Capítulo 15: Evitando un nuevo crimen
Narra Angelique
Una vez estamos más calmados los dos, me levanto de su regazo y me dirijo al baño para lavarme el rostro que supongo esté enrojecido y al entrar y verme en el espejo, lo compruebo. Estas lágrimas, son la prueba viva que todo esto es muy fuerte para mí, como nunca lo ha sido. La diferencia de aquel momento que perdí a Eduardo es que por primera vez siento que no estoy sola, alguien más quiere sanarme y ayudar a que el dolor no se vaya, pero sí se disipe un poco para que al final solo se quede el recuerdo de lo que fue y no pudo ser y, sobre todo, dejar de culparme tanto, porque, aunque nunca se irá, al menos que disminuya.
Salgo y Beltrán está al lado de la puerta. Ve mi rostro, que evidentemente sigue rojo y me da una cálida sonrisa. ¿quién diría que un hombre tan peligroso puede ser tan tierno? Pensé que algo como eso, nunca se vería entre los compañeros de la organización. Beltrán tiene todo lo que yo tuve que aprender cuando me di cuenta que comencé a sentir algo por Eduardo, al igual con Beltrán, me negué admitirlo, pero la diferencia es que no tengo que intentar ser perfecta para él, con Beltrán puedo ser yo, porque al final somos casi iguales, hemos vivido lo mismo y ahora estamos juntos en esto, solo espero que ninguno de los dos tengamos el final de Eduardo, solo eso pido.
Salimos del cuarto y nos dirigimos al despacho. Una vez entramos, veo que han llegado más personas. Hay cuatro hombres trajeados que no sabemos quiénes son. Andrés se encuentra sentado tras su buró y puedo suponer que estaba esperando por nosotros después de nuestra salida, tras mi propuesta de entrar a la casa de ese hombre.
-Qué bueno que ya está aquí. Espero que hayan podido solucionar todo. -Ambos nos miramos. La verdad es que no nos pusimos de acuerdo realmente en nada. Fue el momento de destapar sentimientos y dejarnos llevar un poco, por ese momento, dejamos al lado en lo que estamos metidos y ese es un error que no podemos darnos el lujo de cometer.
-Lo haremos -afirma Beltrán y él hombre asiente, sin añadir nada más.
-Bien, estos hombres que ven aquí son un equipo de detectives que estarán a nuestra disposición para encontrar lo que ustedes necesiten. -Muy bien, me gusta que actúe tan rápido. Esto es algo que necesitamos tan pronto como sea posible.
-Perfecto, Andrés -digo-. Ángel es el experto, les explicará todo y facilitará la información que tenemos sobre lo que deben encontrar.
Ángel saca su mini laptop, esa que carga a todos lados, allí, él había hecho una copia con todo lo que tenía la laptop en caso de que la perdiéramos, pero no, aún sigue en nuestro poder y sabemos que eso es un gran peligro, tarde o temprano eso puede ocasionarnos problemas.
-Muy bien, les enviaré a un correo que me faciliten, la información encriptada. Está de más decir que todo esto es confidencial y deben escoger muy bien a sus compañeros, nadie debe saber qué es lo que ustedes buscan más que ustedes mismos -aclara Beltrán. Esto es muy importante. No debemos poner al jefe sobre aviso.
-No sé preocupen. Así será. Somos la agencia más importante y confidencial que hay en el país.
-Muy bien, acérquense para mostrarles cómo deben desencriptar el email. -Los cuatro hombres rodean a Beltrán y yo me alejo de su lado para que haga su trabajo.
-Es un hombre con muchas cualidades. Es muy inteligente -dice Andrés, posándose a mi lado -asiento en su dirección.
-Lo sé. Ahora que ya no vivimos siendo rivales, he podido conocer más de él.
-Espero que hayas podido notar lo suficiente. Pensé que Jorge los había destruido, pero al ver a Ángel, supe que no lo había hecho, a Ángel no le mataron los sentimientos, su corazón es duro, pero con la mujer que ama está más que derretido, y esa mujer siempre has sido tú.
-¿Nos escuchó en el cuarto? -inquiero.
-Conozco más de ustedes dos que de cualquier recluta de Jorge. Ustedes siempre fueron diferentes, son de los pocos a los que separó de esa forma tan brutal y quiero saber por qué. Sé que cuando llegaste aquí, pensaste que conocía la respuesta a esa pregunta y sé que te decepcionaste al notar que no. Quiero saber por qué ustedes han sido tan importantes para él.
-Es demasiado observador e inteligente para estar tan viejo, Andrés. -Suelta una carcajada y Beltrán nos mira, arqueando las cejas.
-Tranquilo, chico. Tu dama está a salvo conmigo. -Tengo que cubrir mi boca, para no reírme ante la situación. Este tipo de cosas me parecen tan raras, tan fuera de lugar que no sé reaccionar.
-Señor, eso es ilegal -dice uno, llamando la atención tanto de Andrés como la mía.
-Hay muchas cosas ilegales en el mundo y, aun así, se siguen haciendo y nadie los detiene. Lo que yo haré, les facilitará el trabajo. Necesitamos rapidez, respuestas rápidas y contundentes. Ustedes van a cobrar por algo que voy hacer yo, así que mejor presten atención y ya está.
-¿Qué vas hacer? -susurro, poniéndome a la altura de su oído. Noto como un pequeño gemido que solo yo escucho, sale de su garganta. Se ha erizado.
-Voy a entrar al sistema del registro civil. Necesito acceder para encontrar nuestras actas de nacimiento que figure al menos el nombre de algunos de nuestros padres o alguna dirección para que ellos empiecen a trabajar por ahí.
Cuando finalmente Ángel acaba todo y entrega toda la información a los cuatro hombres, hablamos del precio y los ojos de los cuatro hombres brillan. Sé que el dinero que usaremos para pagar estará sucio, pero no me importa, es lo que tenemos y debemos usarlo para lograr lo que necesitamos y que estos detectives sean rápidos, es uno de ellos y cinco millones sé que los motivará mucho más.
-¿No creen que cinco millones es demasiado? -dice Andrés, una vez nos hemos quedado solos.
-Tenemos de sobra, Andrés. No te puedes imaginar lo que Jorge pagaba por los trabajos. Ahora entiendo por qué. Es dinero sucio, ganado de malo manera, pero dinero, al fin y al cabo. Lo usaré, no me importa quedarme sin nada.
-Así es. Necesitamos todo lo que puedan encontrar tan pronto como sea posible y todos aquí sabemos que un buen pago ayuda a acelerar todo -añade Beltrán. Que sincronía.
-Bueno, chicos. Quería hablarles de otra cosa. -ambos prestamos atención.
-¿Qué sucede?
-Es con respecto a la organización. Tu mejor amigo tiene una misión, Ángel. Tiene que matar. -Al escucharlo, Beltrán se jala el cabello, nervioso.
-Iré a detenerlo.
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