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Epílogo


Año 2058

Louis se mantenía sentado frente al escritorio del médico, solo podía observar su rostro y sus labios moverse, pero no lograba escuchar nada de lo que estaba diciendo, por un momento toda su vida pasó delante de sus ojos, como aquella vez en que Noah le pidió matrimonio, o el día de su boda, lo cual fue algo muy sencillo, pero demasiado significativo, o su luna de miel, la cual le permitió conocer nuevos lugares, su primer proyecto junto a su esposo, que fue un éxito, su primera vez siendo tío, o aquella vez en que viajó para poder conocer al hijo de Niall y Liam. Eran tantas cosas buenas que habían ocurrido, tantas cosas bonitas que necesitaría días para poder contarlas, pero por desgracia llega un punto en que la vida ya no juega a tu favor y lamentablemente tiene que llegar a su fin.

—¿Señor Tomlinson me está escuchando? —El médico llamó su atención.

—Perdón, solo estaba pensando. —Louis murmuró, la verdad es que luego de aquella noticia se había quedado demasiado distraído.

—¿Quiere que repita las opciones de tratamiento que puede optar? —El castaño lo observó fijamente, aún estaba intentando procesar la noticia y de verdad que no había pasado en ningún momento por su cabeza comenzar algún tratamiento.

—No. Ya es suficiente. —Louis se levantó de aquella silla dispuesto a irse.

—Hoy en día todo es mucho más avanzado, usted más que nadie lo sabe, no pierde nada con intentarlo. —El médico insistió.

—Lamentablemente, aunque pasemos años de nuestras vidas investigando, nuestra tecnología y nuestros científicos aún no llegan a la cura definitiva del cáncer. —El médico se quedó en silencio—. Tengo mi cabeza hecha un lío en este momento, si en algún instante decidiera seguir algún tratamiento estaré en contacto con usted.

Luego de eso se retiró de aquella sala. Hace algunos meses comenzó a sentir dolores en su estómago, dolores que no se curaban con una simple medicina, pero lo había dejado de lado, porque Noah lo necesitaba gran parte del tiempo, lamentablemente el hecho de haber estado congelado durante cien años finalmente tuvo sus secuelas y pues, ahora realmente estaba muy angustiado por todo lo que estaba sucediendo.

—¿Por qué traes esa cara? ¿Es tan grave? —Su hermana menor preguntó en el momento que entró al auto, pero no contestó. —¿Louis? ¿Qué sucedió? —Ella insistió, pero realmente no sabía qué decir.

—Hablemos en casa. —Tenía una presión muy grande en el pecho y agradeció que la chica se mantuviera en silencio durante el viaje.

Su casa había cambiado en algunos aspectos, gracias al dinero que comenzaron a ganar con sus respectivos trabajos pudieron ampliar su laboratorio y obtener recursos más actualizados. Había trabajado muchos años en la universidad hasta su jubilación, Noah por su parte luego de terminar su carrera de psicología trabajó unos cuantos años en un consultorio, pero ya cuando comenzó a enfermar se dedicó al cien por ciento al laboratorio.

—Creo que Noah está durmiendo. —Su hermana murmuró al entrar a su hogar. Louis la observó y luego soltó un suspiro mientras caminaba hasta la sala.

—Creo que estos días no pueden ir peor. —Se sentó en el sofá.

—Sea lo que sea, sabes que cuentas conmigo. —Su hermana menor para su sorpresa siempre fue muy apegada a él, ya que también le interesaba la ciencia, de hecho, había estudiado lo mismo que él y también tenía su propio laboratorio.

—Lo sé. —Louis en cualquier momento se largaría a llorar.

—¿Qué fue lo que el médico dijo? ¿Debes hacerte más exámenes? —El castaño negó.

—Ya llegamos al diagnóstico y es muy irónico la verdad.

—¿Por qué crees que es irónico? —Ella lo observó con el ceño fruncido.

—Tengo cáncer. —Era irónico, porque prácticamente su carrera de científico se había dedicado a estudiar aquella enfermedad.

—¿Hay alguna opción de tratamiento? —Preguntó la chica rápidamente.

—Las hay, pero los dos sabemos que no van a funcionar.

—Lo puedes intentar. —Ella murmuró despacio.

—No lo sé, Doris, no creo tener fuerzas para hacerlo. —Su esposo cada día perdía aún más la capacidad de moverse, tenía que estar al pendiente de todo y comenzar un tratamiento lo pondría aún más débil e incapaz de cuidar de él.

—¿Se lo dirás a Noah? —Louis la miró fijamente, claro que le tendría que decir a Noah, ellos nunca mantuvieron ningún secreto entre los dos.

—Sí, tendré que hacerlo, fue el primero en preocuparse por los dolores que comencé a sentir. —El rizado desde el primer día le dijo que debía ir a algún médico, pero él siempre se negó, ahora se daba cuenta que debió hacerle caso.

—Todo estará bien hermanito, lo prometo. —Su hermana le regaló una mirada sincera. A pesar de toda la tormenta en que se había convertido su vida las últimas horas, se sentía apoyado.

Aquella noche cuando le dio a su esposo la noticia no pudo lograr contener la angustia que llevaba desde temprano, Noah lo había logrado contener como pudo, lo animó a seguir algún tratamiento como él lo estaba haciendo, pero para Louis ya nada era esperanzador.

—¿Sabes lo que deberíamos hacer? —El rizado limpió las lágrimas que estaban sobre las mejillas del ojiazul, éste negó. —Sé que tienes mis libros guardados.

—Los tengo, fue de lo único que no pude deshacerme.

—Ya que últimamente la felicidad no quiere venir a nuestro hogar, creo que podríamos traerla nosotros aquí. —Louis lo observó sin comprender.

—No sé qué quieres decir.

—Hemos estado durante años investigando y encerrados en ese laboratorio, pero nunca nos atrevimos a mejorar algo. —Noah lo observó fijamente. —Hay algo en nuestro sótano que siempre ha estado ahí, pero ninguno se atrevió a decirlo. —Louis abrió sus ojos sorprendido.

—¿Hablas de la cámara criogénica? —El ojiverde asintió. —Dios, nunca pensé que algún día dirías eso.

Louis durante todos sus años de relación quiso mantener a un lado el tema de la cámara de congelación, sabía que ese invento era una maravilla que el mundo debía apreciar, claro que investigó sobre ella, su proyecto final de universidad se trató de eso. Muchas personas habían muerto en varios experimentos similares para conservar la vida en el futuro, pero nadie conocía el caso de Harry, quien había tenido muy buenos resultados, aunque también varias consecuencias.

Su madre había muerto de Cáncer hace bastantes años, y él no quería morir por la misma causa. Necesitaba la cura.

—Siempre supe que querías trabajar en ella, creo que este es el momento indicado para hacerlo, yo hace muchos años logré mantenerme con vida, y ahora me encantaría que nuestro último proyecto juntos fuera realizar una nueva versión de ella. Haremos los cambios y las reparaciones necesarias para no volver a tener errores.

Louis por primera vez en el día sonrió, lleno de esperanzas.

Finalmente aceptó seguir un tratamiento para poder calmar sus dolores, realmente quería trabajar en aquel proyecto, no sabía por qué habían tardado tanto en hacerlo, pero las cosas por algo pasaban y de verdad estaba disfrutando mucho volver al pasado y revisar aquellos libros escritos por Noah, se sentía como de veinte años otra vez.

Noah por su lado, tenía su enfermedad controlada gracias a sus medicamentos, cada día se sentía más cansado, pero desde que comenzaron a trabajar una vez más logró sentirse con ánimos y más energía.

—¿Cuál crees que será nuestro objetivo? —Louis preguntó mientras anotaba en su cuaderno.

—Lograr sanar enfermedades. —Noah murmuró. —Sé que siempre fue mi objetivo, pero nunca logré demostrarlo, ahora que hay mejor tecnología y tengo más estudios, hay muchos detalles que debemos cambiar y muchas cosas que mejorar. —El ojiazul le regaló una sonrisa.

—Tengo fe de que esto resultará muy bien.

Y así comenzaron, gracias a que se mantenían concentrados en el proyecto la felicidad volvió a sus vidas, cada día que pasaba lograban avanzar un poco más y sabían que en un futuro cercano todo estaría listo.

Aunque sus cuerpos no eran los mismos que antes, habían perdido mucha energía y estabilidad, sus cerebros funcionaban igual que siempre. Cuando trabajaban juntos conectaban sus ideas y lograban cosas maravillosas en conjunto. Eran el complemento perfecto para crear cosas brillantes.

—¿Crees que deberíamos hacerlo público? —Preguntó Louis mientras ambos descansaban mirando la televisión. Noah volteó a mirarlo prestándole mucha atención, pensando en las posibles consecuencias.

—Si eso es lo que quieres, por mí está bien. Eres brillante, amor, todo el mundo debería tener conocimiento de eso. Tu nombre no puede desaparecer en el tiempo como el mío. Tú debes brillar y ser reconocido. —Louis le sonrió agradecido de tener a alguien tan magnífico a su lado.

—Tú brillarás conmigo. Fuiste el primer científico en crear una máquina de congelación exitosa. Nadie lo sabe, deberían saber que lo hiciste funcionar por primera vez. —El mayor sacudió la cabeza en negación.

—No lo hice público porque pedirían las instrucciones y luego todos querrían congelarse en el tiempo. Yo lo hice por un motivo personal, fui bastante egoísta. Pero tú no lo eres, Louis. Tú podrás salvar personas y tu nombre será reconocido en el futuro por tu mente brillante. Yo no quiero eso para mí, pero lo deseo para ti, deseo que seas exitoso. —Louis tomó su mano para acariciarla, sintiendo las pequeñas arrugas bajo su piel.

—No eres egoísta en absoluto. Eres mi científico favorito, el que me inspira día tras día, el que me da las mejores ideas y me ayuda a perfeccionar mis proyectos. No sería tan bueno sin ti.

—Te estás quitando méritos, eso no es verdad. Ya eres muy bueno sin mí.

—Pero soy mejor contigo. —Insistió. Noah simplemente le sonrió en respuesta.

Habían cambiado muchas cosas, la nueva cámara criogénica era muy diferente de la antigua, habían mejorado todo gracias a los avances tecnológicos de ese año. Noah estaba seguro de que esta vez no correrían daños cerebrales al ser descongelados en un futuro. Podía asegurarlo porque ahora sabía cuál había sido el error la primera vez, no le entraba suficiente oxígeno al cerebro, pero ya había mejorado el nivel de oxígeno y glucosa dentro de la cámara, no quedarían en estado vegetal esta vez, eso era todo lo que sabía.

Louis estaba muy emocionado por hacerlo. Quería conocer el futuro y su nueva tecnología. Todavía estaban muy jóvenes para rendirse ante la vida.

Noah se encargó de tomar nota de todo el procedimiento de la cámara criogénica para que otros pudieran saber cómo funcionaba y cómo fue creada. Querían publicar un libro juntos, algo como una bibliografía de ellos y algunos de sus experimentos más brillantes. Noah era el principal escritor, ya que a Louis le encantaba su forma tan filosófica de expresarse. Era perfecto en eso. Y en muchas cosas más.

En el libro Noah contaría toda su historia, incluso cuando se llamaba Harry. Contaría su primera vez utilizando la máquina de congelación y las secuelas, contaría cómo Louis lo encontró aquel día en el sótano de su casa y todo lo que tuvieron que pasar para llegar a este día. Louis estaba muy entusiasmado con la idea de que todos conocieran su historia, ya que Noah nunca tuvo el mérito por sus grandes experimentos secretos. Esta sería su oportunidad de triunfar y ser reconocido por su talento.

Cuando llegó el día, Louis había convocado a su familia únicamente para que pudieran presenciar el momento en que ambos entrarían en la cámara criogénica. Todos ellos estaban nerviosos y sospechaban que ambos volverían a salir de allí con vida, sin embargo, ellos no tenían la mínima duda de que saldrían juntos.

Habían acordado que el libro se publicaría después de haber entrado en la máquina, para que todos pudieran conocer la historia de los dos hombres tras hielo. Nadie volvería a dudar de ellos.

Noah tomó la mano de Louis y le sonrió tan alegre como siempre. Louis estaba mucho más nervioso, sus manos temblaban un poco y tenía miedo de la despedida. Noah le colocó la máscara de oxígeno y se colocó una también, ambas máscaras estaban diseñadas para llevar suficiente oxígeno a sus cerebros, aunque estuvieran congelados. Era un gran invento, nadie tendría que tocar la máquina, ella sola funcionaba perfectamente y los mantendría vivos por muchos años. Noah colocó exactamente el año en que tal vez dejaría de funcionar por desgaste. Todo estaba explicado perfectamente en un manual. No olvidaron ningún detalle.

Entraron juntos, ayudándose mutuamente. La máquina estaba de pie, no acostada como la primera. Noah miraba a Louis fijamente, Louis miraba a su familia a través del vidrio. Ernest apretó el botón de encendido y la máquina comenzó a enfriarse. Louis entonces observó a Noah y ambos se sonrieron, sosteniendo sus manos con fuerza antes de soltarse definitivamente.

—Nos vemos pronto, amor. —Susurró Noah, Louis simplemente asintió con la cabeza, el frío apoderándose de su cuerpo, el terror haciéndose presente más que nunca.





×××





Año 2114

Louis abrió los ojos y miró a través del vidrio directamente a los ojos de un hombre rubio que lo observaba con curiosidad y asombro. Sintió el vapor dentro de la máquina, estaba siendo descongelado. Sintió escalofríos. Quiso decir una palabra, pero nada salió de su boca, comenzó a sentir desesperación al no lograr sentir su cuerpo, hasta que de un momento a otro solo pudo ver que todo se volvió negro.

Unos días después volvió a abrir sus ojos, esta vez ya no estaba en aquella cámara, estaba en una habitación. Observó a su alrededor, el mismo hombre rubio estaba parado a los pies de su cama, pero esta vez tenía una sonrisa en su rostro.

—¿Puedes escucharme? ¿Sabes quien eres? —Él preguntó. Louis abrió su boca para contestar.

—S-Soy Louis. — Se sorprendió él mismo al escucharse hablar. —Soy Louis. —Repitió sintiendo una alegría en su pecho.

—Has dormido por tres días ¿sabes por qué? —Él volvió a preguntarle. Louis comenzó a pensar, no le costó mucho recordar el porqué.

—Me congelé en una cámara criogénica. —El chico volvió a sonreír y asintió. Louis en ese mismo instante recordó a Noah.

—¿Dónde está Noah? —Abrió sus ojos sorprendidos.

—Noah está en la siguiente sala, él solo durmió un día, ha pasado gran parte del tiempo contigo esperando a que despertaras.

—Q-Quiero verlo. —Louis comenzó a sentir una angustia en su pecho.

—Tranquilo, iré a buscarlo, por ahora no te muevas mucho de tu cama ¿Sí? —Louis asintió.

Fueron los minutos más largos de toda su vida, hasta intentó levantarse, pero estaba demasiado débil aún. Cinco minutos después vio como el chico rubio arrastraba una silla de ruedas en la cual Noah venía sentado. Sus miradas se conectaron al instante, Louis sintió lágrimas rodar por sus mejillas, no podía creer que realmente estaba pasando.

—Te recuerdo. —Susurró cuando él estuvo a su lado, realmente recordaba a su esposo.

—También te recuerdo. —Le repitió, con los sentimientos a flor de piel. El hombre solo los observaba sonriendo.

—¿Ernest? —Louis preguntó cuando un flashback vino a su mente.

—Soy su hijo, Charles Deakin. Tu sobrino. —Louis sonrió ampliamente.

Noah tomó su mano con fuerza, ambos se miraron y pudieron suspirar de alivio.

—Tengo una noticia para ustedes. —Charles habló y ellos de inmediato lo observaron.

—¿La tenemos? —Preguntó Louis rápidamente —¿Funcionó?

—Sí, la tenemos. —Charles sacó un pequeño envase de vidrio de su bolsillo y lo levantó—. Es la cura para el cáncer.

Louis sintió el apretón en su mano, miró a su lado para ver la espléndida sonrisa de su amado.

—Lo logramos.

Y Louis sintió que volvió a la vida. Estaba de la mano del hombre que amaba, y tenían la cura para su enfermedad. Se permitió llorar de la felicidad. Ahora era el momento de celebrar que el experimento funcionó sin ninguna falla, y que su libro había sido un éxito en el mercado. Sin saberlo habían logrado salvar varias vidas, incluyendo las suyas.

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