por qué justamente hoy quería hablar contigo? –Preguntó el muchacho, sonriendo.

-Por supuesto, me encantaría. –También sonrió Yuuki.

-Es acerca de la chica que me gusta. –A Yuuki se le rompió un poquito el corazón. Parecía ser que Eugeo se enamoró de otra persona que no era ella. –Es una chica muy hermosa, encantadora. Tiene todo lo que yo busco en una mujer: que sea inteligente, bonita, amable, alguien con quien pueda platicar.

-M-me alegra que encontraras a alguien quien te sea perfecta, Eugeo...¿pero por qué me lo comentas a mí?

-Porque eres mi mejor amiga, y por eso te lo quería decir. Quiero casarme con esa chica, ya que nunca me cansaré de ver su sonrisa, jamás podría hacerlo. Por cierto, ¿quieres conocerla, Yuuki?

-Hum. Ya que. –Dijo ella, tratando de contener las lágrimas y el dolor. Eugeo le dio El capital.

-Ahí está ella. –Sonrió el muchacho, abriendo la boca.

Cuando la chica abrió el libro, se vio reflejada en el espejo que guardaba el mismo, sorprendiéndose bastante, pero se sentía confundida.

-S-soy yo...

-Por supuesto que eres tú. –Eugeo le quitó el libro, tirándolo en el pasto para tomar las manos de Yuuki. –Tú eres la chica que me gusta, todo lo que te dije era referente a ti...¿quieres ser mi novia?

-¡Sí! –La chica se abalanzó sobre el joven marxista, casi tumbándolo por la fuerza misma con que lo hizo. Mirando hacia arriba, ella le robó un beso, cerrando los ojos, sorprendiendo muchísimo al joven, quien no se lo esperaba.

Y así es como se hace una declaración "a la Karl Marx"...

...

Ese día nunca pudo ser olvidado por ninguno de los dos jóvenes. Eugeo lo recordaba con mucha nostalgia, incluso con ternura. Yuuki, sospechando que Eugeo le era infiel, ya no lo recordaba de forma tan linda. Años como novios para que el desgraciado la traicionara. Era evidente que eso le dolía muchísimo.

Respecto a lo demás, ella seguía en el salón de clase, el profesor de lógica saludaba a los alumnos, callaba a otros y anotaba en el pizarrón. Kirito y Sinon se veían bastante melosos, lo que le fastidiaba a Yuuki.

Ella ya no recordaba la última vez que estuvo en la misma situación con Eugeo. La distancia se abría de poco en poco, lo que la dejaba lastimada.

Alice entró al salón de clase, sentándose en donde siempre lo hacía. Volteando a ver a Yuuki, ella sonrió. La contraria se dio la vuelta, ignorándola. Alice no se sorprendió de que eso sucediera.

Pasados unos segundos, entró Eugeo, caminando hasta Yuuki para darle una barra de chocolate.

-Es tu favorito. –Sonrió él.

-Gracias. –Ella no sonrió, siguió con su semblante neutro.

El joven marxista se percató de ello, por lo que le dio un beso en la mejilla a Yuuki, aprovechando que el profesor miraba hacía el pizarrón, anotando algunas cosas.

-Te quiero...

Durante toda la clase, Yuuki se vio muy distanciada de Eugeo, casi no prestándole atención a los pequeños comentarios que hacía, lo cual lo entristecía bastante. Su peor temor se cumplía, Yuuki se distanciaba de él, algo que el joven marxista no soportaba.

Ahí es cuando las cosas se aclaraban. Eugeo no podía vivir sin Yuuki. No sabía si es que lo mejor era haberle dicho de su infidelidad desde el principio, pero recordó que todo se volcaba en su contra. De igual manera, no es como que las cosas siguieran mucho mejor ahora.

Entre clase y clase, y casi para salir, Eugeo salió del salón al ya no soportar la presión. Dijo que no fumaría, pero ya no lo soportaba, razón por la cual se compró un cigarro.

Nada más faltaba alguien a quien pedirle encendedor.

Casi como si fuera un ángel, Sinon fumaba en una de las jardineras, notándose muy tranquila, como si nada le pesara.

-Sinon, ¿no tenías seminario con?...

-Ya terminé la actividad. La maestra me dejó salir antes. Pensé que ibas a dejar de fumar.

-Necesitaba un cigarro. –Ella sacó su encendedor, dándoselo a Eugeo. –Quizá toda una cajetilla, pero necesito fumar.

-¿Por qué? ¿Crees que te va a ir mal en una de las materias?

-No. Tú ya lo sabes, pero quiero comentártelo en secreto. –Eugeo y Sinon se encaminaron a la parte trasera del Auditorio José Revueltas.

-¿Qué sucede exactamente?

-Dime que te ha dicho Alice sobre nuestra "relación". Tengo entendido que tú fuiste la primera a quien le dijo que según yo me aproveché de ella en la dionisiaca.

-Me dueles, Eugeo. Nunca te creí capaz de traicionar a Yuuki.

-Yo tampoco me creí capaz. Alice se aprovechó de mí, ¿recuerdas que las dos tenían antifaces idénticos? Dio la casualidad de que Alice se aprovechó que no podía ni distinguir lo que tenía en frente por lo maldito borracho que estaba. Tch, el punto es que ella me dijo que fuera su amante y así ella no le diría nada a Yuuki de lo que pasó esa noche.

-¿Entonces no fue solo una vez? –Sinon negó con la cabeza.

-¿Entiendes mi situación? Ella me tenía contra la pared, te mintió para poder satisfacer su enfermo deseo de placer. Nunca quise hacerlo, nunca me gusto tener sexo con ella, me fue tan horrible, pero ya quiero acabar con esta porquería de trato para que Yuuki no salga afectada.

-Dile la verdad. Conociéndola, le dolerá muchísimo cuando se lo confieses...odiará a Alice al punto de querer matarla a golpes, y quizá no te perdone...pero tienes que decirle la verdad, justo lo que me estás diciendo a mí.

-El precio de la verdad es caro...hoy le diré a Alice que el trato se acabó de una vez por todas. Ya no seré su maldito juguete...lo que me preocupa es Yuuki.

-¿Tienes alguna otra idea? Yuuki sabrá todo de igual forma, si es que Alice le dice. Te aconsejo que sea mejor que se entere de tus labios.

-Me siento inseguro...no quiero perderla, esa fue la única razón por la cual accedí al trato de Alice. Estaba desesperado, pero si dices que es lo mejor...

-¿Para ti que es lo mejor?

-Escapar a España con una identidad falsa, esperar a que acaben la carrera y, si tengo suerte, reencontrarme con Yuuki y llevármela a vivir a España para poder tener la familia que siempre quise con ella.

-Eres un pendejo, Eugeo. (JAJAJAJAJAJA me encantó esto :v) –Sinon se quitó los lentes, tallándose los ojos. –Omite lo de la identidad falsa y quizá sea un buen plan.

Con las cosas puestas en común, los dos muchachos se pusieron en marcha de regreso a la entrada de la Facultad, donde siguieron fumando sus cigarros, de forma respectiva.

Llegada la hora de la salida, Alice se apresuraba a bajar por las escaleras para tratar de encontrarse con Eugeo de forma sigilosa. Ese día Yuuki se iba por la entrada de Historia, así que el plan no iba tan mal.

Inmediatamente que Eugeo bajó, lo hacía Yuuki y Kirito. Los tres muchachos platicaban cada uno de lo visto en sus clases

Los dos hombres fueron al baño, como era normal antes de irse a su departamento. Ambas chicas se quedaron quietas, observando con recelo. Alice salió afuera, sentándose en la jardinera a fumar un cigarro.

Ese día tenía una falda que le llegaba más o menos a mitad de las piernas, por lo que se le podía ver su tatuaje de rosa. Lo malo de esa rosa, es que no era verdad.

Saliendo los tres muchachos de la Facultad, Kirito se despidió de Yuuki, apurando a Eugeo ya que ese día le tocaba hacer de comer.

Los novios se fueron hacía la salida de Historia. Alice esperó, continuando sentada en la jardinera.

Sinon salía con algo de prisa, deteniéndose para mirar de forma reprobatoria a Alice, acercándose a ella.

-¿Sucede algo? –Preguntó Alice.

-¿Me das de tu cigarro?

-Claro. –Sinon tiró el cigarro al suelo, pisándolo. -¿Por qué me mentiste? Eugeo ya me dijo la verdad.

-¿En verdad le vas a creer a...?

-Me dijo algo muy interesante que me da las suficientes razones para creerle. ¿Por qué nos engañaste a todos así? Debiste respetar que Eugeo ya tenía novia, sé que lo amas con locura pero eso que hiciste no es correcto.

-¿Y quién dice que es correcto y que no? Lo que un verdadero humano hace es hacer lo que él quiere sin dejar que nadie le diga que está bien o está mal.

-Nietzsche pensaba igual que tú...¿y sabes que le pasó? Se murió de sífilis.

-Igual ya lo sabía...pero tenía razón en eso, le faltó ser más medido.

-Estás dando un rodeo, no me contestas lo que busco, ¿Por qué mentirnos?

-Era la única manera. Vi mi oportunidad y...no me pude negar a ella.

-Yuuki lleva más años enamorada de Eugeo, ¿crees que a ella no le va a doler más que a ti? La pobre lloró toda una noche al darse cuenta que Eugeo le era infiel. Olvidas algo muy importante Alice "El hombre sereno no causa disturbios ni para sí ni para los demás". ¿Crees que con ese comportamiento Epicuro te hubiera permitido la entrada a su Jardín?

-Probablemente no. Sigh, he cometido muchos errores, y no me arrepiento tanto de hacerlo.

Eugeo caminaba hacía la Facultad con bastante prisa, las dos chicas se le quedaron viendo. Sinon sonrió, tomando sus cosas para retirarse. Ambos tenían mucho de que platicar.

-¿Nos vamos ya? –Preguntó ella.

Se notaba la incomodidad entre los dos miembros que eran amantes. Todo el camino a la casa de Alice fue igual, una situación que medio fue ignorada por Sinon. Ella serviría como réferi entre la discusión de esos dos.

Cada quien argumentaba, Eugeo se adelantaba a pensar que Alice, seguramente, se soltaría a llorar, victimizándose por lo ocurrido. Aquello no podía si no más que hacerle hervir la sangre al muchacho, quien de verdad se encontraba muy molesto.

Apenas pusieron un pie en la casa, Yuuki marcó al celular de Eugeo. Él contestó.

-Hola, amorcito...sí, estoy en mi casa. ¿Kirito?...¿Que se te olvidó pedirle?...Kirito no está, pero él y Sinon se vinieron a hacer tarea aquí, si quieres te la paso a ella.

El muchacho le dio el celular a Sinon, quien se soltó a carcajear. No creía que a esos extremos fuera a llegar Yuuki.

-Yuuki, ¿cómo estás?...Kirito fue a la tienda, seguramente llega en cinco o diez minutos, pero los tres hacemos tarea en el departamento...ok, te lo paso otra vez.

La chica regresó el celular a su respectivo dueño. Ella seguía riendo.

-Sí, perdón por no decirte, pero me encontré a Sinon en la Facultad y de ahí nos venimos, ella se quedó por que resolvería unos asuntos...ok, no se te olvide que te amo, Yuuki.

La llamada era colgada. Sinon volvió a reír. Eugeo miró al suelo, culposo.

Del otro lado del celular, Yuuki tomaba el suyo con bastante fuerza, llevándoselo al pecho a la vez que respiraba tranquila. Quizá ella ya no confiaba tanto en Eugeo, pero en Sinon sí. Era claro que ellos dos no podían ser los amantes, puesto que ella la había ayudado a tratar de localizar a Eugeo cuando no contestaba sus llamadas.

Eso, y que también ella ya tenía como pareja no tan sentimental a Kirito. En la pequeña sala del departamento de un solo piso, los tres muchachos se voltearon a ver, sentándose frente a frente Eugeo y Alice. Sinon quedaba en medio.

-¿Quién quiere empezar?

-¡El trato se acabó, Alice! –Exclamó Eugeo, siendo más rápido y sentencioso de lo que uno pensaría.

-Vamos, Eugeo. Lo que pasa es que no has aprendido a disfrutar del placer.

-¡No, yo sí tengo sentimientos de amor por alguien, y esa es única y exclusivamente Yuuki! Comparto muchas cosas...pero no mis sentimientos por ella.

-¿Entonces dices que lo mío no es amor?

-¡Confundes el amor con el querer, eso es lo que te pasa!

-Yo diría que sí es amor...ya te lo mostré una vez. Tú aceleras mi corazón, Eugeo, tú me gustas desde primer semestre.

-Es mucho tiempo, quizá Alice tiene razón. –Dijo Sinon, como árbitro.

-Puede que sí, pero esa no es la forma de demostrar "amor". –Eugeo se talló los ojos por encima de los lentes. –Pero lo siento, Alice. Yo no puedo corresponder a tus sentimientos por que yo amo a otra persona.

-¡Si no aceptas el trato, le diré a Yuuki todo lo que hemos hecho!

-¡Dile! Igual ya sabe que le soy infiel...yo le iba a decir mañana mismo, pero puedo ir a su casa para decírselo en este instante. Tengo miedo de perderla...pero el amor no es posesión, el amor es libre.

-Dices que confundo el amor, ¿no, Eugeo? Pero si no es amor...¿Por qué me duele tanto mi corazón? –Alice comenzó a llorar, llevándose las manos al pecho. No era por querer extorsionar más al joven marxista, la epicúrea en verdad sentía mucho dolor en su corazón.

-Ay, Alice. –Sinon se levantó a abrazar a su amiga. El muchacho se sentó, llevándose la mano derecha a la frente.

-Yo en verdad te amo, Eugeo.

-No me amas, acéptalo. Si en verdad me amaras, no serías tan posesiva y extorsionadora, ¿no puedes ver la claridad de lo diáfano? Pensar que me amas no ha dejado nada bueno para nadie.

-Eugeo tiene razón en eso, ¿Por qué le haces eso si dices amarlo? No tiene mucho sentido, honestamente. –Continuó Sinon.

-Él haría lo mismo por Yuuki ya que tiene miedo de perderla. Quizá no te creas capaz, pero el hombre puede llegar a hacer cosas que jamás se imaginaria siempre y cuando le parezca bueno.

El problema de las definiciones recaía una vez más en la mesa de discusión. Alice afirmaba que el humano es capaz de todo con tal de lograr lo que desea, Sinon y Eugeo no eran tan partidarios de eso, siendo incluso más mesurados de lo que se decía la propia Alice.

Daba la impresión de que se hallaban en un callejón sin salida, pero los sentimientos por parte del muchacho fueron dejados muy en claro: no sentía nada por Alice.

Quizá él no se sentía convencido del todo, pero la chica en verdad lo amaba, sufriendo bastante por lo afirmado por el joven marxista.

-Quizá podemos resolver esto con una cerveza, solo una. No es necesario que Yuuki se entere de esto, así que mejor no se lo cuenten a nadie, ni siquiera a Kirito. –Sinon era contradictoria en lo que le dijo a Eugeo, pero al empeorar la situación, tenía que improvisar.

-Él no sabe de esto. Al menos yo me retiro. Nos vemos mañana, chicas. –El muchacho se marchó por la puerta que bien conocía. Alice lo vio partir, siendo lastimoso para ella.

Las dos chicas seguían abrazadas, una consolado a la otra.

-¿Qué puedo hacer para que me crea que en verdad lo amo?

-No lo sé. Lo que dijo tiene bastante razón, pero quien sabe que pueda pasar, ¿le dirás algo a Yuuki?

-Quizá ya no. Tenía su collar muy amarrado, pero Eugeo me terminó mordiendo la mano así que ya no hay nada que pueda hacer ahora que decidió soltarse.

-Y si le dices a Yuuki, eso lo enojaría muchísimo. Quizá no eran el uno para el otro...porque nunca lo fueron, era evidente que esto iba a terminar en desastre.

-Sabía que no se iba a enamorar de mí, ¿Por qué fui tan obstinada que sí lo haría?

-No tenías experiencia, no supiste manejar las cosas como debiste y así terminaste. Si quieres me puedo quedar a comer contigo, creo que no te quieres quedar sola.

-Gracias, Sinon. En verdad perdóname por mentirte.

-No te preocupes. Nada más recuerda "El hombre sereno no causa disturbios ni para sí ni para los demás"

Eugeo regresaba a su casa con bastante prisa, Kirito lo reprendió por llegar tan tarde. Se suponía que ese día le tocaba cocinar a él, pero tardó tanto que mejor Kirito se hizo de comer por sí solo.

Todo reclamo fue ignorado por el joven marxista, quien fue a su cuarto con toda la prisa del mundo, tomando un billete de su cartera para salir corriendo una vez más, cerrando la puerta de un azotón.

-Hijo de perra...

Corriendo con esa misma prisa, Eugeo llegó a las afueras del panteón municipal, comprando un ramo de rosas, el cual era bastante grande. Tras eso, se fue corriendo a la avenida, que era donde pasaban una gran cantidad de rutas del transporte público.

Él ya conocía perfectamente el rumbo que iba a tomar, por lo que, únicamente, se preocupó por que la misma no tardara mucho. En el papel celofán se podía leer "Mi amor por ti, es desesperado".

Con la media hora que se hizo el transporte público, Eugeo caminó con mucha desesperación dos cuadras de donde se bajó, llegando a una casa de color verde, tocando el timbre dos veces.

La puerta fue abierta por Yuuki, quien abrió los ojos de la sorpresa. Aun así, el muchacho le robó un beso en los labios, uno que duró varios segundos. Por primera vez en varias semanas, ese beso se sintió con la magia del amor, por lo que la chica lo respondió de la forma más romántica posible.

-¿Hay alguien en tu casa?

-Mi madre.

-Maldita sea. Mañana Kirito tendrá una cita con Sinon, ¿podrías venir a pasar un rato para...tú sabes qué? Quiero consumar nuestro amor de una vez por todas.

-Eugeo...

-Yuuki Konno, te lo dije esa vez y te lo confirmó hoy...jamás me voy a cansar de ver tu sonrisa, y mi amor por ti es tanto que no únicamente quiero hacer el amor contigo...te amo tanto, que por todos estos años ha habido un pensamiento que no se apartado de mi ni un solo segundo.

-¿Y cuál es ese pensamiento? –Yuuki sonrió a la vez que algunas lágrimas de felicidad bajaban de sus mejillas.

-Que quiero casarme contigo. –El muchacho la volvió a besar, siendo de una forma en como se lo pedía su desesperado corazón. –Si alguna vez tratan de separarnos, no lo voy a permitir, Yuuki. No descansaré nunca hasta que pueda darte la vida que tanto deseo, nadie quiere publicar mis ensayos, mi familia no es de dinero, pero eso no me impedirá nada mientras tú estés a mi lado.

-Esperé mucho tiempo para poder escucharte decir esas palabras, Eugeo. Vamos al registro civil a casarnos ahora mismo.

-Si nuestros padres se enteran, nos van a matar.

-No tienen por qué enterarse. –Rió la chica.

Necesitarían los documentos, testigos, y algo de dinero para los trámites. Nada del otro mundo. Había una pequeña duda, ¿El profesor Adán aceptaría ser testigo de la boda? Como Eugeo le tenía mucha estima, quería invitarlo a estar presente.
______________________________________

Awwww camarada Nel, ya sabes 😉

Camarada Nash...Ya te lo recompensaré un día de estos :v

ya que ahorita estoy pensando en escribir un libro sobre la República de Platón...Aunque debo acabar Palacio noir et blanc...Y el otro proyecto en el que trabajo ¡¡¡carajo!!!

Bueno, ya se resolvió uno de los problemas centrales de la historia, ahora falta lo primero: el kirinon 7w7 para la próxima semana se viene algo uffff carnal (expresión mexicana, no me refiero al cuerpo :v) les gustará

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro