12.
De vuelta en el cuartel Chase observó el mensaje de Everest. Chase. ¿Nos podemos ver hoy en la noche?
"Al menos obtengo una buena noticia esta noche". Pensó Chase mientras respondía al mensaje de texto con uno de audio. "Claro que sí Everest, tu di el lugar y la hora".
Everest le envió la dirección de un restaurante cercano y le dijo que lo esperaba a las ocho. Chase se duchó, se vistió y se dirigió al lugar, tratando de olvidar lo que había pasado esa tarde. Quería pasar un buen rato con Everest.
Pero eso era más fácil de decir que de hacer. Porque cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de la asesina, oculta tras la máscara. Sentimientos que él compartía, pero que no podía admitir. Sentimientos que lo atormentaban, pero que no podía reprimir. Sentimientos que lo consumían, pero que no podía expresar.
Llegó al restaurante y vio a Everest sentada en una mesa, sonriendo. Se acercó a él y lo saludó.
"Hola, Chase. Me alegro de que hayas venido. ¿Cómo estás?" Le preguntó Everest.
"Bien, bien. Un poco cansado, pero bien. ¿Y tú?" Respondió Chase, tratando de sonar normal.
"Yo estoy bien. He tenido un día tranquilo. Nada que ver con el tuyo." Dijo Everest, bajando la voz. " ¿Y a ti como te fue policía?"
Chase sintió un nudo en la garganta. No quería hablar de eso, pero sabía que Everest iba a insistir en saber cómo estaba. Sin embargo sabía que no podría revelar nada sobre la misión de la captura de la Sombra Blanca.
Esta es mi continuación de tu texto como si fuera fanfic. Espero que te guste.
Chase se mordió el labio. No podía contarle a Everest la verdad, pero tampoco podía mentirle. Así que optó por una respuesta evasiva.
"Fue una misión difícil, pero la cumplí. No puedo darte más detalles, es confidencial." Dijo Chase, mirando a otro lado.
Everest frunció el ceño. No le gustaba que Chase le ocultara cosas, pero entendía que era parte de su trabajo. Así que decidió no presionarlo más y cambiar de tema.
"Bueno, dejemos eso de lado. Estamos aquí para disfrutar, no para hablar de trabajo. ¿Qué te apetece comer?" Preguntó Everest, señalando el menú.
Chase se relajó un poco. Se alegró de que Everest no insistiera en saber más. Se sintió agradecido por su comprensión y su paciencia. Se fijó en el menú y eligió un plato.
"Me gustaría probar el pollo al curry con arroz. ¿Y tú?" Respondió Chase, devolviéndole la sonrisa.
"Yo voy a pedir la lasaña de verduras. Tiene muy buena pinta." Dijo Everest, llamando al camarero.
Hicieron sus pedidos y esperaron a que llegara la comida. Mientras tanto, conversaron sobre temas triviales, como el clima, la música, las películas. Chase se sintió más cómodo y relajado. Everest se sintió más animada y feliz. Ambos se sintieron más cercanos y conectados.
La comida llegó y la disfrutaron. El pollo al curry estaba delicioso y la lasaña de verduras estaba exquisita. Comieron con apetito y se elogiaron mutuamente por sus elecciones. Se rieron y se miraron con complicidad. Se olvidaron de sus problemas y se centraron en el presente.
Terminaron de comer y pidieron el postre. Chase se decidió por un pastel de chocolate y Everest por un helado de vainilla. Compartieron sus postres y se dieron a probar. Chase le dio un bocado de su pastel a Everest y Everest le dio una cucharada de su helado a Chase. Se deleitaron con los sabores y se sonrojaron con los gestos.
Pagaron la cuenta y salieron del restaurante. Chase le ofreció su brazo a Everest y Everest lo aceptó. Caminaron juntos por la calle, bajo la luz de la luna. Se sintieron felices y enamorados. Se acercaron al coche de Chase y se detuvieron.
"Gracias por esta noche, Everest. Ha sido maravillosa." Dijo Chase, mirándola a los ojos.
"Gracias a ti, Chase. Ha sido increíble." Dijo Everest, acariciándole la mejilla.
Se miraron con ternura, con pasión, con deseo. Se acercaron lentamente, sin apartar la vista. Se unieron en un beso, suave, profundo, intenso.
"¿No crees que vamos demasiado rápido?" Preguntó Everest.
"No hay nada mejor que el presente, y hay que aprovecharlo". Respondió el policía.
Everest sonrió ante la respuesta de Chase, sintiéndose reconfortada por sus palabras. Se dejaron llevar por el momento, sumergiéndose en la magia de la noche. Los dos compartieron más besos, cada uno más apasionado que el anterior, sellando así una velada llena de risas y complicidad.
Al llegar al cuartel, Chase se estacionó y apagó el motor. Se giraron el uno hacia el otro, sus miradas hablando más que las palabras. Everest rompió el silencio con una risa suave.
"Chase, no sé cómo agradecerte por esta noche tan especial. Fue exactamente lo que necesitaba después de un día tranquilo pero agotador", expresó Everest con gratitud.
Chase acarició suavemente el rostro de Everest y respondió: "Lo importante es que ambos pudimos disfrutar de un buen momento juntos. Estoy feliz de haberte tenido a mi lado".
La pareja se quedó en el coche unos minutos más, compartiendo risas y conversaciones íntimas. La noche transcurrió en un susurro, tejiendo un lazo más fuerte entre ellos. Cuando finalmente decidieron despedirse, Chase acompañó a Everest hasta la puerta de su casa en la montaña.
"Gracias por todo, Chase. Realmente aprecio lo que hiciste hoy", dijo Everest, mirándolo con ojos llenos de cariño.
"No hay de qué, Everest. Estoy aquí para ti, siempre", respondió Chase antes de inclinarse para darle un tierno beso de despedida.
Everest entró a su habitación con una sonrisa radiante en el rostro, sabías que esto Solo lo había hecho para tener una coartada por su ausencia en la noche. Sin embargo esto se había hecho más especial de lo que ella pudo haber imaginado.
"Me he enamorado, no lo puedo creer. Y de un policía. Cómo le voy a hacer para seguir matando. Va a comenzar a sospechar. Y si me descubre y me quiera entregar a la policía. No puedo matar a la persona que amo". Esas y más preguntas pasaron por la cabeza de Everest mientras trataba de organizar otra manera de matar al candidato.
Aunque no sabía si ese podía ser su última misión.
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