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Capítulo 5: La verdad que siempre quisimos conocer

Llevamos alrededor de 10 minutos mirando el cuerpo sin vida del hombre, intentando buscar una solución. No podemos dejar cabos sueltos y menos un asesinato que, aunque no sea nuestra culpa, aquí estamos y para rematar estos hoteles están repletos de cámaras y nuestras caras deben salir en más de una. En fin, no tenemos un plan B y menos después de lo que ese hombre ha dicho antes morir.

—¡Tenemos que hacer algo ya! —chilla Beltrán, exasperado después de pensar tanto tiempo sin llegar a un plan coherente que nos libre de este desmadre.

—No vinimos preparados para esto. El jefe no dio información suficiente y por eso estamos aquí —analizo, estando un poco más calmada que él.

—Siempre tenemos que estar preparados, Angelique. No nos caracterizamos por ser ineptos. Somos todo lo contrario y debemos actuar como tal. Debemos dejar esto limpio de nosotros.

—Bien, relájate y piensa conmigo. —Asiente—. Primeramente, nuestras huellas están en el cadáver de la víctima. —Beltrán se pone rojo, había olvidado ese detalle—. Tranquilo, como no tenemos nada para limpiar, podemos... —Me quedo pensativa por un momento—meterlo en la bañera llena y con ropa para que borre las huellas.

—Esa es una buena idea. De la misma forma, podemos dejar esto limpio de la visita que hicimos. De las cámaras no te preocupes, puedo acceder y simular un fallo en el sistema y borrar las grabaciones de las últimas 48 horas para que no piensen que fue premeditado.

—Perfecto. Ahora, lo otro importante es como lograremos salir de aquí sin ser vistos. —No paran de salir problemas. Un caso que parecía tan simple, se ha vuelto un dolor de cabeza.

Beltrán comienza a dar vueltas por todo el lugar y me está mareando. De un momento a otro se detiene y comienza a moverse por la habitación a buscar algo que no acabo de entender. Algunos minutos después, se detiene y me señala algo arriba. Cuando veo, es un conducto de ventilación y logro entender su plan.

—¿Cómo sabremos hacia dónde nos dirigimos? —inquiero.

—¿A ti se te olvida que tienes contigo al mejor hacker de la organización? —se pavonea. Ruedo los ojos.

—Bueno, ponte a trabajar en eso y yo me encargo de meter al hombre a la bañera —acoto.

—Tranquila, te ayudaré. Hacer eso no me tomará más de 15 minutos.

Entre los dos cargamos el cuerpo del hombre ensangrentado. Le dieron más de una vez y quizás esa sea la razón por la que murió tan rápido. Una vez lo acomodamos, llenamos la tina hasta su cuello y mientras tanto limpio todo lo que veo sucio a mi alrededor. En el hipotético caso de que quede algo, veremos cómo lo resolvemos en ese momento.

Mientras tanto, Ángel logra encontrar una ruta a través de los conductos de ventilación para salir a uno de los que hay en el estacionamiento. Logramos treparnos allí arriba con bastante trabajo, sobre todo para que Ángel lograra subir puesto que pesa una tonelada y fue difícil. Tuvimos que gatear por los conductos por quién sabe cuánto tiempo, siguiendo la ruta del teléfono de Ángel.

Una vez hemos llegado, abrir la reja, fue otra situación difícil. Los tornillos estaban por la parte de afuera, por tanto, era imposible abrirlo desde dentro, la única opción que quedó fue romperla de un golpe, pero eso provoca ruido y con ello la probabilidad de ser descubiertos. De un duro golpe, Ángel la arranca y esta impacta en el suelo. Sentimos como el hombre llega corriendo y dice que buscará al de mantenimiento.

Al escucharlo, respiramos aliviados al tener al menos 5 minutos para salir de allí sin ser vistos. Logramos bajar y en el proceso, apoyo mal el pie y me lo tuerzo. Ángel maldice, pero me toma en brazos.

—Alto ahí. —Escuchamos una voz tras nosotros y ambos nos miramos.

—Disculpe, íbamos camino al auto y mi novia se lastimó el pie —dice Beltrán sin voltearse. Cuando creo que estamos jodidos, el que parece ser de mantenimiento da un grito y el sujeto nos dice que no nos movamos de allí y Beltrán conmigo en brazos hace todo lo contrario.

Cuando ya logramos llegar al auto de Beltrán, que se encontraba estacionado a varias calles del hotel, respiramos tranquilos de haber podido cumplir con la misión. Me duele el pie y creo que es un problema bien gordo ahora.

—Salgamos de aquí. Aún esta misión no termina —aclaro y Beltrán asiente de acuerdo conmigo. Creo que esta ha sido la misión que más juntos hemos trabajado y la que menos hemos discutido.

Ángel se detiene en un hotel al final de la cuidad y pide una habitación como si fuéramos un matrimonio que va a pasar la luna de miel. Definitivamente las mujeres están perdiendo facultades cuando un hombre guapo se les para enfrente.

Una vez en la habitación, lo primero que hago es agarrar su mochila para sacar la maldita laptop. Beltrán me observa como si estuviera loca porque sabe que es lo que voy hacer.

—Después de tantos años creo que no es necesario tener que recordarte la regla más importante que tenemos cuando trabajamos, ¿o sí?

—Claro que no, me la sé de memoria, pero te recuerdo las últimas palabras de ese hombre antes de morir. Este caso está demasiado extraño. Antes de morir nadie dice mentira, por algo dijo lo que dijo y su última frase me está taladrando la cabeza, ¿a ti no?

—Ya lo he olvidado —afirma.

—Yo no sé si lo he olvidado, por tanto, quiero saber que hay en esa carpeta.

—Estaremos incumpliendo las reglas.

—Hay muchas cosas que nos hemos saltado y nadie se ha enterado.

—No creo que tan grave como esta.

—Tranquilo. Buscaremos una solución. Al final de cuentas tenemos todavía 24 horas para cumplir el plazo de la misión.

—Bien. Hagámoslo.

Le doy la laptop a Beltrán, pues él sabe manejarse mejor que yo en esos trastos que a mí me dan dolor cabeza. Puedo sentir la tensión en su cuerpo junto al mío. Estamos sumamente nerviosos como pocas veces hemos estados. Respiramos un poco aliviados al ver que la contraseña funciona. Beltrán se encuentra con un sistema avanzado de protección, pero la carpeta que el hombre nos dijo, junto algunas más, no tienen un sistema tan poderoso, por tanto, Beltrán logra acceder tras un rato tecleando sin parar. Me pregunto cómo ese hombre habrá logrado ver la información.

Al abrir la carpeta, vemos que hay varios documentos y videos. Cuando accedemos al primer documento, es como una ficha mía, de todos mis datos. La foto es antigua, debía tener cinco años, la edad con la que entré a la organización. Lo que me deja en shock es cuando sigo leyendo y figura el nombre de una madre que no recuerdo, una casa donde residíamos y una vida construida. Beltrán me mira cuando una de mis lágrimas cae en su brazo. Tomo la maldita pc y salgo del documento para abrir los videos.

Ya no suelto una lágrima, ahora son millones las que salen de mis ojos al ver cómo me separaron de mi madre, como la mataron a golpes. Casi el final del video es el que me desmorona, mi madre estaba viva y me quedé petrificada al verla y por eso fui capturada. Veo como una lágrima rodó por el rostro ensangrentado de mi madre y ahí termina la grabación.

El otro documento que abrimos que se encuentra en otra carpeta dentro de la misma, está lo mismo de Ángel, la diferencia es que él si tenía a sus dos padres vivos. Lo primero que se ve es como matan a su padre sin darle tiempo asimilar que alguien había irrumpido en su casa, seguidamente, el grito de su madre a Ángel de que huyera y cómo lo hizo, para al final ser capturado y ahí termina la grabación.

—¡Maldita sea! No puede ser —dice, mirando la laptop—. ¿Qué mierda pasó con mi madre? ¿la mató también? —Su rostro se torna rojo. Comienza a destrozar todo a su paso y tengo que soltar la laptop para detenerlo porque llamaremos la atención.

—Cálmate, Beltrán. Debemos seguir revisando esto y descubrir hasta que encontremos todo lo que podamos.

—Es un maldito ladrón. Hubiéramos podido tener una vida tranquila. Lejos de todo esto.

—Tienes razón, pero aquí estamos y sé que esa maldita laptop oculta más cosas.

Durante 15 minutos, nos encontramos con más vídeos de nuestros compañeros, algunos cercanos, otros no tantos. Nos mintió a la gran mayoría. Teníamos familia, solo que él nos la arrebató. Ángel carga toda la información que puede a una nube de seguridad y justo cuando estamos recogiendo todo, escuchamos varios autos estacionarse.

Nos han descubierto.

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