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Capítulo 1

El sol saliente iluminaba toda la habitación, tal vez por que esta fuera nueva y las cortinas aun no hayan sido colocadas en su debido lugar.

Por esa razón no tuve ninguna opción mas que levantarme de la cama y dirigirme al baño. Sí, soy humano, tengo mis necesidades.

No necesite de salir de mi apreciado cuarto para ir ahí, ya que había uno dentro de este, -Algo de bueno al fin.-. Dije para mis adentros con una sonrisa.

Mis pies descalzos sintieron el piso alfombrado que mantenía, me estire y solte un pequeño e inaudible bostezo. Encorbe mi espalda y rasque mi mentón, parpadeando un par de veces aun con sueño.

Luego de toda esa practica matutina, esta vez si llegue al dichoso baño, me pare frente al espejo arriba del lavamanos. -Dios...-. Fue todo lo que logre decir.

Realmente me veía mal, no en el lado vanidoso, sino en el lado en que mi estado estaba mal.

Mis costillas aun tenían esos moretones con su peculiar color violeta oscuro, dolían, cómo el primer día en que se formaron.

La parte de mis hombros hasta centimentos de mi cuello estaba llena de pequeñas pero profundas cortadas, odiaba verme así a diario.

Baje la vista y solo opte por lavarme la cara con un poco de agua, tome la toalla que colgaba de un perchero, me acomode un poco el cabello y cepille mis dientes.

Salí de ahí como si nada hubiera pasado, me puse una camisa de tirantes con un logo abstracto.-Cómo tú.-. De nuevo mi subconciente ha hablado, aveces me da miedo.

Me quede aun con el pantalon tipo pijama que poseía, baje las escaleras sólo para toparme con mi madre, se notaba que estaba feliz por la nueva casa, ¿y quién no?, una propiedas con 3 habitaciones, baño en cada una, sala, cocina, comedor, patio delantero y trasero, y todo por un precio tan bajo, haría feliz a cualquiera.

El desayuno estaba preparado en la mesa, lo cual hizo que mis ojos brillaran.

-Huele muy bien.- dije refiriendome a la comida servida frente a mi.

-Un buen desayuno te pondra de humor, hijo.- apreto una de mis mejillas. Era algo mimadora conmigo, bueno, no era algo que me molestara, mas bien me gustaba mucho que fuera así conmigo, su único hijo.

-Hmm...presiento que alguien coloco miel a las tartas...- alce las cejas entre cerrando los ojos, de manera juguetona.

-Tal vez si...- se sento frente a mi con una sonrisa de oreja a oreja. -Y es para que inicies bien tu primer día de clases.

-Pff otro colegio para destrozar.- reí ante mi comentario a lo que mamá hizo lo mismo.

-Sólo que no te descubran esta vez.- dijo enarcando una ceja.

-Trataré.

Termine de comer y subí de nuevo a mi cuarto, apenas eran las 6:30 a.m y yo entraba hasta las 8:00 a.m. ¿Qué haría todo este rato? en un milisegundo se me ocurrío quedarme dormido e ir tarde al colegio para así no poder entrar. -Típico.

Pero no me parecio la mejor idea. Mamá se había esforzado mucho por encontrar un colegio en el que me aceptaran.

Supongo que tener encima un antecedente de incendio provocado no era lo mejor del mundo.

Así que simplemente me fui a duchar. Deje que el agua fría recoriese mi cuerpo y que cayera en las cortadas, ya que serviría para cicatrizarlas un poco.

Dure un poco mas de 10 minutos ahí, solo pensando en que hacer o como me verían los demás. Pero todo sería igual, personas interesadas y brabucones por todos lados. Gran vida, ¿no creen?

***

-Procura no meterte en problemas.- me sonreía desde el auto. Ya estaba en la acera que me conduciría a tan afamado colegio.

No conteste y solo sonreí inocentemente.

Sostuve mi mochila con un brazo, mamá solo bufo mientras arrancaba hacia casa. Me le quede viendo al auto antes de emprender mi caminata a la entrada. Tenía mis audifonos al mayor volumen posible, algún día me quedaría sordo por eso, pero que mas da.

Mi vista estaba por los suelos y en mi mente solo pasaban infinidad de pensamientos.

Al momento de pasar a lo que sería la administración, me tope con varios maestros viendome con mala cara, aunque ya es normal. Solo me sente en los asientos frente a la oficina ya dicha. Seguía viendo a mis pies, ni siquiera sabía que decir, obvio comenzaría con un saludo y lo demás...No lo sé.

El clima aquí dentro era fresco, como cuando enciendes la calefacción. Levante la vista solo para ver las paredes pintadas de blanco con bolantes pegados en ellas, algunos del equipo de futbol y otros del baile escolar. -No he llegado en el mejor momento...

Decía sin animos, pero ¿qué animo podría tener? Creo que ninguno.

-Evan Crandall Emerick. Favor de pasar.- la voz de la amargada secretaria se hizo presente en la sala.

Me levante muy apenas de la silla, no sin antes estirarme un poco y tapar con mi mano un pequeño bostezo saliendo de mis labios. Acomode la gorra que sostenía mi cabello y me diriji hacia ella.

Pase a donde se encontraba el director. Este me observaba como si fuera un bicho raro invadiendo su espacio perfecto.

Me cruce de brazos esperando que articulase alguna palabra, así que enarque una ceja y mordí mi labio. No de la manera "sexual", si no de la manera de la que estás nervioso y no sabes que mierdas hacer.

-He oído hablar de ti.- por fin. Aplausos, señores. El director gruñon ha hablado.

-Todos hablan de mí.- dije sentandome de nuevo en el pequeño sillon frente a su escritorio.

-Sólo para que entiendas- poso sus codos entre papeles dispersos en el mueble de madera fina. -Este es un lugar que se respeta. No queremos a piromanos.

-No se preocupe, de los errores se aprende.- una sonrisa cínica se esboso en mi rostro e hice un movimiento de cabeza para quitar el cabello de mis ojos.

-Nada de jueguitos, señor Crandall.- subío el tono de su voz, mirandome con esos ojos asesinos que en lugar de asustar, divertían.

-Esta bien.

Moví mis ojos viendo toda la oficina. Vaya que era un tipo amargado, ni siquiera tenía de esas fotos familiares que adornan. Aunque no era de mi incumbencia.

-Mejor sal de aquí y vete a tu salón.- hacía ademanes con sus manos indicandome la salida.

-Lo haría con gusto. Pero no sé cual es mi aula.- me levante de ahí, acomodando mi pantalón.

-No me importa, búscalo tú, yo tengo trabajo que hacer.

-Claro, como ordene.- salí de ese lugar, azotando la puerta. -Maldito idiota.

Camine por todos los sitios, algunos estaban fuera de sus salones y otros se veían interesados en lo que decían los profesores. Ni siquiera me tome la molestia de ir con la secretaria, seguro estaría engañando a su pareja con un conserje.

Recorrí casi todo el primer piso, explorando por los talleres y sonriendo como si todo fuera de maravilla. Llegue al punto de salir por la puerta trasera que conducía hasta las gradas y la gran, y por gran me refiero a enorme cancha de futbol.

Por lo general me esperaría que estuviese sola, pero me quivoque. Unas cuantas chicas estaban sentadas en lo mas alto, viendo como jugaban sus "galanes". O tal vez veían como aparentaban ser los mejores, yendo tras un balón. Como niños. Si. Como un par de niños corriendo de un lado a otro.

Reía por dentro. Realmente me daba tanta gracia todas esas personas tan comunes. Nunca había alguna con un toque de imaginación o pensamientos diferentes.

Opte por arrinconarme en lo mas bajo de las gradas. Saque una libreta de mi mochila y comence a dibujar. Millones de paisajes cruzaban mi mente en fracciones de segundo, echaba a volar como si solamente me desconectara del mundo.

Decidi inspirarme un poco mas y dibujar algo referente a este colegio. Seguro a mamá le gustaría.

Voltee para todos lados, pero lo único que veía era a los típicos jugadores con sus bobas admiradoras, suspirando a tal grado de parecer faltarles el aire.

Cerre mis ojos un par de segundos, bufando por esta falta de inspiración obtenida.

Los volví a abrir, notando como un balón, intencionalmente lanzado hacia un chico, se aproximaba.

Solte lo que tenía en mano y corrí a por él. Logrando empujarlo y haciendo que cayese, mientras yo recibía el impacto.

Me quede tendido un rato, sobando mi brazo, tratando de quitar un poco el dolor. Los jugadores furiosos se dejaron ver caminando a la dirección de la pelota.

Uno de ellos se acerco a mí, con el ceño fruncido. -Tuviste suerte de no ponchar el balón, inutil.

Me dio un pequeño golpe con la punta del zapato, en mi pierna.

Rodee los ojos y me levante, camine a donde estaba el chico y tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.

-Muchas gracias.- dijo rascandose la nuca.

-Era eso a un golpe en el pecho.- lo tome de la mano y estire para que lograse levantarse.

-Descuida, hay veces en las que no miden su fuerza.- notaba su nerviosismo en la voz, mintiendo de seguro.

-Claro.- guarde mis manos en los bolsillos agachando la vista. Iba a decir algo apenas, pero él me gano la palabra.

-Veo que te gusta Cradle Of Filth.- solto un pequeño grito de emoción y solo me quede con los ojos abiertos como platos.

-¿Acaso los conoces?- pregunte atonito.

-Como no conocerlos, ademas, tú pareces tener un estilo algo gotico.- afirmo con una risita tierna.

Debo admitirlo, este chico me agrada.

-Supongo que escuchas ese tipo de música.- dije viendole a los ojos, no podía creerlo. Tenía uno verde y uno marrón.

-No mucho, escucho otros generos.

Hablamos un poco, pero el dijo que debía irse a clase de artes. No le quite mas su tiempo y recogí mis cosas para así ir de nuevo por mi camino.

***

Por fin conseguí mi tarjeton de horario, un gran alivio para mi. Pero no era una alegria. Justo me había perdido de clase de filosofía, y ahora tenía que ir a taller de cocina. Y pues, es bien sabido que me gusta quemar cosas.

Entre quitado de la pena y me coloque en el ultimo asiento.

Según el profesor, hoy aprenderiamos a hacer cupcakes. Perfecto.

Todavía muchos no llegaban, así que empece a imaginar millones de maneras de poder destruir algo.

-Nos volvemos a ver.- sentí una palmadita en mi espalda, seguida de una sonrisa. Era de nuevo el chico de hace rato.

-Parece que si.- me recargue en la mesa frente a mi. -¿Te gusta la cocina?

-Solo si se trata de dulces. No salado no es mi fuerte.- dejo caer algunos lapices y una libreta con las iniciales "D.K". Realmente no le había preguntado su nombre. Sé que soy un tonto, pero no me lo pensaba topar mas de una vez.

-Tu nombre.- dije de sorpresa.

-¿Ah? ¿Qué?- pregunto frunciendo el ceño en forma de juego.

-Mucho gusto "Ah-que", mi nombre es Evan.- bromee haciendo que se riera levemente.

-No me llamo así.- se cruzo de brazos de manera infantil. -Mi nombre es Dereck Krowstel.

-Ya veo el por que de las iniciales en las libretas.

-Es para no perderlas, tonto.

-No me digas tonto, tonto.- entre cerre mis ojos, con un berrinche fingido.

Note como todos tomaban asiento y la aburrida clase daba paso a lugar.

-Solo no te duermas.- dijo referente a mi posición en la banca.

-Trataré.- afirme.

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