Su mensaje fue claro y conciso. Me mantuve mudo por bastante rato. Este... ¡tengo algo de dignidad y mucho orgullo! ¡Algo inteligente debo decir!

"Slash... Tú... ¡Tú no me amas! Tú estás enfermo, sí... Tienes el trastorno de autopercepción homosexual. Por favor, déjame en paz."

Traté de argumentar -excusarme, en realidad- con mis manos muy temblorosas, apenas pude escribir esa nota y rellenar con esos estúpidos puntos suspensivos. ¿Seguir o no la charla? Ojalá no me conteste.

Aunque una parte de mí lo rogaba, digo... ¡Que me conteste el bien hijo de puta! ¿Lo habré espantado? Ha pasado media semana, no sé qué coño...

Ah, se demoró el bien puto, pero me contestó, qué bueno.

"William Bayley.

¿'Trastorno de autopercepción homosexual'? ¿En qué discurso religioso de fanáticos radicales oíste eso? Yo no estoy enfermo, Axl, el amor es sano sin llegar a la obsesión. No estoy obsesionado contigo, lo hago todo bajo tu consentimiento.

Lo que yo siento por ti es amor, es sano. ¿Vale? No planeo que ninguno de los dos salga herido."