capitulo 3
Nuevos amigos.
—¿Mamá? —Sus ojos se llenaron de lágrimas al verla llorar.
—¡Si soy yo! ¿Quién más?, Tu no deberías estar aquí mi niño, tú estás bien, estás sano, no eres uno de esos enfermos que están aquí. A ellos les falta Dios en su vida y en su corazón.
—Mamá yo no estoy bien, por algo estoy aquí, realmente necesito estar aquí —Matt estaba un poco a la defensiva.
—¡Que no, tú no eres un maldito enfermo como los de aquí, tú estás bien, tu tienes a Dios de tu lado mi niño!
—¡Mamá por Dios, ellos están aquí por qué quieren sanar y yo también quiero estar sano ¿No crees que no quiero volver a la escuela?
—Puedes volver a la escuela mi niño —Su mamá lo sostiene de sus brazos y lo agita levemente — Él padre de la iglesia puede curarte, confesarte o un exorcismo para que estés bien.
—¡Mamá, Dios no arregla todo, si no mi papá y tú no se hubieran divorciado! —De pronto un silencio incómodo se hizo presente —Lo siento…
—Tú padre está decepcionado de ti… y yo también lo estoy. Ojalá no hubieras nacido, me hubieras ahorrado muchos años de vida… Yo estaba bien en Manchester pero por tenerte a ti tuve que venirme a Londres otra vez…
Matt empezó a llorar por el comentario tan despectivo de su mamá, ella jamás diría algo como eso hasta ahorita, pero eso era lo que realmente su mamá pensaba de Matt, entonces agarro valor y la contraatacó peor aunque él había iniciado atacando.
—¡Te hubieras quedado allá en vez de tenerme, a mí me hubieras ahorrado tener a un papá alcohólico y una madre sumisa que no podía defenderme y mucho menos se podía defender ella misma…!
Su madre alzó la mano para poder darle una bofetada pero alguien le sostuvo el brazo impidiendo hacer aquél acto contra Matt. Era el doctor Liam quien parecía estar enojado.
—Señora le voy a pedir de la manera más atenta que desaloje las instalaciones, y otra cosa. No quiero ver qué vuelva a alzarle la mano a Matt, porque de ser así, seré yo mismo quien la saqué del hospital, ¿Quedó claro? —Tenía una mirada amenazante, fría y retadora.
—Está bien, de todas formas él será quien se va a ir al infierno. No yo. — Liam ya la había soltado.
La mamá de Matt se alejó de él firme sin mirar atrás, los dos se habían destruido mutuamente, pero si algo caracterizaba a su mamá era su enorme orgullo, Matt estaba llorando en el pecho de Liam y este acariciaba su pelo para calmarlo.
—¿Si sabes que lo que dijo no es cierto, verdad?—preocupado por el pequeño que estaba abrazándolo.
—No lo creo… lo dijo muy en serio—sollozando
—Me refiero a que no estás mal al decidir estar aquí, tú sabes que es por tu bien y no podemos hacer nada más por ahora, ni siquiera querer a alguien de tu mismo sexo es estar enfermo… por si me lo preguntas, eso de irte al infierno… no es cierto…—tratando de encontrar las palabras correctas para hablar.
—Entiendo… Muchas gracias —comprendió lo que el doctor quería explicar.
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El ruido seco que las puertas hicieron al cerrarse hicieron que Matthew diera un paso asustado aferrándose más al brazo del Dr. Liam. No sabía que era lo que tenía Liam que lo reconfortaba demasiado, se sentía protegido y a gusto, esto solo provocó que un vacío en su interior punzara, era extraño, como si algo o alguien, no quisiera lo que estaba pasando ahí, alguien a quien tan solo la imagen de ver a Matt feliz con el doctor le provocaba repulsión. Matt trato de hacer caso omiso a ello y puso atención a todo lo que estaba a su alrededor, pues pasaban por un pasillo algo largo pintado de blanco con luces que intensifican el brillo que ya abundaba.
-Este es el pasillo que nos lleva al comedor, dónde obviamente, vas a comer todos los días- decía Liam en un tono calmado muy suyo y emitiendo una cálida sonrisa - claro que… ya van varias veces que les pido que cambien este color blanco tan intenso y hasta cierto punto feo, pero, prefieren dejarnos ciegos a todos-se acomoda los lentes de una forma graciosa que hace que Matt suelte una leve risita.
-Más ciego no creo que pueda estar Dr. Liam- sonriendo.—Sosteniendo el brazo del doctor con fuerza, aferrándose a él.
Jajajaja no, creo que no— le devuelve la sonrisa mientras abre unas puertas grandes como por las que entraron— Bien, este es el comedor, como te dije, aquí desayunamos, comemos y cenamos todos los días los horarios de cada grupo están en ese cartel al lado de la barra de comida. Tengo entendido que, en la universidad a la qué tú asistías tenían un comedor similar, por lo que creo que, no será difícil para ti el adaptarte a nuestro ritmo— nuevamente vuelve a sonar tan cálido y eso provoca en Matt nuevamente un ligero dolor.
—¿Dijiste grupos?— algo adolorido y un poco confundido. La verdad era que él siempre había estado solo con Joss, siempre que trataba de hacer grupos con demás chicos salía completamente mal, sufrió tantas burlas y acoso por culpa de nos ser “normal” que tuvo que aprender a estar solo, eso hasta hace un día, que el chico del cual él tenía un crush con él, se atrevió a hablarle y bueno…no terminó completamente bien, de hecho estaba ahí por culpa de eso.
—Sip, Dante y Adelaida serán tu grupo con el que tendrás los horarios de comida, son muy buena gente. Pero, por ninguna razón tienes que sentarte lejos del grupo, solo es para tener un control sobre ellos y las áreas, entonces siempre te sentirás con ellos, cualquier cosa estaré vigilandote —Se acomoda los lentes, cosa que Matthew le gusta bastante del doctor, sentía que con él estaba seguro.dividimos a los pacientes en grupos para un mejor diagnóstico y una mejor vigilancia hacia ellos, tu tranquilo, el grupo que te toco a ti es pequeño, ellos llevan más de 5 meses aquí así que cualquier cosa que necesites o tengas duda de algo que no entiendas, ellos pueden guiarte— sonríe, lo que ocasiona que Matt se sienta mejor y esos sentimientos se disipen— mira acompáñame voy a presentarte a ellos.
Atraviesan el comedor, mientras el Dr. Liam saluda a varios de sus compañeros y demás pacientes que al parecer era su horario de comida porque llevaban sus bandejas de comida y reían mientras se alimentaban, realmente se veían bien, exceptuando por uno, un señor de mayor edad a quien tenían sentado en un sofá de piel color café oscuro, estaba perdido en un periódico que estaba leyendo, tenía una expresión triste y desanimada, esa expresión de dolor y tristeza la conocía bien Matthew. Cuando tenía 8 años despertó de un lindo sueño sobre conejitos de chocolate y galletitas que le hablaban, Joss se encontraba sentado en la orilla de la cama con su típica expresión fría, sin embargo, ahora también era completamente oscura, dicha expresión ya la conocía perfectamente Matt, eso solo quería decir algo, sus padres nuevamente estaban peleando. Se levantó de la cama y se acercó a la puerta para oír bien lo que pasaba, fuera de su puerta se escuchaba a su mamá y su papá peleando, lo que decían no se entendía bien, y para ser justos, Matt no recordaba completamente lo que gritaban, solo ciertas palabras que su padre dijo que su quedaron grabadas muy en su interior; “ese niño es un monstruo”, “está completamente loco”, “tu y ese niño vallanse al diablo”, “eres una maldita perra, me largo”. En cuanto el pequeño castaño escuchó aquellas palabras “ME LARGO”, abrió la puerta y salió corriendo tras de su padre, que ya había dejado la casa y a su esposa llorando en el piso, afuera se encontraba lloviendo a cántaros, el pequeño Matt corrió descalzo tras su padre, corrió todo lo que sus pequeñas piernas le daban, pero su padre ya había llegado a un autobús y había subido, sin percatarse de que el pequeño que lo seguía se había tirado al suelo a llorar. Toda su ropa se empezaba a empapar, de no ser porque su compañero de vida llegó con una sombrilla a cubrirlo y a abrazarlo, todo eso mientras su padre había dejado a su familia.
Ese sentimiento lo seguía teniendo hasta el día de hoy, recordarlo le hizo sacar unas cuantas lágrimas que llamaron la atención del doctor, quien al verlo le dió un poco de papel.
—¿Necesitas un abrazo?—pregunto prudente y calmadamente.
—N…no, muchas gracias, ya estoy… ya estoy bien,—se secó las lágrimas y noto que ahora el señor del sillón café, lo estaba mirando fijamente con una expresión triste y dolorida que Matt decidió ignorar—Hay que seguir por favor.
—Esta bien—su tono de voz no era el típico tono de voz que la gente adquiere cuando siente lástima por alguien, era más bien protector, comprensible y cálido, la mezcla perfecta para hacer que Matt se sintiera mejor, y en cuanto sintió el contacto del brazo del doctor en su hombro supo bien porque esa punzada en su interior le ocasiona tanto lío—vamos por aquí— lo condujo hasta el patio del hospital.
El patio realmente era un jardín enorme, jardín donde se encontraban diversos árboles que floreaban, que combinado con las demás flores que se encontraban ahí, desprendían un olor demasiado agradable, en un punto se lograban ver mariposas revoloteando las flores y unas cuantas personas hipnotizadas viendo a estás. En otra parte del jardín se encontraban varios grupos de pacientes practicando diversas actividades, algunos practicaban yoga, otros jugaban juegos de mesa y otros hacían zumba, y por otro lado el grupo que más le llamo la atención a Matt fue el de arte, un grupo de un chica y un chico se encontraban sentados frente a sus lienzos esperando alguna instrucción de su maestro, sin embargo, no había maestro, y para sorpresa de Matt, se dirigían hacia ellos, en ese momento Matt se enteró de que es lo que pasaba, esos chicos eran quienes iban a ser su grupo.
No parecían malos chicos, pero el hecho de que estuvieran discutiendo sobre qué pintar hoy, dejo a Matt un poco nervioso, así que con calma se acercó sujetando a Liam por la manga de su bata. Al llegar más cerca se percató mejor de la apariencia de ambos y la mirada de duda con la que lo miraban, eso incomodó un poco a Matt, hasta que el doctor habló por fin.
—Buenos días chicos, me alegra mucho que ya se encuentren aquí desde muy temprano—los miro con orgullo— ¿Ya están listos para la clase de hoy?— preguntó con la misma calma y tranquilidad con la que siempre habla.
—Emm, ¿Disculpe las molestias profesor, pero… quién es el?— habló el chico, quien tenía una apariencia muy refinada, vestía como todos los demás pacientes, sin embargo, su vestimenta tenía algo que lo hacía muy diferente a la de los demás, su cara se encontraba poblada por pecas y su cabello castaño brillaba muy bien con el sol.
—Ahh él, él es su nuevo compañero, acaba de llegar hoy a la clínica, así que les voy a pedir que lo traten bien y sobre todo, lo ayuden a adaptarse al lugar.
—Genial, un compañero nuevo, ya no voy a tener que soportar sola a este “dibis sintirti bien, cimi con il dido asi”—La chica hizo un gesto burlón para molestar a su compañero, algo que hizo que Matt riera.
—En primera, debes tener una buena postura o podrías lastimar tu espalda y tratar de que comas decente no es un pecado— habló el chico con un tono ofendido.
—Ya te dije que no todos crecimos con una educación perfecta como tú… como sea—volteo a ver a Matt— bueno amiguin, y… ¿Cuál es tu nombre?—sonriendo.
—¿Yo?— lo tomó por sorpresa la pregunta.
—Claro que tú, ¿Pues quién más es nuevo aquí sí no?— La chica tenía, al parecer, el don de molestar a los demás con sus comentarios pero a la vez, esa gracia para no enojarte con ella, eso a Matt le hizo confiar en ella.
—Emmm—un poco nervioso— Matthew, pero pueden decirme Matt—sin darse cuenta ya se había soltado de la manga del doctor.
—Bueno Matt, mucho gusto soy Adelaida, pero puedes decirme Ada, y ese malhumorado de por allá es Dante, diablos amigo, hasta tu nombre es refinado—
—Mucho gusto a ambos— Sonríe.
—Buenos chicos ya que se conocieron empecemos la clase— Habló Liam seguro y preparándose para la clase de pintura.
El día había sido, si no perfecto, pues el hecho de que su madre lo visitara y dijera tantas cosas horribles, si había disfrutado el recorrido y ahora, estaba realizando la actividad que más le gustaba, pintar. Además su grupo no aprecia tan malo, eran chicos de su edad y lo mejor de todo, lo habían aceptado muy bien, era la primera vez que se sentía incluído en algo, desde que Joss llegó a su vida. Está calidez que sentía al estar ahí al lado de sus compañeros de grupo, pero sobre todo de Liam, lo hacía sentir bien, realmente bien, eso tranquilizó muy bien al pequeño quien se dispuso a seguir pintando el paisaje floreado que siempre le llamó la atención.
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Eh, culpa mía no fue de actualizar vale, fue de Ulivale1103 bueno, él y sus cositas pero ya estamos de vuelta
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