Capítulo 16: Salvando a mi amigo
Narra Ángel
—¿Ahora quién se ha vuelto loco? ¿Estás consciente de que todo esto puede ser una trampa? —le digo lo obvio. Ha cerrado su mente en que es su amigo y no nota el peligro. Ahora quien es el que está mal de la cabeza.
—Sé perfectamente que puede ser una trampa, por eso no lo haré solo, tú me cubrirás la espalda y sé que Andrés no tendrá problema en prestarme alguno de sus preparados guardaespaldas para que sirvan de refuerzo en caso de que la cosa se ponga caliente.
—Sí, claro. No hay problema —dice Andrés.
—¿Tiene más información?
—El objetivo es un estafador. Ha robado un cargamento de marihuana a su jefe. Quiere iniciar el negocio y su jefe se ha dado cuenta y ha contactado a Jorge para que se encargue del problema y recuperar su mercancía.
—¿Cómo David ha accedido a algo así?
—Ángel, tu amigo no es un santo. Tiene un largo historial de asesinatos. Es peligroso y sanguinario. Jorge lo manda a ese tipo de misiones que son directo a matar. Dudo mucho que cuando ustedes quieran negociar la libertad de sus compañeros, tu amigo logré salir ileso. Él es uno del pequeño grupo que Jorge logró convertir en despiadados asesinos.
—David no es malo. Simplemente se metió en eso para ganarse la gracia del jefe y no ha podido porque, aunque es buen asesino, no sabe ser limpio y siempre tiene que ir alguien más a borrar las evidencias y por eso ha sido sancionado en varias ocasiones. Cuando nos encargaron esta misión, él llevaba cerca de mes y medio sancionado por segunda vez, supongo que esta es la tercera oportunidad para él.
—¿Ves lo que te digo? Es peligroso ir allí e intentar detenerlo.
—Iré, Angelique. Estoy seguro que si fuera Lorena o cualquiera de tus amigas lo harías. Además, es la oportunidad perfecta para contarle todo y hacer que se una a nosotros.
—Pero, ¿te estás escuchando? Tu amigo será más un problema que una solución. Acabas de decir que ha sido sancionado dos veces, si no completa la misión y luego quiere regresar para ayudarnos no podrá. Sabes bien lo que significa no cumplir una misión —Abro los ojos, ella tiene razón.
—Buscaremos la manera de que Jorge crea que cumplió la misión.
—¿Cómo?
—Déjame pensar. —Por primera vez la noto nerviosa por mí. Eso me gusta, significa que algo estoy empezando a importarle. Somos masoquistas, cuando parece que van a suceder cosas peligrosas es que destapamos lo que guardamos tan profundamente.
—. Lo haremos, juntos. Podemos hacer algo con el cargamento y es enviarlo al puerto cercano al cuartel donde siempre recibimos las municiones y equipos de preparación que envía el gobierno, le mandamos un mensaje al jefe desde el teléfono de David donde le informe que se está deshaciendo del estafador que debía matar. —El plan de Angelique es bueno. Si supiera cuanto me prende verla así en acción.
—Todo eso está muy bien, pero la idea es no matar al hombre, ¿cómo haremos para que Jorge no lo descubra?
—Tendremos que encerrarlo durante un tiempo. Nos puede dar información de su jefe y sería otra prueba más que tendríamos en contra de Jorge —alego y ellos abren los ojos. No habían valorado esa posibilidad. Yo sí, solo quiero salvar a David. No quiero que siga como lo ha hecho hasta ahora. Es mi único y mejor amigo allí dentro. No quiero un mal final para él.
—Muy bien. Pueden traerlo aquí. Tengo un lugar donde podemos tenerlo bien vigilado y es seguro. No tendrá por donde escapar.
—Hay algo más que no hemos pensado. —Salta Angelique.
—¿Qué cosa ahora? —pregunto y Andrés la mira con curiosidad. Ya tenemos cubiertos todos los frentes. Así que quisiera saber que se nos está quedando.
—Su chip rastreador. —Joder, tiene toda la razón.
—Eso puede solucionarse —dice Andrés—. Bajando la colina, hay una propiedad mía, la uso para cuando quiero estar solo, allí un médico de mi confianza, puede operarlo.
—Es que, primeramente, debemos saber en qué parte de su cuerpo lo tiene. —Andrés mira a Angelique con cara de no entender nada, pero yo sí sé de qué habla. Lo peor, es que no podemos preguntarle a David.
—Andrés, ella se refiere a que cuando nos hicieron la operación, cada uno debería de escoger un lugar del cuerpo y no decirlo a nadie, precisamente para evitar situaciones como estás y que nos quiten el chip. Angelique y yo nos operamos porque sabemos dónde estaban alojados los nuestros, pero si David no nos dice, es difícil hacerlo a menos que tengamos un equipo especial para rastrearlo.
—Me encargaré de conseguirlo, chicos. Los ayudaré tanto como pueda.
Ideemos el plan a seguir una vez los hombres que pedimos llegan a la oficina. Sobre la mesa hay un mapa con el lugar donde el hombre estará recibiendo la mercancía robada. Ese hombre no sabe lo que hace, ha planeado hacer todo solo con dos personas más, es decir, serían tres personas para descargar de un pequeño barco la tonelada de droga que ha robado. David estará en el punto más alto, conociéndolo como lo hago, supongo que esperará a que la mercancía sea descargada para terminar con la vida del objetivo y los dos que lo acompañan, que no tienen que ver, pero están en el lugar y con la persona equivocada, para luego tomar el camión y llevarlo al cuartel para dar con su misión como completada.
Entonces, lo que nosotros haremos, será a agarrar a David tan pronto se coloque en posición de espera, y solo esperando para disparar. Una vez hayamos dejado a David fuera de combate, dejaremos ir a los otros dos hombres y un grupo de los nuestros se llevará al estafador al lugar acordado con Andrés, se volverá a cargar la poca droga al barco y el mismo piloto tendrá la orden de llevarlo al cuartel por órdenes de David.
La misión logró salir con éxito, a quien tuvimos que enfrentarnos fue a David, porque evidentemente se defendió. Cuando finalmente vio que era yo, se detuvo y uno de los hombres que nos acompañaba aprovechó para dormirlo. No podíamos permitir que dijera mi nombre.
—Menos mal que no había trampa por parte de Jorge —digo a Angelique una vez nos montamos en el auto.
—No cantemos victoria. Espero que no nos llevemos ninguna sorpresa con David.
—Estoy seguro que no la habrá.
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